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Freddy Guevara: Gobierno no necesita una Habilitante para combatir la corrupción

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El concejal metropolitano y coordinador político adjunto de Voluntad Popular, Freddy Guevara, rechazó la solicitud del presidente Nicolás Maduro de una Ley Habilitante para combatir la corrupción, considerando que sólo buscaría justificar perseguir a la oposición “con una ley que no beneficia al país ni resolverá los problemas que aquejan a los venezolanos”.

“El presidente ilegítimo Nicolás Maduro pide una Ley Habilitante con una intención antidemocrática de perseguir a los que piensan diferente”, dijo en rueda de prensa. “El Gobierno no necesita una habilitante para combatir la corrupción, necesita cambiar su política y la conchupancia entre la elite política y financiera chavista que tienen todo este guiso rojo que está acabando con el país. Necesitamos jueces independientes, no sin rostro, que le ponga cara a la corrupción”.

Guevara aseguró que para combatir la corrupción del gobierno necesitaría “volver a nacer” y ceder al cambio de Gobierno. “La corrupción que carcome a Venezuela es producto del modelo político y económico que esteestado delincuente ha venido planteando”, afirmó. “¿Usted quiere acabar con la corrupción? Tiene que acabar, entonces, con la red de corrupción de ese sistema financiero que crearon desde hace 14 años y que ni siquiera sirve. Usted quiere acabar con la corrupción no necesita una ley, necesita volver a nacer. Ninguna de las leyes habilitantes anteriores han servido para solventar los problemas del país”.

Prensa Voluntad Popular

Publicado en: Venezuela Al Día 

¿Consenso o confrontación? por Vladimir Villegas

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Fuente: El Nacional

El cuadro sociopolítico del país es cuando menos complicado. No hay que ser economista sino simple consumidor para advertir las dificultades por las cuales atraviesa buena parte de la población para asegurarse los alimentos esenciales de su dieta diaria. Las inmensas colas a las puertas y dentro de los supermercados son una clara señal de que las cosas no andan bien.

La escasez de productos; la creciente inflación, sobre todo en los rubros alimenticios; la alarmante dependencia de las importaciones y la escandalosa cotización del dólar innombrable nos pone de cara a una realidad que no puede ser manejada sino desde la búsqueda de acuerdos y de consensos entre los factores involucrados, léase Gobierno, empresarios, trabajadores y factores políticos oficialistas y no oficialistas.

Como somos un país petrolero, siempre creemos que si no funcionan las medidas destinadas a elevar la productividad, a realazo limpio podemos salir del apuro, y por eso casi siempre habrá excusas de la más variada índole para justificar por qué no se avanza en sustituir el modelo rentista por el productivo. Pero algún día habrá que tomar en serio esa propuesta y comenzar a sentar las bases de un nuevo modelo económico, para lo cual tiene que haber una convocatoria sin exclusiones. La crisis es de tal magnitud que el Gobierno en solitario no podrá afrontarla exitosamente

El Gobierno habla de la existencia de una conspiración para quebrar la economía, se crean órganos superiores para hacerle frente a esa presunta conspiración, pero se elude lo fundamental, que no es otra cosa sino una convocatoria amplia, sin sectarismo, sin exclusiones y sin prejuicios de todos los sectores del país para tomar el toro por los cuernos y recoger el más amplio consenso nacional en torno a las medidas necesarias para amarrar los dos potros desbocados de nuestra economía: la galopante inflación y la cada vez más ancha brecha entre el dólar oficial y el innombrable, y para apalancar un plan de fortalecimiento de la capacidad productiva del país. Ese es el camino más directo hacia el éxito de un plan económico.

Hablo de que en una mesa tengan cabida todos los empresarios, comenzando por las organizaciones y gremios que los representan, entre ellos Fedecámaras, cuya directiva actual tiene derecho de ser escuchada por el Ejecutivo, porque en su seno se están dando interesantes debates sobre el papel del empresariado en la Venezuela de hoy. Igualmente, los trabajadores y demás sectores populares, y sus organizaciones, oficialistas o no, tienen que estar allí, para que sus planteamientos también sean escuchados y debatidos. Los pequeños y medianos industriales, agrupados en Fedeindustria, el sector comercio y, por supuesto, la banca, también tienen que estar presentes.

