Estrategia estadounidense en tiempo de crisis Irán ¿un problema real para EEUU? por Adriana Boersner - Runrun

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, reunido con la cúpula militar, ha intentado en los últimos meses y seguirá trabajando en los próximos, mantener el liderazgo de su país en el mundo. En plano año electoral y con muchos frentes abiertos, la superpotencia planea políticas ante un mundo, que en crisis de todo tipo, procura reforzar el posicionamiento en áreas donde ha tenido ventaja hasta ahora, a saber, su capacidad militar y de seguridad, influencia política y control de instituciones supranacionales.

En estos momentos se debate si el alto gasto militar americano es necesario y posible, teniendo en cuenta, el esfuerzo que implica en momentos en que la economía del país no despega lo suficiente, mantener frentes de guerra abiertos y por abrir. Sin embargo, apostar por perder en temas y espacios de seguridad y capacidad internacional, tampoco parece ser una opción viable para los ejecutores y asesores de la política exterior de Estados Unidos.

La centralidad del terrorismo islámico como elemento transversal de la política exterior estadounidense hasta 2008 y las estrategias unilaterales de acción, son elementos con los cuales se rompe en la política exterior de Obama, que aunado a la retórica de la libertad, ha intentado renovar el liderazgo estadounidense a nivel internacional, haciendo hincapié en la relación estrecha entre asuntos internos y externos.

Aunque la Estrategia de Seguridad de Estados Unidos de 2010, reserva una política de acción militar unilateral, el compromiso adquirido con otras naciones y en el marco de organizaciones internacionales, parece ser mayor. El multilateralismo no es solo una opción sino una necesidad, teniendo en cuenta la serie de países emergentes con poder, como China, India y Rusia y su capacidad de influencia en este siglo XXI.

A pesar de este giro hacia un mayor multilateralismo, la disposición a involucrarse con países enemigos como Corea del Norte o Irán no parece ser una opción posible, dada las amenazas y los problemas que se plantean desde ambos lados de estas relaciones.

Irán pone de su parte para que Estados Unidos no colabore, y el país del norte tiene presente que la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva, especialmente el riesgo de que éstas puedan caer en manos de grupos terroristas, es lo que se debe evitar a toda costa.

En este sentido, la presencia estadounidense en el Golfo Pérsico y Medio Oriente se ha visto reforzada por su sistema de alianzas con las monarquías petroleras, quienes forjan de la relación estratégica con Estados Unidos, una garantía para su propia seguridad nacional.

Irán: ¿un problema real para Estados Unidos?

Las recientes declaraciones de Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea, y las sanciones impuestas por Irán en relación con su programa de desarrollo nuclear, dejan entre ver que: 1) Estados Unidos sigue dictando la pauta de las decisiones que se deben tomar en contra de lo que se consideran países enemigos, a pesar de que la actuación de presidentes como el de Francia o el primer ministro inglés, decidan hacer más gala de sus ejercicios diplomáticos. 2) El terrorismo islámico y países rivales con armas de destrucción masiva y desarrollo nuclear, resultan lo prioritario de abatir. 3) Irán si supone un país con poder en la región del Medio Oriente, pero sus advertencias poco intimidan a Estados Unidos, teniendo en cuenta que las fuerzas armadas de Irán pueden ser rápidamente derrotable, no sólo por Estados Unidos, sino también, con la mera actuación de algunos países árabes de la zona.

El Presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, cuenta con pocos aliados en el gobierno. Los eventos transcurridos tras la llamada ola verde en 2009, ha debilitado un régimen que incluso resulta incómodo para el propio líder supremo de Irán, Alí Jamenei. Esto hace pensar que, más allá de lo arriesgado de la propuesta de cerrar el Estrecho de Ormuz para impedir el paso de casi el 36% del petróleo mundial, 1) quienes posiblemente se vean más enfurecidos por la medida sean los propios países del Golfo Pérsico, especialmente Arabia Saudita, y 2) podamos asumir un cambio de política/ régimen en Irán, tras el término del período de gobierno de Ahmadinejad.

Los proyectos que aún tienen retraso para su discusión en el Congreso estadounidense como la construcción de un oleoducto entre Estados Unidos y Canada, llamado Keystone XL, valorado en 7.000 millones de dólares, es una de las alternativas que sumada a la alianza con otros países con petróleo, resolverían su necesidad de abarcar la demanda de energía. Esto no quiere decir que a Estados Unidos no le importe que el país persa cierre Ormuz, tan sólo deja entre ver, que el país si tiene opciones de cómo suplir su demanda. De igual manera lo están haciendo países como Japón o China, quienes están dirigiendo sus esfuerzos por cooperar y expandir sus relaciones con las monarquías del Golfo.

El desastre de cerrar el estrecho, pudiera llevar a desequilibrar los mercados petroleros, pero más allá de eso, modificaría la escena geopolítica actual del mundo islámico, más precisamente, las regiones del Medio Oriente y Magreb.

La posibilidad de guerra no es tan viable, por varias razones: -Irán si es un país fuerte y acabar con el gobierno, no sería tan sencillo como lo fue con Saddam en Irak o la Libia de Gadafi. El inicio de la guerra en Irak en marzo de 2003 se debió a la “evidencia” que había sobre las armas de destrucción masiva en manos de Hussein, que después resultaron ser falsas. Iniciar un nuevo conflicto sin tener pruebas ciertas, sería otro traspié. -La caída de régimen que ha apoyado y amparado algunas redes y grupos terroristas en la región, desataría una guerra mayor en contra de Occidente y de Israel. -Esto desencadenaría a su vez, la caída de otros gobiernos como el de Siria, que sobrevive por ser el mayor aliado de Irán en la región. –El gasto que implica iniciar otra guerra en año electoral (en Estados Unidos y Francia, con una Alemania encargada de sacar a flote la Unión Europea), no resulta rentable. –Los precios del petróleo seguirían en alza, a pesar de las promesas de Arabia Saudita de suplir la posible falta de producción de Irán. Mercados en Europa se verían golpeados pero países petroleros como Rusia o Venezuela (con elecciones presidenciales este año) se verían beneficiados por la coyuntura.

@aboersner