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Luis Izquiel

Operativos policiales son insuficientes para desarticular megabandas y prevenir la criminalidad
Un informe de la ONG Lupa por la Vida arrojó que policías y militares dieron muerte a 824 personas el pasado año en distintas circunstancias

 

 

A juicio del abogado penalista y profesor de criminología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Luis Izquiel, desde hace unos tres años, el Gobierno venezolano cambió la visión sobre cómo tratar con las «megabandas» criminales del país y sus cabecillas.

En entrevista para la agencia de noticias Efe, Izquiel señaló que hubo mucho tiempo de permisividad con los grupos criminales que operan en Venezuela, por lo que los operativos policiales no son suficientes para acabar con una banda completa. 

La criminóloga y coordinadora de investigación de la ONG Una Ventana a la Libertad, Magally Huggins, afirmó que las megabandas «han jugado un papel político en el país porque han sido utilizadas desde instancias de poder para controlar, sobre todo a los sectores populares».

En referencia a la muerte de «El Conejo», Huggins afirmó que no se puede ver como un hecho aislado, porque las muertes de los líderes de las bandas criminales «no va a controlar la criminalidad, porque la criminalidad no se controla si no hay políticas públicas que partan de la prevención».

La criminóloga indicó que la política debe comenzar con una acción conjunta interministerial en donde las decisiones se tomen de manera coordinada.

«Sin una buena política preventiva, educativa, sin que el sistema de justicia funcione y apliquen la ley y el debido proceso, vamos a seguir igual para peor», añadió.

Tanto Huggins como Izquiel consideran como otra problemática la desconfianza hacia los cuerpos policiales por parte de los ciudadanos que, además, en diversos casos, se sienten más seguros con los presuntos delincuentes.

Denuncian resurgimiento de prácticas de las OLP

Luis Izquiel indicó que si bien es cierto que con los operativos policiales se ha logrado la desarticulación de algunas megabandas, se mantienen otras como la del Tren de Aragua que opera desde la cárcel de Tocorón y la cual ya tiene presencia en varios países de Latinoamérica.

El Operativo Liberación del Pueblo (OLP), creado por Maduro en el 2015, con el objetivo de combatir la inseguridad principalmente, en sectores populares, ha generado cientos de denuncias sobre violaciones de derechos humanos cometidos por los cuerpos policiales y militares, ejecuciones extrajudiciales, allanamientos masivos en conjuntos residenciales, desalojos forzosos, detenciones arbitrarias; según la ONG Provea.

Un informe de la ONG Lupa por la Vida arrojó que policías y militares dieron muerte a 824 personas el pasado año en distintas circunstancias.

Lupa por la Vida resalta que 2022 se caracterizó por un «alto número de privaciones arbitrarias de la vida por parte de funcionarios policiales y militares, los cuales pueden constituir crímenes de lesa humanidad de asesinato».

Lupa por la Vida advirtió también sobre el resurgimiento de «prácticas abusivas» de las OLP en áreas geográficas pobres, con  «activa presencia» de altos oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en la planificación y conducción de los operativos y un «alto número de víctimas civiles» en cada intervención.

*Con información de Efe

Penas de 30 años no son usuales en la justicia venezolana
Héctor Rovaín, Erasmo Bolívar y Luis Molina; detenidos por el caso del 11 de abril del 2002, recibieron una condena de 30 años de prisión y actualmente son los únicos que siguen detenidos por este caso
Durante la década de los 80, Argenis Ledezma, funcionario de la Policía Técnica Judicial (PTJ) y que entonces tenía 25 años, cometió un triple homicidio por el cual lo apodaron como el “monstruo de Mamera”

Por @Andrea_GP21 y @yeannalyfermin

La mañana de este jueves, 4 de agosto, se dieron a conocer las sentencias contra los acusados de participar en el supuesto intento de magnicidio contra Nicolás Maduro, ocurrido en el año 2018. Algunas de las penas llegaron a los 30 años.

En el caso del dirigente opositor Juan Requesens, a quien se le señala como autor intelectual de este caso, fue condenado a 8 años de prisión por el delito de conspiración, según informó el abogado Joel García.

 

Por su parte, el abogado Gonzalo Himiob, integrante del Foro Penal Venezolano, informó que condenaron a todos los acusados por el caso. Específicamente, indicó que a Emirlendris Benítez y Yolmer Escalona les impusieron la pena máxima de 30 años de prisión.

Himiob recordó que el Grupo de Trabajo Sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU declaró en el año 2021 que la detención de Emirlendris Benítez “había sido arbitraria”, por lo que instaba “al Estado venezolano a liberarla”.

Fueron sentenciados a 30 años de prisión  Juan Carlos Monasterios, Argenis Valera, José Miguel Estrada, Oswaldo Castillo, Alberto Bracho, Brayan Oropeza, Henribert Rivas, Yanin Pernía y Alejandro Pérez Gámez.

Benítez fue detenida el 5 de agosto del año 2018. La mujer, quien era comerciante, fue apresada y culpada de ser partícipe en el intento de magnicidio contra Nicolás Maduro, el 4 de agosto.

La vida de Benítez cambió cuando se dirigía a hacer un traslado en el taxi que manejaba su esposo, Yolmer Escalona, y ese día ella lo acompañaba. Al llegar a la vía del estado Portuguesa, los detuvieron en una alcabala policial y sin mayor información los trasladaron a Caracas.

Tanto ella como sus familiares han recalcado en numerosas ocasiones que no está relacionada con el supuesto intento de magnicidio. También señalan que no hay pruebas para demostrarlo.

Durante el tiempo que estuvo detenida en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), Benítez fue víctima de tortura y tratos crueles que, hasta la fecha, no han sido investigados o sancionados. 

