El Salvador archivos - Runrun

El Salvador

EFE Feb 18, 2024 | Actualizado hace 2 meses
Ratifican victoria de Bukele con más del 80%
Se convierte así en el primer presidente de El Salvador en ser reelegido

 

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador ratificó la victoria de Nayib Bukele, del partido oficialista Nuevas Ideas (NI), en los comicios presidenciales del pasado 4 de febrero, con más de 2,7 millones de votos, equivalente al  84,6 % de respaldo electoral.

El ente electoral emitió el acta de escrutinio final de la elección de presidente y vicepresidente de El Salvador para el periodo 2024-2029, en la que ratifica los resultados de la elección.

En el documento, difundido la noche del sábado en las redes sociales del TSE y firmado por los cinco magistrados del ente, se señala que Nuevas Ideas tuvo un total de votos de 2.700.725 (84,6 %), el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) obtuvo 204.167 (6,40%) y la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) tuvo 177.881 (5,57%).

El partido de centro humanista Nuestro Tiempo, que participó por primera vez en los comicios presidenciales, obtuvo 65.076 (2,04%) y las formaciones Fuerza Solidaria y Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS) registraron 23.473 (0,74%) y 19.293 (0,60%), respectivamente.

A las elecciones del 4 de febrero fueron convocados 6.214.399 ciudadanos, votaron 3.268.466, con un nivel de participación de 52,60 %.

Se contabilizaron 15.064 abstenciones (0,46%) y 1.760 votos impugnados (0,05%), según los datos del Tribunal Electoral.

Bukele se convierte así en el primer presidente de El Salvador en ser reelegido, a pesar de la prohibición constitucional, desde que el país dejó una dictadura militar de varias décadas y entró en democracia.

El mismo domingo de las elecciones, durante una conferencia de prensa, el presidente se refirió al tema «Nosotros no estamos sustituyendo la democracia porque El Salvador jamás tuvo democracia. Esta es la primera vez en la historia que El Salvador tiene democracia, y no lo digo yo, lo dice el pueblo (…) La definición de democracia, la real, no la inventada por las élites, es demos y kratos, el poder del pueblo (…) El pueblo dice ‘queremos un régimen de excepción, queremos la política de seguridad del presidente’», dijo Bukele.

 

LEA.  Presidente Petro criticó expulsión de miembros de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU

Venezuela fuera de la lista de destinos turísticos con gran potencial para 2024
La responsable de la cartera de Turismo de las Naciones Unidas destacó que a pesar de estar rezagada, Venezuela ha mostrado signos positivos en el desarrollo turístico

 

La directora Ejecutiva de ONU Turismo, Natalia Bayona, ha destacado el gran potencial de Latinoamérica en el desarrollo del sector turístico para 2024. Sin embargo, Venezuela no figura entre los cuatro destinos con mayor potencial.

La responsable de la cartera de Turismo de las Naciones Unidas destacó que a pesar de estar rezagada, Venezuela ha mostrado signos positivos en el desarrollo turístico, impulsados en parte por la apertura de la frontera con Colombia. Bayona espera que esto permita un flujo de visitantes que contribuya al crecimiento del sector.

Según Bloomberg Línea, se espera que el sector turismo internacional recupere completamente los niveles previos a la pandemia de la COVID-19 este año. La ONU Turismo prevé un crecimiento del sector de un 2% en comparación con los niveles de 2019.

Bayona identificó a El Salvador, Colombia, Curazao y República Dominicana como las naciones que están impulsando el turismo en Latinoamérica. Destacó que El Salvador, gracias a la política de seguridad y generación de confianza del presidente Nayib Bukele, ha experimentado un crecimiento potente, recibiendo 3,4 millones de turistas internacionales el año pasado.

Finalmente, Bayona resaltó que Colombia ha aumentado su conectividad aérea internacional, recibiendo a 5,2 millones de turistas extranjeros en 2023. Curazao, por su parte, se ha destacado por su modelo de cruceros y diversificación, superando los 500.000 visitantes en noviembre del año pasado.

