Una década después, se hace justicia - Runrun

Casi diez años después del atentado terrorista del 11 de septiembre, Osama Bin Laden está muerto. Así lo dio a conocer a todo el mundo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el pasado domingo cerca de la medianoche. Una operación de las fuerzas especiales norteamericanas cerca de Islamabad, Pakistán, acabaron con el hombre más buscado del mundo y posiblemente el mayor enemigo que haya tenido Washington en toda su historia.

Bin Laden, quien fuera el artífice del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York en 2001, también fue el fundador del grupo terrorista Al Qaeda y aliado del régimen talibán en Afganistán. El ex presidente estadounidense George W. Bush, dijo después del antentado del 11S que conseguirían a Osama “vivo o muerto”. Hoy, esa promesa es una realidad y el júbilo estalló en toda norteamerica, especialmente en Nueva York y Washington.

No fue fácil para EE UU lograr este objetivo. Casi una década, miles de soldados muertos en las guerras de Iraq y Afganistán y decenas de miles de civiles que han fallecido en las acciones bélicas. Si bien es cierto que ha habido un desenvolvimiento en estas operaciones que trascienden a Bin Laden, no hay duda que este hombre de 54 años de edad provocó la reacción de EE UU después de los atentados del 11S. Los estadounidenses más nunca se sintieron seguros en su propio país y empezaron a sufrir -como millones de ciudadanos en otras naciones- la pesadilla del terrorismo y esa incertidumbre de poder perder la vida por una bomba en un avión, en el metro o un edificio. La forma de vida cambió para siempre, sino pensemos cuando viajamos y todas las normas de seguridad que se reforzaron después de los atentados, por mencionar un ejemplo que se vive a diario.

En lo personal, debo expresar por primera vez públicamente que me tocó estar en Nueva York aquel 11 de septiembre de 2001. Tenía 16 años de edad y recuerdo el llanto de aquellos padres que más nunca vieron a sus hijos o esos niños que más nunca vieron a sus padres; el esfuerzo de los bomberos y policías para conseguir a alguien que estuviese vivo entre los escombros; también recuerdo la “ciudad que nunca duerme” apagada a las 10 de la noche del 11S y la nación más poderosa del mundo sorprendida completamente, con capacidad de respuesta limitada ante lo que estaba ocurriendo. Hasta se especuló del inicio de una posible III Guerra Mundial en las calles de Manhattan. Se escuchó y vio de todo.

Coincido con Obama que se ha hecho justicia. También estoy de acuerdo cuando dice que lo más duro del 11S son las familias desoladas y desintegradas que quedaron después de la tragedia. El mundo puede estar algo más tranquilo con la muerte de Bin Laden, pero la frontalidad y fimeza hacia el terrorismo no puede decaer. Significó la caída de un símbolo, queda ver si será el principio del fin de una gran red.

David Smolansky U.

@dsmolansky