Uno de los casos de torturas que sufrió Benítez, reseñado en el libro “Ahora van a conocer al Diablo: 10 testimonios de presos torturados por el chavismo”, de Óscar Medina, es el que recuerda que Emirlendris fue llevada a “La Pecera”, en el sótano 1, cuando llegó a la Dgcim.

“La Pecera” es un espacio donde los detenidos reciben sus visitas o donde les dislocan los huesos y se les desprenden las coyunturas frente a cámaras y micrófonos.

Los custodios la llamaban “María”, pero por no serlo y por no responder como esperaban los funcionarios, la golpearon con las manos y con un palo. La patearon por “perra” y “zorra”. Incluso le martillaron el pulgar del pie derecho. La asfixiaron con una bolsa plástica le sumergieron la cabeza en un tobo de agua.

Después de estar en la Dgcim y ser víctima de numerosas torturas y tratos crueles que denunciaron sus familiares, fue trasladada al Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), en Los Teques, estado Miranda.

Ahora, cuatro años después de producirse el hecho por el que se le acusa, fue condenada a 30 años de prisión.

Casos muy recordados

En Venezuela la pena máxima de cárcel que existe es de 30 años de prisión. Luis Izquiel, abogado penalista y profesor de Criminología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), declaró en entrevista con Runrun.es que no hay delitos que generen una pena de 30 años, sino que las penas “se establecen con una pena mínima y una pena máxima”.

Al respecto, ejemplifica que se da una pena de 25 a 30 años para el homicidio calificado, “pero no es que haya una sola pena de 30 años”.

Izquiel señaló que todos los delitos del Código Orgánico Procesal Penal (COPP) están establecidos así “y se supone que el juez debe aplicar la pena media, salvo que hayan condiciones agravantes que lo obliguen a aplicar la pena máxima”

El abogado penalista señaló que en Venezuela hay delitos que tienen pena de 30 años como máximo, siendo estos los más graves. 

“Antes eran menos, pero en estos tiempos de chavismo se han inventado varios delitos y se le han aumentado las penas a otros. Por ejemplo, al secuestro le pusieron de 20 a 30 años”, señaló.

Según explicó Izquiel, los homicidios calificados podrían tener penas de hasta 30 años, pero en el caso de las personas condenadas por el supuesto intento de magnicidio, señala que posiblemente haya existido la atribución de varios delitos.

“Ahí aplicaría lo que se denomina concurso real del delito, es decir, cuando a una persona se le atribuyen 3, 4 o 5 delitos al momento de imponer la pena, si es encontrado culpable, el juez tiene que hacer como una cuenta matemática. Tiene que tomar el delito con mayor pena y luego la mitad de la pena de los otros. En todo caso es una sumatoria de penas”, explicó Izquiel.

De acuerdo con el artículo 406, numeral 3, del COPP, los delitos que conllevan una pena de 28 a 30 años de prisión son para los perpetradores de un asesinato en las siguientes condiciones:

  • En la persona de su ascendiente o descendiente o en la de su cónyuge.
  • En la persona del presidente de la República o de quien ejerciere interinamente las funciones de dicho cargo.

Asimismo, los artículos 87 y el 88 del Código Penal prevén acerca de la sumatoria de las penas cuando alguien es encontrado culpable de dos o más delitos.

En Runrun.es recopilamos algunos casos con gran impacto en la opinión pública, cuyos culpables recibieron esta sentencia:

Policías Metropolitanos detenidos por el caso del 11 de abril

Héctor Rovaín, Erasmo Bolívar y Luis Molina; detenidos por el caso del 11 de abril del 2002, recibieron una condena de 30 años de prisión y actualmente son los únicos que siguen detenidos por este caso.

Desde el año 2007, los familiares de los funcionarios exigen la aplicación de las medidas alternativas al cumplimiento de la pena, las cuales el gobierno nunca otorgó.

Héctor Rovaín, Erasmo Bolívar y Luis Molina fueron separados de sus familias en abril del año 2003, cuando inició el juicio más largo de la historia del país. La condena fue hecha por la jueza Marjorie Calderón.

Desde el año 2013, a los tres exfuncionarios de la PM les corresponde el derecho procesal de régimen abierto, que consiste en enviar al recluso a un centro de tratamiento comunitario, donde trabaja y pernocta de lunes a jueves. Viernes, sábado y domingo duerme en su casa, pero esto no se ha cumplido.

Por su parte, los comisarios Lázaro Forero y Henry Vivas y el sargento Julio Rodríguez, recibieron medidas humanitarias por enfermedad; y el comisario Iván Simonovis recibió casa por cárcel también por razones de salud. Simonovis luego huyó del país.

Actualmente, el comisario Marco Hurtado y Arube Pérez están en libertad por condena cumplida. El primero, a 16 años y 11 meses y el segundo, a 17 años y 10 meses.

Los asesinos de Rafael Acosta Arévalo

En febrero del año 2022, un tribunal del área metropolitana de Caracas sentenció a 30 años de prisión al teniente Ascanio Antonio Tarascio y al sargento Estiben Zárate, miembros de la Dgicim, como responsables directos del asesinato del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo.

Acosta Arévalo fue víctima de una desaparición forzosa después de ser acusado por el gobierno de Nicolás Maduro de “conspirar para llevar a cabo un intento de golpe de Estado”.

El funcionario murió el 29 de junio de 2019 producto de las torturas durante su detención, perpetrada por miembros de la Dgcim. Falleció en los calabozos de la Dgcim un día después de haber sido presentado en los tribunales bajo evidentes signos de tortura.

En un primer momento, el Ministerio Público acusó a Tarascio y Zárate de homicidio preterintencional concausal, bajo el supuesto de que los acusados no tenían intención de matar. 

