Misión hambruna: el fracaso es un éxito, llego el final, ¿qué hacemos ahora? por Alexander Guerrero E
Misión hambruna: el fracaso es un éxito, llego el final, ¿qué hacemos ahora? por Alexander Guerrero E

Bolívares11

 

Un fracaso para unos, también éxito sin celebrar para quienes gobiernan, y con infundadas esperanzas en que conseguirán un mínimo de soportable, suficiente para que el cuerpo aguante. También podemos construir un juego que sume cero, al menos teóricamente, quien “gana” pierde y quien “pierde” gana, claro, un juego absurdo y perverso, que muestra un patrón recurrente en el diseño y desempeño de políticas públicas – controles y represión-  por un gobierno que, por ello, arrastra el enorme peso de la tragedia socio-económica venezolana como un estandarte en una guerra. Decimos tragedia, porque el mínimo común denominador es una política diseñada para un empobrecimiento general del venezolano, en este caso, eso lo confirma la data. Por cierto, las diferencias “técnicas” entre hambruna y hambre son nimiedades de ociosos, es lo mismo económicamente hablando.

Entre la política y la economía

El patrón recurrente mencionado es la asignación de políticas públicas dirigidas a descapitalizar a la empresa privada liquidando propietarios de clases medias, a desincentivar en términos salariales a la clase media profesional, la que, a través del impacto hiperinflacionario, que trae severos efectos redistributivo negativos sobre sus ingresos, conduce simultáneamente al hombre de a pie a un tipo de servilismo del Estado. Ello quiere decir que el día día no ocurre como consecuencias no intencionadas ni por políticas públicas mal asignadas o equivocaciones producidas en el extremo del ensayo y el error. Se trata más bien de mantener el poder, y si no es por la paz, será por violencia de calle, el miedo, o violentando las reglas del limitado Estado de Derecho, donde el juego político y económico suma cero, un juego donde el perdedor es secuestrado, aunque, ello no impide que él se crea también ganador, apunta a que sus penurias sean premiadas, pese a que sus incentivos pudiesen estar ideológicamente motivados.

Por ello, y en contrario, lo que consideramos fracaso con esos parámetros con la narrativa expuesta en el párrafo anterior, pueden asumirse como triunfo para quienes, en su empeño por sostener el poder, acuden al absurdo, cuando lo observamos del lado del mundo movido por racionalidad, tanto en los mercados de bienes y servicios como en el mercado político. Por ejemplo, al empobrecer al ciudadano se le desempodera del rendimiento y valorización de sus activos, se le arruina y se les ultiman sus incentivos por la libertad y la defensa de sus derechos, propiedad y vida; se le convierte -y sobran los ejemplos- en servil de una causa, de un Estado, de un Gobierno, domesticado, empobrecido e inútil para el progreso.

El empobrecimiento, un estadio para el servilismo ante el Estado

Servil de los intereses de grupos políticos -civiles y militares- y mercaderes para quienes el control del poder es un juego de excelso rent-seeker, grupos que capturan renta -dineros públicos- por privilegios y corrupción facilitada por el uso del poder y de una causa que en la realidad es el inverso de su propuesta de redención social, pero en un universo confundido y luchando a veces sin guías espirituales, ideológicos, todos creen que luchan, pero pasan los años, ya  es hora de aprender y bajar el nivel de la improvisación natural del trópico. El hombre que en esas condiciones invierte, tendrá que conformarse con una especie de capitalismo “crony”, es decir, un mercantilismo soez como el que proponen de nuevo Maduro y Padrino, este último un aprendiz de brujo, pero con bayonetas en sus manos, un mundo de altos riesgos y por ello elevadas tasas de retorno.

¿Cuál fracaso?

Entonces, hablamos de “fracaso” porque el gobierno en autos que sus políticas están dirigidas a empobrecer al ciudadano, no tiene escrúpulos en notar que sus objetivos sean criminales porque les es más fácil doblegar política y socialmente a un pobre y convertirlo en servil del Estado e intereses de quienes gobiernan, que a un ciudadano empoderado con su propiedad, su voluntad política que emerge del derecho de propiedad anterior, en el caso de las clases medias profesionales, comerciantes, agricultores, industriales, emprendedores en  general.

Ellos son los sectores de mayor avance social y personal, y pueden decidir cambiar de lugar y país para buscar otros horizontes que les permita llevar a cabo sus sueños, el emigrante de ayer, el que llegó a Venezuela, un paraíso para trabajar y obtener cosas, familia e hijos prósperos, y hoy a quien emigra a otro país, buscando lo que perdió en Venezuela. El país en el primer caso, gana, en el segundo pierde.  Habrá que rehacer el país para que vengan propios y extraños, y Venezuela vuelva a ser un país donde el trabajo rinde y enriquece.

