Libia post-Gadafi por Adriana Boersner - Runrun


El significado que ha tenido la proclamación de liberación de Libia en una ciudad como Bengasi, resulta inquietante para los propios actores políticos existentes en el país magrebí, ya que a partir de este momento, los grupos de poder buscarán según su actuación e influencia durante los alzamientos en Libia, hacerse de mayor liderazgo en un futuro gobierno.

Con Muamar al Gadafi muerto y enterrado en un lugar secreto para evitar el peregrinaje y su mitificación, el futuro de Libia queda en manos de los líderes de la rebelión, que intentan imponer entre la dispersión y la diversidad de grupos de oposición (árabes, bereberes, laicos, islamistas), una vía que se ajuste a las necesidades de esa nueva élite política, las de la sociedad libia y los países de la comunidad internacional interesados en el futuro del país.

El primer ministro interino de Libia, Mahmoud Jibril, anunció ya que las primeras elecciones de la era post-Gadafi se llevarán a cabo en ocho meses, tras un gobierno de transición que se regirá por una Hoja de la Ruta aprobada en agosto pasado.

El proceso de reconciliación en Libia será arduo teniendo en cuenta la violencia que se mantiene y seguirá generándose en el territorio, además de las divisiones políticas-tribales y de poder económico existente.

Inquietante resulta por otro lado,  los propósitos que pretende el Consejo Nacional de Transición Libio (CNT) en la construcción de un futuro sistema político, apelando a bancos y aplicación de la Sharia, más que a elecciones, sistema de partidos división de poderes o respeto por los derechos humanos.  Algunos dirigentes libios ven en la Sharia, la única forma de unir a las distintas tribus del país, otros como un retroceso, ya que como apuntan dos mujeres citadas para AFP “No hemos vencido a Goliat para vivir ahora bajo la Inquisición”.

En este sentido cabe aclarar que el punto crítico no es la imposición del cuerpo de normas jurídicas y religiosas que se desprenden de la Sharia, sino la interpretación que se le pueda dar a la misma. Así como, en Arabia Saudita se violan derechos fundamentales para la mujer, según el gobierno saudí por interpretación de la Sharia, en Túnez se ha abolido la poligamia, sustentado sobre la base del mismo texto.  Quedará de la nueva élite política en Libia, darle la interpretación que mejor sirva a los intereses de toda la nación.

África tras la muerte de Gadafi

Es indiscutible la imagen y la influencia que tuvo Gadafi en procesos de integración, relación y afiliación, no sólo con países del continente africano, sino también, líderes de la propia región.

Financiando al movimiento anti-apartheid, respaldando grupos rebeldes en Liberia y Sierra Leona y en América Latina, contribuyendo en la creación de la Unión Africana, respaldando campañas políticas como la del gobernante democrático Nelson Mandela en Sudáfrica y de facto como Idi Amin en Uganda, favoreciendo y respaldando atentados terroristas como el caso Lockerbie o influyendo en la independencia de Ghana, la posición del líder libio fue paradójica, ya que respaldó causas que iban de un extremo a otro dentro del rango de las causas democráticas y antidemocráticas.

El “rey de reyes”, tal como declararon a Gadafi, los gobernantes africanos en una cumbre de la Unión Africana, desempeñó un rol relevante en la formación de procesos de integración, al igual que en procesos independentistas en  el continente.

Tras la toma del poder en 1969 en Libia, el líder expulsó todo resquicio de bases militares occidentales en el país, promocionó intensamente en los primeros años de su liderazgo, la idea de una creación de Estados Unidos Africanos que jugaría un papel relevante en la escena internacional, tal como se veía tras otros procesos iniciales de integración en Europa y América Latina. Defendió unas fuerzas armadas africanas, moneda en común, pasaporte continental, apoyando económicamente las instancias de integración posibles para alcanzar ese camino. Libia, Egipto y Sudáfrica sobresalían por su poder en la región, financiando mayoritariamente el gasto que implicaba y sigue implicando una organización como la Unión Africana.

Tras la muerte de Gadafi, el nuevo gobierno quizás no estará inclinado a apostar por estos mismos esquemas regionales y tampoco a mantener las mismas alianzas casadas con el gobierno gadafista, teniendo en cuenta, la oposición generada por estos a la intervención en Libia y la visión asumida tras el derrocamiento del liderazgo de Gadafi. La dificultad financiera de una instancia como la Unión Africana se venían observando claramente antes de la muerte del líder libio, sin embargo, es posible que la recesión sea mayor sin el aporte del casi 15% que suministraba Libia. La organización tendrá la misión de subsistir posiblemente sin uno de los países fundadores, además del debilitamiento del que es característico por ser un club de gobernantes y no de naciones que responda a las necesidades de las sociedades.