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Assange anuncia revelaciones significativas sobre Clinton antes de las elecciones

Assange

 

El fundador de WikiLeaks Julian Assange advirtió que revelará nuevos documentos sobre la candidata presidencial demócrata a la presidencia de Estados Unidos Hillary Clinton, lo que podría tener efectos “significativos” sobre la elección.

En declaraciones a Fox News el miércoles, Assange, que permanece refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde 2012 mientras lucha contra una eventual extradición a Suecia, donde se lo acusa de delitos sexuales, dijo que WikiLeaks maneja miles de páginas de materiales referidos a Clinton.

Una variedad de documentos de diversas instituciones asociadas a la campaña electoral reveló “algunos ángulos absolutamente inesperados, que son interesantes, algunos incluso divertidos”, dijo.

Señaló que esa documentación será “con toda seguridad” liberada antes de las elecciones estadounidenses del 8 de noviembre.

Preguntado acerca de si esas revelaciones podrían tener efectos sobre los comicios, respondió: “Creo que serán significativas. Depende de cómo prendan en el público y en los medios de comunicación”.

Antes de la Convención Nacional Demócrata de julio, WikiLeaks publicó casi 20.000 correos electrónicos recopilados por hackers que habrían pirateado cuentas de los siete líderes de ese organismo de conducción del partido de Clinton.

Los correos electrónicos demostraron cómo parte de esos dirigentes, que en principio deben mantenerse neutrales en la disputa interna por la nominación presidencial, habían operado para perjudicar al rival de la exsecretaria de Estado, Bernie Sanders, que se presenta como “socialista democrático”.

Como consecuencia de las revelaciones, debió renunciar la presidenta del partido, Debbie Wasserman Schultz.

Donald Trump es oficialmente el candidato republicano a la Casa Blanca

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Unidos por una noche, los republicanos nominaron a Donald Trump como el abanderado presidencial de su partido, lo que representa la culminación del empresario de su ascenso por los rangos republicanos y lo proyecta a las elecciones presidenciales de noviembre contra la demócrata Hillary Clinton.

«Esto es un movimiento, pero debemos ir por todo», dijo Trump en declaraciones en video que se transmitieron en la sede de la convención.

Para Trump, esta fue una muy necesaria oportunidad para reagruparse tras un caótico inicio de la convención, con acusaciones de plagio en el discurso de Melania Trump en la ceremonia inaugural. El martes no hubo polémicas, pero el evento no tuvo el toque de brillo y Hollywood que había prometido el magnate, con varios cargos republicanos desfilando sobre escenario con agudas pero repetitivas críticas a Clinton.

El gobernador de New Jersey, Chris Christie, fue uno de los pocos oradores que animó a la audiencia, con duras críticas a Clinton y pidiendo a los delegados que gritaran «Culpable» mientras enumeraba acusaciones contra la demócrata.

«Nosotros no descalificamos a Hillary Clinton para ser presidenta de Estados Unidos, los hechos en su vida y su carrera son los que la descalifican», dijo Christie.

La familia de Trump volvió a ocupar el escenario central, subrayando la urgente tarea de campaña para transformar la imagen de un candidato que a menudo es visto como áspero y divisivo. Dos de los hijos de Trump hablaron de su carácter, presentándolo como un hombre que no se intimida ante los desafíos.

«Para mi padre, imposible es tan solo el punto de partida», comentó Donald Trump Jr., el mayor de los cinco hijos del candidato republicano.

La sombra del plagio volvió a ceñirse sobre la convención cuando el programa «The Daily Show» destacó en Twitter las similitudes entre dos frases del discurso de Donald Trump Jr. y un artículo de F.H. Buckley en The American Conservative. Ambos pasajes comparan las escuelas estadounidenses con grandes almacenes de la época soviética gestionados para beneficiar a los empleados, no de sus clientes.

Buckley dijo a The Associated Press que fue uno de los principales responsables del discurso de Trump Jr., «por lo tanto no es un problema».

