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Zimbabue

EFE Sep 06, 2019 | Actualizado hace 5 años
Falleció el expresidente de Zimbabue Robert Mugabe

EL EXPRESIDENTE DE ZIMBABUE Robert Mugabe, el primer mandatario del país tras su independencia, ha muerto a la edad de 95 años, informó hoy el actual presidente zimbabuense, Emmerson Dambudzo Mnangagwa, en su cuenta de Twitter.

«Con gran tristeza, anuncio el fallecimiento del padre fundador y ex presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe», señala el actual mandatario.

Mugabe «fue un ícono de la liberación, un panafricanista que dedicó su vida a la emancipación y el empoderamiento de su pueblo. Su contribución a la historia de nuestra nación y continente nunca será olvidada. Que su alma descanse en paz eterna», agrega Dambudzo Mnangagwa.

Mugabe falleció en un hospital de Singapur rodeado de su familia y su esposa, Grace, indicaron diversas fuentes al medio local ZimLive.

El expresidente de Zimbabue estaba hospitalizado y recibía tratamiento médico en la ciudad asiática desde hacía cinco meses.

Robert Mugabe ostentó el poder en Zimbabue durante 37 años -desde su independencia del Reino Unido, en 1980- antes de ser derrocado en un golpe de Estado en noviembre de 2017.

Este suceso de produjo en respuesta a la decisión de Mugabe de despedir a su entonces vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, en medio de tensiones entre éste y la primera dama, Grace, sobre quién debía ser su sucesor.

Mugabe dimitió el 21 de noviembre y fue reemplazado tres días más tarde por Mnangagwa, de 76 años, un relevo histórico que provocó el júbilo en las calles de un país próspero que el expresidente había llevado a la ruina.

20 años en línea, por Marianella Salazar

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El resultado de las votaciones municipales y la parodia electoral legitimada por Manuel Rosales en el Zulia representan un hito dentro de la dinámica dictatorial latinoamericana. Ni siquiera en Cuba, aun cuando las elecciones también se ganan con 99% de los votos, se llega al extremo de inventar más votos que votantes, pagar bonos navideños a los que voten y tener a una dirigencia opositora cómplice, solo comparable con la oposición putrefacta que permitió a Mugabe mantenerse 37 años en el poder.

Nosotros vamos ya por los 20 años en línea, pero en Zimbabue Mugabe ejercía el poder pleno; en cambio, nuestra narcodictadura tropical es ejercida por una mafia que acumula toda la degeneración del resentimiento social y la saña criminal operada desde el cuartel central de La Habana.

Mientras el agente de Cuba, Nicolás Maduro, se regocija de la “histórica batalla” y se pasa por el forro la Constitución al anunciar la eliminación de los partidos que no participaron en la farsa electoral del 10D, en Europa, Julio Borges, aprovecha sus últimos días como presidente de la inocua Asamblea Nacional y aparece de nuevo en la Cancillería romana y en la sede del Estado Vaticano repitiendo el mismo papelón, al exigir apoyo para unas elecciones justas en dictadura y sin emitir respuesta cuando es conminado a responder por qué la AN en dos años no procedió a nombrar el Poder Electoral como ordena la Constitución, y, por el contrario, debe justificar la intencional falta de quórum ocurrida al respecto en el Parlamento.

La Cancillería italiana, cuya comunidad es víctima de expropiaciones, secuestros y emergencias de salud en Venezuela, está perfectamente al tanto de la situación nacional; lo mismo ocurre con el secretario Parolin, a quien le disgusta que se hagan públicas las reuniones del Vaticano cuando participa en mediaciones y es contrario a todo tipo de pantallería, como ocurrió en las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos, donde nadie se retrató haciendo turismo político y menos aún a costa de un país desangrado como Venezuela.

Entre amigos

El resultado de las elecciones municipales no debe compararse con la abstención de hace quince años, cuando la protesta pasiva nos dejó una Asamblea “roja rojita”.

Hoy tenemos un país teñido de rojo, cuando hace apenas seis meses era inminente la salida de Maduro, y eso gracias a una errática oposición cuyos objetivos parecen reducirse a la participación del situado constitucional en los “espacios” que el régimen le adjudique como premio de consolación por sus “buenos” oficios como colaboracionista.