Sin embargo, la Misión de Determinación de Hechos de la ONU incluyó en su informe el caso y el Tribunal Supremo de Justicia ordenó repetir el juicio en octubre de 2021, donde se presentaron nuevos cargos.

João De Gouveia

El 6 de diciembre del año 2002, durante el paro petrolero, João De Gouveia, inmigrante portugués radicado en Venezuela, asesinó a tres manifestantes opositores al gobierno del entonces presidente Hugo Chávez que se encontraban reunidos en la Plaza Francia de Altamira. Otros 25 resultaron heridos en el hecho.

Una adulta mayor, un docente de 53 años y una estudiante de 17 años murieron por los disparos de De Gouveia, quien llegó a vaciar dos cargadores sobre los manifestantes.

El hombre tenía un croquis del lugar con el rostro de varios de los trece efectivos castrenses que allí pernoctaban y una pistola.

Luego de su captura y muchas hipótesis sobre el hecho, hasta el mismo Chávez cuestionó al canal Globovisión por mostrar un video donde supuestamente De Gouveia se encontraba el 5 de diciembre de 2002 junto al entonces alcalde, Freddy Bernal en las cercanías de Pdvsa La Campiña.

Incluso, un equipo psiquiátrico, psicológico y neurológico determinó que el portugués sufría de psicosis, un estado mental descrito como pérdida de contacto con la realidad. 

Tiempo después, por orden del Fiscal General de la República para ese momento, Isaías Rodríguez, se sustituyó a la fiscal y se designaron a Sonia Busnego y Tursi Simancas. El hombre, quien entonces tenía 37 años, recibió una condena de 29 años y 11 meses de prisión.

La asesina de la quinta Taumus

En 1994 hubo un caso que resonó en todo el país. Una joven de origen libanés asesinó a dos personas para recuperar el dinero de una compra que hizo sin autorización de su padre. 

Se trata de Cibell Naime Yordi, quien nació en Caracas el 24 de enero de 1976. Nació con ascendencia libanesa y practicante del drusismo, una religión de origen abrahámico poco conocida en Venezuela, publicó el sitio web Hechos Criollos.

En el mes de noviembre del año 1994, Cibell leyó un anuncio en el periódico donde ofrecían gatos de raza angora en venta. Interesada, llamó para consultar los precios y tomó la decisión de comprar uno. La joven acordó el encuentro con el vendedor para el martes 6 de diciembre de ese año.

Miguel Tauil Musso tenía 28 años, era un abogado dedicado a la cría de animales de raza para su comercialización. Se asoció con Juan Carlos González, de 19 años. Tauil acordó encontrarse con ella en el estacionamiento del Colegio Minerva.

Apenas Cibell vio al vendedor con el gato fue hacia él y se presentó. Luego de conocerse le pagó con un cheque de 20.000 bolívares y recibió el gato. Miguel se retiró dejando a la joven con el gato. 

Después, el padre de Cibell, Shauki Naime, de profesión obstetra, notó que le faltaba un cheque. Revisó los talonarios y comprobantes confirmando, hasta dar con la ausencia de uno del Banco Unión. 

La joven decidió llamar  a Miguel Tauil para pedir que le devolviera el cheque, pero ya lo había cobrado. Le pidió entonces que le reembolsara el dinero y el hombre se negó. Al no saber qué hacer y entrar en desesperación, llamó a Tauil varias veces, pero este no dio el brazo a torcer.

Días después, Cibell se hizo pasar por una persona interesada en comprar unos perros salchicha. El intercambio se realizaría en la urbanización Los Naranjos, en la quinta Taumus. Cuando la vieron, ella dijo que una tía era quien estaba interesada en la compra y, dentro de una camioneta, Miguel, Cibell y Juan Carlos, salieron a buscar a la supuesta tía.

Al pedirle nuevamente el dinero y que este se negara, sacó un arma y le disparó en la cabeza. Viendo que en el vehículo estaba el socio de Miguel, Juan Carlos, decidió dispararle también porque había presenciado el hecho.

Cibell fue detenida en el INOF. El juez 25 Cristóbal Ramírez Colmenares la sentenció a 30 años de cárcel por homicidio intencional calificado por motivos fútiles, con alevosía, premeditación y empleo de astucia. 

El monstruo de Mamera

Durante la década de los 80, Argenis Ledezma, funcionario de la Policía Técnica Judicial (PTJ) y que entonces tenía 25 años, cometió un triple homicidio por el cual lo apodaron como el “monstruo de Mamera”.

Ledezma era pareja de una adolescente de 13 años, llamada Rosa Elena Pinto o mejor conocida como ‘Chena’. Anteriormente tuvo una relación con la madre de Rosa Elena, reseñó Dossier Interactivo.

A finales de la década de los 70, Ledezma se casó con ‘Chena’ y fruto de esa unión nacieron dos hijos, cuando la adolescente ni siquiera llegaba a la mayoría de edad.

El 11 de enero de 1980 desaparecieron tres jóvenes con edades comprendidas entre 14 y 17 años. Los familiares de los jóvenes pusieron sus sospechas en Argenis Ledezma.

Luego de 11 meses de investigaciones, Argenis Ledezma confesó el triple homicidio y no solo eso, sino que también dio pistas de los cuerpos sepultados.

Las víctimas de Ledezma fueron Douglas Nieves, de 16 años; Efraín Irausquín de 17 años; y Martín Mijares, de 14 años; este último desapareció 6 días después que los dos primeros.

A partir de la confesión, la opinión pública venezolana lo tildó como ‘El Monstruo de Mamera’, además, de impactar al barrio caraqueño de San Pablito.

Tras confesar los crímenes, Ledezma fue condenado a 30 años de prisión, sentencia que cumplió en la Penitenciaría General de Venezuela en San Juan de los Morros, Estado Guárico.