Para algunos republicanos, la noche también ofreció una idea de lo que pudo haber sido. El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que se resistió a los llamados para unirse a la campaña presidencial, hizo un elocuente llamado a la unidad del partido, aunque su mensaje se centró más en los riesgos de permitir que los demócratas permanezcan en la Casa Blanca y avancen en el Congreso, que en respaldar a Trump.

«Compitamos en todas partes de Estados Unidos y salgamos a votar como si hasta el último voto contara, porque así será», afirmó Ryan.

Muchos líderes republicanos se mantuvieron lejos de la convención, aún temerosos de ser vinculados con su divisivo candidato e inseguros sobre cómo su nominación afecta su propio futuro político.

Los asistentes a la convención reflejaron la creciente insatisfacción de algunos republicanos con la élite del partido. El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, que ha ofrecido un tibio apoyo a Trump, fue recibido con abucheos cuando tomó el escenario.

Se dieron algunas muestras de disidencia cuando los estados que Trump no ganó registraban sus votos, pero el empresario se distanció rápidamente de sus rivales en las primarias.

Su estado natal, Nueva York, fue el que le dio la cifra requerida para la nominación. Cuatro de sus hijos formaron parte de la delegación del estado en la convención para el histórico nombramiento y parecían sobrecogidos por la emoción.

Tiffany Trump, la hija de 22 años del candidato con su ex esposa Marla Maples, adornó sus declaraciones con raras anécdotas de su padre, incluyendo las notas escritas a mano que le dejaba en su reporte de calificaciones.

«Mi papá es un líder natural, la última persona que te dirá que bajes tus aspiraciones», comentó.

Melania Trump fue elogiada por resaltar las cualidades personales de su marido durante su discurso del lunes. Habló de su «simple bondad», su lealtad y el amor hacia su familia, mientras subrayaba el «drama» que se genera con Trump en la política.

Pero su discurso fue también objeto de acusaciones de plagio. Dos pasajes de su intervención, cada uno de al menos 30 palabras, coincidieron casi literalmente con uno que pronunció Michelle Obama en la convención demócrata de 2008.

La campaña de Trump mantuvo viva la polémica en el segundo día de la convención al insistir en que no había evidencias de plagio y no ofreció más explicaciones sobre cómo esos dos fragmentos terminaron en el discurso de la esposa de Trump. El tema copó la actualidad desde Cleveland hasta la votación vespertina, eclipsando el gran esfuerzo de Melania Trump por mostrar un lado más amable de su esposo.

Clinton aprovechó la polémica y dijo que, hasta el momento, la convención republicana ha sido «surrealista» y la comparó con la película «El Mago de Oz».

«Cuando se abre el telón, solo es Donald Trump sin nada que ofrecerle al pueblo estadounidense», comentó Clinton durante su discurso en Las Vegas.

El principal asesor de Trump, Paul Manafort, dijo que el asunto «se ha salido totalmente de proporción».

«Ni siquiera son oraciones. Literalmente son frases», dijo Manafort a The Associated Press.

Las convenciones son enormes compromisos logísticos, con miles de asistentes que organizar y decenas de oradores a supervisar. Pero la reunión de cuatro días palidece en comparación con el alcance de las responsabilidades presidenciales al frente del gobierno de Estados Unidos.

Los líderes republicanos se encontraron respondiendo preguntas no deseadas. El presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, dijo que «probablemente» habría despedido a quienes escriben sus discursos si estuviera en una situación similar, y reconoció que el asunto era una distracción.

No quedó claro si la controversia tendrá consecuencias en la manera en que los votantes ven a Trump. El empresario ha sobrevivido a varios momentos políticamente peligrosos que podrían haber sentenciado a otros candidatos.

