El triunfo electoral de la oposición puede tener la explicación que se desee, tanto desde el punto político como económico, social. Es una de esas cosas que, siendo tan obvias, tiene razones fundamentadas en un complejo juego de razones políticas, económicas.

1. Qué ha ocurrido hasta acá

El gobierno de Maduro se ha ejercido en medio de una cruel violencia desencadenada por el propio Presidente, que actúa más como un “komissar” que como un electo Jefe de Estado. Recuérdese aquel mandato inédito, y no común para un gobernante, como lo fue ordenar el saqueo de tiendas, pasando por una forzada legislación habilitante, decretando extremar todos los controles sobre la economía y las libertades económicas, de precios justos, control total sobre importaciones y exportaciones, control de inventarios, militarización de todo el sistema económico.

Todo ese esquema represivo exacerbó la hiperinflación, fenómeno que emerge de la monetización masiva del déficit fiscal, escasez, cuya respuesta oficial fue violencia y racionamiento, una economía militarizada y tratada a los trancazos, provocó una contracción económica que entre 2014 y 2015 acumula una contracción del PIB en 18% y una caída récord del per cápita a la tercera parte del ingreso per cápita del 2011, y un país empobrecido entre escasez, racionamiento e hiperinflación. La reacción de la calle condujo la respuesta social vandalizada reprimida sangrientamente por las fuerzas militares y colectivos proveniente del hampa y armados por el propio gobierno, lo cual eventualmente debería discutir la nueva AN para acceder al castigo de quienes violaron derechos humanos durante la represión mencionada.

2. Gobierno extremó controles: escasez, hiperinflación y severa contracción económica

Ello se conjugaba con los controles de la economía y el hambre que ya apareció en las familias más humildes, y que modismos sin dificultad en la escasez, racionamiento e hiperinflación. La respuesta popular se fue de la calle, pero finalmente se expresó en la derrota que el gobierno sufriría en las elecciones parlamentarias, voto que se lee claramente a un rechazo del gobierno, deslegitimado por su propia represión, pero también por su ineficiencia y carencia de inteligencia y sindéresis para gobernar.

El cuadro represivo sobre la economía venía de un hecho simple que la opinión pública enredó porque el embrujo de los dólares creó una curiosa expectativa en la opinión pública calificada que aseguraba que el gobierno disponía de activos externos suficientes para satisfacer la demanda y el crecimiento.

3. El gobierno estaba limpio, pese a que bancos de inversión lo negaban

Pero no era cierto y así lo afirmamos en su debido momento;  lo sabíamos por una exhaustiva  revisión de los estados financieros de PDVSA y la data de la economía además de estimaciones propias, que el gobierno y PDVSA no poseían activos externos. Pese a que Barclays y BofA se esforzaban para calmar sus tenedores de bonos y sus carteras propias de bonos venezolanos, en publicar tablas de activos externos en manos de la República y PDVSA que no existían, la limpieza era global y la estábamos viendo en colas, hiperinflación y escasez. La limpieza en activos líquidos en dólares era tal, que comenzó la venta de la “joyas de la corona” el oro. En tres años se vendieron 4.500 millones de dólares en oro monetario para pagar la deuda; y se redujeron las importaciones -2015- a apenas 8.400 millones en este año -los niveles per capita más bajos de la historia económica contemporánea, para complementar el pago por 10.000 MM USD en deuda consolidada y documentada (bonos).

La respuesta a la falsa premisa de un “gobierno no buchón” como lo afirmaban sus dos bancos internacionales BOA y Barclays, pese a que era falso, o los bancos no se leyeron los estados financieros de PDVSA o cumplían deseos de su vasta clientela de tenedores de bonos venezolanos que entran y sale de la lista fatídica de un default. El otro elemento que estos bancos no parecían estar leyendo adecuadamente son las cuentas del BCV, que trataba de esconder la cantidad de dinero base que se imprimía y digitalizaba para monetizar el enorme déficit fiscal que ya remonta para finales de este ano a 32 % del PIB y que nos anuncia que la hiperinflación del 2016 se doblara en menos tiempo de lo que muchos están estimando.

