Bachaqueros se apropiaron de los mercados municipales
Bachaqueros se apropiaron de los mercados municipales

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En medio de la algarabía propia de los mercados municipales de Caracas, comerciantes formales, informales y ahora los bachaqueros luchan por ganarse la preferencia de los compradores. Sin embargo, la mercancía que venden abiertamente los últimos es la más solicitada por los consumidores.

En el mercado de Quinta Crespo la mayoría de las operaciones de compra-venta de productos ocurre fuera de las instalaciones. En la acera que bordea la entrada por la avenida Oeste 18 se reúne una red muy particular de vendedores que ya le es familiar a los comerciantes formales y a la Policía Nacional Bolivariana. Se trata de mujeres jóvenes con bebés de pocos meses en los brazos o en coches, ancianas, impedidos con muletas o minusválidos en sillas de rueda y adolescentes que abordan a los transeúntes para ofrecer productos regulados. Algunos de ellos ya son asiduos de la zona.

“Ya los conozco, son los mismos bachaqueros de todos los días. La gente viene directamente a comprarle a ellos ni siquiera entran al mercado”, dijo Carolina Pineda, comerciante.

Yuraima López, otra vendedora formal del mercado, expresó: “Los bachaqueros juegan al gato y ratón con la policía. Cuando llegan corren, bueno los que pueden, pero a los cinco minutos vuelven y siguen vendiendo. Nunca se han llevado preso a alguien y tampoco les han decomisado la mercancía, mientras que a nosotros sí”.

Algunos comerciantes alertaron sobre la reducción de la oferta de productos por falta de inventario. Dijeron que después de que el gobierno tomó el edificio Pasaje Farias, donde tenían los depósitos, solo disponen de la mercancía que exhiben en el puesto.

Advirtieron que a finales de noviembre cierran los proveedores y una vez que se les acaben los productos en existencia, cerrarán. “Tomaremos vacaciones obligadas por falta de mercancía y quién sabe cuándo los proveedores podrán volver a despacharnos”, señaló un comerciante. Aseguró que “el gobierno le robo la mercancía”.

Al transitar por los pasillos del mercado de Quinta Crespo no se observaron alimentos regulados. Las neveras de carne estaban vacías. En algunos puestos ofrecían lechón, chivo o cordero en 800 bolívares el kilo. También vendían chuletas, costillas y patas de cochino, pero no había pernil ni paleta.

Sigue leyendo este trabajo de Dulce María Rodríguez en El Nacional.