 

AntiTrump caen superados en número y fuerza

CONVENCION REPUBLICANA-RIVALES DE TRUMP

Tras semanas de planificación y con un feroz estallido que hizo sombra a casi todo lo demás en el primer día de la Convención Nacional Republicana, la feroz pero siempre improbable iniciativa conservadora para negar a Donald Trump la candidatura republicana a la presidencia de EEUU sucumbió por varios motivos.

El declive se agravó día a día hasta culminar el martes con una votación de estados que llevó oficialmente a Trump a la candidatura. Esa votación confirmó el colapso de una iniciativa en la que confiaban los conservadores, en la que los delegados ignorasen audazmente las normas del partido para respaldar al candidato de su elección y no a Trump.

«Tanto si se planificó como si no, al parecer no ocurrió», dijo el delegado de Colorado Kevin Grantham. Los líderes del partido querían «asegurarse de que Donald Trump es el candidato, independientemente de lo que dijeran los estados, independientemente de lo que dijeran los delegados».

Los conservadores contrarios a Trump se habían unido a otra facción que intenta cambiar las reglas del partido para desviar el poder de la cúpula del Comité Nacional Republicano a los activistas de base. Entre esos activistas había muchos partidarios del senador de Texas Ted Cruz, uno de los aspirantes derrotados a la nominación. Pero se vieron muy superados en número por los delegados de Trump y los habituales del partido que creen que, les guste o no, Trump ha ganado las primarias republicanas de este año.

Otros factores en su contra eran la falta de un candidato alternativo de los rebeldes, la sólida campaña de presión que lanzó una alianza entre la campaña de Trump y el comité del partido y una creciente sensación de que era hora de unirse en contra de la probable candidata demócrata, Hillary Clinton.

«Uno puede defender su posición hasta llegar a un punto en el que estaría poniendo en juego al país o al estado», explicó Steve House, presidente del partido republicano de Colorado, una delegación llena de disidentes y partidarios de Cruz. «El equipo dijo, ‘Alcémonos y apoyemos al nominado»’.

En el otro bando, la delegación de Utah anunció desafiante que dedicaría sus 40 votos a Cruz. Pero el responsable del proceso asignó esos delegados a Trump debido a una laguna en las normas del partido en Utah, que permiten votar sólo a aspirantes activos en la convención… y Trump era el único.

Desde que quedó claro la pasada primavera que Trump era el probable candidato, delegados conservadores de todo el país buscaron formas de utilizar las normas del partido para evitar que se impusiera en la convención. Se organizaron a través de medios sociales, teleconferencias y correos electrónicos aparentemente interminables.

Pero sufrieron un duro golpe la semana pasada cuando el comité de normas de la convención aprobó las reglas para el encuentro de esta semana. La tendencia se mantuvo durante el congreso en sí, dirigido por líderes del partido que tienen la última palabra sobre las disputas internas.

Los conservadores hicieron el lunes un último intento de reescribir las normas del partido, pero se vieron bloqueados. Sus exclamaciones de indignación lograron una amplia cobertura y distrajeron la atención de los esfuerzos del partido por mostrar unidad, pero perdieron todas formas.

Durante la votación del martes, la delegación de Alaska dividió sus 28 votos entre Trump, Cruz y el senador de Florida Marco Rubio. Los miembros del partido contabilizaron 28 delegados de Alaska para Trump, citando una discrepancia en las normas del partido estatal, y su decisión quedó por encima de la delegación cuando reclamó un nuevo recuento.

Subrayando la futilidad de desafiar a los líderes del partido, el presidente de la formación, Reince Priebus, explicó la decisión contra Alaska a toda la convención y dijo: «En cualquier caso, tengan una gran noche». Después abandonó rápidamente el escenario mientras sonaba la música, dejando a los delegados de Alaska insatisfechos y derrotados.

 

EE.UU: Obama respalda a Hilary Clinton para la Casa Blanca

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El presidente Barack Obama manifestó formalmente el jueves su respaldo a Hillary Clinton para sucederlo en la Casa Blanca, reconociendo la experiencia y temple de su ex secretaria de Estado, e hizo un llamado a los demócratas a apoyarlas en contra de los republicanos en las elecciones de noviembre.

