En los últimos años a nivel de opinión pública se ha debatido constantemente la cuestión del desarrollo de una carrera armamentista en la región. El propio gobierno venezolano ha contribuido con esta dinámica, ya que es muy propenso a publicitar al máximo, través de los diversos medios de comunicación escritos y radioeléctricos, los acuerdos que para la adquisición de armamentos ha realizado con otros países y principalmente con la Federación Rusa, a quienes a la fecha le ha comprado alrededor de 10 mil millones de dólares en pertrechos militares.

En este escrito, nos permitiremos realizar una comparación de los gastos en Defensa de Venezuela, Colombia y Chile. El objetivo de efectuar esta comparación, consiste en evaluar el comportamiento del gasto venezolano con dos actores regionales que por distintas razones efectúan procesos de modernización en sus Fuerzas Armadas. Para ello, utilizaremos los valores de los gastos en Defensa, para las tres naciones especificadas, en el período 2005-2011, utilizando como fuente de datos la denominada “The SIPRI Military Expenditure Database”, la cual es considerada como una fuente confiable para la realización de esta clase de análisis.

Los gastos que se mencionan en tal conjunto de datos, consolidan las erogaciones efectuadas por una nación en cuanto a inversiones de capital en las fuerzas armadas, incluyendo fuerzas de paz, ministerio de la defensa y otras agencias gubernamentales involucradas en proyectos de defensa, fuerzas paramilitares, cuando estas sean entrenadas y equipadas para operaciones militares, y actividades militares espaciales. Los gastos incluyen los pagos de personal civil y militar, incluyendo pensiones de retiro y servicios sociales, operaciones y mantenimiento, contrataciones, investigación y desarrollo en el campo militar y ayudas a otras naciones para gasto militar.

La primera comparación que es pertinente realizar, teniendo en cuenta que los montos reportados por SIPRI están en valores constantes, viene dado por el gasto total en el período planteado. Así tenemos que Venezuela ha invertido 33.495 millones de dólares, contra 65.184 millones de dólares por parte de Colombia y 43.657 millones de dólares de Chile, lo que convierte al primer país en el que menos gasta en este renglón, lo cual no es consistente con el hecho de ser el país que más acusaciones recibe por incrementar sus inversiones en armas. Además puede observarse que Colombia casi duplica a Venezuela en gasto militar y esta última emplea tan sólo las tres cuartas partes de lo gastado por Chile. Otro aspecto que resalta de las cifras que examinamos viene dado por la tendencia en el crecimiento en el gasto. Así mientras Chile y Colombia mantienen un alza en sus gastos militares –con la excepción de Chile en el año 2009- Venezuela mantiene un comportamiento irregular y, más bien, desde el año 2008 presenta un decrecimiento en su gasto.

Colombia ha incrementado su gasto en Defensa en un 36% desde el año 2005 al año 2011, mientras Chile lo ha hecho en un 38%, Venezuela, por otro lado, presenta un decrecimiento del 36% en el mismo período. Si comparamos el gasto de Venezuela del año 2011 con el del año 2008, en donde comienza a experimentar una pendiente negativa, tenemos que éste ha decrecido en un 48%. Para finalizar, en el contraste referente al gasto militar como un porcentaje del PIB, de la data analizada obtenemos que tanto Colombia como Chile triplican a Venezuela. Así mientras Venezuela ha empleado entre 0,9% y 1,6% de su PIB para tal gasto en el período analizado, las cifras de Colombia y Chile nunca decaen del 3%, con un pico del 3,8% para Colombia en el año 2009 y uno del 3,5% para Colombia en el año 2008.

En conclusión, se puede verificar que el gasto militar venezolano, sobre la base de datos reportados por el SIPRI, es sustantivamente menor al de naciones como Colombia y Chile, sospechosos habituales cuando se habla del tema de “carrera armamentista”, y se muestra como, más bien, en los últimos años el gasto de Venezuela ha decaído sustancialmente.

Por: Leopoldo E. Colmenares G. @LCOLG

Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.

Universidad “Simón Bolívar”