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Descontento

El verdadero reto del día después, por Armando Martini Pietri

LAS INMENSAS POSIBILIDADES pronosticadas sobre la Venezuela que comenzará después del cese la usurpación, pueden ser ciertas, siempre y cuando se extinga la cohabitación con quienes demolieron y arrasaron la nación. Lo más importante no será la reconstrucción de obras, agilización de la economía, redimensionamiento de escalas salariales, relanzamiento de servicios públicos con acento en los suministros de electricidad, agua y gas. Las telecomunicaciones para sacarlas del ruinoso y vergonzoso atraso, rescate a fondo de la industria petrolera, reorganización de las relaciones internacionales, re-institucionalidad de instituciones, devolver la independencia a los poderes, todo al mismo tiempo, porque todo, es prioritario y nada tiene tiempo que perder. Labor colosal, para gigantes, habrá que hacerla, incluso la delicada y comprometedora tarea del refinanciamiento de la indescriptible y no auditable deuda externa e interna que tiene lo que el castro-madurismo llama Estado, más bien, vergonzosa catástrofe, para no comentar la compleja labor de coordinar el regreso de millones de ciudadanos, de todas las edades, oficios, experiencias y necesidades que se han ido a otras latitudes en busca de vida, quienes no pueden regresar a pasar trabajo, hambre y carencia, hay que prepararles una patria digna a la cual valga la pena retornar para reconstruirla.

Pero hay dos condiciones que deberemos poner en práctica.

Una de las ventajas fundamentales de la democracia es que todos estamos en el deber de meter el hombro, aunque pensemos diferente. Para levantar una gran nación no importa cómo se delibere si empujamos, y sumamos esfuerzos para estimular, influir y provocar una patria libre, democrática, satisfecha, plena de oportunidades. Así creció la Venezuela que tuvimos, criticamos, amamos hasta hace veinte años. Partidos políticos con ideologías diferentes, líderes que tenían interpretaciones y propuestas, buscando respaldo popular, unas veces en el poder, otras en oposición. Para todos, la patria era una, el propósito central el sostenimiento de la democracia y desarrollo del bienestar. Fue así como Rómulo Betancourt, por ejemplo, derrotó conspiraciones civiles y militares, creadas en el país, e importadas de la Cuba castrista y República Dominicana del dictador Rafael Leónidas Trujillo.

La otra actitud, y así, “actitud”, es la educación.

No es ir a los planteles, a estudiar gramática, historia, geografía, matemáticas, química, física y demás exigencias, guías y bases necesarias, ni es sólo ir a la escuela primero, al liceo después y luego a institutos, academias, universidades porque necesitamos médicos, ingenieros, abogados, economistas, periodistas, científicos, biólogos, informáticos y el amplio etcétera profesional moderno.

Es todo eso y la formación personal, entrenar nuestras mentes, pensar, razonar para tener principios, objetivos, analizar y no dejarnos convencer por palabreríos insulsos, demagogia barata, charlatanes embusteros sino por razonamientos, convicciones, hechos.

Con una ciudadanía así educada, que cruce calles por donde se debe hacerlo, que no expectore en el piso, no bote desechos en cualquier lugar, sienta y cultive la convicción de la limpieza no sólo personal sino de su entorno, vecindario, ciudad, país. Que ceda el paso a menores, damas, y ancianos, cuando vaya a ingresar al vagón del Metro, entre en un ascensor. Ciudadanos que sepan racionalizar la paciencia y el orden en una cola; empleados públicos y privados que entiendan que no son amos del tiempo de las personas en fila. 

Ciudadanos con convicción de servir bien y adecuadamente, que tengan a orgullo esmerarse en sus obligaciones, entiendan el concepto real de “servidor público”, que no es bajar la cabeza sino levantar la dignidad y el mérito de servir.