«Miren, se lo difícil que puede llegar a ser este puesto. Por eso es que sé que Hillary es la mejor en esto», declaró Obama en un video web que difundió la campaña de Clinton. «He visto su juicio. He visto su resistencia».

También dijo: «No creo que haya alguien más calificada para ocupar este puesto».

Obama hizo un llamado a la unidad entre los demócratas y prometió ser una fuerza activa en lo que resta de la campaña.

Mientras circulaba el video, la campaña de Clinton anunció que la primera aparición que tendrán juntos será el miércoles en Green Bay, Wisconsin. La campaña dijo que ambos hablarán de construir sobre el progreso logrado en la presidencia de Obama y de la visión de ambos «de un país que unido es mejor».

 


El anuncio del mandatario se conoció poco tiempo después de que se reunió con Bernie Sanders, rival de Clinton en la contienda demócrata. Tras reunirse con Obama, el senador declaró que trabajaría con Clinton para frenar a Donald Trump.

Esto sucedió mientras la principal corriente demócrata aumenta la presión sobre Sanders para que se haga a un lado para que los demócratas puedan enfocarse en derrotar al virtual candidato presidencial republicano.

Después de reunirse con Obama el jueves en la mañana, Sanders parecía estar un paso más cerca de esa dirección. Aunque no apoyó claramente a Clinton, el senador por Vermont dijo a los reporteros que planeaba seguir adelante con su agenda para cuando sea la convención del partido en julio y que trabajaría con Clinton para derrotar a Trump.

«No es necesario decir que voy a dar todo en mi poder y trabajaré tan duro como pueda para asegurar que Donald Trump no sea presidente de Estados Unidos», declaró Sanders desde la Casa Blanca, con su esposa Jane acompañándolo a un lado.

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Clinton se declaró victoriosa frente a Sanders el martes, después de conseguir el número necesario de delegados para convertirse en la primera candidata mujer de su partido.

Aunque Sanders ha dado indicios de que entiende que sus aspiraciones presidenciales están cerca de llegar a su fin —e incluso ya está despidiendo a casi la mitad de su equipo— ha prometido seguir luchando, causando preocupación entre los líderes del partido ansiosos de que concluya la contienda primaria. Todavía viéndose como candidato, Sanders planeaba realizar un mitin el jueves en la tarde en Washington, donde habrá elecciones el 14 de junio, las últimas del proceso primario demócrata.

Obama trató de dar al senador por Vermont la cortesía de abandonar la carrera en sus propios términos y la Casa Blanca apuntó que el mandatario quería utilizar el encuentro del jueves para discutir cómo mantener el entusiasmo despertado por Sanders en las primarias.

«Fue sano para el Partido Demócrata tener una contienda primaria competida. Y pienso que Bernie Sanders aportó enorme energía y nuevas ideas», declaró Obama durante un comentario preparado para el programa «The Tonight Show Starring Jimmy Fallon». Agregó que el senador «impulsó al partido y lo retó. Pienso que esto hizo a Hillary una mejor candidata».

Obama planeaba aprovechar el encuentro, solicitado por Sanders, para hablar cómo construir sobre el entusiasmo que él aportó a las primarias y para avanzar en temas como la desigualdad de ingresos y una reforma al financiamiento de campañas que impulsó Sanders, informó la Casa Blanca.

 

Hillary Clinton ya tiene los delegados suficientes para ser la candidata demócrata

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LOS ÁNGELES (AP) — Haciendo historia a pasos agigantados, Hillary Clinton se convertirá en la primera mujer que consigue la nominación presidencial de uno de los principales partidos políticos de Estados Unidos, al obtener el lunes el compromiso de la cifra de delegados necesaria para convertirse en la virtual nominada de los demócratas.