 
El Mañanero de hoy #7Mar: Las 8 noticias que debes saber

Capacidad para 40.000 presos, extensión de 116 hectáreas, ocho módulos, custodia de 600 efectivos de las Fuerzas Armadas y 250 de la Policía Nacional Civil, pabellones de confinamiento, sistema de videovigilancia, control de acceso con escáner corporal, 19 torres de vigilancia y cerco eléctrico de 2,1 kilómetros de longitud son algunas de las características del “Centro de Confinamiento del Terrorismo”, inaugurado recientemente en El Salvador. 

OSH: casos de suicidios en Venezuela aumentaron 11 % entre 2020 y 2022

Inflación presionó caída del consumo de alimentos desde octubre de 2022 tras leve recuperación

La estigmatización se mantuvo como el «principal patrón de agresión» durante enero de 2023

Enfermera y guardaespaldas de Chávez serán sentenciados el 17 de abril por lavado de dinero

Megacárcel de El Salvador genera críticas entre defensores de DDHH

Inicia la semana de la mujer en Mérida

CIDH y RELE llaman al gobierno a garantizar la libertad de asociación de la sociedad civil

Informe expone las estrategias del chavismo para restringir la libertad de expresión durante 24 años

«El cuento gastado de que la crisis económica es consecuencia de las sanciones ni los psuvistas lo creen. Hay dinero para unas cosas pero para salud y salarios dignos no hay», Henrique Capriles vía Twitter #6Mar

Carolina Jaimes Branger Jun 07, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Las maras venezolanas

@cjaimesb

En la década de los 80, miles de jóvenes centroamericanos llegaron a los Estados Unidos huyendo de las guerras civiles en sus países. La mayoría fue a parar a los suburbios de varias ciudades del estado de California. Allí se convirtieron en pandillas, principalmente para enfrentar a las pandillas ya establecidas de mexicanos, asiáticos y afroamericanos. En los años 90, Estados Unidos deportó a la mayoría de esos pandilleros de vuelta a sus países de origen. Y El Salvador, con un país resquebrajado en su tejido social por la guerra civil, fue el perfecto caldo de cultivo para que las maras se fundaran, crecieran y se multiplicaran. Además, la institucionalidad pendía de un hilo y la situación económica era catastrófica.

Más que una pandilla, las maras son una especie de secta, donde los integrantes se prometen lealtad y solidaridad. Miles de jóvenes sin rumbo se han unido a ellas. Allí encuentran una razón de ser (¿o de no ser?) y un sentido de pertenencia. Desde el establecimiento de las maras, los enfrentamientos entre ellas no se hicieron esperar, cada día más sangrientos.

Hoy en día, se calcula que solo en El Salvador hay 60.000 miembros de maras, que con sus aliados (familiares y negociantes) pueden llegar a casi medio millón de personas, en un país que apenas tiene 6,7 millones de habitantes. Los mareros se rapan la cabeza y se tatúan en el cráneo las siglas de la mara a la que pertenecen, así como el resto del cuerpo. Están presentes en todos los municipios y son responsables por la mitad de los asesinatos del país. Está por verse qué hará el presidente Bukele en el largo plazo.

En Venezuela, el chavismo hizo crecer nuestras propias maras. Los llamados “colectivos”, supuestos a ser promotores de actividades culturales, defensores de la democracia y de la revolución bolivariana, se convirtieron una fuerza paramilitar, que desde hace rato se le fue de las manos al régimen, primero de Chávez y luego de Maduro. “El brazo armado de la revolución bolivariana”, los llamó Chávez. Los proveyeron de armas, sistemas de comunicación por satélite y vehículos para desplazarse. Hoy, actúan motu proprio e independientes de sus creadores y financistas originales.