Ésa es la labor que comienza en el primer segundo de la nueva Venezuela. La violación a los Derechos Humanos y usurpación deben cesar y llevarse con ella ese concepto perverso de “pájaro bravo” que tanto daño nos ha hecho. No podemos seguir siendo el país del Tío Conejo astuto, tramposo y aprovechador, sino el del Tío Tigre fuerte, trabajador, empeñoso. Ciudadanos que entiendan, razonen la necesidad y justicia. 

No se trata de ser ricos o pobres, se trata de ser, de verdad, buenos ciudadanos capaces de votar, elegir con inteligencia, no con emociones rudimentarias, que analicen propuestas y personalidades de los diferentes candidatos, porque en política y elecciones se mezclan emociones con razones igual que en la vida.

El trabajo más importante desde que se inicia el día después no es celebrarlo -y lo celebraremos, es un derecho que nos hemos ganado-, sino asumir la decisión de no volver a ser jamás sólo el país rico con mujeres bellas, desorden y picardía, sino el país de las buenas costumbres ciudadanas, de principios y valores, de mujeres y hombres educados para serlo.

Se agota el tiempo, las bases en las que se sustenta Venezuela se derrumban a punto de colapsar. El presidente interino caduca y no puede darse el lujo derrochando oportunidades, por el bien de la nación, debe deslastrarse de individuos inconvenientes. Comienzan a flaquear los apoyos, hay descontento, más grave, desconfianza en su entorno, por cierto, algunos bajo investigación. 

 

@ArmandoMartini

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 02.08.2018: MEDIO: Sigue el descontento
MEDIO
MALE$TAR: 

Dentro de los militares. Las acciones contra los que murmuren o critiquen al gobierno siguen avanzando. Las detenciones se incrementaron. Las mas recientes en el Grupo de Artillería de Campaña 215. La acción que buscó dar un duro ejemplo incluyó despojar de la guerrera, correa y trenzas a los detenidos, sacados esposados. Fueron 6 oficiales mientras el comandante, supuestamente, seguiría en investigación. Encargaron del grupo, cargo para un comandante, al coronel Medrano Machado, ante la falta de confianza en el personal respectivo. La ocasión propicia fue la visita del Comandante del Ejército. Mientras eso va por la parte disciplinaria, con respecto a subsanar la insatisfacción salarial las acciones se emprenderán con importantes aumentos. Desde los sargentos que ganarán al menos 6 salarios mínimos hasta los Generales en Jefe y Almirantes que llegarán a casi 20.  Ahora vendrá la insatisfacción de los empleados civiles en esos componentes. La espiral hiperinflacionaria haciendo de las suyas. Con o sin uniforme, ella si es uniforme para todos los venezolanos …

Delcy Rodríguez a BBC Mundo: “No reconozco un gran descontento”

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Pese a las miles de personas que desde hace un mes acuden a las protestas contra el gobierno de Venezuela, la canciller Delcy Rodríguez no reconoce un descontento nacional.

En una entrevista con BBC Mundo, la ministra de Relaciones Exteriores admite errores, pero achaca la crisis que atraviesa el país a una «guerra económica» y al «juego geopolítico» de Estados Unidos para rebajar el precio del petróleo, principal fuente de ingresos de Venezuela.

La caída de precios de la principal fuente de riqueza del país es una de la causas del deterioro económico de Venezuela en los últimos años.

Medicinas, alimentos y productos básicos escasean o alcanzan un precio imposible de costear para el bolsillo medio.

A esa situación se suma que la crisis política en Venezuela recrudeció desde finales de marzo con las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia por las que se arrogaba poderes de la Asamblea Nacional, ahora en manos de la oposición desde las elecciones legislativas de 2015.

Desde entonces, casi 30 personas han muerto en hechos vinculados con las protestas.

La oposición, pese a que las sentencias fueron modificadas parcialmente, habla de un «autogolpe de Estado» y de una deriva autoritaria.

Pero la canciller asegura que es el gobierno el que se defiende de un golpe de Estado.