Ledezma cumplió 21 años en prisión. En el año 2001 salió de prisión por buena conducta y de allí, se mudó a Puerto Ordaz, Estado Bolívar.

Casos fuertes, una condena menor

En Venezuela ha habido procesos de condena contra personas que cometieron asesinatos, torturas y tratos crueles hacia presos políticos, las cuales resultaron con una pena mucho menor que la aplicada contra los acusados del presunto intento de magnicidio contra Nicolás Maduro.

Tal es el caso de Fernando Albán, concejal de Primero Justicia en Caracas, quien murió el 8 de octubre del 2018 mientras estaba detenido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Plaza Venezuela.

Pese a que en un principio desde el gobierno informaron sobre la muerte como un supuesto suicidio, la familia y amigos de Albán, partidos de oposición y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, sostienen que la muerte del concejal consistió en un asesinato.

En aquel momento, el dirigente de Primero Justicia, Julio Borges, afirmó tener información de que Albán murió mientras estaba siendo torturado con una bolsa y que luego lo lanzaron al vacío.

Asimismo, William Jiménez, excoordinador de investigaciones nacionales de la morgue de Caracas, dijo que la autopsia se observó que había agua en los pulmones de Albán y habría sido adulterada por orden de Néstor Reverol.

A pesar de las constantes denuncias de sus familiares por las torturas contra Albán, en diciembre de 2021 dos funcionarios del Sebin fueron condenados a cinco años y diez meses de prisión, una pena mucho menor a la que otros casos detallados en este trabajo.

El abogado penalista Luis Izquiel señaló que, por ejemplo, en el caso de João De Gouveia, al hombre lo condenaron a 30 años de prisión menos un día “porque admitió los hechos”. 

Crimen y violencia: los tumores sociales que han hecho metástasis en Venezuela
A juicio del abogado y criminalista, Fermín Mármol, Venezuela tiene lo peor de los dos mundos: el crimen y la violencia
«La falta de independencia del poder judicial es la causa principal de que en Venezuela no haya Estado de derecho ni justicia, tenemos jueces arrodillados ante el poder político», dijo Luis Izquiel.

La crisis política, económica y social por la que atraviesa Venezuela desde hace varios años la han convertido en una de las naciones más violentas del mundo. Asesinatos, secuestros, violencia en zonas populares, bandas organizadas, falta de políticas públicas y las fallas de los cuerpos de seguridad, son algunas de las causas que hoy permiten afirmar que el sistema de seguridad ciudadana en Venezuela está muy lejos de cumplir sus funciones. 

Durante el foro Inseguridad ciudadana como problema, presentado por el portal Analítica.com, el cual contó con la participación de reconocidos expertos en materia de criminalística y violencia como Humberto Prado, Fermín Mármol, Yajaira Forero, Roberto Patiño, Luis Alberto Buttó y Luis Izquiel; se expusieron las fallas del sistema de justicia y su repercusión en los altos índices de violencia en el país. 

Sobre el índice de violencia, el ingeniero y experto en políticas públicas, Roberto Patiño, indicó que la tasa de homicidios en la ciudad de Caracas se estima en 120 por cada 100 mil habitantes. «Estamos hablando de una tasa de homicidios 6 veces mayor a la de México», dijo.

El también militante del partido Primero Justicia aseguró que en el país ha fracasado la política pública de la mano dura, debido a que constituye una violación a los derechos humanos, se militariza la seguridad ciudadana y se utilizan cuerpos de seguridad que, lejos de cumplir con sus funciones, atropellan y arremeten en contra de los ciudadanos. 

Patiño explicó que en Venezuela el crimen y la violencia tienen dos expresiones. «Está el crimen organizado que tiene como característica fundamental la búsqueda de resultados económicos (narcotráfico, extorsión, secuestro), también está el crimen expresivo o la violencia social, que es lo que está ocurriendo en las zonas populares, jóvenes que no han tenido mecanismos de inclusión y superación por lo que recurren al crimen como forma de obtener poder y ganar respeto».

La policía, parte del problema 

La abogada y defensora de derechos humanos, Yajaira Forero durante su intervención, afirmó que el tema de la inseguridad ciudadana es «preocupante» y que el aumento de la misma se está dando por varias razones, una de ellas es la actuación de los cuerpos policiales. 

«Hoy en día tenemos policías ineficaces, que no controlan el crimen ni los delitos que ocurren a diario. Tenemos policías violadores de derechos humanos y corruptas», dijo Forero.

La abogada aseguró que 97% de la población no confía en los cuerpos policiales porque no garantizan la integridad física de los ciudadanos. 

Sobre los 26 planes de seguridad que ha implementado el Estado venezolano para proteger a los ciudadanos, Forero comentó que todos han fallado. «Se han creado grupos especiales como las FAES que se han convertido en grupos de exterminio, en jueces y también en verdugos».

Yajaira Forero exhortó a que todos los cuerpos policiales sean reinstitucionalizados y despolitizados. «Hay que rescatar el verdadero espíritu y propósito de la función policial».

Tumores sociales 

A juicio del abogado y criminalista, Fermín Mármol, Venezuela tiene lo peor de los dos mundos: el crimen y la violencia.

«Tenemos una mezcla de dos tumores sociales que han hecho metástasis en el país, lo que ocasionó una trilogía primitivista de corte criminal, de corte social y de corte institucional, lo que ha generado la delincuencia organizada»

Mármol explicó que la tasa de embarazo precoz, la paternidad irresponsable, la deserción escolar y la ausencia de un sistema educativo robusto son temas que no ayudan a espantar el crimen y la violencia.

«La criminalidad en Venezuela ha llegado a un nivel superior que ha sido la delincuencia organizada tanto violenta como de astucia, tanto urbana como rural, tanto nacional como extranjera y trasnacional que demuestra el gran retroceso abismal en Latinoamérica», afirmó Mármol.