Es ahora y no para más tarde la ocasión para una convocatoria de esa naturaleza, aunque parezca un momento poco propicio dado el clima electoral existente en el país. Si no se abate la inflación, si no se detiene el alocado ritmo de devaluación de nuestra moneda, si no se protege el salario de los trabajadores, Venezuela puede vivir tiempos de conmoción social, lo cual quizás alegre a unos cuantos, pero no a las grandes mayorías, que terminan pagando siempre la cuenta.

En tiempos de polarización acentuada como el actual, este tipo de llamados por lo general cae en saco roto, pero al menos uno queda con la conciencia tranquila de haberlo planteado y tal vez a tiempo. Por fortuna, creo que es cada vez más creciente el número de venezolanos conscientes de la necesidad de promover espacios para un diálogo auténtico sobre los reales problemas del país.

Sendai Zea Sep 17, 2013 | Actualizado hace 11 años
Un fracaso colectivo por Beatriz De Majo

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Fuente: El Nacional

Van 30 meses de conflicto y las ejecuciones sumarias se han vuelto el plato fuerte de la guerra civil siria. A juzgar por el tardío informe rendido por los expertos de la Comisión Independiente Internacional de Investigación sobre Siria, no son sólo los flagrantes ataques con gas sarín los que están en el orden del día. Los crímenes de guerra se vienen perpetrando por partida doble en ambos lados de la conflagración, hospitales y colegios siguen siendo bombardeados, los menores siguen siendo reclutados por ambos lados de la ecuación, todo ello mientras la intervención del sectarismo islamista asociado a una milicia asesina y terrorista completa un cuadro atroz de violación de todos los derechos de los ciudadanos. Todo este atroz episodio ha servido para poner de relieve la peor de las perversiones, el peor pecado de omisión de la comunidad internacional, que ha sido el de concentrarse por varias semanas en los 1.400 asesinados civiles que perecieron asfixiados por la más atroz de las muertes –niños inocentes incluidos– y poner a un lado los crímenes convencionales que han terminado con la vida de más de 100.000 ciudadanos sirios a lo largo de dos años y medio.

De igual manera, la actuación de la potencia rusa en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha sido la guinda de la torta de este vergonzoso capítulo. Moscú se ha negado a convalidar una intervención militar de países aliados si el pacto de entrega y destrucción del arsenal químico alcanzado por su propia iniciativa y esfuerzo heroico de acercar las posiciones de Siria y Estados Unidos fuera violado por Damasco.

A todas estas, ¿adónde han ido a parar las normas internacionales creadas y abrazadas por los países para abolir los crímenes de guerra, y en particular el recurso a las armas químicas?… ¿Qué ha sido del principio de la “responsabilidad de proteger”, un dogma adoptado formalmente en la Asamblea General en el año 2005 por parte de todos los países del sistema, que convierte en una sagrada obligación colectiva la prevención y el destierro de las atrocidades masivas?

Darle más tiempo a la diplomacia puede contribuir a mitigar este episodio luctuoso, mas no a resolver una guerra caracterizada por los más atroces crímenes, tanto del Gobierno como de aquellos que Occidente ha considerado sus interlocutores válidos.

Estamos frente a un doloroso caso que reclama acción inmediata y certera: el estrepitoso fracaso de las Naciones Unidas, pero también el de cada uno de sus países miembros. La acción no puede ser sólo la de silenciar los fusiles. Hace falta acabar con la futilidad, la inutilidad y la ineficiencia de las instituciones que existen para garantizar la paz.

