100 Millones de Rusos y 48 Millones de Iraníes han sido llamados en este primer fin de semana de Marzo a acudir a las urnas electorales. Pero en ninguno de esos dos países – a pesar de las grandes diferencias entre uno y otro régimen- se notó el entusiasmo de los electores de optar por un verdadero cambio a través del voto.
En el caso de Rusia, ya antes de las elecciones era incuestionable el retorno de Vladinir Putin a la Presidencia de la Republica con más de 50% de votos. Pero antes de las elecciones también, la oposición no parlamentaria estaba convocando concentraciones para demostrar con su presencia en las calles de Moscu y de las principales ciudades Rusas, su categórico rechazo a la asimetría electoral, al fraude y a los nuevos mecanismos de dominación político-electoral existentes.
En el caso del Irán, todavía esta latente la angustia y el dolor de millones de Persas que vivieron la represión en las elecciones del año 2009 con el fin de imponer a Ahmadinejad en contra de la voluntad mayoritaria. En estas elecciones, el propio Ahmadinejad corre el riesgo de recibir el veto del líder religioso de la Revolución Islámica dirigido por el Ayatola Jamenei. Pero esta vez, los jóvenes Iraníes, que fueron la vanguardia de lo que después se vivió con las explosiones de la primavera árabe iniciada en Tunes – al igual que los Rusos- no se sienten atraídos en ir votar. Se estima en Teherán una participación de tan solo 35% de electores. Más de un millar decandidatos han sido inhabilitados por una especie de Contraloría Política impuesta por el Consejo de Guardianes de la Revolución, mientras que dirigentes como Mir Husein Musavi siguen sufriendo su detención domiciliaria, incomunicados por criticar los mecanismos que pretenden prolongar los 33 años de “Revolución Islámica”
Que lecciones podemos derivar de las elecciones de Rusia e Irán? La primera, es que a pesar de las inmensas dificultades, existe un camino inexorable hacia formulaciones democráticas. No hay duda de que – a pesar de los obstáculos existentes- el signo de los tiempos apunta a la reafirmación del pluralismo, de las libertades y del derecho de las minorías de coexistir pacíficamente en sus propios países. Nadie puede defender hoy –como en el pasado- regímenes dictatoriales abiertos. Y eso es un avance importante, porque es una brecha que se abre para el cambio.
Pero a pesar de ello, una segunda conclusión parece asomar que no basta con acudir a votar para garantizar la opción democrática. En otras palabras, aparece clara la idea de que no puede existir una democracia sin votos, pero al mismo tiempo que los votos por si solos,no garantizan las bases de una verdadera democracia. Es necesario asegurarle a los ciudadanos, las condiciones de imparcialidad, de garantía frente a la utilización indebida del poder, y del rechazo a amenazas, represalias, mecanismos fraudulentos o ventajistas. Debemos aprender las lecciones que nos dan Rusos e Iraníes para blindar el 7 de Octubre.