La victoria llega casi ocho años después de la derrota en su primera campaña hacia la Casa Blanca ante Barack Obama. En aquel momento, señaló su incapacidad para «hacer añicos ese sexismo».

Haciendo campaña en esta ocasión como la leal sucesora del primer presidente de raza negra del país, Clinton tuvo a raya un reto sorpresivamente fuerte del senador federal de Vermont Bernie Sanders. El senador movilizó a millones de personas con un mensaje fervientemente liberal, y su insurgente precandidatura reveló un nivel profundo de frustración nacional con los políticos de costumbre, incluso entre los demócratas, que han controlado la Casa Blanca desde 2009.

Clinton, ex secretaria de Estado, ex senadora de Nueva York y ex primera dama de la nación, alcanzó el lunes los 2.383 delegados necesarios para convertirse en la virtual nominada presidencial demócrata luego de un decisivo triunfo en Puerto Rico y un fuerte despliegue de apoyo de último minuto por parte de superdelegados.

Los superdelegados son directivos de partido y funcionarios públicos de extracción demócrata, muchos de los cuales están ansiosos por terminar la fase de elecciones primarias en medio de encuestas de preferencia que la colocan en una contienda reñida con el virtual nominado presidencial republicano Donald Trump.

Clinton ha ganado 1.812 delegados en elecciones primarias y asambleas y cuenta con el apoyo de 571 superdelegados, según un conteo de The Associated Press.

La AP encuestó a los 714 superdelegados en varias ocasiones durante los últimos siete meses, y sólo 95 siguen públicamente no comprometidos.

Sanders tiene previsto alegar ante los superdelegados que está mejor posicionado para derrotar a Trump en noviembre. Aunque lo superdelegados pueden cambiar de opinión, los que se decantaron por Clinton dijeron inequívocamente a la AP que la apoyarán durante la convención del Partido Demócrata de julio en Filadelfia.

Desde el inicio del sondeo de la AP a finales de 2015, ningún superdelegado ha retirado su apoyo a Clinton para dárselo a Sanders.

«Realmente necesitamos cerrar este proceso de primarias y dedicarnos a derrotar a Donald Trump», dijo Nancy Worley, una superdelegada que preside el Partido Demócrata de Alabama y una de las últimas en apoyar a Clinton para que alcanzara la cifra necesaria para su nominación.

Clinton no se pronunció el lunes sobre su triunfo en la carrera a la candidatura presidencial demócrata durante un acto de campaña en California. Ante una multitud que la aclamaba, declaró que estaba a un paso de un «momento histórico, sin precedentes», pero señaló que todavía hay trabajo que hacer en los seis estados donde habrá primarias el martes.

«Vamos a luchar duro por cada voto», dijo Clinton en Long Beach.

El equipo de campaña de Clinton había expresado su preocupación por si reunir los 2.383 delegados pudiera afectar a la participación en la votación del martes y conceder a Sanders una ventaja.

Sin embargo, incluso aunque Sanders logre un contundente triunfo en California y los demás otros estados ya no podría reunir el número necesario de delegados para proclamarse candidato, pero podría motivarlo para presentar batalla en la convención demócrata.

May 02, 2016 | Actualizado hace 8 años
La era Sanders, por Vicente E. Vallenilla

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En medio del obligado ensimismamiento nacional, poco espacio queda  para seguir   otros acontecimientos de notable importancia mundial, siempre de impacto para Latinoamérica y, por ende, para este país. Pero apartándome del seguimiento – minuto a minuto – de la incalificable  gallera en que se ha convertido este país, hemos estado observando el proceso que conduce a la elección presidencial de los Estados Unidos. (La escogencia del nuevo Imperator, dirían  gallos criollos del partido colorado… )

La trascendencia de esta elección -más allá de la obvia- consiste en un giro no antes visto de la forma de hacer política en ese país y la aparición de  inusuales personajes en la carrera hacia la Casa Blanca. Esta elección no se asemeja a ninguna otra en la historia, como señalan los analistas políticos de ese país.  Este proceso, por sus características, indica  que podría estarse forjando un salto adelante ( o, hacia atrás, dirán los del Tea Party) en la política norteamericana.  

