TelegramWhatsAppFacebookX

“Ley del silencio” en La Mulata tras ataque armado de presuntos paramilitares

No es la primera vez que presuntos paramilitares intentan tomar la sede militar. El pasado 30 de octubre secuestraron a un GNB en el mismo puesto fronterizo

@loremelendez

“Ahorita, en La Mulata, impera la ley del silencio”, dijo un hombre en la salida de Ureña, en Táchira, que conecta con el caserío donde durante la madrugada del domingo hubo un ataque armado contra una sede militar. Pobladores confirmaron a Runrun.es que el tiroteo sucedió, pero ninguno se atrevió a relatar lo que pasó. 

Pese a que una reseña de la de Región Estratégica de Defensa Integral (Redi) Los Andes, distribuida la noche del domingo, acusa a “grupos paramilitares colombianos” del hecho, ni los uniformados interrogados ni los habitantes de La Mulata, que alberga un puñado de casas con graffitis del Ejército de Liberación Nacional (ELN), saben realmente quién fue el autor de los disparos que la mañana de este lunes se podían ver en la fachada del puesto fronterizo que comparten la Guardia Nacional y el Ejército venezolano.

La información del escrito indica que al lugar llegaron alrededor de 20 hombres con armas largas, “uniformes camuflados” y pañoletas verdes, quienes lanzaron granadas y accionaron sus fusiles contra la instalación.

Según la información, quienes dispararon dijeron: “les traigo un mensaje. Entreguen las armas, becerros, cabrones, asómense para darles el regalito”, antes de detonar el proyectil explosivo. 

También se detalla que los militares repelieron los tiros con sus armas y pidieron refuerzos, para lo que se conformó una comisión de 20 efectivos de tropa profesional al mando del capitán de la GNB Juan Hernández Gil, quien presuntamente fue emboscado por los atacantes pero logró salir ileso. En el incidente no se reportó ningún herido aunque tuvo una duración de una hora.

Freddy Bernal, nombrado protector del estado Táchira, confirmó la mañana del lunes el hecho y aumentó el número de atacantes de 20 a 60. Sin embargo, ni en el puesto fronterizo de La Mulata, ni en el de Garrochal, a donde remitieron a Runrun.es para obtener información, dieron declaraciones sobre lo sucedido.

Un oficial, quien declaró bajo anonimato, admitió que se desconocía quiénes habían perpetrado el ataque. “No se sabe si fue el Ejército Colombiano, aunque no creo, o los que están en las montañas de por allá”, apuntó.

Al mediodía de este lunes, día y medio después del hecho, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) no había hecho las experticias correspondientes en el lugar porque, según un oficial del puesto fronterizo, debía pedir permiso ante la Comandancia de la Guardia Nacional en Garrochal (San Antonio), para ingresar en las instalaciones militares.

No es la primera vez que el puesto fronterizo de La Mulata recibe un ataque armado. El 30 de octubre de 2018, más de 70 presuntos paramilitares pertenecientes a “Los Rastrojos” ingresaron por la fuerza al sitio, robaron armamento, teléfonos celulares y documentos militares, y secuestraron al  sargento Gerson Hernández Sanguino, de 48 años de edad, quien era el comandante de la instalación. Esto en respuesta al arresto que horas antes había practicado la GNB a dos miembros del grupo irregular. Días después, el uniformado fue rescatado y se apresó a dos integrantes de los Rastrojos.  

La Mulata es considerada por los habitantes de Ureña como una zona peligrosa, no solo por la presencia del ELN dentro de la zona, que según los lugareños opera en complicidad con los efectivos de la GNB y mantiene el control de las “trochas” por donde se trasladan a Colombia tanto los locales como el contrabando, sino porque allí actúan también grupos paramilitares.

En mayo de 2015 se descubrieron tres fosas comunes donde se hallaron los cadáveres de 12 personas. Aunque se pensó que estos podrían pertenecer a jóvenes que habían desaparecido tanto en Ureña como en San Antonio, no se descartó que estos fuesen de paramilitares asesinados en la zona.