El abogado señaló que el gran problema que tenemos ante esta realidad es que las políticas públicas que se tienen que implementar para que la delincuencia retroceda serán muy costosas para la sociedad, tanto económico como en lo social y emocional. 

Independencia del poder judicial

Según el último análisis del sistema de justicia realizado por la Organización Proyecto Mundial de Justicia, Venezuela quedó en el foso, por detrás inclusive de países como Afganistán. 

En dicho estudio se evaluó la actuación de jueces y fiscales y la independencia del poder judicial, y sobre esto, el abogado Luis Izquiel afirmó que unos jueces designados a dedo no son eficaces para impartir justicia porque se han violado todas las normativas establecidas en la Constitución. 

«La falta de independencia del poder judicial es la causa principal de que en Venezuela no haya Estado de Derecho ni justicia, tenemos jueces arrodillados ante el poder político», dijo Izquiel.

Como soluciones a este problema, Izquiel señaló que la designación a dedos de jueces y magistrados tiene que cambiar, estos deben ser seleccionados de acuerdo a lo que indica la Carta Magna. Hacer una inversión en la infraestructura en las sedes del poder de justicia, por último, parar con la destrucción de las leyes como el Código Orgánico Procesal Penal que ha sido reformado siete veces. 

Mala operación del sistema militar

Otro de los actores que tiene responsabilidad directa en la incidencia del crimen y la violencia es el factor militar. Sobre el tema, Luis Alberto Buttó, profesor e investigador y magíster en conflictos armados,  afirmó que este elemento tiene responsabilidad directa en la existencia de grupos irregulares. 

«Históricamente, hemos tenido una mala operación del sistema militar, en Venezuela no hemos tenido una fuerza armada nacional profesional, pues el profesionalismo militar se da cuando el personal se dedica únicamente al operativo de la defensa y no participa en otra actividad que no sea esta», explicó Buttó.

El investigador en conflictos armados señaló que la Fuerza Armada ha perdido prestigio y credibilidad, pues los militares deben responder exclusivamente a las actividades operativas al sector defensa, pero que la estrategia tiene que estar en manos del sector civil.

Especializaciones del crimen

La responsabilidad del Estado en materia carcelaria es un problema que tiene más de 60 años que se ha venido deteriorando significativamente, según señala Humberto Prado, abogado y director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP). 

A juicio de Prado, el Estado se excusa en que no tiene presupuesto ni el personal adecuado para ellos impulsar cambios en esa materia carcelaria, pero nunca asumen su responsabilidad. 

«El Estado no tiene la capacidad para crear un sistema de sistema de prisiones que preste la atención para reinsertar a una persona que cometió un delito. El hombre que entró a la cárcel por robarse una cartera, sale peor porque el gobierno le ha patrocinado un postgrado en delincuencia», dijo Prado.

Humberto Prado afirmó que en Venezuela no va a haber un sistema penitenciario digno hasta que no haya un cambio de gobierno.

«Si no hay un cambio de gobierno no puede haber un Poder judicial digno, un Ministerio Público digno, una policía digna y un sistema penitenciario que respete las condiciones de todos los privados de libertad», aseguró Prado.

Sobre la situación del sistema penitenciario el director del OVP señaló que hay altos niveles de hacinamiento, hambre y enfermedades como tuberculosis y sida. 

Prado finalizó su intervención exhortando a la descentralización del sistema penitenciario.

Paramilitares del chavismo actúan con licencia para matar
Asedian marchas, persiguen y disparan contra manifestantes, ingresan a edificios privados, saquean negocios. El regreso de las marchas y concentraciones antigobierno desataron una serie de acciones delictivas que, presuntamente, son ejecutadas por los grupos paramilitares formados bajo la mirada cómplice del chavismo que está en el poder

 

@loremelendez

EL ASESINATO DEL ESTUDIANTE CARLOS MORENO en la plaza La Estrella de San Bernardino, en Caracas. La muerte de Miguel Colmenares en la calle 59 de Barquisimeto, en Lara. La detención arbitraria de cuatro manifestantes en el sector Ruiz Pineda, al oeste de la capital. La agresión del diputado a la Asamblea Nacional Juan Requesens también en el centro de Caracas. El saqueo de un supermercado en Carrizal, estado Miranda. El ataque a un grupo de personas que volvía de una protesta en San Cristóbal, Táchira. En todos estos hechos se ha denunciado la actuación de civiles armados que, con o sin capucha, han arremetido en contra de los detractores del gobierno de Nicolás Maduro. Los testigos aseguran que viajan en moto o en taxis sin placas otorgados por la Misión Transporte. Durante años se les ha llamado “colectivos”, pero expertos en criminología, así como defensores de derechos humanos, insisten en que estos grupos deben nombrarse como lo que son: paramilitares.

El amedrentamiento que estas agrupaciones ejercen en las protestas que critican al Ejecutivo se han vuelto ya un elemento común. Ya en 2014 se evidenció que participaron en la dispersión de marchas en el centro y en el este de Caracas. Pero ahora, sus acciones se han tornado todavía más violentas. Están presuntamente implicados en asesinatos.

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“La actuación de los grupos paramilitares cambia porque hay más decisión del pueblo de estar en las calles”, asegura el abogado penalista y criminólogo, Luis Izquiel.

Otros especialistas, como el abogado criminalista Fermín Mármol, apuntan que los movimientos de los colectivos están determinados por su propia evolución. Lo que se ve ahora no es más que la confirmación del poder que han tomado y que la impunidad les ha permitido detentar. «Lo que ha pasado es que ellos asumieron que no tienen limitaciones, que no hay límites. La violencia no es estacionaria y, una vez que se forma y se convierte en una crisis, va en aumento. Eso pasó con ellos”, afirmó.