El sistema político de ese país est dividido en dos grandes visiones que conforman el llamado Establishment. Una, la del Partido Republicano, que enarbola las virtudes del sistema de mercado, sin restricciones operativas, círculos monetarios elitescos, bajos impuestos para los ricos y de políticas sociales limitadas, inter alia.

La otra, el partido Demócrata, el ala jeffersoniano en que se dividió del GOP, Viejo Gran Partido Republicano, de ideas liberales, de intervención en la economía, de la igualdad racial y del favorecimiento de los movimientos sociales,  del internacionalismo y el multilateralismo en la política exterior.

Pero fue en el siglo pasado que, presidentes «con ideas progresistas» como Hoover (republicano), y los Roosevelt, en particular FD Roosevelt  (demócrata) acentuaron las diferencias con los conservadores, dentro de sus propios partidos. Hoover rechazó desde el principio la máxima que impuso en el mundo el ministro de Luis XIV, Colbert: «permitir que las fuerzas del mercado encuentren su equilibrio por sí mismas». El pensamiento hooveriano era, por el contrario, que el Estado debe intervenir, pero de manera benefactora, creando alianzas permanentes entre el sector público, el privado y los sindicatos.  El segundo Roosevelt, FDR, tomó prestado ese pensamiento progresista para su inmortal plan de acción: el New Deal.  Keynes reconoció que se inspiró en esas fórmulas para sus planes por el bienestar de la humanidad, aunque después se pensara, al revés, que Hoover tenía «teorías keynesianas».

Esa plataforma política del liberalismo republicano duró desde entonces hasta el día que Ronald Reagan tomó el poder en 1981. Se inició así una nueva era en los Estados Unidos. La era Reagan. Se abandonó el humanismo de Hoover y se implantó el «reaganismo» en el sistema y el capitalismo americano: la teoría del «supply side«, control monetario, desregulación económica, reducción del gasto público, bajos impuestos para los ricos. Con ello desapareció la era de la llamada «izquierda americana”  de los Hoover y Roosevelts,   de abundantes iniciativas sociales. El presidente Obama ha intentado retomarlo, con poca suerte.

Bernie Sanders,  un relativamente desconocido senador, de manera explosiva, ha aparecido en la escena política con ese potpourri socialista de tipo europeo, en momentos en que fuerzas dentro del partido republicano se esfuerzan en volver al legado del Gran Comunicador Reagan (no tenemos claro si D. Trump piensa así de Reagan o más bien defiende su particular y nuevo futuro legado: America, will be great again ! ) .

 

La «revolución de Bernie» incluye de forma relevante:

– Políticas destinadas a eliminar la enorme desigualdad social imponiendo altos impuestos a los privados y empresas de superiores ingresos.

– Incrementar los salarios.

– Crear empleo masivo para reparar la decadente infraestructura.

– Detener acuerdos comerciales con China, y otros como el NAFTA.

– Crear de puestos para jóvenes con desventajas.

– Sueldos y salarios iguales para la mujeres.

– Crear universidades gratuitas en todo el país.

– Expandir la Seguridad Social eximiendo de impuestos a los retirados.

– Crear un esquema gratuito y universal de salud al estilo de Dinamarca o Noruega, Suecia (medicare for all).

– Aumentar por lo menos en tres meses los períodos de reposo pre y post natal

– Crear programas gratuitos de cuidado infantil en todo el país.

– Garantizar la fácil afiliación a sindicatos.

– Dividir los grandes grupos financieros.  Evitar la impunidad de Wall Street de «too big to fail»  (demasiado grande para quebrar), y reforma integral del sistema financiero.

– Medidas urgentes contra el cambio climático.