La vorágine hiperinflacionaria no ha podido ser controlada por la escasez y ni el racionamiento por una sencilla razón: la hiperinflación venezolana viene acompañada de escasez del 61 % de los bienes, que ha sido aprovechado por grupos paramilitares del gobierno, en su base política -bachaqueros-, para vender libremente en las calles lo que el gobierno surte bajo precios regulados, pero con racionamiento en los mercados tanto populares como de las clases medias bajas hacia arriba.

4. PDVSA, una empresa en situación de quiebra

Los estados financieros de PDVSA y el comportamiento del BCV nos decía sin temor a equivocarnos que estábamos en presencia de un cuadro letal hiperinflacionario que emergía de una severa crisis de balanza de pagos por caída de la renta del petróleo y de una colosal crisis fiscal cuya factura está corriendo en el proceso ya inestable a principios del 2013 de monetización, no sólo del déficit fiscal del gobierno, sino acompañados ingentes préstamos a PDVSA para pagar al fisco –gobierno- la contribución fiscal, en otras palabras, sin dólares estábamos en crisis de pagos. El setting era hiperinflacionario como lo habían diagnosticado a principios del 2013, como efectivamente ocurrió.

Las consecuencias a corto plazo eran y siguen siendo escasez, racionamiento, parálisis del mercado cambiario, hiperinflación, el gobierno militarizó las colas y la distribución de bienes, Maduro había entrado en una Guerra de sobrevivencia, y se preparaba a dar la batalla y así lo hizo, movió militares, milicianos, sus panas colectivos y criminales, violentos mercenarios del gobierno, para reprimir lo que se suponía era una gran protesta popular porque el ciudadano se enfrentaba a pasar hambre y no es exageración.

5. El efecto trinquete de los controles: emergencia humanitaria

¡Maduro extremó los controles y ahora nos encontramos bajo el efecto ratchet, (trinquete) que el desmontaje de los controles inminente y requerido, de acuerdo con que la opinión publica vive del espejismo de los controles los cuales según algunos no puede desmontarse porque la devaluación sería incontrolable, pamplinas fritas! Algunos sectores que devengan ingresos en dólares presionan a la opinión publica, tanto al gobierno como a la oposición, porque con el esquema de control de cambio que impulsa al dólar paralelo, muchos podrán comprar a un país barato.

Por cierto, el Presidente Macri, recién electo en Argentina, terminó las restricciones cambiarias anunciando una reacción de inversionistas que con el libre mercado han comenzado a acercarse a Argentina, con lo cual se compensara el impacto de la devaluación que trajo la eliminación de los controles y restricciones cambiarias.

¿Cómo detener esa vorágine de empobrecimiento, creada por Maduro y su gobierno como último chance para retener un poder que se le va de las manos como el agua entre los dedos?

Qué hacer: Cuál es la agenda nacional para la reconstrucción de lo económico y social

Reformas económicas a realizar o bien modificando la actual legislación o eventualmente en la derogación de alguna legislación que actúa como chaquetas de fuerza legales que han penalizado la actividad económica privada. Estas reformas deben acompañar los ajustes de precios con el objetivo de liberar las fuerzas del aparato productivo que pueda atender la demanda de bienes de primera necesidad; garrote con zanahoria.

Nuestra situación es similar a la vivida por Alemania de posguerra en 1948 donde los controles heredados de la Guerra habían causado escasez, racionamiento e inflación. Los controles se eliminaron y las reformas se ejecutaron casi simultáneamente. La normalidad llegó a los mercados alemanes y fue el comienzo del “milagro alemán”.

A este grupo acción política legislativa pertenece los siguientes aspectos de la economía que han venido en los últimos diez años operando como el efecto trinquete (efecto ratchet) sobre la economía nacional que impide el crecimiento sustentable y que la nueva Asamblea Nacional deberá abrir una discusión pública mientras sobreviva el gobierno actual.

A. Eliminar control de cambio y retornar a la normalidad cambiaria de una libre convertibilidad

No hay dólares, tanto la producción de petróleo como sus precios han caído y en esas astringentes condiciones financieras ni PDVSA ni la República tienen crédito en los mercados de capitales, solo queda el “prestamista de última instancia”: el FMI. Es urgente activado ese préstamo (tasas concesionales) de última instancia para establecer orden tanto en la demanda de dinero como en el mercado cambiarios. Así se dispondría de liquidez internacional, dólares para fondear la balanza de pagos y eliminar el control de cambio de inmediato, y terminar el efecto sobre la balanza de pagos y la economía nacional que ha llevado a una fuerte contracción que ha regresado el ingreso nacional a niveles de los años 70.