BBC Mundo habló con Rodríguez sobre la crisis, la salida de la OEA (Organización de Estados Americanos) y sobre cómo puede terminar el conflicto.

Se sentaron a dialogar hace unos meses y no prosperó. En una negociación hay que hacer concesiones. ¿Qué estaría dispuesto a ceder el gobierno a la oposición?

Es que no se trata de ceder, se trata de respetar el estado de derecho.

En el diálogo acordamos cuatro puntos. Primero, trabajar conjuntamente para superar las agresiones económicas. Y desde la Asamblea Nacional suscriben acuerdos contra el estado de emergencia que dictó el presidente. ¿Quién incumple el acuerdo?

Pero la Asamblea Nacional ha visto sus poderes mermados por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)...

No es real. La oposición se comprometió a desincorporar a los diputados de Amazonas (tres diputados cuya elección fue denunciada por supuesto fraude y por el que el TSJ considera en desacato al poder legislativo).

¿Reconoce que hay un gran descontento y una división?

No, yo no reconozco que haya un gran descontento, yo creo que fueron activados los sectores más extremistas de la oposición venezolana causando violencia.

Pero hay miles de personas en las calles de Venezuela. Hay un gran clima de tensión que no parece sostenible, ¿cómo se soluciona?

La división política ha estado desde que se fundó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (…) Desde entonces ha estado marcada por la contradicción entre dos sectores polarizados. ¿Cómo salimos? El presidente Maduro ha hecho llamados categóricos para el diálogo y la oposición responde con violencia, se opone al diálogo (…).

Se sentaron a dialogar hace unos meses y no prosperó. En una negociación hay que hacer concesiones. ¿Qué estaría dispuesto a ceder el gobierno a la oposición?

Es que no se trata de ceder, se trata de respetar el estado de derecho.

En el diálogo acordamos cuatro puntos. Primero, trabajar conjuntamente para superar las agresiones económicas. Y desde la Asamblea Nacional suscriben acuerdos contra el estado de emergencia que dictó el presidente. ¿Quién incumple el acuerdo?

Pero la Asamblea Nacional ha visto sus poderes mermados por parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)...

No es real. La oposición se comprometió a desincorporar a los diputados de Amazonas (tres diputados cuya elección fue denunciada por supuesto fraude y por el que el TSJ considera en desacato al poder legislativo).

 

*Puede leer el resto de la entrevista en BBC Mundo

 

¿La muerte de la política?, por Brian Fincheltub

política

 

No son hechos aislados los últimos resultados electorales que han sorprendido al mundo, en todos hay elementos comunes: Descontento social, desgaste del sistema político  y agotamiento de los partidos tradicionales. Vivimos tiempos convulsionados, tiempos donde la política es desplazada por aquello que pareciera lucir traje nuevo pero que en realidad se viste del viejo ropaje del odio, del miedo a las diferencias y del proteccionismo.

Ningún país escapa a esta ola de frustración que ya ha despertado en varios lugares y amenaza con hacerlo con fuerza en varios otros. Es el triunfo de los extremos sobre los consensos, de la imposición sobre la negociación, del conflicto sobre la convivencia. Lo que pareciera ser un sentimiento de cambio no es más que la melancolía por un pasado que no es posible hoy ni puede volver a serlo.

Dentro de todo este contexto, los nuevos actores irrumpen para encarnar ese sentimiento colectivo y en su camino no pierden tiempo cuando de alimentar las contradicciones se trata. No son políticos ni les interesa convertirse en ello, la gente los elige precisamente por eso. Su capital electoral se sostiene en su rol de mercaderes de la opinión pública, a la cual saben muy bien manipular y hacerla mucho más efervescente sobre los temas sensibles.

Todo esto ocurre bajo la mirada pasiva de una parte de la población, en su mayoría jóvenes, a quienes el sistema no ha sido capaz de entusiasmar y animarlos a su defensa, para ellos la política es tan sucia que no merece ni su preocupación, por eso dejan las grandes decisiones a otras segmentos del país, que no dudarán en dejarlos atrapados en su concepción retrógrada del poder.