– Una nueva política migratoria de oportunidades humanitarias.

– Mayor justicia racial y atención a los veteranos.

– Reforma rural.

 

Este es un programa que para muchos puede sonar  «muy socialista» . Es básicamente un típico proyecto de la izquierda del norte de Europa, mezcla de programas de la social- democracia y de partidos socialistas. Sanders ha manifestado su admiración por el sistema danés.

Lo que nos parece importante es que independientemente de que Bernie Sanders no gane la nominación demócrata,  puede uno considerar que ha abierto, como Trump, una escisión en el establishment con importantes repercusiones. Entre otras, sorprendió a la clase política  que, el candidato de mayor edad, sea capaz de arrastrar enormes multitudes de jóvenes que desean universidades gratuitas, oportunidades en su futuro y no quedar endeudados una buena parte de su vida. Asimismo, que pudiera recabar fondos con récords históricos por medio de contribuciones individuales en muy pequeñas cantidades, al contrario de lo usual, donde los que realmente aportan a las campañas son las grandes corporaciones o individuos muy pudientes.

Es posible que la aparición anti-sistema de Sanders y de Trump en la política, introduzca transformaciones inesperadas para la clase dirigente.

Si comenzara -y no estemos equivocados- un nuevo escenario  en el entorno washingtoniano, el invisible manto de Reagan que ha sobrevivido hasta Obama, pudiera empezar a desaparecer. El espíritu humanista de aquellos presidentes americanos, como FDR, podría reformar los valores políticos -hoy enfrentados hacia la mutua destrucción- en Capitol Hill. Hacia ello parecen que contribuyen, sin confabularse, Sanders y Trump.  Si gana Hillary la presidencia, algunas de las verdades que el fugaz Sanders puso en la agenda, podrían ser adoptadas por futuros presidentes, ( incluso Trump ya ha dado indicaciones en ese sentido) reconociendo -antes de que sea tarde- el mensaje de multitudes desafectas de la política actual y de sus resultados sociales .  Irónicamente, estaríamos a las puertas de lo que podríamos llamar, la era Sanders.

 

*Ex-Embajador de la República

Eddie A. Ramírez S. Mar 08, 2016 | Actualizado hace 1 semana
El conductor y la explosión

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El antiguo chofer del Metro y presidente de facto cometió la misma estupidez que el maquinista de la Best Friend, primera locomotora construida en los Estados Unidos  que explotó en 1831. Molesto por el silbido del vapor, el inexperto conductor  decidió sentarse sobre la válvula de escape provocando la lógica explosión. Así mismo, el atolondrado auriga de nuestro país, molesto por el  ruido  de las protestas y especialmente por las voces en la Asamblea Nacional, imitó al de la Best Friend y obstruyó la válvula de escape. Para ello se valió de la Sala Constitucional, la cual será corresponsable  del estallido.

La primera reacción de algunos demócratas ha sido de desánimo, en la percepción de que no valió la pena haber ganado las elecciones parlamentarias. Sin embargo, si Maduro hubiese reconocido las facultades constitucionales de la Asamblea tendría más probabilidades de terminar su mandato, pero a un costo muy elevado para los ciudadanos. El cierre de la válvula inevitablemente producirá su salida.   

Desde sus inicios este llamado «proceso revolucionario»  era  inviable. Las únicas revoluciones exitosas fueron las que el talento humano permitió el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos: La revolución neolítica, es decir el descubrimiento de la agricultura, la revolución industrial en el siglo XVIII  y la revolución tecnológica del siglo XX. Las otras revoluciones resultaron un fiasco, no solo desde el punto de vista económico, sino porque ahogaron  los derechos humanos.