Este domingo el país habló en rechazo al régimen y a la engañosa oposición representada en la MUD, empeñada en servirle de pañal a la dictadura. Es el momento de nuevos liderazgos, asumido hasta ahora por Ledezma y María Corina, a lo que deben sumarse los jóvenes, los estudiantes que forman la resistencia y una marea silente de gente que soporta estoicamente la tragedia de sobrevivir en dictadura.

Este fin de semana la MUD concurre al falso diálogo con mucho plomo en el ala, derrotada y fracturada; le queda el apoyo de algunos empresarios, académicos, profesionales e integrantes de una sociedad de cómplices que ha sido parte en la permanencia del régimen. Hasta el secretario de la OEA, Luis Almagro –convertido en paladín de la democracia venezolana–, ha desenmascarado a esos mentidos liderazgos que se prestan a ser catalizadores de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, el verdadero tormento para el contingente de personeros gubernamentales que ostentan su prontuario y que, sin duda, será el tema fundamental en República Dominicana, donde celebraran, entre amigos, el éxito de un resultado previamente acordado.

@AliasMalula

El Nacional

¿Quién podrá defendernos? por Carolina Jaimes Branger

CarnetdelaPatria

Una de las características principales de los pueblos subdesarrollados es la constante búsqueda de líderes que resuelvan todos sus problemas. Ahí está el nuevo presidente de Zimbabue ofreciendo villas y castillos. Y la gente fascinada. No quiero sonar fatalista, pero lo más seguro es que terminen estrellados contra la pared. Ciertamente que hay nuevos aires en el país africano después de una férrea dictadura como la de Mugabe, pero ofrecer lo que no se puede dar en lo que puede terminar es en otro Mugabe o en alguien peor. Nadie aprende la lección de que el fondo no tiene fondo. Veremos cuánto dura este gobierno antes de radicalizarse o caer. Demasiadas promesas, nada bueno bajo el sol.

Un verdadero líder no es quien más ofrece, sino quien habla con la verdad. Los ingleses –a quienes no me atrevo llamar subdesarrollados- antes de la II Guerra Mundial estaban aferrados al Primer Ministro Chamberlain, quien aseguraba que no habría guerra. Ahí quedan sus fotos blandiendo ante las cámaras el documento que Hitler le había firmado. Por supuesto, nadie del pueblo quiere guerra. Las guerras las quieren quienes no van a luchar, sino a contabilizar bajas desde sus cuarteles generales. Atrás quedaron las épocas cuando los generales iban frente a sus tropas. Cuando la guerra estalló, salieron a buscar a Churchill, que les había profetizado “hell, fire and damnation” (infierno, fuego y condenación) y quien los guio sabiamente hasta el fin del conflicto bélico.

Los latinoamericanos hemos sucumbido una y otra vez ante el populismo. Seguimos a quienes nos deslumbran. Jamás nos preguntamos qué vamos a resolver, mucho menos cómo lo vamos a resolver. Nuestra eterna pregunta es “quién”. Y de “quién” en “quién” hemos ido de abismo en abismo. (Y los fulanos “quiénes”, como decía Chávez, de cumbre en cumbre gastando el dinero que se necesita para tantas cosas prioritarias). Un grafiti en Ciudad de México en los años sesenta ilustró de manera lapidaria la reacción de un pueblo desesperado frente a la situación: “¡Basta de realidades, queremos promesas!” hablaba la pared. Pero ni las promesas ni los deseos empreñan.

También fueron los mexicanos quienes nos dieron la respuesta exacta a la pregunta de “¿quién podrá defendernos?”: ese ridículo personaje vestido de rojo con short y antenas amarillas, armado de un martillo de mazo plástico: el Chapulín Colorado. ¡Nadie solo puede resolver, ni defendernos, ni ser el mesías! Un país se construye con el concurso de todos sus habitantes. Todos podemos colaborar. Solamente cumpliendo con nuestros deberes ciudadanos ya haríamos una gran diferencia. Pero no, nos apegamos a la anarquía, a los populacheros, a los que ofrecen y ofrecen. Siempre esperando, siempre dóciles ante el poder, siempre creyendo.