El descontrol

De acuerdo con la asociación civil Control Ciudadano, los “colectivos” utilizan la violencia para atacar y dispersar manifestaciones, así como para provocar la actuación de los cuerpos del Estados contra estas. Con esos mismos métodos, aterrorizan, someten y vigilan a las comunidades; extorsionan a comerciantes, agreden a periodistas y líderes de la oposición, y amenazan a quienes los denuncian. Además, según la misma organización, “seleccionan infraestructuras gubernamentales para quemarlas y destruirlas con la actuación de encapuchados. Dicho ataques son grabados y exhibidos por el gobierno como ataques de la oposición”.

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Colectivos hirieron al diputado Juan Requesens durante una manifestación

Izquiel afirma que las acciones criminales cometidas por los colectivos tienen su origen en los mismos antecedentes de sus miembros. “Es conocido que en estos grupos paramilitares hay delincuentes y personas que tienen registro policial. Ellos no son fáciles de controlar», dice. 

A esto se añaden las características de la personalidad de estos paramilitares. «Hay que considerar que todos aquellos que pertenecen a un colectivo desarrollan un rasgo de perversidad. ¿Y eso qué quiere decir? Que cada vez pueden hacer más daño y que cada vez querrán obtener más poder«, agrega Mármol.

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El abogado criminalista insiste en que las respuestas de hoy demuestran cuán confiados están estos grupos paramilitares en su impunidad.

“Esta escalada es la misma de conducta criminal que vienen desarrollando desde hace varios años, en los que ha crecido tanto su campo de acción como su apresto operacional. Y han tomado, por un lado, una vertiente criminal, y por otro, se han convertido en una fuerza de choque político», dice Mármol.

¿Paramilitares?

Desde el punto de vista criminológico –sostiene Mármol– el término “paramilitar” genera «muchas dudas y ruidos”. El experto señala que este vocablo se asocia con grupos colombianos y antiguerrilla que, si bien hicieron vida en Venezuela en el pasado, con el tiempo terminaron convertidos en Bacrim (bandas criminales). Una segunda definición de la palabra se enlaza con lo que hoy día hacen los colectivos: «cualquier fuerza paralela al estamento policial que erija la bandera del status quo”. Es decir, un cuerpo armado a favor del gobierno.

Hoy día, prosigue Mármol, los “colectivos» tienen dominio territorial, armas de fuego, acceso a medios de comunicación (como radios comunitarias), y un secretariado, es decir, una estructura política que los controla. Además, de acuerdo con cifras obtenidas por el mismo Mármol, están presentes en al menos 10% de las 1.500 parroquias que existen en Venezuela.

Para Izquiel, la formación de estos grupos es el resultado de una política irresponsable que pasó por encima de la Ley para el desarme y el control de armas y municiones, y también violó la Ley de Policía Nacional, en la cual se prohibe que civiles ejerzan las funciones que son propias de los uniformados.

Advierte el abogado que estos grupos paramilitares, conectados al gobierno, no son una novedad en la región. En el Latinoamérica se han registrado varios casos de regímenes autoritarios que encargan el “trabajo sucio” que no pueden ejecutar las fuerzas del Estado a conjuntos civiles cercanos al poder. De esta manera, el Ejecutivo puede “lavarse las manos” ante cualquier acción de la que quiera desvincularse.

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Eso sucedió, por ejemplo, en República Dominicana, con “La Banda” del dictador Joaquín Balaguer; en Haití, con los Tonton Macoute, que respondían a François y Jean-Claude Duvalier; y en Panamá, con los Batallones de la Dignidad de Manuel Antonio Noriega.  

“Tenemos que comprender que los colectivos sí son un brazo político armado del gobierno y que están ejecutando acciones delictivas. Y si no, preguntémosle a (Miguel) Rodríguez Torres (ex ministro de Interior y Justicia) por lo que pasó en Quinta Crespo”, recuerda Mármol, en alusión al asesinato de José Odreman, líder del colectivo 5 de marzo. “A él se le estaba persiguiendo por delitos de delincuencia organizada. Ese grupo se sentía con patente de corso para hacer buenos negocios y dinero al margen de la ley”, sentenció el abogado criminalista.

Estado responsable

Izquiel pone el foco sobre un asunto crucial que vincula al Ejecutivo con las acciones de los colectivos. Recuerda que tanto la Corte Interamericana de Derechos Humanos como la Corte Penal Internacional determinaron que los gobiernos que participen en la formación de este tipo de grupos –tal como lo hicieron varios líderes del chavismo con los colectivos– y que además convaliden su actuación, sí tienen responsabilidad en todas las acciones criminales ejecutadas por los paramilitares.

«Si el gobierno pretende la impunidad, debe saber que ya hay un precedente», recalca el abogado penalista. 

En varias ocasiones se ha comprobado que los uniformados han actuado junto a los colectivos. Sucedió en Ciudad Caribia en junio del año pasado, cuando en ese urbanismo de Misión Vivienda se desplegó una Operación Liberación del Pueblo que dejó seis muertos. Testigos confirmaron a Runrun.es que los asesinatos habían sido cometidos por los paramilitares que querían adueñarse de las obras en construcción de la zona.

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El pasado 21 de marzo, mientras se desarrollaba una protesta de vecinos frente a una panadería de la avenida Baralt –que días antes había sido tomada por colectivos–, la Guardia Nacional dejó que los grupos armados ingresaran a los edificios de la zona en busca de las personas que habían iniciado la manifestación. En la marcha del 4 de abril, los encapuchados intervinieron en la labor de dispersar a los manifestantes junto a los militares, en una operación que se prolongó durante al menos cinco horas.

