Voto castigo definirá comicios en Costa Rica - Runrun
Sendai Zea Feb 02, 2014 | Actualizado hace 10 años

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El descontento y la indignación de los ciudadanos podría marcar el cambio de paradigma político en el país centroamericano

Costa Rica vive una campaña electoral atípica con un multipartidismo agudo, ideologías enfrentadas y unos sondeos de opinión que indican que la competencia está reñida, por lo que posiblemente la presidencia tendrá que dirimirse en segunda vuelta electoral el primer domingo abril.

Para hoy la medición comicial es entre los candidatos  Johnny Araya, del Partido de Liberación Nacional (centroizquierda); Ottón Guevara, Movimiento Libertario (derecha); José María Villalta, del Frente Amplio (izquierda) y Luis Guillermo Solís del Partido Acción Ciudadana (centro). Araya (35%) y Villalta (25%) lideran la intención de voto. «El pronóstico es reservado, cualquier cosa puede pasar», anunció el politólogo costarricense, Claudio Alpizar, quien explicó que tendría que haber una abstención muy alta para que haya ganador en la primera ronda, ya que en el país centroamericano la presidencia de la República se gana con 40% mínimo de los votos emitidos y no del total del electorado calculado en 3.075.369 ciudadanos, según datos del Tribunal Supremo de Elecciones.

Fin del bipartidismo. El bipartidismo caracterizó el proceso electoral en Costa Rica, hasta 1998,  entre el Partido Unidad Social Cristiana (centroderecha) y el PLN. En 2002 entró en el escenario político la organización Acción Ciudadana con Ottón Solís Fallas como candidato, incursión que rompió el esquema electoral y propició, por primera vez en la historia democrática del país, la aplicación de la segunda vuelta para dirimir el resultado comicial.

En 2006 el tablero electoral se nutrió con la entrada en escena del Movimiento Libertario que cobró fuerza, entre otras razones, porque el PUSC entró en crisis porque los expresidentes Rafael Ángel Calderón Fournier y Miguel Ángel Rodríguez fueron investigados por presunto enriquecimiento ilícito. Ese año, Óscar Arias Sánchez del PLN ganó la presidencia con 42,26% de los votos y en 2010 repitió cuando la primera magistratura cayó en manos de Laura Chinchilla con 46% de los votos seguida de Ottón Solís con apenas 24%.

Indignación ciudadana. En esta contienda electoral, el PLN se juega la posibilidad de ganar su tercer mandato consecutivo triunfo que está en vilo debido a la caída de la popularidad de Chinchilla y al resultado de la estrategia de Araya quien intentó deslindarse del oficialismo para no ser comparado con la presidente, lo que fue considerado una traición por parte de los costarricenses que, según Alpizar, han puesto en evidencia la necesidad de cambio.

Las encuestas dan cuenta de que la popularidad de Chinchilla ha mermado y se cuestiona su gestión por la falta de desarrollo de infraestructuras, problemas en la calidad de servicios como la educación y la salud, la corrupción, la inseguridad, la crisis de los partidos políticos, el incremento de la pobreza y la consecuente desigualdad.

Ideologías encontradas. El tono de la campaña electoral puso en evidencia las distinciones propias entre la retórica conservadora y progresista, situación que se agudizó con el repunte de Villalta. El resto de los candidatos, sobre todo Araya, no evitaron hacer comparaciones entre Villalta y el “chavismo”. En carta de 5 de marzo de 2013, el Frente Amplio expresó sus condolencias por la muerte de Chávez.

En caso de una segunda ronda, Alpizar estimó que las alianzas serán de carácter ideológico. Un grupo conformado por el Frente Amplio más Acción Ciudadana y otro por el Movimiento Libertario y la Unidad Socialcristiana. El PLN tendría que buscar alianzas con partidos que lo han criticado.

 

El Dato

Por primera vez  11.286 costarricenses en el extranjero podrán votar

 

IRAXIS BELLO

EL NACIONAL