Ya Maduro ofreció Bs. 4 millones para quienes tengan el carnet de la patria. Me imagino que seguirán imprimiendo billetes y que la inflación romperá récords. Pero la ignorancia es caldo de cultivo para estos regímenes. Muy pocos analizarán que con más dinero compran menos cosas. No saben lo que es el poder adquisitivo. Mientras más dependientes nos hagamos, menos posibilidades de salir de este caos tendremos. Lo más triste es que si a algún político serio se le ocurre pedir que nos apretemos el cinturón, será odiado por la mayoría. Pero es preferible ser la voz que grita sola en el desierto y no la que promete y promete sabiendo que no puede cumplir ni una sola de esas promesas. La Historia hablará.

@cjaimesb

Alejandro Armas Nov 24, 2017 | Actualizado hace 3 semanas
Escepticismo sobre Zimbabue

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Hace apenas unas semanas una fotografía en Twitter llamó mi atención. La misma mostraba a un Presidente dormitando en una silla, en medio de un acto público, mientras algún funcionario de su gobierno, de pie y a su lado, daba lo que parecía ser un discurso encendido. «¿79? ¿81? ¿Cuántos años es que tiene?», no pude evitar preguntarme. De inmediato hice la búsqueda con mi teléfono. ¡93! Casi un siglo de vida. Solo entonces caí en cuenta de lo patética que era imagen. He ahí un hombre al que hasta su cuerpo le pedía a gritos que dejara el poder, para descansar de su despotismo. Pero para él la palabra «retiro» estaba desterrada del diccionario. Había decidido, como los monarcas absolutos, bajarse del trono solo cuando llegara el momento de pasarlo de ahí a su ataúd. No fue así, porque apenas unos pocos días más tarde estalló el golpe de Estado que acabó en la renuncia de Robert Mugabe, dictador de Zimbabue.

Así terminó una de las dictaduras más brutales y despiadadas que el mundo moderno haya visto, una herida más en el cuerpo de ese bello pero maltratado continente que es el África, vejado tanto por traficantes de esclavos y colonos de otras latitudes como por tiranos que parió su propia tierra. Mugabe pertenece a esta última categoría de canallas, lo cual no impidió, a propósito, que el chavismo lo considere un líder heroico, digno de los más altos honores que confiere la República, como lo es una réplica de la espada del Libertador. En las siguientes líneas pudiera explayarme hablando de la persecución de opositores en Zimbabue, de la abismal pobreza que embarga a la mayoría de sus ciudadanos y del hambre que han padecido miles de ellos, de los espantosos índices de abuso sexual a mujeres y de la criminalización de homosexuales. En fin, de una nación hundida en la miseria más terrible para que un hombre, un solo hombre, se aferrara al poder, con todos los privilegios que este conlleva, para él y sus allegados.

Pero no lo voy hacer, porque creo más conveniente evaluar lo que está pasando en ese país ahora, cómo se llegó a tal situación y en qué, de todo aquello, deberíamos fijarnos los venezolanos. Me ha llamado la atención que aquí varios connotados opositores, se hayan lanzado ipso facto a ensalzar a los militares responsables del golpe que tumbó a Mugabe. Algunos lo hicieron hasta con exclamaciones de «¡Viva la libertad!» y similares. No faltaron los intentos de establecer símiles con la propia Venezuela. Los alegatos del tipo «¿Ven que dictadura no sale con votos ni diálogos?» estuvieron a la orden del día. Varios de ellos vinieron de personas cuya inteligencia me consta, y a las que por ello respeto, pero que creo que están haciendo juicios apresurados sobre lo ocurrido en Zimbabue para fortalecer a cómo dé lugar sus posiciones sobre lo que la oposición venezolana debería hacer para lograr el tan urgente cambio.