Pero hay otra mara, mucho peor que los colectivos, que es la del FAES, la Fuerza de Acciones Especiales instituida por Maduro en 2016. Los miembros de la FAES se han convertido en asesinos. La gente les tiene pánico, aun más que a los colectivos. Sus uniformes parecen estar diseñados para infundir terror desde la distancia. Solo en enero de este año protagonizaron una matanza en La Vega, en Caracas, que dejó un saldo de 23 muertos, según Provea. “Mano dura contra la delincuencia” había prometido Maduro. Pero lo cierto es que la mayoría de los fallecidos en esa masacre no tenía antecedentes penales.

Los enfrentamientos entre las maras venezolanas también han dejado una cantidad de muertos inocentes, que estaban simplemente en el lugar y la hora equivocados.

Recientemente fue asesinado -delante de su madre- un joven, hijo de uno de los jefes de los colectivos de La India, en El Paraíso, porque su padre no quiso ir, por temor a que lo mataran. Lo habían amenazado y cumplieron su ofrecimiento.

Estas historias dantescas, que hoy son parte de nuestra cotidianidad, eran impensables antes de que Hugo Chávez se hiciera con el poder. Y lo peor es que nos estamos acostumbrando a ellas: ya nada nos asombra, ni nos conmueve, ni nos duele.

Somos un pueblo anestesiado, dominado por asesinos. El deseo común de la mayoría de los jóvenes venezolanos, de la clase D hasta la A, es irse del país.

Y los que se quedan no tienen oportunidades de surgir, como en El Salvador, por eso muchos terminan uniéndose a los colectivos o a fuerzas como las FAES, que al final son lo mismo.

¡Pobre juventud, pobre futuro, pobre Venezuela!

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Alejandro Armas May 07, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Bukele y el fantasma de Carl Schmitt

@AAAD25

El caudillo es un arquetipo tan asociado con América Latina que la palabra ha sido asimilada por varios idiomas en el castellano original. No hay género literario más latinoamericano que la novela de dictador. Sin embargo, al contrario de lo que muchos asumen, los latinoamericanos no estamos culturalmente predispuestos a salivar por un tirano carismático. Es más bien una cuestión de entorno material. Dado que el populismo tiende a distinguir entre un «pueblo noble» y una «elite corrupta», las desigualdades socioeconómicas que alientan el resentimiento de las masas empobrecidas son una gran ayuda. Por lo tanto, América Latina, con sus desigualdades muy marcadas y a menudo injustas, ha sido siempre tierra fértil para el populista.

Caudillos de esa índole abundan en la historia regional y la lista de momento no tiene fin, impregnando hasta a las últimas generaciones de políticos latinos. Para muestra el señor Nayib Bukele, el presidente millennial de El Salvador.

Pese a su juventud, el populismo caudillesco de Bukele es más bien vetusto. Marca todas o casi todas las casillas en el viejo manual del populista: triunfó en medio del hastío con la clase política bipartidista que había dominado su país por generaciones, es intolerante a la crítica, tiene un ego desmedido y plantea resolver los problemas de su nación (que no son pocos ni fáciles, ciertamente) mediante acciones de mano dura con poca o nula consideración hacia los afectados. Seguramente varias de estas características les recordarán a otros políticos, como Hugo Chávez o Donald Trump. No en balde pareciera que entre venezolanos opositores, huérfanos de liderazgo ante el estancamiento de nuestra dirigencia disidente, se repite con el peculiar centroamericano la atracción lograda por el exmandatario de Estados Unidos, aunque en menor escala, hay que decir.

Y bueno… Qué deprimente. Se confirma una vez más que muchos de nuestros conciudadanos no han aprendido gran cosa de la experiencia chavista. Que todo el tiempo están necesitados de un «taita», de un ser que haga del pater familias de la sociedad, ordenándola en todos los aspectos como si de un conjunto de niñitos tontos e indefensos se tratara. El embrujo de los mandamases abusivos perdura. Es una maldición que arrastramos al menos desde José Tomás Boves. Es tan fuerte que si nadie en Venezuela satisface la necesidad, lo buscamos afuera.