LIBORIO GUARULLA

 

Es innecesario gastar demasiada tinta para demostrar que el gobierno en ejercicio desde 1999 hasta nuestros días ha tenido por los indígenas venezolanos algo mucho peor que el desprecio. En efecto, gobiernos anteriores a 1998 han exhibido por las diversas etnias indígenas asentadas en nuestro territorio un absoluto desinterés, que expuso a esas comunidades al abandono más patético con sus secuelas conocidas: maltrato cultural, segregación económica, enfermedades, hambre, desarraigo, marginalidad…

Este gobierno, sin embargo, no se limitó (como los pasados) a desatender o ignorar a nuestros indígenas. Este gobierno fue más allá: Los atacó. Si, así como lo leen: ¡Los atacó! Como si se tratara de alguna feroz campaña como las que en el pasado fueron desatadas en Argentina contra “los pampas” o en Norteamérica contra el pueblo pielroja, en Venezuela -por primera vez desde la Conquista- un gobierno “criollo” la emprendió contra nuestros indígenas. Y cuando decimos que “atacaron a los indígenas” no es un tropo, una metáfora, un recurso retórico o una exageración pedagógica. ¡Se trata de hechos, lamentables y trágicos!

En efecto, desde lo ocurrido en el nor-occidente del país, en la Sierra de Perijá, donde personajes del gobierno utilizaron los reclamos del pueblo Yukpa y otras etnias para sacar de sus tierras a hacendados que tenían una larga tradición productiva (para luego no proceder a la demarcación de las tierras indígenas, dejando tales propiedades en un limbo jurídico aprovechado por quienes tienen las conexiones adecuadas tanto con el poder político como con compañías transnacionales “amigas del proceso” interesadas en la explotación del carbón, tal como han denunciado reiteradamente organizaciones defensoras de los Derechos Humanos com la Sociedad Homo et Natura y PROVEA, entre otras), hasta lo ocurrido en el Sur del país, en el Estado Bolívar, donde al amparo del llamado Plan Caura se pretende desalojar por la fuerza a comunidades de las etnias Chirichan, Yekuana y Pemón de su hábitat natural y de las actividades que les garantizan su supervivencia económica, tal como ha sido denunciado por medios regionales como el Correo del Caroní y por diputados de la región como Américo De Grazia, de norte a sur, de occidente a oriente, el gobierno ha mantenida una retórica supuestamente “indigenista” mientras en los hechos ha desarrollado conductas claramente lesivas a los intereses de los pueblos indígenas. Son contradicciones, si. Contradicciones manchadas con sangre aborigen.

Ese es el contexto, el marco real en el que se desarrolla la actual ofensiva oficial contra un indígena de la etnia Baniva, que por decisión del pueblo de Amazonas es gobernador de esa entidad. A través de #ElRadardelosBarrios ese indígena, Liborio Guarulla, ha dicho su verdad. Ha relatado como a la gobernación le quitaron la policía, el aeropuerto, el Gran Hotel Amazonas, la emisora radial La Voz de Amazonas. Ha contado como en la toma oficial del Hotel Amazonas los representantes del Gobierno Nacional detuvieron a 19 personas, entre ellos cuatro abogadas de la Procuraduría del Estado que iban a hacer la entrega física de la instalación y personal de Protección Civil Amazonas que estaba presente para apoyar a quien lo requiriese. Relató que en la madrugada del sábado, cuando se produjo la liberación de 12 de los 19 detenidos, cinco de estos estaban vomitando sangre y presentaban lesiones que hacían presumir que habían sido objeto de torturas y otros maltratos, por lo que les fue practicada el examen forense respectivo.

Todo eso espera respuesta, y no sólo del gobierno. También se espera la respuesta solidaria de la Venezuela decente, esa que (aunque porte franela roja, amarilla, azul, blanca o verde) no puede sentarse impasible a ver como un gobernante electo por el pueblo, como Liborio Guarulla, es atacado y calumniado por un funcionario designado como el Ministro de Turismo.

El Estado Amazonas, ese donde según Liborio Guarulla hay cuatro mil guerrilleros colombianos explotando ilegalmente nuestra riqueza mineral,  no queda en el planeta de al lado. Lo que permitamos que ocurra allí, podrá repetirse luego frente a nuestra casa. No se trata de “solidarizarnos con el pueblo de Amazonas y con su gobernador”. Se trata de solidarizarnos con nosotros mismos.