Cuando comencé a escribir esta columna hace exactamente dos años, uno de los primeros temas que me animó fue la posibilidad de que Venezuela lograra una transición democrática similar a la del Chile de Pinochet. Los opositores de los que hablo en el párrafo anterior reaccionarán con total escepticismo a tal planteamiento. ¿Y sabe qué, estimado lector? Tienen toda la razón en hacerlo. Yo mismo, luego de ver la evolución del régimen chavista tras la pérdida de su control sobre la Asamblea Nacional, tengo que reconocer, con mucho dolor, que nuestras circunstancias son diferentes a las del vecino del sur a finales de los años 80, y que pudiéramos estar inmersos en un problema mucho más gordo. Pero precisamente por eso, resulta curioso que los susodichos opositores rechacen la fórmula chilena pero, sin ninguna consideración sobre las circunstancias en Zimbabue y Venezuela, abracen la fórmula africana. Yo, por el contrario, no me hago ilusiones sobre el resultado del golpe en Zimbabue y prefiero no tender puentes trasatlánticos entre ese «modelo» y nuestros propios esfuerzos. Diré por qué.

Para empezar, los militares que dieron el golpe no se caracterizan por la institucionalidad republicana. Están fuertemente vinculados con la oficialista Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU, por sus siglas en inglés) y se consideran parte esencial de la «revolución» que por más de 30 años encabezó Mugabe. Varios de esos generales constituyen una vieja guardia que emergió, junto con el dictador depuesto, de las filas de la guerrilla que combatió al gobierno de la minoría blanca en los años 60 y 70.

Además, justo antes de que Mugabe renunciara, el Parlamento se preparó para aprobar una moción de censura en su contra. Un Parlamento en el que la ZANU tiene mayoría absoluta. Es decir, no es una cuestión única de charreteras. Dentro del oficialismo civil también cundió la necesidad de execrar a Mugabe.

En otras palabras, el déspota cayó empujado por la mano de la propia elite que lo acompañó hasta hace nada en todos sus abusos y vejaciones. Tal vez el tiempo nos demuestre lo contrario, pero pareciera que la oposición democrática zimbabuense mo pintó prácticamente para nada.

Como en la historia de Troya, este conflicto entre facciones de la ZANU se originó en una mujer. A saber, la esposa de Mugabe. En vista de que al dictador no podía quedarle mucho tiempo de vida, más de un dirigente se perfilaba a sí mismo como sucesor. Pero Mugabe prefirió dejarlo todo en familia y se alistaba para legar la presidencia a su ya poderosa señora. Ello molestó a otros sectores, incluyendo a la vieja guardia castrense. Leyendo entre líneas, es de suponer que hubo intentos de impedir «diplomáticamente» la sucesión conyugal, pero Mugabe, acostumbrado a ser mandamás incuestionable, no escuchó. Así que…

Ahora bien, vean quién será el que tome las riendas. Se trata de Emmerson Mnangagwa (apodado «el Cocodrilo» en su tierra pero bautizado como «General Manguangua» por algunos venezolanos interesados en el tema). Este caballero fue otro de los compañeros de armas de Mugabe en la guerra contra el apartheid local. Apartado este último e iniciado el gobierno de la ZANU, Mnangagwa ocupó varios cargos de primer orden, siempre a la sombra de Mugabe. Fue ministro de Seguridad durante un conflicto interno conocido como «Gukurahundi». La querella se originó en la rivalidad entre los dos grupos armados que protagonizaron la lucha contra el gobierno blanco: la ZANU y la Unión Popular Africana de Zimbabue (ZAPU, por sus siglas en inglés). Terminada dicha guerra, el gobierno de Mugabe se encontró con la oposición de la ZAPU. Mientras que la ZANU tenía su principal base de apoyo en la etnia shona, la ZAPU reclutaba seguidores sobre todo entre el pueblo ndebele. Pues bien, entre 1983 y 1984, en medio de la campaña para acabar con la resistencia militante de la ZAPU, las fuerzas gubernamentales hicieron de todo ndebele un blanco. Miles de personas fueron asesinadas o enviadas a campos de «reeducación». El cálculo de muertos varía según la fuente, pero algunos apuntan a más de 20.000. Mnangagwa negó cualquier responsabilidad en el asunto y culpó al Ejército. Pero, según reseña el diario británico The Independent, el ahora sucesor de Mugabe es ampliamente considerado como uno de los autores principales de aquella carnicería.