Aquí sabemos en lo que desembocan estos procesos, gente que buscando vengarse de la clase política termina haciéndolo de sí misma. Esperemos que dieciocho años después hayamos aprendido la lección, esa que nos deja claro que siempre es mejor una democracia imperfecta a un autoritarismo perpetuo.

 

@Brianfincheltub

Encontacto@brianfincheltub.com

Descontento llega a los cuarteles del Ejército Venezolano

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*Por Antonio María Delgado

Pese al adoctrinamiento y al monitoreo de los aparatos de inteligencia, las manifestaciones de descontento contra el régimen de Nicolás Maduro han comenzado a escucharse con más frecuencia dentro de los cuarteles venezolanos, especialmente entre oficiales de baja graduación y a nivel de tropa, los cuales están siendo duramente golpeados por la descomposición económica provocada por el chavismo.

Documentos entregados por oficiales activos venezolanos muestran la preocupación de los organismos de inteligencia del chavismo por el creciente rechazo de los militares hacia Maduro, cuyo gobierno está siendo cuestionado abiertamente.

Los documentos –suministrados por los oficiales al General Antonio Rivero, quien se encuentra en Estados Unidos– también muestran que los soldados venezolanos no están comiendo tres veces al día y que la criminalidad está afectando a los militares dentro de los cuarteles.

En uno de los documentos obtenidos, el Director de Inteligencia y Contrainteligencia del Ejército, el General de Brigada José Miguel Jaimes Vivas, reporta pequeños actos de insubordinación en los cuarteles, donde oficiales de baja graduación rehúsan responder a consignas que hacen uso del nombre del fallecido mandatario Hugo Chávez.

“Existe personal militar profesional en los grados subalternos mayormente manifestando estar descontento con las políticas del gobierno bolivariano”, escribió Jaimes Vivas en el informe de Inteligencia.

“Dichos profesionales no responden al saludo establecido y los que responden indican, ‘infórmame dónde vive Chávez’, cosas como éstas han sembrado la incertidumbre y resquebrajado el espíritu militar, en cierta manera esto ha desmotivado al personal militar profesional propiciando estos comentarios”, manifestó Jaimes Vivas.

 

Lea la nota completa aquí El Nuevo Herald 

 

Claudio Fermín Sep 13, 2015 | Actualizado hace 9 años
Los divisionistas por Claudio Fermín

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El descontento está en todas partes. En Iglesias, en partidos políticos, en sindicatos y gremios, en asociaciones de productores y en centros de estudiantes.

Periodistas e intelectuales protestan los abusos del gobierno. Amas de casa y transportistas viven en carne propia el alto costo de la vida y el desabastecimiento.

Los jefes de la logia chavista no pudieron impedir que sindicalistas, dirigentes comunitarios, políticos de base y profesores universitarios que se echaron al hombro las campañas de Chávez hoy sean parte de esa extendida masa humana que llamamos oposición.

Es un país hambriento de cambio. Todos aspiran que se escuchen sus reclamos y sus propuestas. Nadie quiere quedarse atrás en el desafío de reconstruir la economía, la convivencia y la paz.

Sin embargo, sectores privilegiados de la comunicación, la política y la economía, se presentan ante el debate público como apoderados de la unidad. Sólo ellos pueden hablar en su nombre. Quienes no les obedezcan son tratados como herejes. Se les llama traidores,vendidos y divisionistas.

Excluyeron de sus deliberaciones a casi todo el país, tanto así que hubo más de 1.300 personas postuladas a la Asamblea Nacional, opositores al gobierno, que nada tienen que ver con ese cogollo.

Se repartieron los territorios como quienes otorgaban encomiendas en nuestra época española. Este es tuyo y aquel de fulano. Así lo hicieron en Lara, en Amazonas, en Zulia, en Nueva Esparta, en Miranda.

