¿Por qué Chávez no cree en nuestro sistema de salud? - Runrun


Yo quisiera que algún representante, miembro o militante del partido de gobierno me explicase, sin tartamudeos, el por qué el Presidente de la República no puede ser tratado del «absceso pélvico» en nuestro país. Que me diera las razones por las cuales ninguno de los aviones, tanto militares como civiles, que componen la flotilla del Estado, están en la capacidad de traerlo, para que se recupere en Venezuela.

No entiendo porqué el Jefe del Estado tiene que ser operado en un país cuyo sistema médico vive más de glorias pasadas, que de triunfos logrados en el presente. ¿Es que nuestro sistema de salud, del que tanto se ufanan Chávez y sus seguidores, no es lo suficientemente bueno para curarlo? ¿Es que la medicina en Venezuela no está a la altura de los avances científicos, tecnológicos y profesionales actuales? Si esto es así, entonces porqué cada vez que un alto funcionario se enferma, o va a una consulta médica, lo hace en los diversos entes privados.

Y a los ejemplos me remito, como el de la enfermedad del ex gobernador de Barinas y padre del presidente, Hugo de los Reyes Chávez, quien fue tratado en el Hospital de Clínicas Caracas, uno de los mejores del país y de Suramérica; o el contralor general de la República, Clodosvaldo Rusián, quien estuvo hasta hace unas semanas en el Centro Médico Docente La Trinidad; también ejemplo de excelente servicio médico. O el caso de la dirigente de UPV, Lina Ron, quien fue llevada a una clínica privada en Caracas, donde falleció.

Creo que aquí hay un doble discurso, ya que el gobierno se vanaglorea de un servicio de salud pública «excelente», pero sus funcionarios y dirigentes más importantes, prefieren ser atendidos en instituciones privadas, o en el exterior. Entonces, algo no está bien; nos están mintiendo y de la manera más descarada posible.

Tampoco entiendo la manera como se ha manejado el asunto de la dolencia del Jefe del Estado. Cómo sus médicos, entre ellos varios cubanos, permitieron que fuese a una gira presidencial de varios países, con toda la carga de trabajo y estrés que eso significa, si nuestro mandatario, no reunía las condiciones para hacerlo. Y menos entiendo, y de allí, que piense mal, cuando vi a un Chávez que llegaba al Brasil con muletas, las cuales no utilizó en el Ecuador ni en Cuba; país, donde «de repente», tuvo que ser atendido de emergencia y operado por un absceso pélvico.

Investigando y consultando a médicos especialistas he logrado saber que esa dolencia es «una consecuencia», no la causa de un problema mayor. Esa bolsa de pus, que el Presidente tenía, y que fue operada en el Hospital Militar de La Habana, donde suponemos se recupera, es producto de una infección importante en  la zona cercana a los intestinos, o peor, en el caso del Jefe del Estado por su condición de hombre mayor de 50 años, cerca de la próstata.

Por otra parte, el mal manejo de la información por parte del vicepresidente y los ministros, generó una matriz de opinión que «en nada beneficia» al mandatario nacional, al extremo que los funcionarios han utilizado frases, fotos y gigantografías para recordarle al país que «el líder máximo está resolviendo y despachando detrás de los encargados momentáneos del poder». Esto no se lo creen ni los chavistas más compenetrados con el régimen .

Esto demuestra la carencia de liderazgo dentro del gabinete Ejecutivo, pues en ausencia de Chávez no hay quien resuelva las situaciones de crisis, además que gran parte de la ciudadanía se dio cuenta que con o sin Chávez, los problemas siguen y se multiplican. Una vez más queda demostrado que la política informativa oficial simplemente no sirve.


El hermetismo no ha sido lo usual en los problemas de salud que en los últimos años han aquejado a líderes hispanos. Contrario a lo ocurrido con el Presidente de Paraguay o el Rey de España, por ejemplo, la dolencia del presidente Chávez no ha sido explicada por ningún médico a los venezolanos. No ha habido ruedas de prensa con galenos ni comunicados que detallen el estado de salud del mandatario nacional. Nada se ha dicho más allá del «absceso pélvico».

Como dice el refrán: «Piensa mal y acertarás». O será que estamos ante una versión «roja rojita» de los últimos días de Juan Vicente Gómez, aquel dictador venezolano, cuya muerte estuvo rodeada de misterio y dudas.



Mario A. Beroes Ríos

www.marioaberoesrios.blogspot.com