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El Llanito

Retenidos al menos 15 “garimpeiros” del río Guaire por la PNB

 

Al menos 15 personas fueron retenidas por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en el módulo vial de Macaracuay este lunes por encontrarse dentro de las aguas contaminadas del río Guaire buscando objetos de valor, a la altura de El Llanito.

Los “garimpeiros” del Guaire dijeron que se encontraban buscando oro y otras piedras preciosas que eventualmente están sumergidas en el río, según la información del periodista Joan Camargo.

Algunos de estos vendrían de Charallave, estado Miranda, y procedieron a minar en el río Guaire porque en días anteriores otras personas lo hicieron y consiguieron objetos de valor.

Mientras dure la detención, las autoridades esperan hacerles un chequeo general y averiguar sus antecedentes y situación social.

 

 

Gemelos mueren en hospital Domingo Luciani de Caracas por falta de incubadora

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La grave crisis humanitaria que atraviesa el país quedó evidenciada en el caso del periodista Juan José Ojeda, quien esta semana denunció haber perdido a bebés gemelos que nacieron prematuros por falta de incubadora en el hospital Domingo Luciani de Caracas.

Varios días estuvo esperando respuesta y ayuda Ojeda pero nunca la consiguió, en su cuenta de Twitter escribió “Hijos. Ustedes saben que hice todo lo posible, que hablé hasta con quien nunca imaginé en defensa de ustedes, de su vida. Ahora son libres del dolor y la desgracia”.

Casos como estos se repiten a diario en gran parte de Venezuela sin que hasta el momento se consiga atención por parte del ejecutivo nacional.

Por un lío de faldas mataron a un adolescente en La Dolorita

Anthony  Alejandro Vásquez Rivas, de 16 años, perdió la vida tras recibir tres impactos de bala, cuando se encontraba en la calle Bolívar de la parroquia La Dolorita, municipio Sucre.

Desde la morgue de Bello Monte, familiares indicaron que su muerte tuvo que ver con un lío de faldas.

Su tía Arlys Lugo, indicó que hace ocho meses Anthony sostuvo una discusión con otro adolescente de su misma edad durante una fiesta de 15 años. “Mi sobrino se beso con una muchacha que resultó ser la novia del otro joven. Ellos pelearon en ese momento y pensamos que todo había quedado allí, incluso la celebración continuó”, dijo.

Lugo explicó que el martes 28 de noviembre Anthony estaba con un amiguito, ambos fueron hasta una panadería del sector a comprar unos dulces y jugos. Al lugar llegó su antiguo rival junto a otro muchacho.

Cuando Anthony se marchaba este joven lo llamó por su nombre y al voltear su acompañante quien empuñaba un arma le propinó tres disparos. Las balas lo alcanzaron en la clavícula, estómago y médula espinal.

La víctima fue auxiliada por los vecinos quienes lo llevaron hasta la Clínica Popular de La Dolorita. Luego fue remitido hasta el Hospital Domingo Luciani de El Llanito, donde fue operado, pero falleció este jueves a las 11:30 de la noche.

“Nunca imaginamos que besar a esa jovencita le iba a costar la vida a mi sobrino”, expresó Arlys, quien recordó que Anthony era un muchacho alegre y divertido. “Le gustaban las fiestas, era como el alma de la familia. Él decía que quería ser policía del Cicpc”, añadió.

En La sede de la medicatura forense también estaba la madre de la víctima  quien se encontraba completamente desconsolada y no hablaba. Anthony era el segundo de cuatro hermanos. Cursaba 2° año de bachillerato en un liceo cercano a la comunidad. Además deja a su novia de 16 años embarazada.

“Yo quisiera que un crimen como este no se repita. Muchas personas que no tienen hijos creen que los errores que ellos cometen son nuestra responsabilidad como padres. Lo cierto es que, somos muchos los que a diario damos buenos consejos a nuestros hijos. Pero a veces ellos no entienden. Quieren vivir su vida de una forma rápida y a su manera y las cosas no son así”, acotó Lugo a manera de reflexión.