De los extranjeros, nadie ha llenado el vacío tanto como Trump. Pero ahora él está en una especie de vida ermitaña postpresidencial, con pocas apariciones en público. Sigue ejerciendo una influencia considerable sobre la política de su país y sobre todo en el seno de su partido. Pero, sin el micrófono de la Casa Blanca y con su presencia en redes sociales altamente restringida, para los venezolanos Trump bien pudiera estar encerrado en un monasterio budista en el Tibet. Entonces, la «trumpmanía» venezolana se ha desinflado poco a poco. En cambio, la sed de liderazgos autoritarios sigue haciendo lo suyo. Y Nayib Bukele, con sus prendas hipster y gorra echada hacia atrás, se aparece a esos menesterosos con una cava llena de cervezas bien frías.

Bukele ha estado haciendo barrabasadas desde que llegó a la presidencia.

El año pasado ordenó a militares ocupar la Asamblea Legislativa, en una jugada brutal de presión para que sus diputados aprobaran un préstamo solicitado por el ejecutivo y objetado por la cámara. Ya entonces, de cara al hecho sensacional que dio la vuelta al mundo, se pudo ver a venezolanos aplaudiendo a rabiar. Ahora, los partidarios de Bukele son mayoría en la asamblea, tras unas elecciones parlamentarias, y su primera acción al instalarse en sus curules la semana pasada fue destituir a varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

¿Por qué? Pues resulta que los jueces habían intentado reducir los poderes que Bukele ha estado acumulando con la pandemia de covid-19 como excusa. Así que el presidente que se toma selfis en la ONU ya demostró de lo que es capaz cuando la legislatura se le opone. Tan pronto eso dejó de ser un problema para él, apuntó su cañón al poder Judicial. Someter todo al ejecutivo es la meta.

La división de poderes es uno de los fundamentos más sacrosantos de la república, y de la democracia moderna, que necesariamente es constitucional y republicana. Es ella la garantía de que el poder del Estado no podrá ser aplicado por un solo ente, que pudiera verse fácilmente tentado a ejercerlo de manera arbitraria y corrupta. Locke fue el primer pensador relevante en darse cuenta y plantear que el Estado debía estar dividido en dos poderes. Uno para redactar leyes y otro para ejecutarlas. Esto ocurrió en el contexto del triunfo del parlamentarismo y la monarquía constitucional en Inglaterra a finales del siglo XVII y supuso una ruptura radical con el paradigma absolutista predominante entonces en Europa, formulado antes por Bodin y Hobbes, y que se mantuvo vigente en el continente hasta la Revolución francesa y las rebeliones burguesas de la centuria siguiente. Montesquieu agregó al dúo de Locke un tercer poder, el judicial, encargado de interpretar las leyes. La trilogía resultante fue encarnada en la Constitución de Estados Unidos, la más antigua de las repúblicas aún en pie e inspiración de buena parte de las repúblicas subsiguientes.

En el extremo de la filosofía política opuesto a Locke, Montesquieu y la tradición de la democracia liberal se halla Carl Schmitt, el jurista infamemente asociado con el Tercer Reich. A Schmitt le irritaban la separación de poderes y, sobre todo, los procesos lentos y comprometedores de negociación entre facciones, propio de entes colegiados como los parlamentos. En su lugar, exaltó las virtudes de un régimen dictatorial capaz de actuar sin restricciones de ningún tipo cuandoquiera que lo juzgue necesario. Las asambleas legislativas en este esquema solo son válidas si están en perfecta concordancia con el líder que encabeza el gobierno, y con el pueblo del que se supone que dicho líder es un reflejo, muy en el sentido de la «voluntad general» rousseauniana. De más está decir que ello reduce las legislaturas a apéndices inútiles.