Es por todo esto que me mantengo escéptico sobre la posibilidad de que Zimbabue se encamine por la senda de la libertad. No digo que una transición democrática sea imposible. Pero sí me parece que, visto bien el entorno, sobran las razones para sospechar. Les dejo este dato inquietante: 24 horas tras la renuncia de Mugabe, la Cancillería venezolana emitió un comunicado en el que se deshace en lisonjas a Mugabe. Pero de ninguna manera condena el golpe y hasta asoma cierto entusiasmo por la «nueva etapa» en Zimbabue.

Ojalá mi actitud sea infundada y el pueblo zimbabuense pueda finalmente vivir en democracia. Ese anhelo nos une a los venezolanos con ellos.

Posdata: Este espacio cumple dos años el lunes 27. Quisiera agradecer a todo el equipo de Runrunes por permitirme contribuir desde su plataforma al debate público en Venezuela, sin ningún intento censor. Cada palabra ha sido un esfuerzo por ayudar a entender el difícil panorama nacional, a través de una de las pocas ventanas que quedan a la opinión libre. También debo expresar a mi gratitud a usted, que me honra con su lectura y su comentario. A todos, mil gracias.

@AAAD25

Mnangagwa homenajeó a Mugabe en toma de posesión como presidente de Zimbabue

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Un día histórico tuvo lugar este viernes en Zimbabue. Emmerson Mnangagwa juró su cargo como presidente abrigado por una multitud eufórica que celebra desde el martes el fin de la era Mugabe. Los 60 mil asientos del Estadio Nacional de Deportes en la capital de Zimbabwe, Harare, estaban ocupados y los cánticos y la música dejaron de sonar durante toda la mañana a medida que llegaban las diferentes personalidades nacionales e internacionales.

«Seré el presidente de todos los ciudadanos», prometió quien hace dos semanas fue destituido como vicepresidente y se ha convirtió en el tercer jefe de estado de Zimbabue. Mnangagwa tomó posesión de su cargo acompañado de su mujer y de quienes facilitaron su ascenso al poder. «El cocodrilo», que además de ser el animal que representa a su etnia es también su sobrenombre, se ha convertido en un héroe para muchos. Aunque otros no dejan de señalar que aunque haya caído Mugabe, los que están en el poder son los mismos que llevan décadas saqueando los recursos del estado.

El nuevo líder de Zimbabue no ha renegado de su antecesor, sino que le ha rendido homenaje a Mugabe como «padre de la nación». «Aceptamos y reconocemos todos su inmensa contribución a la construcción de nuestra nación», declaró Mnangagwa en un discurso pronunciado en Harare después de su investidura como jefe de Estado.

La oposición pidió a Mnangagwa que ponga fin a la «cultura de la corrupción» y traiga el verdadero cambio que la sociedad ansía. Hace un par de días aseguró que es el «comienzo de una nueva democracia» en la que la prioridad será crear empleos. Por su parte, varios religiosos le han pedido que se convierta en el presidente «de todos los zimbabuenses» y evite caer en venganzas. Organizaciones de derechos humanos solicitaron que se informe del paradero de todos aquellos que fueron detenidos durante la caza de brujas de la semana pasada.

Robert Mugabe dimitió el pasado martes como presidente de Zimbabue, después de 30 años en el cargo y 37 en la cúpula dirigente, sucumbiendo a las presiones tras el golpe militar pacífico iniciado el 15 de noviembre, que se produjo como consecuencia de la expulsión de Mnangagwa como vicepresidente. Varios medios aseguran que tanto al ex presidente Mugabe como a su familia, les ha sido garantizada la inmunidad y no tendrán que abandonar el país.

Aunque ayer el partido gobernante, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), aseguró a través de su cuenta de Twitter que Mugabe, de 93 años, iba a estar presente en la ceremonia, su asistencia no se ha producido.