Empobrecimiento

Pero las mayorías del país empobrecido, no pueden movilizarse, tendrían que mojarse la espalda o lanzarse al mar como los cubanos, pero algunos se pliegan del poder, otros mantienen su lucha, mientras esa mayoría ha sido empobrecida para el servilismo. La resistencia política por sus derechos es limitada, reprimida a sangre y a fuego, los cuerpos represivos han sido armados y entrenados para la represión de corte fascista y comunista por cubanos y nazis, y se ejecuta sin límites. Nos encontramos en ese portal, veamos algunos números fáciles de conseguir y comprender.

El per cápita del venezolano en el 2008 alcanza los 14.000 dólares, algo inflado, por cierto, pero era el comienzo, hoy se encuentra por debajo de 4000 USD estimado a una paridad alrededor de 890 bs/$. Hace cuatro años el 50% de la población se servía de un salario mínimo para sobrevivir, con el cual apenas adquiría una canasta básica, hoy el 71% está en el salario mínimo, y para comprar la misma canasta básica, requiere 11 salarios mínimos, utilizando las canastas básicas y alimentaria la inflación está en el orden de 890 % y 1250%.

El salario mínimo se distribuye por igual entre marginales, obreros, profesionales, artesanos, trabajadores de los servicios, entre ellos el salario no distingue esfuerzos destrezas y productividad, el socialismo los igualo, las universidades dejaron de ser la escalera social. Hoy somos más iguales, recordando que la igualdad que muchos pregonan solo es posible, económica y matemáticamente hablando con los ingresos y salarios reducidos, cosas de la estadística que no se comprende con facilidad. En ese orden, la canasta básica y alimentaria requieren 11 y 7 salarios mínimos, hace tres años era un salario mínimo, la inflación alcanza un numero en 1250% midiendo salario contra dólar. Así, ese empobrecimiento ha sido inédito en el continente, ningún país sufrió ese descalabro social que hoy muestra el venezolano medio en tan poco tiempo, el ingreso fiscal petrolero que fue abundante entre 2005 y 2012 fue pulverizado entre malas inversiones, derroche, burocracia, corrupción, los males del socialismo.,

¡Disciplina militar, otro oxímoron!

Maduro y Padrino, la nueva bicefalia del poder político de la revolución dicen que ellos profundizarán la presencia del Estado, la intervención, -Padrino declara que va a intervenir más empresas- para poder ganar la “guerra económica” contra el enemigo, empresarios, utilizando el mismo instrumental que ha utilizado Maduro desde 2013 y el cual postró la actividad económica hasta alcanzar niveles de colapso, emergencia y degradación, con más inflación y una severa contracción de la actividad económica. Además de la colosal migración de profesionales y clase media en una oleada que alcanzaría los últimos dos cientos cincuenta mil ciudadanos residentes en Venezuela de un gobierno cumpliendo una meta subyacente cuyo cumplimiento data desde los discursos xenófobos de Chávez.

Desde luego que es un fracaso o quizás una acción criminal contra Venezuela, pero es obvio que los niveles de resistencia social y política disminuyen tal cual como se ha visto en estos últimos tres años, pese a la corriente de hambruna que ya ha llegado, donde la violencia del Gobierno bicéfalo, represión y penalización de lo económico, si bien podrían ejecutarlo del poder, por ahora se han permitido sobrevivir pese al colapso por ellos causado y hasta podría extender su poder revolucionario agravando, aún más, las condiciones de precariedad del venezolano, independiente que sentamos que su fin ha llegado.

De ser así, hemos presenciado a una claque de desalmados vengarse un país empobrecerlo y largarse con los puentes montados para un retorno por sus invitados al bananal petrolero de ayer, Zapatero, Leone, Samper, y los Castro, ahora con el apoyo del Vaticano y Obama que ya languidece. Veamos en esencia la efectividad del rechazo al gobierno se desvanece en la bruma de la conciliación y el dialogo y de algunos sectores de la oposición que lucen empatados con lo que llaman transición que es más de lo mismo con otras caras.

¿Así lo ven ellos; como lo vemos nosotros?

El ciudadano normal y el científico social que estudia la recurrencia de políticas que no traen soluciones, sino que empeoran el presente e hipotecan el futuro no les queda otra que estudiar las dos dimensiones en las cuales se aprecia las políticas y el comportamiento del gobierno, lo que para nosotros es un fracaso, para ellos es un triunfo. Por nuestro lado fracaso son cuadros de políticas públicas que, aunque presentadas como salvadoras, se sabe anticipado que su impacto será negativo y empobrecedor. ¿Entonces porque el gobierno insiste en lo mismo si la situación empeora?