Impusieron forasteros en Apure, en Vargas, en Caracas, en Delta Amacuro, en Nueva Esparta, en Lara, en Zulia, en Aragua.

A regañadientes, porque no pudieron acordarse en los repartos, hicieron elecciones primarias en 33 circuitos pero se reservaron 54 circunscripciones para poner candidatos a dedo. También impusieron candidatos en las 24 listas correspondientes a los estados.

Pretendían perpetrar ese atropello sin que nadie levantara la voz. Pero no fue así. Centenares de legítimos dirigentes de todas las regiones postularon sus nombres y propuestas para representar a sus pueblos.

La rosca, airada por sentir sus fueros disminuidos, llama a eso dividir. Participar es para ellos dividir. Atender el clamor de las regiones es dividir. La unidad la entienden como sumisión a sus designios y caprichos. Así son las oligarquías políticas.

Ángel Oropeza Sep 08, 2015 | Actualizado hace 9 años
¿Esperar el 6-D? por Ángel Oropeza

6d

 

A estas alturas del juego, ya nadie debería ser tan ingenuo. La estrategia del gobierno de sembrar desesperanza antes de las cruciales elecciones de diciembre es harto evidente: inhabilitaciones a candidatos, persecución y criminalización de dirigentes opositores, militarización de municipios incómodos bajo la conveniente figura de “estados de excepción”, cambios permanentes de las ya desventajosas reglas de juego, intentos de fraude en el diseño del tarjetón electoral, cierre de medios, y recurrencia al fetiche de la soberanía amenazada y al fantasma del enemigo externo forman en conjunto un muy bien pensado cocktail. Con la ayuda de este rosario de corruptelas aspiraban a ganar las elecciones. Hoy, en vista de lo que arrojan hasta sus propias encuestas, y ante el altísimo costo político que significaría suspenderlas, la esperanza es envilecerlas al extremo.

Si bien esta es la estrategia oficialista, desde la acera del país adverso vuelven a surgir voces que le sirven de ayuda. Aquellas que, ante la caotización general del país, lanzan de nuevo la pregunta si habrá que esperar hasta el 6-D “para hacer algo”. Aunque uno hubiera pensado que ese tema estaba más que superado, su extraña reaparición en algunos artículos de opinión y en redes sociales obliga a volver sobre esta tendencia a caer de manera tan ingenua en el juego psicológico del gobierno.

Debería ser más que evidente que un régimen que es fuerte en todo menos en apoyo electoral hará hasta lo imposible para convencer a la gente de que no se le enfrente en ese terreno, que además es el único al que teme. La clave para el país es que ese terreno es por supuesto electoral, pero también es político.

La estrategia unitaria, hay que insistir en ello, es simultánea e indivisiblemente política y electoral. Es una línea de decidida y sistemática acción política, basada en la organización y crecimiento popular, y que tiene una necesaria e irrenunciable expresión electoral. Si la estrategia no incluye las dos cosas, pues simplemente está condenada al fracaso.

Cuando se habla de acción política, nos referimos al trabajo de reanimar y vigorizar la conexión con las organizaciones populares, acompañar y hacer conectar entre sí las manifestaciones de protesta social, fortalecer las fuerzas internas democráticas, abrir las puertas al oficialismo desencantado, sin revanchismos ni amenazas, y colaborar con la despolarización y el acercamiento entre los venezolanos, para hacerlos más fuertes frente a un gobierno que los golpea diariamente y sin clemencia.

En consecuencia, no se trata de “esperar” el 6-D, sino  de colaborar todos desde ya en la tarea de transformar el descontento social en una formidable fuerza política que haga indetenible el cambio en la conducción del país. Esta es la ruta. Identificarse con los problemas y acompañar las luchas del pueblo explotado, de la gente que tranca una vía por falta de agua, o de los conductores de transporte público que paralizan el tránsito porque le asesinaron a un compañero, o de los pacientes que reclaman a las puertas de los hospitales su derecho a no morirse antes de tiempo, o del pueblo que envejece haciendo colas para recibir las migajas racionadas de un gobierno indolente.