Entonces, ¿Quién convoca? ¿Cuándo? ¿Para dónde? Porque este es el tipo de cosas frente a las cuales los dirigentes no pueden «fijar posición» con una «rueda de prensa», y los ciudadanos no podemos sencillamente hacer catarsis a través de las redes sociales.  Este es un tema de ciudadanía.  ¿Entonces?

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Buenas noches:

Hace ya más de una década cayó en mis manos por primera vez el libro de Vaclav Havel “El poder de los sin poder”. Venía forrado con una página del periódico oficial de mi país, del diario del Partido Comunista de Cuba. Forrar los libros era una de las tantas formas en que escondíamos de la vista de informantes y policías políticos los textos incómodos y prohibidos por el gobierno. De esa manera habíamos estado leyendo en el clandestinaje las historias de los sucedido con la caída del muro de Berlín, del fin de la Unión Soviética, la transformación checa y todos los otros sucesos de Europa del Este. Sabíamos de todas esas transiciones, algunas más traumáticas, otras más exitosas y muchos soñábamos con que la transición llegaría pronto a nuestra Isla en el Caribe, sometida por más de cinco décadas a un totalitarismo. Pero las transiciones más que añorarlas, hay que construirlas. Los procesos de cambio no llegan solos, los ciudadanos tienen que provocarlos.

Hoy estoy aquí, justo en la ciudad donde nació Vaclav Havel ese hombre que resume como pocos el espíritu de la transición. Estoy además frente a muchas personas que han impulsado, fomentado y personificado el deseo de cambio de sus respectivas sociedades. Porque la búsqueda de horizontes de mayor libertad, es un componente esencial de la naturaleza humana. Por eso se vuelve tan retorcidos y anti naturales esos regímenes que intentan perpetuarse sobre sus pueblos, inmovilizarlos, quitarles el deseo de soñar con que el futuro deberá ser mejor.

En la época que le correspondió a Vaclav Havel, a Lech Walesa y a tantos otros disidentes de los regímenes comunistas, fueron efectivos los métodos de la lucha pacífica, sindical, hasta la creación artística se puso en función del cambio. Ahora ha venido en nuestro auxilio también la tecnología. Cada vez que utilizo un teléfono móvil para denunciar un arresto o escribo en mi blog sobre la difícil situación de tantas familias cubanas, pienso cómo habrían ayudado estos artilugios de teclas y pantallas a los activistas de décadas anteriores. Cuán lejos hubieran podido llegar sus voces y proyectos de haber contado con las redes sociales y todo el ciberespacio que se abre hoy ante nuestros ojos. La WEB 2.0 ha sido, sin dudas, un impulso para ese espíritu de transición que habita en el interior de todos nosotros.

Hoy está aquí por primera vez en el Forum 2000 una pequeña representación de activistas cubanos. Después de décadas de encierro insular en que el régimen de nuestro país impedía a muchos disidentes, periodistas independientes y bloggers alternativos viajar al extranjero, hemos logrado la pequeña victoria de que nos abran el cerrojo de las fronteras nacionales. Es una victoria limitada, incompleta, porque todavía faltan muchas otras. La libertad de asociación, el respeto a la libre opinión, la capacidad de elegir por nosotros mismos a quienes nos representen, el fin de esos actos de odio llamados mítines de repudio que aún persisten en las calles cubanas contra los que piensan diferente a la ideología en el poder. Sin embargo, muchos sentimos que Cuba está en transición. Una transición que está ocurriendo de la manera más irreversible y aleccionadora: desde el interior del individuo, en la conciencia de un pueblo.

En esa transición habrán influido muchos de ustedes. Muchos de ustedes que han llegado primero a la libertad y han comprobado que no es el final del camino, sino que la libertad trae nuevos problemas, nuevas responsabilidades, nuevos retos. Ustedes que en sus respectivos países mantuvieron vivo el aliento del cambio, incluso poniendo en riesgo sus nombres y sus vidas.