Hay algo de perverso e intencionado en esas dos dimensiones de las políticas públicas ejecutadas por el gobierno, pero que sabemos traen el mismo signo. ¿Porque el venezolano de bien piensa que el gobierno fracasa?  Porque obra de buena fe y bajo un argumento y comportamiento racional piensa que la apuesta del gobierno no puede ser a empobrecer al ciudadano. Cuando vamos con esta hipótesis, en charlas, presentaciones, sobre nuestras perspectivas de nuestra tragedia, no es fácil convencer al auditorio que el gobierno lo que hace es parte de una agenda destinada para convertir al individjuo en servil del Estado. En la medida que eso ocurre, el domesticamiento colectivo pareciera tomar cuerpo, la evidencia empírica internacional apunta esta ultimo reflexión

Socialismo trajo esto, era un dato, pero, el socialismo tropical duro de roer en Venezuela

El supuesto de esta historia pivotea sobre una verdad difícil de digerir un ser normal, cuyos horizontes e incentivos son la de mejorar su calidad de vida, como parte sustancial de su propia existencia.  Otros bajo el argumento, recurrentemente ingenuo, tanto en las filas del gobierno como quienes enfrentan al gobierno por costumbre o por reacción racional por el sentimiento que le embarga de fracaso tras fracaso. La manera como el gobierno conduce sus responsabilidades obtenidas por el voto, dejando por la misma razón que han fracasado hasta ahora, un fracaso colectivo en tres movimientos, primero Chávez, luego Maduro y Padrino, quien llego al poder con Maduro.

La economía venezolana ha colapsado, con deudas que no puede pagar sin que la hambruna pase a niveles de tragedia, es decir, se agotaron las reservas, y el que las producía por reglas de la política oficial desde hace más de 15 años, exhausto yace colapsado, la industria petrolera nacional, es decir, se acabaron los huevos después que la gallina estaba en tránsito. Así PDVSA quebrada y esa es el concepto técnico, la economía privada reducida a abastos bodegas y quincallas y tres empresas de regular tamaño.

¿Qué nos deja? Un 65% de la gente en las calles está viviendo de tigritos, con una clase media profesional desempleada y migrando al exterior, con las horas laborales gastándose en las colas para rellenar una arepa, cuya masa convertida en mazamorra no alcanza sino para una bala fría, con el parque automotriz envejecido en más de 12 años, sin respuestas, con una población tratando de alcanzar nueve alimentos y una caja de medicinas, todo el mundo tratando de vivir con la inflación, se acabó la norma, el venezolano apela a la violencia para no dejarse arrebatar y con ello la vida, el bocado que le llevo horas encontrar sus insumos, todo en medio de una violencia comparable a la que se da en Siria, Nigeria, Irak, abstrayendo las trifulcas ideológicos religiosas, las víctimas mortales de ese colapso supera los 200 ciudadanos asesinados por semana.

¿Hambre o hambruna o cinismo pre chavista?

Con emergencia declarada en alimentación y salud, el mundo puso los ojos -por fin- con una muerte que era anunciada pero que muchos nunca creyeron, ni aprendieron la historia para ver de que es capaz el comunismo, el nazismo y el fascismo, después de todo parientes de regímenes que eliminan la libertad de sus códigos de comportamiento, destrozan la propiedad privada y dejan al individuo sin sus incentivos para el progreso. Es esto el fin de un modelo traído para destruir lo que teníamos y montarnos una forma de vivir en la violencia bajo la fuerza de las armas de la República en manos de grupos armados, militares y no militares entre los cuales no es fácil trazar una línea que nos diga este es el límite entre el crimen y el derecho, nada de eso, la población siente miedo y terror por ambos sectores armados. Avanzar desde acá sería en círculos dentro del mismo proceso de empobrecimiento evidente en los niveles extremos de pobreza, la cual, ya rompió sus indicadores de tal.

El gobierno, irresponsablemente, pero diría con mayor fuerza, criminalmente, apela a los militares para ordenar el caos que su viaje el colapso ha causado. Así como les dijimos a Maduro y su gobierno que su esquema de controles y estatización puesto a andar en Marzo del 2013 no haría sino empeorar la vida del venezolano,  decide militarizar para ordenar su caos, y son precisamente los militares quienes desde el gobierno,  y quienes son corresponsables del colapso porque ellos controlan más de  la mitad de la administración pública central como ministros, directores de ministerios, empresas públicas, etc. además de cuidadores de las espaldas de los jerarcas del sistema. La militarización de las bolsas de comidas y la caja de aspirina y el purgante solo traerá más calamidad de la actual, por una razón sencilla, el Estado además de ser fallido, requiere de un bailout, mínimo de unos 65 mil millones de dólares hoy sin ese rescate Venezuela es una nación centroafricana más, y solo nos resta el FMI, pocos quieren ir allí, hay que evangelizarlos, es el last resort, el bombero.

 

 

@AlexGuerreroE
Economist, PhD (London)
http://www.alexanderguerrero.com