Aliado del ejército

Hace tres años hubo una caza de brujas similar que acabó con la entonces vicepresidenta, Joice Mujuru, heroína de guerra que se perfilaba como la sucesora de Mugabe a su muerte o renuncia. Era diciembre de 2014 y semanas antes el presidente había colocado a su mujer Grace al frente de la Liga de Mujeres del partido. De la noche a la mañana Mujuru fue destituida junto con otros siete ministros acusados de conspirar contra Mugabe. Posteriormente fundó su propio partido y desde hace unos días fue designada como la candidata de la Coalición Popular Arcoiris.

Fue sustituida por Mnangagwa, quien siempre había estado alerta para acercarse a la primera línea del poder cuando fuera el momento preciso. Desde llegada del ZANU-PF al gobierno, «El Cocodrilo» siempre ha ocupado ministerios destacados: seguridad entre 1980 y 1988, justicia hasta el 2000, portavoz del parlamento los cinco años siguientes, vivienda rural hasta 2009 y defensa hasta 2013, cuando asumió la cartera de justicia y un año después añadió la vicepresidencia.

Muchos no olvidan un pasado sangriento que se le atribuye y que él siempre ha negado. Durante la guerra en los ochenta se convirtió en una figura clave de los servicios de inteligencia, y aún hoy está en el punto de mira por su supuesta implicación junto a Mugabe en las masacres de Gukurahundi, que acabaron con la vida de más de 22.000 zimbabuenses de etnia ndebele (tanto Mugabe como la gran mayoría de su ejecutivo son shonas, la etnia mayoritaria). Por supuesto, él ha negado siempre cualquier implicación y ha responsabilizado al Ejército.

A finales del año pasado Mujuru hizo por primera vez un llamamiento para que Mnangagwa fuera llevado ante la Corte Penal Internacional (CPI) para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. Hace unos días pidió que se llevara a cabo una integración de todos los partidos en el proceso de constituir un nuevo gobierno, algo que también solicitó Morgan Tsvangirai, veterano opositor del Movimiento por el Cambio Democrático y primer ministro entre 2009 y 2013. Por su parte, la alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Federica Moghereni, pidió que se celebrasen elecciones «auténticamente democráticas» en Zimbabue.

Robert Mugabe renunció a la presidencia de Zimbabue

Zimbabwe's President Mugabe looks on during a rally marking Zimbabwe's 32nd independence anniversary celebrations in Harare

 

Robert Mugabe, presidente de Zimbabue, renunció este martes a la presidencia luego de estar 37 años en el poder. La decisión fue anunciada por el presidente de la Cámara Baja de este país, Jacob Mudenda, mientras el Parlamento debatía una moción de censura contra él, informan medios locales.

«Yo, Robert Mugabe entrego formalmente mi dimisión como presidente de la República de Zimbabue con efecto inmediato», leyó Mudenda de la carta de renuncia de Mugabe.

En horas de la mañana cientos de ciudadanos se congregaron en las calles frente a la sede del Parlamento para pedir la salida Robert Mugabe, en coincidencia con la discusión de la moción en la sede legislativa.

Con pancartas, banderas y carteles con que decían «Mugabe debe irse», los manifestantes expresaron su rechazo a la continuidad del mandatario de 93 años que está en el poder desde 1980.

Los 37 años de mandato de Mugabe estuvieron marcados por la fama inicial de ser líder del movimiento independentista y las constantes denuncias por violaciones de derechos humanos, corrupción y abuso de poder.

Además, Zimbabue pasó de ser una nación creciente y con una economía en expansión a protagonizar una de las mayores crisis económicas y sociales del mundo, que tuvo como mayor símbolo de deterioro los billetes de 1000 millones de dólares zimbabuenses, cuyo valor equivalente era de un dólar estadounidense, así como una tasa de desempleo que superaba el 90%.