Los postulados de Schmitt influyeron considerablemente en entusiastas del populismo contemporáneos, como Chantal Mouffe, quienes han tratado de purgarlos de sus elementos totalitarios y adaptarlos a la democracia (a mi juicio, sin éxito). En cambio, teóricos como Nadia Urbinati reconocen el populismo como el peligro para la democracia que realmente es. En Democracia desfigurada, esta última teórica señala que los líderes populistas, una vez que se montan en la locomotora del gobierno, buscan concentrar poder en manos del ejecutivo, en detrimento de los demás poderes. El resultado puede ser el debilitamiento o destrucción del orden constitucional.

En Venezuela, Hugo Chávez se estrenó en la presidencia alardeando de sus supuestos dotes de estadista democrático, con el aumento de los tradicionales tres poderes a cinco en la Constitución que encargó a sus partidarios como un traje a la medida. Pero su verdadera intención quedó pronto expuesta, cuando su movimiento político empezó a llenar los tres poderes no electos (el judicial, el ciudadano y el electoral) con militantes de su causa.

TALITA CUMI

TALITA CUMI

En cuanto a la Asamblea Nacional, mientras estuvo bajo control chavista, abandonó sus funciones de legislar y hacer contraloría con independencia de los intereses de Miraflores. La exmagistrada Luisa Estela Morales, en un triste intento por dar sustento filosófico a esta concentración de fuerza en el ejecutivo, desestimó la separación de poderes, alegando que entorpece el buen funcionamiento del Estado. Un comentario que echó por tierra 300 años de teoría política republicana y democrática.

Nayib Bukele claramente está de acuerdo con la juez retirada. Los restos mortales de Schmitt podrán estar enterrados en algún lugar de la Renania, pero su espíritu vive y ahora ha brotado de las lavas del volcán Izalco para hacer estragos en la América Central. Así como en la película de Frank Capra Mr. Smith fue a Washington, herr Schmitt fue a San Salvador a asesorar a su presidente. No deben sorprender a nadie las coincidencias entre Bukele y el chavismo.

Lo desconcertante y deprimente es que venezolanos opuestos al régimen se proclamen encantados con las mañas del mandatario salvadoreño y fantaseen con imitarlas en nuestro país.

Por retruque, terminan dándole la razón a Luisa Estela Morales. Queda claro nuevamente que en el seno de la oposición hay personas que no quieren que el chavismo siga mandando, pero tampoco quieren la restauración de la democracia. Habrá que lidiar con eso cuando llegue el momento de una transición. No quiero ver al fantasma de Schmitt otra vez por acá.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Presidente salvadoreño pide a otros países expulsar a diplomáticos de Maduro
La representación diplomática venezolana dejó ese país la noche del lunes, luego de que el mandatario salvadoreño ordenara su expulsión la noche del sábado

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, pidió este martes a los países que no reconocen a Nicolás Maduro como gobernante de Venezuela que expulsen a sus representantes diplomáticos.

«Hacemos un llamado e invitamos a los demás gobiernos democráticos, que también han desconocido al régimen de Nicolás Maduro, a que expulsen a las sedes diplomáticas de un régimen que ustedes mismos desconocen», dijo el mandatario salvadoreño durante una conferencia de prensa.

Bukele, de la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), indicó que la expulsión del cuerpo diplomático de Venezuela acreditado en El Salvador fue un «acto de coherencia» tardío y señaló que «es una incoherencia» que el resto de países, sin precisar sus nombres, mantengan la representación de Maduro pese a no reconocerlo como presidente.

La representación diplomática venezolana dejó El Salvador la noche del lunes, luego de que Bukele ordenara su expulsión la noche del sábado.

El Gobierno venezolano aplicó este domingo el principio de reciprocidad y ordenó la expulsión de los diplomáticos de El Salvador acreditados en el país petrolero, según informó el ministro venezolano de Exteriores, Jorge Arreaza.

Por otra parte, Bukele sostuvo que no solo expulsó a los representantes de Maduro, sino que invitó a su país a los delegados del líder opositor venezolano y jefe del Parlamento, Juan Guaidó, para «poner más presión internacional sobre el régimen».

