Expulsan a reportero de Periodista Digital y a periodista de Antena3 de 'Expo Venezuela de Verdad'
Expulsan a periodista de Antena 3 de exposición chavista en Madrid

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El régimen chavista ha organizado en Madrid una muestra propagandística con el nombre de ‘Expo Venezuela de Verdad’. La exposición está montada en el Círculo de Bellas Artes, donde puede visitarla cualquiera, cualquiera que no sea un activista democrático venezolano o un periodista que grabe lo que no conviene al Gobierno de Nicolás Maduro.

El martes 3 de marzo de 2015 había organizada una protesta contra la ‘Expo Mentira’, bautizada así por los opositores al chavismo, en la que participaron varias decenas de venezolanos que viven en España.

Antonio José Chinchetru, corresponsal político de Periodista Digital, estaba cubriendo la concentración, decidió entrar en la exposición. Se acreditó y entró sin problema alguno. Una hora más tarde las tornas cambiarían.

 

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Chinchetru volvió a salir a la calle para grabar las protestas, y más tarde trataría de acceder de nuevo. En ese momento también quisieron entrar Wilmer Baute y Aldolfo Martini, del Movimiento Español Venezolano AntiPodemos (MEVA). Con malas formas, la seguridad del régimen chavista, con el apoyo de la compañía privada de vigilancia CIS, les impidieron hacerlo.

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Un equipo de Espejo Público (Antena3) encabezado por Lourdes Delgado, un reportero de los Informativos de la misma cadena, el corresponsal del venezolano Informe21.com y Periodista Digital fueron testigos de los hechos.

Los medios presentes trataron de lograr explicaciones del motivo del veto, puesto que los dos jóvenes de MEVA contaban con acreditación de visitante para la exposición. No se ofrecieron razones, tan sólo un personaje que se identificó como «no venezolano» empezó a increparles con propaganda chavista.

PD le preguntó por su nacionalidad, le pidió que dijera si era tal vez cubano. No obtuvo otra respuesta que un largo discurso de propaganda.

Pasado el episodio, los medios españoles, perfectamente acreditados en la entrada, trataron de acceder a la exposición. Los periodistas de Antena3 caminaban un poco por delante y se toparon con el veto a mitad de camino. El problema es que tenían parte de su material dentro de la exposición, donde habían entrado con anterioridad. Tras una larga discusión, permitieron que uno de ellos entrara a recogerlo.

 

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Al resto de los miembros de la televisión, les impidieron acceder. Periodista Digital estaba grabando, móvil en ristre, la escena. De repente, una voz autoritaria lanzaba una orden a este periodista desde detrás de él: «¡Deje de grabar! ¡Ya ha grabado suficiente!». El redactor de PD se giró y le dio explicaciones:

«Soy periodista, esta es mi acreditación, así que hago mi trabajo y grabaré lo que considere adecuado».

Ante la insistencia del ‘gorila bolivariano’, que no parecía comprender que le replicaran e insistía en sus órdenes, el redactor de PD añadió:

«Soy periodista, estoy en España y en este país existe libertad de expresión, no se si le suena. Está reconocida en el artículo 20 de la Constitución española».

Los periodistas se encontraban bajo fuego cruzado bolivariano. A su espalda, unos escalones por debajo, un hombre malcarado que les ordenaba que dejaran de grabar. En frente, un poco más arriba de ellos, otros agentes venezolanos y miembros de la seguridad privada, que les impedían acceder.

 

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El redactor de PD se fijó en un pequeño detalle. El agente de seguridad venezolano no estaba identificado como tal. En su identificación ponía «Delegado». La pregunta resultaba obvia: «¿Usted de qué es delegado? ¿Usted es de seguridad?».

El vigilante privado, más entusiasta en la represión de los periodistas que los propios venezolanos, preguntó al agente chavista si el periodista podía estar ahí. Ante la respuesta negativa, le ordenó que dejara de grabar, le tapó el móvil con la mano y se lo bajó.

 

 

En ese momento, sin que nos hubiéramos dado cuenta, habían llegado dos agentes de la Policía Nacional española para sacar a los periodistas del lugar. Sorprendentemente, ordenaron a Antena3 y Periodista Digital que abandonaran el edificio del Círculo de Bellas Artes, con la excusa de que quien tenía alquilado el espacio había pedido que les sacaran.

Les respondieron que estaban dispuestos a salir de la zona alquilada por el Gobierno venezolano, pero que tenían derecho a estar en el hall de entrada del edificio. Que esa zona no estaba alquilada y ahí no podían imponer su voluntad. Insistieron en expulsarles del inmueble.

Ante la insistencia de los informadores, uno de los policías, con la boca pequeña, dijo que se mantuviéramos «fuera de las cintas». De todos modos estaba claro que les querían fuera del Círculo de Bellas Artes, no sólo de la zona por cuyo uso había pagado el régimen de Maduro.

Fuera seguían las protestas de los venezolanos, entre los que se corrió rápidamente la voz de lo ocurrido con los periodistas españoles. Les animaron y les decían:

«No quieren que se grabe la verdad», «tienen miedo a los medios que no controlan».

Le redactor de Periodista Digital escuchaba sus muestras de apoyo y sus agradecimiento por hacer nuestro trabajo. Pero una idea no dejaba de rondarle por la cabeza. Tenía suerte de estar en España, en Venezuela posiblemente no se hubieran limitado a expulsarle. Posiblemente le hubieran abierto la cabeza o algo peor.