Mucho se ha escrito y comentado sobre las exposiciones hechas por los invitados de lujo que presentó Banesco en la primera semana de marzo. Los planteamientos que hicieron los Tres Estadistas, fue una demostración de tacto y de acierto, porque supieron dar un enfoque de esperanza, más por sus “palabras entre líneas” que por sus “Palabras para Venezuela”, produciéndose en el auditorio múltiples interrupciones con los entusiastas aplausos del más de un millar de asistentes provenientes de los variados sectores del país que acudieron a la sede de Bello Monte para escucharlos.
Lo cierto es que los tres grandes tenores políticos Iberoamericanos no hicieron ninguna mención concreta en relación al drama actual que confrontamos. Cada uno de ellos se refirió tan solo a los aportes que dieron en sus respectivos países. Pero al hacerlo, la conclusión obvia a la que se llega, es que gracias a la actuación lucida que tuvieron para cumplir con una transición ante el desequilibrio producido por regimenes como los de Pinochet, Franco o los militares Brasileños, consolidaron un compromiso que logró unir a todos los ciudadanos de sus países con una política de inclusión que les permitió mejorar el destino de sus nacionales gracias a una actuación de vanguardia, de compromiso social y de vocación democrática, que aun hoy, sus sucesores de partidos diametralmente opuestos a ellos, se han visto obligados a seguir en una Política de Estado incontornable.
Aún resuenan en nuestra memoria frases como “un Presidente no mira la próxima elección sino la próxima generación”, o los ciudadanos “ya no aceptan que tomen decisiones por mi”; o el rechazo a monopolios “sean públicos o privados”
A pesar de lo cautelosos que fueron Fernando Henrique Cardoso, Felipe González y Ricardo Lagos, quienes –por lo demás- tuvieron expresiones respetuosas y extendieron sus deseos de mejora al Presidente Hugo Chávez ausente en Cuba, generó ataques destemplados, injuriosos y desequilibrados de las filas del chavismo, que no han cesado en su arremetida grosera, primitiva e incoherente contra los tres invitados socialistas, solo por el hecho de que en vez de utilizar las palabras de odio como las que expresaban el Che Guevara, Hussein, Kadafi o sus actuales modelos de déspotas como Ahmadinejad, Bashir el Assad, o los hermanos Castro; tuvieron que escuchar palabras tan “detestables” como diversidad, tolerancia, dialogo, alternabilidad, libertad, derechos humanos, o democracia. Y eso, es subversivo para una mentalidad autoritaria y extremista.
Pero la Venezuela digna y democrática, pudo festejar con ellos sus logros para vencer obstáculos, evitar peligros y enfocar la mirada hacia el futuro Y ese mensaje no es solo para Brasil, España o Chile, sino que es una recomendación de aplicación universal en un mundo globalizado que exige que se actúe en base a valores y principios a los que deberá inclinarse la Venezuela que irrumpirá después del 7 de Octubre.