B. Liberación de los precios y derogar leyes que limitan e impiden que los precios sean consecuencia de la eficiencia y el respeto de las reglas

La liberación del control de cambio requiere que se liberen todos los precios para eliminar el efecto perverso que causan los controles, escasez y racionamiento; el ajuste de precios que produzca su liberación es natural, y si podemos ver los bienes en el mercado la gente sabrá que la escasez termina donde comience la libertad de elegir, mercados y precios libre.

1. La Asamblea Nacional ahora en manos de la oposición debe asumir una posición reformista y no restauradora, se trata de eliminar todos aquellos decretos y leyes que impiden producir libremente, así como despenalizar la actividad económica privada, en leyes de precios, leyes penales, manejos de inventarios, y desmilitarización del aparato productivo y restablecer las libertades económicas.
2. En ese sentido, se debe legislar un estatuto o Ley Orgánica que garantice los derechos de propiedad para hacer posible que los ahorros de miles de venezolanos y empresas puedan traer sus ahorros e inversiones sin el temor de ser confiscados.

C. Reformas económicas, comenzando por una reforma monetaria y una fiscal 

Recoger el bolívar “inflacionario” que no sirve y colocar otra moneda nueva, un bolívar nuevo que impida un overshoooting en pérdida de su poder adquisitivo, y crear un régimen monetario tipo bimetálico donde circulen dólares y bolívares en el sistema financiero. En relación al tamaño del Estado y gasto público es fundamental una reforma fiscal que haga un arreglo financiero entre pasivos y activos de la República que conlleve a una reestructuración de la deuda, en lo que es la única posibilidad de recursos de liquidez internacional para tender las dificultades de pagos en el mercado cambiario para atender la demanda de la gente y empresas por insumos y bienes importados.

D. Privatización empresas públicas

La situación fiscal es germinal, no hay manera de sostener el enorme déficit fiscal que monta sobre el 32 % a fines de este año y con factura de explosión para el primer trimestre de 2016. Se debe legislar para reprivatizar aquellas empresas confiscadas, y vender empresas públicas colapsadas como electricidad, cementos, acero y aluminio, empresas productoras de alimentos, todas, esos procesos seden privatización podrían efectuarse en el mercado de capitales para optimizar el ahorro probado que pueda quedar de la razzia revolucionaria, Así se descargaría la presión fiscal culpable del proceso hiperinflacionario en curso con inflaciones que ya pasan del 30 % por mes.

E. Reformas las leyes petroleras

En primer lugar, denuncia los acuerdos petroleros con China, Petrocaribe, Cuba, ALBA, y otros por ser nocivos fiscalmente hablando y por constituir un sobre precio que se paga para depender de las importaciones que hay que hacer de esos países a cambio de un petróleo constante y sonante, energéticamente hablando. También se corresponde con este punto final atender de inmediato lo petrolero para desbaratar el monopolio que sobre la industria petrolera tiene el Estado y que nos ha traído hasta acá, descapitalizando no solo a PDVSA sino los proyectos de asociaciones con el capital privado internacional donde muchos proyectos simplemente no existen no podrían reflotarse,

F. La opinión pública debe discutir cambios constitucionales

Y legales, en los cuales, si bien la propiedad del petróleo como recurso puede quedar en, manos del Estado, hay que abrir al capital privado nacional e internacional toda la industria desde la exploración, hasta el procesamiento. La situación de bajos precios no nos ayuda, pero es importante reconocer que la industria petrolera esta colapsada y no sé recuperar sino se invierten unos 200 mil, millones de dólares y ese dinero no lo tenemos.!  Cambiar leyes petroleras y reformar la constitución.

Los primeros cuatro puntos crearían un marco de confianza que restablezca el estado de derecho –the rule of law- y sacar a Venezuela del curso de estado fallido y de gobierno forajido donde propiedad, libertades, derechos humanos, corrupción, violencia del estado, son pasto de las guerras de autodefensas de un gobierno, derrotado en las urnas, no le queda otra cosa que simplemente renunciar, y permitir la renovación democrática y económica, empoderando a los venezolanos a sus responsabilidades como consumidores y productores. Pues es fácil ver que ese juego NO SUMA CERO.