Francia calienta motores electorales por Omar Hernández - Runrun

El actual mandatario galo anunció el pasado Miércoles lo que era ya un secreto a todo pulmón, cual es, su intención de retener la primera magistratura francesa. Sin embargo, no cuenta con ideas muy claras sobre cómo hacerlo y su base de apoyo comicial se ha achicado.

Curiosamente, quienes ostentan las preferencias del electorado son, a la par, François Hollande del partido socialista (de centro izquierda) y Marine Le Pen del Frente Nacional (claramente de extrema derecha e hija del célebre y polémico Jean Marie Le Pen). Y es que las consignas de ambos buscan atraer a grupos en todo caso descontentos con la gestión del actual ocupante del Elíseo.

Claramente, el gobierno francés al decir de muchos, ha puesto demasiado esfuerzo en asuntos foráneos olvidándose un poco de los domésticos. Un ejemplo ilustrativo es el decisivo papel que tuvo Francia en la defenestración del régimen gadafista, en términos diplomáticos y militares. Otra muestra gráfica, la creciente influencia de París en distintas operaciones de mantenimiento de la paz en África y Medio Oriente (la crisis de Costa de Marfil el año pasado fue resuelta gracias a la intervención francesa).

Pero donde es más evidente el protagonismo francés es en lo que atañe a los asuntos comunitarios o europeos. La debacle mediterránea encabezada por el socio helénico y seguida de cerca por los italianos, ha puesto a trabajar, y duro, tanto a Alemania como a Francia, para guiar y liderar el proceso de recuperación de la eurozona.

Entonces, lo interno en Francia, ha sido relegado. Mientras Hollande ofrece satisfacer las demandas sociales insatisfechas y reformar lo público, Le Pen ofrece en cambio mano dura contra la inmigración (a la que se le achacan múltiples problemas), rescatar los valores franceses -o lo que queda de ellos- y alejarse del europeísmo.

Sarkozy no tiene mucho que buscar pero aún está a tiempo de convencer a su país que un cambio en tiempos aciagos como éstos, es innecesario e inconveniente.

De hecho él mismo se presenta como un «capitán de barco» que puede llevar a su destino sin problemas, a la Francia rodeada de problemas y tensiones, y de turbulencias regionales y extracomunitarias.

La importancia geopolítica de Francia a la par de su influencia estratégica en tantos rincones, hace especialmente importante este proceso electoral que comenzará en Abril y con toda certeza culminará en Mayo con una segunda y definitiva vuelta.

Veremos si el coqueteo de Sarkozy y la UMP -su fracción política- con los más conservadores, le da rédito electoral al final de la contienda.

Omar Hernández
Internacionalista
@omarhUN