Colombia-Venezuela: El comercio binacional tiene pies de barro - Runrun

Editorial 

El presidente ejecutivo de Cámara Venezolano-Colombiana (Cavecol), Luis Alberto Rusián, con cifras en mano, anuncia que hubo un incremento del 16% en el intercambio al comparar las operaciones registradas en el primer semestre de 2011 con las del mismo período de 2010; «ha llegado a unos 1,040 millones de dólares de intercambio binacional, de los cuales es importante destacar que se observa 114% de incremento de las exportaciones de Venezuela hacia Colombia, cerrando en 300 millones de dólares, frente a 140 millones de dólares del pasado año en los primeros seis meses de ejercicio». Igualmente las estadísticas de Cavecol reflejan el movimiento de las importaciones que hacemos desde el vecino país. «La caída ha disminuido en 2% para situarse en 740 millones de dólares, cuando para el año pasado, en el primer semestre, la cifra que se registraba era de 756 millones de dólares», informa el representante del gremio binacional.

En el último año, el comercio entre Venezuela y Colombia ha crecido producto de la acordada distensión de Santa Marta (10 de agosto de 2010). El incremento del 16% en el intercambio binacional pareciese hablar de un buen momento político entre ambas naciones. Desde la llegada de Santos al poder, al contrario de lo que se pensaba, las relaciones se han normalizado y han tomado como rumbo el darle prioridad a lo comercial de forma que los empresarios de ambos países pudieses salir beneficiados y, sobre todo, pagarle las deudas a los colombianos producto del control de cambio.

A pesar de la mejora en los números y después de la salida de Venezuela de la Comunidad Andina (CAN), se han prorrogado por 90 días la suscripción del nuevo convenio comercial entre ambos países, lo que para los comerciantes es preocupante porque deja la situación en un limbo legal que podría durar algún tiempo. La salida de la CAN por parte de Venezuela fue negativa para el comercio entre ambos países porque eliminaba las preferencias arancelarias que existían de ambos lados de la frontera e incluso se recriminó que la salida podía afectar competitivamente a ambos empresariados.

El pragmatismo con el que ambos gobernantes han afrontado esta nueva era de las reelecciones ha suscitado comentarios negativos de parte del ex presidente Álvaro Uribe que incluso ha acusado a José Manuel Santos de ser colaboracionista con el gobierno de Hugo Chávez por lo que si bien han habido avances en el tema comercial no una claridad respecto al futuro, por lo tanto no podemos afirmar en este momento que ese crecimiento será sostenido. Las diferencias Uribe-Santos, más allá de las tensiones por el liderazgo, se deben a particulares formas de entender la política. Uribe, un líder de origen rural, ha demostrado en más de una ocasión que tiene un concepto de lo político basado en principios. Santos, de la élite urbana, está más familiarizado con la ética utilitaria de los negocios, lo que se traduce en un crudo pragmatismo.

La cifras son alentadoras para ambas economías y gobiernos, pero no olvidemos que las condiciones históricas, estratégicas e ideológicas que nos condujeron a las graves tensiones de 2008 a 2010 no fueron resueltas, sino relegadas. Esta tregua, que rinde sus frutos, no tiene bases sólidas y consideramos que sólo significativos cambios de élite, bien sea en Bogotá o en Caracas, pueden ser el inicio de una franca relación que conduzca a una relación política y comercial fructífera y continua en el largo plazo.