“Hay videos en donde se evidencia que ellos (los paramilitares) actúan al lado de los cuerpos de seguridad. Eso compromete también al gobierno nacional, porque las instituciones del Estado pudieran tomar acciones contra ellos y no lo hacen. Por eso, el Ejecutivo podría ser objeto de denuncia ante organismos internacionales», sostiene Izquiel.

Rocío San Miguel, presidente de Control Ciudadano, señala en un comunicado publicado este 18 de abril que luego de revisar fotografías, videos y patrones de conductas de los paramilitares, además de cotejar testimonios, «está claro que el Estado está permitiendo la actuación de estos grupos criminales”.

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“Permitir, amparar, propiciar las actividades de colectivos armados es delito, y esto viene ocurriendo de manera continuada, bajo la mirada complaciente de órganos de Estado que tienen el deber legal de actuar”, considera San Miguel, quien en el documento asegura que el Ministerio Público está obligado a abrir un procedimiento «que permita desarticular el accionar delictivo de los colectivos armados».

Se les fue de las manos

Los expertos admiten que es difícil determinar si las últimas acciones de los colectivos frente a los manifestantes y a la propiedad privada son o no orquestadas desde el Ejecutivo. “Uno no sabe si eso es ordenado desde el partido de gobierno o si es que crearon un monstruo y se les salió de las manos”, apunta Izquiel.

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«Es prematuro adjudicarle a ellos ser los responsables totales de cualquier saqueo ocurrido en el país», completa Mármol. «Y si, en efecto hubiese un conjunto de indicios que señalaran que ellos saquearon, es mucho más difícil y complejo señalar si los hicieron con fines vandálicos, o si responden a una necesidad política».

«No olvidemos que hay gente que señala que los saqueos se hacen para descalificar la protesta pacífica, para destruir esa protesta y hacer creer que es alocada y que quiere atentar contra la propiedad privada, cuando protesta en realidad exige la realización de las elecciones, el respeto a la Asamblea Nacional y la destitución de los magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia», sentencia Izquiel.

Luis Izquiel: Las cárceles venezolanas se han convertido en microestados

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El abogado y criminólogo Luis Izquiel aseguró que las cárceles en Venezuela se han convertido en microestados liderados por los pranes.

Así respondió Izquiel al ser consultado por el equipo de Prensa Unidad Venezuela sobre la existencia de una agencia bancaria en el penal de Tocuyito. “Es un elemento más que habla sobre la situación caótica de nuestras cárceles, el desbarajuste que hay en nuestras cárceles. Es un episodio más que se suma al tema de las discotecas, de las piscinas, de los tiroteos con armas largas desde los techos de las prisiones, de pranes que van a la playa. Es otro episodio que demuestra que el Estado perdió el control de lo que sucede en las cárceles”, dijo.

Destacó que además eso está prohibido por la ley, porque el artículo 18 del Código Orgánico Penitenciario establece que no puede circular dinero en las cárceles.

Se han multiplicado los problemas

Izquiel aseguró al equipo de Prensa Unidad Venezuela que desde que se creó el Ministerio de Servicio Penitenciario en 2011 todos los problemas carcelarios se han multiplicado. “El hacinamiento carcelario creció de manera enorme y se trasladó a las comisarías de policías. Iris Varela no solo tiene un caos en las cárceles, sino que también creó un caos dentro de las comisarías de policías, que es como un sistema penal paralelo que hay aquí en Venezuela con casi la misma población”, enfatizó.

Agregó que desde la fundación de ese despacho los asesinatos en las cárceles se multiplicaron así como las violaciones de los derechos humanos.

Al preguntarle sobre la permanencia de Varela al frente del ministerio desde su fundación hasta la fecha, Izquiel consideró que eso significa que quienes han gobernado al país, es decir, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han estado de acuerdo con la política carcelaria desastrosa que se ha llevado a cabo.

“Están de acuerdo con la situación de violación de derechos humanos que hay en las cárceles, están de acuerdo con que el Estado no controle las cárceles y con que se le cobre dinero a los presos por vivir allí, con que existan drogas y armas. Eso pareciera, porque convalidando a esta ministra desde el año 2011 se está convalidando todo el desastre carcelario”, manifestó.

En la nada

Sobre la reforma carcelaria que se ha ofrecido en varias oportunidades al país, dijo que todas han quedado en el papel, en la nada.

Recordó que cuando Tareck El Aissami fue ministro de Interior y Justicia también ofreció la construcción de más de 20 cárceles, pero eso no se cumplió. Luego, cuando Varela asumió la conducción del ministerio, ofreció la construcción de decenas de cárceles.

“Entiendo que el dinero para eso fue aprobado y resulta que a lo que se dedicó fue a cerrar cárceles, prácticamente no abrió ninguna. Las infraestructuras modernas que se ofrecieron no están en el país y la Contraloría General no investiga qué pasó con ese dinero”, expresó.

Insistió en que Varela lo que ha hecho es crear caos, porque ha cerrado cárceles y no ha abierto ninguna. “Cuando cierras una cárcel y no construyes una alternativa lo que haces es agravar el problema de las otras, y eso es lo que ha venido ocurriendo. Por eso es que ella le trasladó el problema a las gobernaciones, alcaldías y policías, puesto que al no tener cupo en los penales, le traslada el problema a las comisarías que no están destinadas para eso, pero han tenido que ser utilizadas como un sistema penal paralelo”, concluyó.

Luis Izquiel: Reestructuración del Cicpc no tiene credibilidad en la población

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El criminólogo Luis Izquiel aseguró que anuncios como el realizado este lunes por el ministro Néstor Reverol sobre la reestructuración del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) no generan expectativas en la población, porque hay muy poca credibilidad en cuanto a la ejecución.

