Cuando escuchamos la palabra “arte” parece que directamente nos vamos a encontrar detrás del mismo a una persona con nombre y apellidos, que expone sus obras en alguna galería de arte y/u otra plataforma acondicionada para tal fin, que puedes incluso comprar una pieza de su trabajo, llevártelo a casa o pagar una entrada para ver toda su trayectoria, etc.

Pero el arte urbano es otra cosa y, sin embargo, no deja de ser arte por mucho empeño que tenga algunos que denominarlo “vandalismo”.

La ciudad es su galería, y cada muro, acera o esquina, su lienzo.