Asimismo exhortó a los jóvenes a dejar a un lado la violencia y las armas. “Hay tantas alternativas, tantos deportes, tantas carreras para estudiar y dañan su futuro en un instante”.

 

“A mi hijo me lo mataron funcionarios por maldad”

En una vivienda de techo de zinc, de tres pisos, situada en la calle Bolívar de La Dolorita, al lado de la Farmacia Campo Elías, en Petare, municipio Sucre del estado Miranda, fue presuntamente ejecutado un joven de nombre Darren Brando Ávila Cañizalez, de 20 años de edad, a manos de funcionarios del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de la subdelegación El Llanito.

Ese martes 31 de octubre a las 6:30 de la mañana los vecinos de la zona fueron sorprendidos por 20 funcionarios vestidos de negro, algunos encapuchados, con armas largas, quienes llegaron directamente a una de las viviendas del sector, se trataba de la casa donde dormía Darren con su madre y padre, quien estaba en situación de discapacidad.

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Los funcionarios destrozaron la puerta principal y subieron hasta el tercer piso de la propiedad. En el lugar sometieron a la familia del joven, obligándolos a salir del sitio, una acción que se le dificultaba al padre de Darren, debido a que estaba en silla de rueda. «Los funcionarios me dijeron que saliera del cuarto porque si no me iban a lanzar de las escaleras, pensaban hacerlo, hasta que uno de ellos me cargó y me bajaron, mi muchacho quedó solo en el cuarto y luego se escucharon los disparos”, contó Miguel Ramón Ávila, padre del joven.

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Cañizalez había recibido dos tiros, uno en el estómago y otro en el pecho. Murió en el lugar. Los uniformados se quedaron en el sitio hasta las 10:00 de la mañana de ese día. “Nosotros no pudimos entrar al cuarto a verlo, nos tenían encerrados en una de las habitaciones de la planta baja de la casa. Yo no supe que habían matado a mi hijo sino luego de dos horas. Me mataron a mi hijo por maldad, porque los mismos que lo hicieron yo los conocía cuando iba a llevarle la comida a mi hijo tras estar preso en el Cicpc de El Llanito», dijo en llanto Carmen Cañizalez, madre del fallecido.

Darren estudiaba parasistema en el colegio Julio Garmendia en Petare. Estuvo preso un año y dos meses en el Cicpc de El Llanito al ser acusado de cómplice de un homicidio, luego salió tras cumplir una labor social en el colegio Germán Ubaldo Lira de La Dolorita.

El joven, según contaron allegados, era aficionado al fútbol. “Él era un muchacho muy bueno en el fútbol. Nosotros lo habíamos rescatado”, señaló José Infante, vecino del fallecido.

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En cuanto a la versión de los funcionarios ellos alegaron que Darren había muerto tras enfrentarse, que estaba solicitado y que era miembro de una banda.

Según un conteo del proyecto Monitor de Víctimas 246 muertes se registraron a manos de cuerpos de seguridad entre los meses de mayo y septiembre de 2017.

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Apertura de nuevas morgues bloquea acceso a la información de homicidios en Caracas

En julio de 2017 se concretó la apertura de cuatro nuevas morgues para Caracas, anunciada en octubre de 2016 por el Ministro para las Relaciones, Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol. La primera en abrir sus puertas fue la morgue de Coche, que funciona en un anexo del hospital Leopoldo Manrique Terrero, ubicado en la calle La Zea de esa parroquia. Le siguió la medicatura de El Llanito, instalada cerca del hospital Domingo Luciani y usada para la práctica exclusiva de exámenes forenses. Paralelamente se activó el servicio de medicina forense en una sede adjunta al hospital Ana Pérez de León II, que recibe los fallecidos en circunstancias violentas, provenientes del este de la ciudad. Recientemente inició operaciones la de Caricuao y solo ofrece exámenes forenses. Aunque la morgue de Bello Monte continúa en funcionamiento, los patólogos que allí laboran solo practican autopsias a los muertos por enfrentamientos.