*Con información de EFE Y Globovisión

Mugabe fue destituido como líder del partido gobernante en Zimbabue

Zimbabwe's President Mugabe looks on during a rally marking Zimbabwe's 32nd independence anniversary celebrations in Harare

El monstruo que él creó ha acabado dándole la espalda. El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, ha sido destituido esta mañana como líder del partido que él mismo fundó y con el que ha gobernado desde la Independencia, hace 37 años. El Comité Central del ZANU PF (la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico) ha decidido expulsarle de su puesto de número uno y para sustituirle ha nombrado a Emmerson Mnangagwa, alias el cocodrilo, el hombre fuerte de los veteranos y candidato a suceder a Mugabe en la presidencia del país. El exvicepresidente Mnagagwa, destituido hace 10 días por Mugabe, ha vuelto así, triunfante, a la arena política, imponiéndose a la voluntad del incombustible Mugabe y posicionándose como favorito a la deseada sucesión.

La decisión se ha celebrado con bailes y cantos en la sede del partido, en una capital, Harare, en estado de euforia tras la masiva manifestación de ayer, en la que miles de personas salieron a la calle para pedir la dimisión del viejo Mugabe. Con 93 años, el presidente zimbabuense no planeaba retirarse, pero la peculiar intervención militar del pasado miércoles –que el Ejército se niega a definir como golpe- ha disparado la fiebre anti-Mugabe.

Sin embargo, Robert Gabriel Mugabe sigue siendo el presidente del país. El ZANU-PF le ha dado un ultimátum, tiene de límite hasta este lunes a las doce del mediodía para dimitir. Si no se iniciará el proceso de destitución en el Parlamento, donde el partido tiene mayoría.

Junto a la histórica y humillante expulsión de Mugabe, el ZANU-PF ha llevado a cabo otra aún más efectiva: la de su esposa Grace Mugabe, que ha sido asimismo retirada del liderazgo de la Liga de Mujeres del partido “por promover divisionismo y discursos de odio”. Ella es, en realidad, la verdadera rival de Mnangagwa en la carrera para la presidencia. Apoyada por la nueva generación del partido, la llamada Generación 40 (G40), Grace Mugabe, de 52 años más, se estaba abriendo paso con el apoyo de su marido.

Lea la nota completa en El País de España

Zimbabue: Militares afirman que ha habido progresos en las negociaciones con Mugabe

zimbabue

Tras tomar el control de Zimbabue y confinar al presidente, Robert Mugabe, las Fuerzas Armadas afirmaron hoy que ha habido progresos significativos para dar una salida a la crisis gracias a las negociaciones que mantienen las dos partes.

El diario local The Herald, público y ahora controlado por los militares, transmitió hoy que los uniformados consideran que ha habido avances en su objetivo de eliminar a los “criminales del entorno de Mugabe” y de llevar a algunos de ellos ante la Justicia, aunque sin precisar nombres.

El presidente, que permanece bajo arresto domiciliario, y los altos mandos de las Fuerzas Armadas zimbabuenses mantuvieron ayer una reunión en la sede de la Presidencia, con la mediación de un sacerdote y enviados del Gobierno de Sudáfrica.

Los militares tomaron el control del país en la noche entre el martes y el miércoles y, en un mensaje emitido de madrugada en la tomada televisión nacional, explicaron que no se trataba de un golpe contra el presidente sino de una operación contra “criminales” de su entorno.

Con Mugabe confinado en su residencia, las fuerzas de defensa arrestaron a tres ministros afines a las aspiraciones políticas de la primera dama, Grace Mugabe, quien sonaba como candidata a vicepresidenta después de que su marido destituyese la semana pasada a Emmerson Mnangagwa.

Precisamente, la expulsión del vicepresidente -un incondicional del partido y veterano de guerra que figuraba en todos los pronósticos como sucesor de Mugabe (de 93 años y en el poder desde 1980)- sería el detonante principal de la crisis.

De acuerdo a los medios locales, los militares buscan pactar la salida de Mugabe del poder, aunque no necesariamente de forma inmediata.

Mugabe se muestra reticente a dimitir, según las mismas fuentes, y quiere asegurar la inmunidad para él y la primera dama.

Algunas de las hipótesis que se barajan son que dimita en breve y Mnangagwa (huido a Sudáfrica) vuelva al país para encabezar un Gobierno transitorio de concentración o que Mugabe permanezca en el cargo hasta el congreso de su partido en diciembre o hasta las elecciones de 2018.