El trabajo paciente y cotidiano de transformar la enorme molestia social en apoyo político a la causa del cambio, y de repolarizar al país, ya no entre “oficialistas” y “opositores”, sino entre las víctimas de la crisis y sus beneficiarios, es la única ruta que funciona.

Hoy en día, el madurocabellismo amenaza, reprime, persigue y siembra terror a diestra y siniestra, pero lo que ya no puede, si hacemos las cosas bien, es ganar elecciones. Por eso, quienes estamos cansados de esta pesadilla devenida en gobierno, y no queremos esperar más, no debemos permitir que se pisen los peines de la estrategia oficialista o se repitan los carísimos errores y atajos del pasado que resultarían en un fortalecimiento del régimen y extenderían lamentablemente su permanencia en poder.

 

@AngelOropeza182

Gonzalo Himiob May 31, 2015 | Actualizado hace 9 años
Los hilos por Gonzalo Himiob Santomé

Oficialismo10

 

 

No son todos los que están mostrando los síntomas, casi imperceptibles, pero ciertos y auspiciosos, de los cambios que a nuestros niveles más esenciales ya están empezando a sentirse. Algunos todavía están enajenados a tal punto, no sabría decir si es por conveniencia, por ceguera, o por las dos, que no hay quien les saque de la infatuación en la que viven. En muchos espacios aún dominan los prepotentes, ganados a ello por su incuestionable ignorancia, la misma que blasonan apuntalados en las muchas veces en las que, en ya más de quince años, han hecho y deshecho con los sueños y los derechos ajenos lo que han querido sin que alguien les haya hecho pagar, por ahora, las consecuencias. No es todo, sin embargo, autoengaño o simple escasez mental, también hay maldad, que sí existe, en muchos, y ésta es la que los nutre y domina.

Pero la verdad es que aquellos cada vez son menos. Cada vez son menos los que meten su mano en el fuego por “la revolución” o por cualquiera de sus líderes. Cada vez son menos los que están dispuestos a dar la vida “rodilla en tierra” por lo que queda del proyecto del cual fueron, a la vez, protagonistas, instrumentos y carne de cañón. Es verdad, aún existe una conexión emocional muy poderosa entre el pueblo oficialista y Chávez, al que aún les resulta muy difícil responsabilizar de cualquier desafuero pasado o presente, o tocar ni con pétalos de rosas; pero eso no implica ni supone lealtad o entrega absolutas al “heredero” ni a quienes están hoy en el poder. De hecho, si algo es parte del “legado” son las coletillas que se han hecho comunes a cualquier expresión, cada vez más hueca valga decir, de adhesión al proceso revolucionario. Ahora no se oyen tantas proclamas sin bemoles. Ni las miradas ni las consignas son tan altivas o desafiantes como antes eran. Ahora se escuchan muchos “sí, yo soy revolucionario, pero esto no es lo que Chávez quería”, o continuos y lapidarios remates a cualquier defensa del poder que concluyen con un “pero es que Maduro no es Chávez”, y así.

Algunos no lo expresan de manera tan clara. Todavía no se atreven, aunque se les vea a leguas que la procesión va por dentro. El miedo, si lo sabremos los venezolanos, funciona aún muy bien como estrategia política, y todavía se siente. Más en los que dependen del poder, más en los que militan en las filas del oficialismo que en los que son de la oposición. Son aquellos los más asustados, los silentes, los que más pierden si hablan con claridad, y los que están continuamente bajo el filo de la persecución y de la represión, también implacables (aunque de ellas se hable menos) que se dan “puertas adentro”.