A los pocos días de haberse concretado este nuevo sistema de distribución de los cadáveres “para mejorar la calidad del servicio”, algunas irregularidades han surgido. Una de ellas ha sido la exigencia de pagos por la entrega de cadáveres. Cobran hasta un millón de bolívares para agilizar la entrega de los cuerpos a sus familiares. El pasado 7 de julio, los funcionarios del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) que laboran en Bello Monte, identificados como Katherine Castro y Gustavo Espejo, fueron capturados por agentes de la Brigada de Acciones Especiales del Cicpc, cuando pedían dinero a un deudo a cambio de la entrega de un cadáver.

El familiar de la víctima, indignado denunció el caso al Ministerio Público. En las investigaciones se determinó que a través de mensajes de texto, ellos negociaban pagos con familiares de otras víctimas, a pesar de que en las instalaciones de esta dependencia, adscrita al Viceministerio de Investigación Penal, fueron colocados afiches que indican que está “prohibido cobrar por tramitar la entrega de un cadáver”. Espejo, uno de los implicados, es hijastro del actual director del Senamecf, Coronel retirado de la Guardia Nacional, Carlos Enrique Fernández.

Un funcionario del Senamecf, quien prefirió mantener su nombre en reserva indicó que este tipo de prácticas ilícitas no se han detenido. “No hay supervisión. Los empleados extorsionan y los parientes de las víctimas no se atreven a denunciar por miedo. Los amenazan. Si se atreven a delatarlos ante la Fiscalía, a los medios de comunicación o a los cuerpos de seguridad, no entregan los cadáveres”, dijo.

Alí Daniels, coordinador de la ONG Acceso a la Justicia, indicó que hay formas de hacer una denuncia pública sin necesidad de que los nombres de quienes la formulen queden al descubierto. “A través de Provea pueden canalizarse. Ellos visibilizan los casos y hacen acompañamientos jurídicos para que las autoridades tomen acciones. Las irregularidades deben ser reclamadas sin miedo. Es la única forma de que este tipo de delitos no queden impunes”, dice el activista de derechos humanos.  

Desinformación deriva en ruleteo

El cobro ilegal es solo una de las fallas derivadas de la activación de las nuevas morgues. El ruleteo de cadáveres y familiares también se ha vuelto una práctica común. A los deudos de Yeison Urbano, quien el pasado 2 de agosto fue asesinado de varios disparos para robarlo en el sector Las Dos Bodegas de Mariche, les dijeron que su cuerpo había sido llevado a la morgue de Bello Monte. Allí los funcionarios informaron que el cadáver no fue trasladado a esa dependencia. No aparecía en la base de datos. Durante la mañana del 3 de agosto Pedro Urbano, padre de Yeison hizo un periplo por otras dos morgues. “Estaba desesperado porque necesitaba saber dónde estaba el cuerpo de mi hijo.

En Coche me dijeron que no lo habían llevado. De allí me fui hasta el Pérez de León, en Petare. Un funcionario que está en la puerta me atendió. Tenía una lista con las identidades de 10 cuerpos, entre ellos figuraba el de mi hijo. No fue sino hasta el día 4 de agosto en la tarde, cuando lo entregaron”, reseña el allegado.

A los parientes los controlan con canales de información restringidos en todas las instancias. Esto los convierte, según el vocero de la ONG, en víctimas por partida doble. Ellos no solo tienen que lidiar con el dolor de haber perdido un familiar en circunstancias violentas, sino también deben peregrinar por varias morgues para ubicar los cuerpos.

“El Senamecf debe habilitar en la página web una pestaña que muestre los números de cédula de los cadáveres que fueron ingresados a esas dependencias para que los allegados ubiquen a sus deudos de forma rápida”, propone Daniels.

Según el comisario, Luis Godoy, ex jefe de Homicidios del Cicpc y hasta ex coordinador nacional del Servicio de Medicina y Ciencias Forenses, en la morgue de Bello Monte se ofrecía todos los domingos ruedas de prensa sobre el número de cadáveres que eran ingresados durante la semana. “Precisaba cuántos eran trasladados por homicidios, suicidios y por accidentes de tránsito. También notificaban de aquellos que no habían podido identificar y daban información sobre algunas características físicas para que sus allegados los localizaran. Bajo este mecanismo, se establecía un control y no había cabida a ruleteos, ni a confusiones como las que se registran actualmente”, recuerda Godoy.