Como el espíritu de la transición contenido en aquel libro de Vaclav Havel, forrado –para enmascararlo- con las páginas del periódico oficial más inmovilista y reaccionario que puedan imaginar. Como aquel libro, la transición puede prohibirse, censurarse, ser decretada casi una mala palabra, postergarse y satanizarse… pero siempre llegará.

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Esta es una mesa de trabajo del “cartel” de Miraflores. Una bandera floral, otras banderitas sobre la superficie, Rodriguez Torres, el de la “patria segura”, el ilegítimo, la primera combatiente, la cabeza de calva corona de Ramírez, el ZAR del petróleo, y otros, se afincan confiados , cómodos,   la mesa es grande segura…Y sobre todo, no tiene patas….nadie puede colocar micrófono o meterse debajo de ella….Así como la foto de una columna pasada reciente, de la diputada sin zapatos en el Congreso,  esta foto dice más ….Porque así como  en visitas internacionales, paseos escolares, celebraciones  con discursos infinitos, encuentros y ceremonias, y si bien es verdad que no tiene patas , debería gozar de un respeto especial.

Más todavía: único.  Porque esta “mesa” en la que se afincan desenfadadamente, es el féretro donde supuestamente  está el cuerpo del Comandante Supremo, el Bolívar del Siglo XXI, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Libertarias de la Humanidad, según Evo Morales, ese mismo que  está sobre los pétalos de una flor, en el Museo de la Montaña que no es otra que la Planicie a donde llegó  llorando y corriendo a rendirse.
Esta foto, estos personajes, lo que demuestran es que ese féretro está vacío.
¿Porque vamos a ver…usted se recostaría  en el ataúd de su madre, de su padre, bueno pues, de cualquiera? “¡Yo te cuento, piruli”! ¡Como decían antes!
Y más el “ilegítimo” que y que va de noche a  conversar  y a dormir con su Comandante   y hasta a escucharlo gorjear como pajarito…! Esto está ahora tan vacío como perdida está la partida de nacimiento: si existiera esa partida venezolana el ilegítimo la hubiera enseñado ya! Si el Comandante infinito, etc,  etc, etc estuviera allí, ya lo habrían abierto para que  se viera. Y eso es lo que va a pasar…se les cae la mentira. Es en esos pequeños detalles que los criminales  acaban con el cuento de su inocencia.
Esta es…..la mismita mesa de trabajo.
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El terrible drama actual del chavismo versión Nicolás Maduro es que este no sólo no calza las botas de su antececesor, el «comandante eterno», sino que la propia base popular del movimiento no termina de asumirlo como EL líder. Siempre fue un dirigente del aparato administrativo gubernamental, en un ministerio de poco brillo en el interior del país, y, en el fondo, es más bien un desconocido para quienes se conformaron como movimiento en torno a la figura hiperquinética de Hugo Chávez. En claro contraste con la volcánica personalidad de este, el chavismo de base lo asume «porque es lo que hay», y porque la dramática y al mismo tiempo patética solicitud, de un Chávez que se sabía ya casi moribundo, para que «en caso de que pasara algo», votaran por Maduro, le ha dotado de legitimidad, ciertamente un tanto artificial, pero muy necesaria para él, porque sabe bien que no es monedita de oro y que en la nuca le respira un cierto teniente retirado que no oculta sus ambiciones.

Esta contradicción no es un invento. Cuando Chávez ungió a Maduro, tenía a su lado derecho, con cara pétrea, a Diosdado Cabello, quien ni siquiera se inmutó cuando el jefe lo colocó tan obvia y abiertamente en segundo plano y rogó el voto para su hasta entonces canciller. Maduro no fue su compañero de armas, a diferencia de Diosdado, quien, ya se sabe, fue teniente; sin embargo, Chávez optó por el civil y no por el militar. Algunas versiones sostienen que tal decisión fue producto de una sugerencia de los cubanos, para quienes el anticomunista confeso que es Diosdado no es un sujeto confiable. No compartimos tal opinión, aunque sea cierto que a los cubanos Diosdado no les cae bien.