Hasta hace muy poco éramos los opositores los que en cualquier sitio público cuidábamos nuestras palabras. Éramos nosotros los que bajábamos el tono y la mirada cuando en un mercado, en un restaurante o en una bodega de alguna manera nos veíamos forzados a compartir nuestras opiniones políticas con los demás. Éramos nosotros los que tras liberar una crítica contra el gobierno mirábamos inmediatamente por encima del hombro para constatar que no estuviese vigilándonos algún esbirro que nos hiciera pagar el pecado de hablar de más. El miedo era solo nuestro. Ahora ya no es así. Se ha ido de nuestros pechos para mudarse poco a poco a los de los que, con menos fe y pasión que antes, aún visten los suyos de rojo. La realidad se ha impuesto al discurso y a la propaganda. Los “disociados” ya no son los “escuálidos”, sino los que nos obligan a sus cadenas de radio y de televisión para exigir firmas para protegerse o para vociferar fortalezas que ya no tienen.

El “heredero” ha desbaratado “el legado” (lo que sea que éste fuera) y se ha dado a la sistemática tarea de acabar no solo con el país, sino hasta con la confianza y con la lealtad “a beneficio de inventario” de las que gozó en un principio por haber sido ungido para regir nuestros destinos directamente por el ausente. Se ve en el empleado del tribunal que ya no te desprecia ni te trata con desdén porque defiendes “guarimberos”, se ve en el funcionario subalterno del SEBIN que no te aprueba pero tampoco te impide, como lo hacía antes, que le des agua o comida a cualquiera de tus representados cuando son trasladados; se ve en el “radical” en algún puesto de poder que ahora, aunque antes jamás lo hubiera hecho, te manda así sea con terceros un mensaje “de apoyo” o un “a ver cuándo conversamos” que te demuestra que ya las cosas no son como antes. Se siente hasta en el silencio atronador de los que antes, ante cualquier comentario crítico, saltaban prestos, virulentos y afilados a insultar o a atacar. Ahora callan, y solo a veces, más como propia afirmación que para defender lo indefendible, se les oye la réplica. Pasó que la verdad de nuestra grave crisis a todo nivel, aunque mucho les duela, ya no los esquiva. Les estalla en la cara, como a todos los demás, todos los días.

Si algún capital político tenía, que lo dudo, Maduro mismo lo ha dilapidado con saña y con torpeza. Nunca tuvo carisma, ni muchas luces. Siempre creyó equivocado que no le harían falta puesto que había sido una “santa palabra”, por la que muchos sí hubieran dado hasta la vida, la que lo había llevado a Miraflores; pero los genes políticos no se transmiten, no se heredan, se nace con ellos o no, y punto. Ahora es preso de sus propias limitaciones y del cerco que se dejó montar, desde las filas de sus correligionarios, contra sí mismo. La peor batalla que le queda no es contra la oposición, es contra sus compañeros, cada uno perdido en sus propias madejas y peleando para sobrevivir o para no ir preso, y contra sus seguidores… y la va perdiendo. Si las consecuencias no fuesen tan graves para todos, si los daños colaterales y las víctimas no tuviesen la magnitud que tienen, si el atraso en el que se nos está sumiendo no fuese de estas tan inmensas proporciones, sería hasta digno de lástima.

Por eso está allí, en muchos más de los que creemos, aunque a ratos imperceptible pero indetenible, ese cambio actitudinal en muchos oficialistas, esa mirada distinta hacia el otro, hacia el que hasta ayer no era un ser humano sino un “escuálido”, un “apátrida”, un “traidor”. Si es sinceridad o conveniencia, ya se verá, y eso depende también de cada persona y de lo que haya hecho o dejado de hacer contra sus compatriotas, pero el caso es que la realidad, terca, nos ha puesto frente a frente, al mismo nivel, como lo que somos: Iguales. Todos compartimos colas, desesperanza, pesares y la misma incertidumbre. Y también, lo estamos redescubriendo, tenemos los mismos sueños. En la oscuridad a la que nos han forzado brillan los hilos que han empezado a unirnos y a hacernos ver que, al final del día, no somos tan diferentes los unos de los otros… ni, necesariamente, enemigos.

 

@HimiobSantome