Tres semanas antes del incidente reportado con Yeison, los familiares de Juan Ernesto Calofré, víctima de la violencia, tuvieron que hacer varios recorridos para localizarlo. A Juan Ernesto lo habían asesinado la mañana del 10 de julio, a pocos metros de la estación Capuchinos del Metro de Caracas. Lo mataron para quitarle un celular que había comprado un mes antes del crimen. Tras enterarse de lo ocurrido por un conocido que avistó el cadáver en la vía pública, su padre Manuel

Calofré, acudió a Bello Monte. Allí a través de un celular, dos funcionarios les mostraron las imágenes de los muertos que fueron trasladados ese día. Su hijo no estaba allí. Se trasladó a Coche y le dijeron que tampoco había sido llevado a esa dependencia. Visitó el Pérez de León y nuevamente regresó a Bello Monte y no había noticias sobre el paradero del cuerpo de su hijo de 25 años de edad. La mañana del 12 de julio acudió a Coche y le confirmaron que el cadáver sí estaba allí. “Pague varias carreras de taxi en recorridos infructuosos. Estaba angustiado, me imaginaba que mi hijo fuese enterrado en una fosa común como un perro sin amo. Este tipo de errores, no tiene nombre. Juegan con la paciencia y el dolor de los deudos”, dijo.

Calofré no piensa formular la denuncia ante el Ministerio Público porque no cree en la justicia. “Planteó el caso y qué. ¿Van a destituir a los funcionarios que negaron que mi hijo se encontraba en la morgue de Coche?. No creo, en este país estos casos quedan así. No hay quién repare el daño causado”, expresa el afectado.

El día 13 de julio el cuerpo de Calofré fue entregado. Sus parientes no pudieron velarlo porque estaba en proceso de descomposición. La cava donde lo habían depositado, mientras tramitaban su retiro, se dañó. No pudo conservarse. “No lo pude velar. Hasta eso me fue negado. No sé quiénes lo mataron, ni lo sabré porque estos homicidios quedan impunes. Y,  por estar de un lado a otro, no tuve tiempo de darle un funeral digno, de despedirlo como quería”, dice Calofré, invadido por un sentimiento de impotencia.   

Morgue El Llanito

Morgue en El Llanito. Foto: AVN

Confusión de cadáveres

El caso de la familia Arriechi Ramírez rebasó las irregularidades en la entrega de cuerpos. Los padres del niño Luis Arriechi estuvieron a punto de enterrar un cadáver que no era el de su hijo. Diana Ramírez, madre del pequeño relató que la mañana del 2 de junio de 2017, el pequeño se encontraba con su tía haciendo la cola para comprar pan, frente a un establecimiento, ubicado en El Cementerio. Cuando la tía dio la vuelta, el niño que se había alejado para orinar, no regresó. Lo buscó entre las personas de la fila y no lo halló. Fue reportado como desaparecido. El 7 de julio, su madre recibió una llamada de parte de funcionarios del Cicpc. Le notificaron del hallazgo del cuerpo de un niño en Caucaguita. El cuerpo fue tiroteado y quemado. El cadáver tenía una cicatriz en la mejilla y una cortada en la pierna.

El hijo de Diana Ramírez reunía características similares. Eran muchas coincidencias. La desaparición del niño había sido denunciado ante los medios de comunicación, un representante del Idena había visto la noticia y al ver la fotografía del pequeño, se dio cuenta que el niño estaba vivo y recluido en una institución de protección en Los Chorros. Se comunicó con el esposo de Diana, quien acudió para verificar la noticia. “Faltaban dos horas para enterrar a un cuerpo que no era el de mi hijo”, relata la mujer.

Solo una disculpa recibieron los padres de Luis por parte del Senamecf sobre lo ocurrido. “No investigaciones, ni culpables. No hicimos presión para ello porque la alegría de saber que nuestro hijo estaba vivo, ocupó nuestra atención”, manifiesta Diana Ramírez. La gravedad de lo sucedido, en la opinión del Daniels, ameritaba que el personal a cargo de la autopsia fuese destituido y sometido a un proceso de averiguación. “Un hecho de este tipo es pagado con cárcel en una sociedad donde los derechos humanos son respetados”, dice el especialista.