«Nosotros reconocemos al presidente encargado de Venezuela (Guaidó) para que pueda convocar a elecciones libres y democráticas. Si los venezolanos escogen a Maduro, aunque no quisiéramos, lo aceptaríamos», acotó Bukele.

Por su parte, el presidente Maduro calificó de «traidor y pelele del imperialismo» a Bukele y señaló que «da vergüenza ver cómo se derrite frente al imperialismo una persona que llegó a la Presidencia con alguna esperanza para el pueblo salvadoreño».

Bukele rompió así con el apoyo que las administraciones del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) brindaron a Maduro y a su antecesor, Hugo Chávez.

El actual presidente salvadoreño calificó a Maduro de «dictador» y decidió no invitarlo a su toma de posesión del pasado 1 de junio.

Julio Borges pide a la comunidad internacional replicar medida de El Salvador contra el régimen
El comisionado por el presidente interino Juan Guaidó aseguró que respalda la medida tomada por el gobierno de El Salvador de expulsar a los representantes del régimen de Nicolás Maduro

Julio Borges, designado como comisionado de Relaciones Exteriores por el presidente interino Juan Guaidó, pidió a los países que apoyan la presidencia interina replicar la medida de El Salvador de expulsar a los representantes del régimen de Nicolás Maduro.

«Respaldamos la medida tomada por el gobierno de El Salvador de expulsar a los representantes del régimen; pedimos que sea replicada por todos los países que reconocen a la Asamblea Nacional, y al presidente encargado Juan Guaidó», dijo en Twitter.

 

Guaidó también expresó, por la misma red social, su agradecimiento al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, por el «espaldarazo a la causa venezolana» que, consideró, «aísla más al régimen de Maduro».

«Es parte de la presión internacional que nos tiene que encontrar en las calles», aseguró Guaidó.

La noche del sábado el gobierno de El Salvador ordenó la expulsión del cuerpo diplomático de Venezuela acreditado en el país centroamericano y le dio 48 horas para que abandonen el territorio.

«El gobierno de El Salvador expulsa al cuerpo diplomático del régimen de Nicolás Maduro, siendo coherente con las reiteradas declaraciones del presidente Nayib Bukele, en las que no se reconoce la legitimidad del gobierno de Maduro», dijo en un comunicado el gobierno salvadoreño.

En el mismo documento, el gobierno de Bukele expresó que «reconoce la legitimidad del presidente encargado, Juan Guaidó, mientras se realicen elecciones libres en concordancia con la Constitución venezolana».

EFE

Guaidó: El Salvador dio un espaldarazo a la causa venezolana
El mandatario interino agradeció al presidente Nayib Bujele por su apoyo a la presidencia encargada y a la «lucha de toda Venezuela»

El presidente encargado Juan Guaidó calificó como un «espaldarazo a la causa venezolana» la decisión del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, de expulsar al cuerpo diplomático del régimen de Nicolás Maduro de ese país.

A través de su cuenta de Twitter, Guaidó compartió el comunicado publicado por Bukele donde informaba sobre la expulsión de los funcionarios de la embajada de Venezuela en El Salvador.

«El Salvador ha dado un espaldarazo a la causa venezolana y aísla más al régimen de Maduro. Es parte de la presión internacional que nos tiene que encontrar en las calles», escribió Guaidó.

 

Maduro calificó este domingo de “traidor y pelele del imperialismo” a Bukele, tras ordenar la expulsión de los diplomáticos venezolanos acreditados en su país.

Bukele reaccionó pidiéndole respeto a Maduro: “Más respeto, señor Nicolás Maduro. Habla de un presidente electo democráticamente, a diferencia suya”.

Más tarde, el presidente salvadoreño hizo una importante aclaratoria en su cuenta de Twitter: “Se me olvidó mencionar que nuestro gobierno no había nombrado ni un solo funcionario en nuestra embajada en Venezuela”.