Chávez, por supuesto, oía a los cubanos y se vanagloriaba de su relación con ellos, pero sus decisiones en política nacional eran suyas y exclusivamente suyas. Cuando puso a un lado a Diosdado lo hizo porque lo conocía y tampoco le cuadraba su reaccionario lugarteniente. La condición militar o civil no tenía para él ninguna importancia. Para Chávez lo importante era la política y los criterios políticos de la gente que lo rodeaba. Y los criterios políticos de Cabello no le gustaban. Sabiéndose ya muy cerca de la muerte y colocado en el trance de tener que pensar en un sucesor, su decisión obedeció a que para él Maduro, comparado con Diosdado, el otro prevenido al bate, es un hombre de regular experiencia política, más dado a moverse con relativa soltura en los escenarios del debate político, en tanto que Cabello no termina de dejar de ser el teniente de pobre lenguaje, más bien torpe y de poca muñeca política.

Ahora Maduro está en la necesidad de afirmar el liderazgo que le fue otorgado pero del cual sabe que carece; de ahí sus poco felices intentos de imitar el lenguaje y hasta el lenguaje corporal de Chávez. Quiere ser visto como Chávez II. Se equivoca. Le saldría más bien reforzar sus propias cualidades y afirmar el perfil que le es propio.

En todo caso, buena parte de lo que está por venir entre nosotros depende del desenlace de esta contradicción y de cómo se mueva la oposición ante ella.

Fuente: TalCual Digital

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El noticiero de la verdad se llamará lo que los venezolanos verán mínimo dos veces por día por la televisión nacional en todos los canales, una vez por la mañana y otra por la noche.

Al anunciar la decisión  de iniciar este informativo, el presidente Nicolás Maduro argumentó que no todos los noticieros transmiten adecuadamente los logros de la revolución. Desde la muerte de Chávez, Maduro ha interrumpido  106 veces la programación en cadenas nacionales para introducir pronunciamientos del gobierno.

Los venezolanos tienen opiniones divididas sobre el gobierno y hay versiones que indican que las últimas encuestas no gubernamentales muestran que la preferencia por Capriles continúa subiendo mientras que la Maduro continua bajando.

En un país dividio políticamente, donde el presidente ni siquiera tiene el margen de maniobra o ascendencia suficiente sobre sus propios seguidores, con las finanzas mostrando las consecuencias de la destructiva política económica  de la era Chavista, la cual infortunadamente ha mermado la capacidad productiva en todos los sectores y una ciudadanía cada vez menos paciente y mas expresiva, el presidente Maduro, siguiendo la concepción estatal Leninista, tiene dos caminos.

El primer camino sería empreder reformas de fondo para lograr un equilibrio entre la política social y la generación de riqueza derivada de los incentivos del mercado.

Ese camino es imposible para Maduro por varias razones.

En primer lugar, su visión es diferente. Es centralista, estatista y va en contra de la iniciativa y el capital privados.

En segundo lugar, estaría traicionando el legado de Chávez, lo cual lo dejaría sin el poco piso político que tiene.

El segundo camino es el escogido, hacer mas de lo mismo, es decir, aguantar y simultáneamente atacar a sus contradictores con todas las herramientas jurídicas económicas mediáticas y políticas, legítimas e ilegítmas, como lo han hecho hasta ahora. Ello implica entre otras cosas y en la medida en que crece el descontento, aumentar la represión aprovechando la mezcla y concentración de las tres ramas del poder y manipulando los medios de comunicación.

Por eso, esta nueva medida no es sorprendente, ni será la última en el proceso de aprovechar y abusar de los medios y de la libertad de prensa para mantenerse en el poder. Hace poco, Globovisión, recibió una multa grande y por la presión tuvo que salir a vender su señal.  Quedó en manos de seguidores del Chavismo.

Ante el fracaso del modelo Chavista y la incapacidad de Maduro de darle un vuelco al país, represión y abuso de los medios de comunicación.

Si Maduro piensa que los problemas de Venezuela se arreglan con dos horas diarias de televisión manipulada, las cosas en Venezuela son mas graves de lo que parecen.

Fuente: El Espectador (Colombia)