Para José Monque, patólogo y ex director de la Morgue de Bello Monte, este tipo de casos son un ejemplo de desorganización y falta de información del personal. En las morgues habilitadas, a su juicio, debe haber unas oficinas de atención que manejen una base de datos detallada sobre los cadáveres. “quiénes son, su edad, el móvil del crimen, en caso de que sea un homicidio o la presunta causa de muerte, si está en investigación, o por identificar. “El personal debe recibir un adiestramiento para manejar esa información y tratar con los dolientes, de lo contrario las fallas persistirán”, advierte.

Ocultamiento de cifras

El plan de descongestionamiento y descentralización de la morgue de Bello Monte, si bien puede ser positivo, podría llevar implícito un objetivo que dista de optimizar el servicio forense: el ocultamiento de las cifras de homicidios. Entre el 1ro de mayo y el 31 de agosto de 2017 Monitor de Víctimas registró 637 homicidios en el Distrito Capital (municipios Libertador, Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre), mientras que en 2016 esa dependencia tuvo una tasa 100 homicidios por cada 100.000 habitantes, con 3.065 casos.  

Para el comisario Godoy, ocultar cifras forma parte de una política de Estado del actual gobierno. La distribución de los cadáveres es una barrera que impide llevar un conteo preciso de los cadáveres. “No hay interés en que se conozca el número de homicidios porque el gobierno es objeto de críticas sobre su gestión en materia de seguridad, y en lugar de buscar soluciones, opta por cerrar el acceso a la información». Los jefes de las diversas divisiones del Cicpc ofrecían periódicamente una data sobre los homicidios, robos y secuestros. A final de año, en lo que respecta a los homicidios, se entregaba un informe estadístico de los casos policialmente resueltos, de aquellos que estaban en proceso de investigación y de algunos que por su complejidad, no se habían esclarecido”, refiere el ex jefe policial al añadir que estos datos permitían hacer un diagnóstico de la situación en materia de seguridad para luego proponer planes destinados a reducir la cifra con la ayuda de las comunidades y de expertos.

El cierre de la oficina de prensa del Cicpc a mediados del año 2001, según Godoy, constituyó la primera piedra para la edificación de una muralla para evitar que la comunidad obtenga por la vía oficial cifras de la criminalidad. “La apertura de nuevas morgues es la excusa para impedir que se conozcan esos datos, es un muro impuesto para censurar”, asegura el comisario. Desde ese entonces y hasta la fecha, las ONG que defienden el acceso a la información y la libertad de prensa han iniciado una cruenta lucha para que los periodistas y la población tengan datos. No solo en materia de seguridad, sino en salud, educación y otros sectores.

Carlos Correa, coordinador de Espacio Público, ha documentado cerca de 300 denuncias sobre atropellos contra los periodistas que cubren la fuente de sucesos. “Cuando llegan a entrevistar a los familiares, los funcionarios le dicen que no pueden pasar a la sala de espera. Han llegado al extremo de amenazar a los deudos con retrasar la entrega de cadáveres si se atrevan a declarar a la prensa. Fue creado un cerco metálico para impedir que los periodistas ingresen a hacer entrevistas”, indica el representante de la ONG.

Correa junto con miembros de otras organizaciones ha acompañado manifestaciones, protagonizadas a las puertas de la morgue de Bello Monte para exigir el derecho de informar. La más reciente se produjo el 3 de agosto de 2016, a causa de la cerca que fue instalada en las afueras de esa dependencia. Los periodistas fijaron carteles con frases como: “Informar no es delito”, “La cerca no tapa los crímenes”. Pese a la contundente protesta, el cercado no fue demolido y en los accesos fueron colocados dos funcionarios del Senamecf que se paran cual perros guardianes para frenar la entrada de los periodistas. El caso, explicó Correa, fue planteado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. De hecho, esta instancia le pidió al gobierno venezolano referencias sobre la tasa de criminalidad y le fue negada.