TelegramWhatsAppFacebookX

No es la primera vez que presuntos paramilitares intentan tomar la sede militar. El pasado 30 de octubre secuestraron a un GNB en el mismo puesto fronterizo

@loremelendez

“Ahorita, en La Mulata, impera la ley del silencio”, dijo un hombre en la salida de Ureña, en Táchira, que conecta con el caserío donde durante la madrugada del domingo hubo un ataque armado contra una sede militar. Pobladores confirmaron a Runrun.es que el tiroteo sucedió, pero ninguno se atrevió a relatar lo que pasó. 

Pese a que una reseña de la de Región Estratégica de Defensa Integral (Redi) Los Andes, distribuida la noche del domingo, acusa a “grupos paramilitares colombianos” del hecho, ni los uniformados interrogados ni los habitantes de La Mulata, que alberga un puñado de casas con graffitis del Ejército de Liberación Nacional (ELN), saben realmente quién fue el autor de los disparos que la mañana de este lunes se podían ver en la fachada del puesto fronterizo que comparten la Guardia Nacional y el Ejército venezolano.

La información del escrito indica que al lugar llegaron alrededor de 20 hombres con armas largas, “uniformes camuflados” y pañoletas verdes, quienes lanzaron granadas y accionaron sus fusiles contra la instalación.

Según la información, quienes dispararon dijeron: “les traigo un mensaje. Entreguen las armas, becerros, cabrones, asómense para darles el regalito”, antes de detonar el proyectil explosivo. 

También se detalla que los militares repelieron los tiros con sus armas y pidieron refuerzos, para lo que se conformó una comisión de 20 efectivos de tropa profesional al mando del capitán de la GNB Juan Hernández Gil, quien presuntamente fue emboscado por los atacantes pero logró salir ileso. En el incidente no se reportó ningún herido aunque tuvo una duración de una hora.

Freddy Bernal, nombrado protector del estado Táchira, confirmó la mañana del lunes el hecho y aumentó el número de atacantes de 20 a 60. Sin embargo, ni en el puesto fronterizo de La Mulata, ni en el de Garrochal, a donde remitieron a Runrun.es para obtener información, dieron declaraciones sobre lo sucedido.

Un oficial, quien declaró bajo anonimato, admitió que se desconocía quiénes habían perpetrado el ataque. “No se sabe si fue el Ejército Colombiano, aunque no creo, o los que están en las montañas de por allá”, apuntó.

Al mediodía de este lunes, día y medio después del hecho, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) no había hecho las experticias correspondientes en el lugar porque, según un oficial del puesto fronterizo, debía pedir permiso ante la Comandancia de la Guardia Nacional en Garrochal (San Antonio), para ingresar en las instalaciones militares.

No es la primera vez que el puesto fronterizo de La Mulata recibe un ataque armado. El 30 de octubre de 2018, más de 70 presuntos paramilitares pertenecientes a “Los Rastrojos” ingresaron por la fuerza al sitio, robaron armamento, teléfonos celulares y documentos militares, y secuestraron al  sargento Gerson Hernández Sanguino, de 48 años de edad, quien era el comandante de la instalación. Esto en respuesta al arresto que horas antes había practicado la GNB a dos miembros del grupo irregular. Días después, el uniformado fue rescatado y se apresó a dos integrantes de los Rastrojos.  

La Mulata es considerada por los habitantes de Ureña como una zona peligrosa, no solo por la presencia del ELN dentro de la zona, que según los lugareños opera en complicidad con los efectivos de la GNB y mantiene el control de las “trochas” por donde se trasladan a Colombia tanto los locales como el contrabando, sino porque allí actúan también grupos paramilitares.

En mayo de 2015 se descubrieron tres fosas comunes donde se hallaron los cadáveres de 12 personas. Aunque se pensó que estos podrían pertenecer a jóvenes que habían desaparecido tanto en Ureña como en San Antonio, no se descartó que estos fuesen de paramilitares asesinados en la zona.

Todavia hay más
Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.