Recordó que en muchas ocasiones se ha anunciado la reestructuración del Cicpc, incluso dijo que el actual vicepresidente ejecutivo de la República, Tareck El Aissami, cuando fue ministro de Interior y Justicia, afirmó que haría “un sacudón” dentro de esa institución. “Esos anuncios quedan en nada, queda el mismo déficit de funcionamiento”, destacó en declaraciones a Prensa Unidad Venezuela.

Destacó que, sin duda el Cicpc, al igual que las policías preventivas del país, requieren una reestructuración. Explicó que en ese cuerpo policial existe una carencia de por lo menos 300% de funcionarios.

“Los estándares internacionales señalan que una policía de investigación debe contar con un funcionario por cada mil habitantes, en el caso de Venezuela, que somos aproximadamente 30 millones de habitantes, sería una policía de investigación con por lo menos 30 mil funcionarios, pero aquí hay a duras penas unos 8 mil”, precisó.

Ante lo dicho por Reverol en el sentido de que van a fortalecer las divisiones antisecuestros, robo y hurto, Izquiel se preguntó cómo lo harán si no aumentan el número de policías. “¿Sacándole gente a las otras divisiones, homicidios, vehículos, delincuencia organizada? El déficit sigue existiendo, solo que rotas unos funcionarios de una división a otra”, manifestó.

Precisó que ese déficit se debe a una desatención que existe en términos generales en las instituciones de seguridad ciudadana. Añadió que hay carencias en el sistema de justicia, en las policías preventivas, en el sistema carcelario y la policía de investigación no escapa a eso. Consideró que esa situación se debe a que en los últimos 18 años las prioridades presupuestarias han estado orientadas hacia otras áreas distintas a la seguridad ciudadana.

“El presupuesto nacional se ha ido en regalo a otros países, en la compra de armamento militar, en guisos con la importación de alimentos y esos recursos que se fueron por ese despeñadero eran los que estaban destinados a fortalecer instituciones como el Cicpc”, insistió.

Con información de nota de prensa

 

Delsa Solorzano y Luis Izquiel denunciaron haber recibido amenaza de muerte

Amenaza Delsa Solorzano

La diputada de la Asamblea Nacional, Delsa Solorzano, y su esposo el abogado Luis Izquiel denunciaron a través de sus redes sociales haber recibido una amenaza de muerte dejada en su vehículo familiar.

Tanto la diputada como el abogado publicaron una fotografía del automóvil en donde se puede ver un cuchillo sobre una estampa con la imagen de la Virgen, en la cual se puede leer «In Memoriam».

«¡En mi familia estamos orgullosos de luchar por la democracia en Vzla. Estas amenazas no nos callarán!», tuiteó Solorzano.

 

Mapa: Van 25 saqueos e intentos de saqueo por comida en una semana
Durante el mes de mayo se han registrado 34 eventos de este tipo. Si la frecuencia continúa, la cifra podría superar a la de abril (41 saqueos),  que ha sido la más alta de 2016

 

@loremelendez

CAMIONES, MERCADOS, ABASTOS Y DEPÓSITOS siguen siendo los objetivos de turbas que buscan alimentos a como dé lugar. La frecuencia de los saqueos e intentos de saqueo en mayo crece conforme pasan los días. Sólo en la última semana, entre el 13 y 20 de mayo, han ocurrido 25 saqueos e intentos de saqueo de productos básicos en 11 estados: Caracas, Miranda, Barinas, Guárico, Carabobo, Anzoátegui, Yaracuy, Bolívar, Aragua, Cojedes y Táchira. Es decir, el fenómeno se ha multiplicado y extendido por todo el territorio nacional.

Estos números apuntan hacia un desarrollo en serie de tales eventos. Si bien ocurren todos los días, hay momentos en los que se repiten más e incluso durante varios días seguidos. Esto ha pasado en otros meses y la mayoría de las veces no hay un detonante claro que los motive. El pasado 29 de marzo, justo cuando comenzaba el asueto de Semana Santa, hubo dos saqueos a camiones en Sucre y Aragua, además de dos intentos de saqueo en Táchira. En abril, la semana clave fue la del inicio de los racionamientos eléctricos: entre el 25 y el 27 de ese mes se produjeron 12 saqueos y 5 intentos. Aunque la mayoría ocurrieron en Zulia, siete en total, estos también sucedieron en Caracas, Portuguesa, Carabobo, Bolívar Miranda y Aragua.

Tanto esta como la semana anterior se ha registrado una alta frecuencia de estos eventos. Del 11 al 13 de mayo hubo 7 saqueos y 6 intentos. Mientras que entre el 18 y el 20 se cometieron 5 saqueos y 10 intentos. Varios de estos últimos requirieron la intervención de cuerpos policiales y de la Guardia Nacional para que pudieran evitarse.

En los primeros 20 días de mayo se han registrado 34 eventos de este tipo: 16 han sido saqueos y 18 intentos de saqueo. Si la frecuencia de estos continúa, la cifra podría superar la alcanzada durante abril, la más alta de todo 2016, cuando ocurrieron 41.

Para el abogado criminólogo Luis Izquiel, la repetición de estos delitos encuentra una explicación en la falta de acción de las autoridades. “La anarquía se transmite tanto como la impunidad. A veces, las culpas del gobierno las terminan pagando los comerciantes que quedan arruinados por los saqueos”, apunta.

Izquiel también indica que la frecuencia de estos sucesos está motivada a un conjunto de factores que va desde el desabastecimiento y el costo de la vida hasta la incapacidad de los venezolanos de poder comer. No en vano, en varios saqueos y protestas por alimentos, la consigna es la misma: “tenemos hambre”.

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Mapa: Dónde y cuándo ocurren los saqueos por comida en Venezuela
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