@nmatamoros

Trancazo y barricadas se adelantaron en varias zonas del país

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Pese a que no ha empezado el denominado «Trancazo» convocado por la Mesa de la Unidad Democrática para este miércoles 28 de junio desde las 12 m hasta las 4 pm, en varias zonas del país, vecinos y usuarios de twitter reportaron barricadas en algunos sectores.

Las calles de los sectores UD-3 y UD-4 de Caricuao amanecieron trancadas según un reporte de El Pitazo.

La Guardia Nacional Bolivariana hizo acto de presencia e intentó dispersar las manifestaciones. Vecinos denunciaron que los funcionarios tumbaron con una tanquetas las rejas de los bloques residenciales 17 y 19 de la zona.

En la avenida principal de El Llanito también reportaron que varios habitantes de la zona comenzaron a bloquear el acceso.

Por su parte, el director nacional de Protección Civil y Administración de Desastres, Jorge Galindo, indicó que en la entrada del túnel la Planicie del municipio Libertador permanecen alcabalas de efectivos de la GNB.

Por otro lado, en el estado Carabobo manifestantes opositores trancaron la autopista del Este a la altura de Tazajal y los alrededores del sector Tulipán.

También en Anzoátegui se repitió el mismo patrón en Anzoátegui, en la avenida El Ingenio de Barcelona y la avenida principal de Lechería, a la altura de Morro Humboldt, los ciudadanos impiden el paso vehicular.

Igualmente usuarios en Twitter indicaron que la calle 15 del sector Piñoral, la urbanización El Centro y la carretera Nacional Barrio Las Mercedes en Villa de Cura, estado Aragua, el paso vehicular se encuentra obstaculizado.

 

 

Privan de libertad a hombre que hirió de bala a dos personas durante manifestación en El Llanito

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Naudi José Rivas Rojas (31) recibió este viernes, 12 de mayo, la medida de privativa de libertad por presuntamente herir con un arma de fuego a un adolescente de 14 años de edad, y a un hombre 25 años de edad, durante una protesta ocurrida el pasado 2 de mayo en el sector El Llanito, del municipio Sucre del estado Miranda.

La fiscal 79° nacional, Amis Mendoza, así como la 98° auxiliar y el 107° del Área Metropolitana de Caracas (AMC), Mileidy Villasana y Jorge Hernández, respectivamente, imputaron a Rivas Rojas por los delitos de homicidio calificado con alevosía en grado de frustración, porte ilícito de arma de fuego y agavillamiento. Por esta razón, permanecerá recluido en el Centro Penitenciario Metropolitano Yare III, en el estado Miranda.

De acuerdo con una nota de prensa del Ministerio Público, los hechos sucedieron durante la mañana del 2 de mayo, cuando un grupo de personas manifestaba en el referido sector. Repentinamente, llegaron al lugar varios hombres armados, quienes sin mediar palabras dispararon contra los manifestantes.

El adolescente de 14 años fue herido en el abdomen, mientras que el hombre de 25 años fue alcanzado por un impacto de bala en la rodilla derecha, ambos fueron trasladados al Hospital Dr Domingo Luciani y a la Policlínica Metropolitana.

El hombre fue detenido el pasado 10 de mayo por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, en el sector Puente Baloa de Petare.

Reprimieron y amedrentaron en La Urbina, El Llanito y El Paraíso durante el Trancazo #2May

LaUrbina#2May

 

Este martes 2 de mayo, durante el trancazo convocado por la oposición, la Guardia Nacional y civiles armados lanzaron bombas lacrimógenas y atacaron varias residencias en Caracas, específicamente en La Urbina, El Llanito y El Paraíso.

Vecinos de la zona denunciaron en redes sociales que en algunos edificios se metieron en el estacionamiento; rompiendo vidrios y robando los carros que se encontraban estacionados. En el caso de El Paraíso, un apartamento resultó con daños materiales a tempranas horas de la mañana después de que una bomba lacrimógena fuera lanzada a su interior y causara un incendio.