La revolución francesa desembocó en  el «reinado del terror», para finalizar coronando a  Napoleón,  una guerra que segó miles de vidas  y  la vuelta al poder de los Borbones. La revolución comunista rusa asesinó a millones de ciudadanos o los confinó en pavorosos campos de trabajo obligatorio  establecidos por el Gulag y  sometió a otros pueblos. Terminó por el estruendoso fracaso de su economía, por lo que abandonó el comunismo.  La revolución china persiguió a todo el que se opusiera a Mao. A la muerte de este, los chinos entendieron que el capitalismo no era pecado. La revolución cubana fusiló a los disidentes, acabó con la propiedad privada, indujo una migración  masiva,  sumió al pueblo en la pobreza y ahora  gradualmente está reconociendo su equivocación.

A veces se mencionan  otras revoluciones, pero que en realidad fueron guerras civiles, de independencia o simples golpes de estado, tales como la mexicana, la «revolución verde» de  Gadaffi y  la de los «claveles» en Portugal.  Para no quedarnos atrás, aquí tuvimos nuestra «revolución de octubre de 1945» y los malandros que gobiernan actualmente también hablan de su  «revolución».

El llamado «proceso revolucionario» iniciado en 1999 acabó con la división de poderes, desconoce la voluntad popular expresada en la nueva Asamblea Nacional,  viola los derechos humanos, acosa la propiedad privada,  ahoga a las universidades autónomas, privilegia las importaciones por encima de la producción nacional, propicia la emigración de venezolanos, transformó las Fuerzas Armadas  y particularmente a muchos integrantes de la  Guardia Nacional en unos chacales, favorece  la contratación de empresas de ingeniería extranjeras, destruyó las empresas básicas de Guayana, Pdvsa , Edelca, el Metro, Banco Central y ministerios otrora eficientes como el del Ambiente.  Por si fuera poco, desató una elevada  inflación y corrupción, gran escasez de medicinas, alimentos y repuestos.

Ahora  los rojos obstruyeron la válvula de escape y entraron en fase terminal. Ojalá no sigan destruyendo al país  y acepten  renunciar. Si no lo hacen, de todos modos tendrán  que agarrar las de Villadiego. Para acelerar esta ida nuestros diputados deben seguir firmes,  aprobar la incorporación de los diputados de Amazonas y la nulidad de la designación de Magistrados del TSJ a dedo y sin credenciales. Es decir, confrontar al régimen.

Como (había) en botica: La reciente Memoria y Cuenta del 2015  de Petróleo y Minería  informa que  las cifras de producción siguen en picada: producción de petróleo 2.746.000 barriles por día (b/d) y 117.000 b/d de líquidos del gas natural, se exportaron 1.944.000 b/d de crudo y 504.000 b/d de refinados; producción de hierro 11,7 millones toneladas métricas(tm); bauxita 2,3 millones  tm; carbón 0,8 tm; oro 1,1 tm. En la del 2006 todas las cifras fueron superiores: producción de petróleo  2.993.000 b/d y 177.000 b/d de líquidos del gas natural, se exportaron 2.217.000 b/d de crudo y 655.000b/d de refinados; producción de hierro 28,8 millones de tm, bauxita 5,9 millones de tm, carbón 7,1 millones tm, oro 14,7 tm. De diamantes nunca más se supo. Es decir, un descenso drástico, a pesar de que el ministro Del Pino sigue insistiendo en lo de potencia energética y minera.  Lamentamos el cese de la publicación de Veneconomía, esperemos sea temporal,  y agradecemos a Robert Bottome por la labor realizada ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

eddiearamirez@hotmail.com

Elecciones en el horizonte por Félix Alberto Quintero V.

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Mientras en Venezuela deshojamos la margarita cuestionándonos si habrá enmienda constitucional o referéndum revocatorio, si expropiarán o no a Empresas Polar, si liberarán o no a los presos políticos, incluso si habrá luz o no, el mundo sigue dando vueltas. Y aceleradamente.

Se avecinan unas elecciones importantes pero fuera de nuestras fronteras. En efecto, en el 2016 los ciudadanos de los EEUU elegirán al presidente número 45 de su historia. Estas elecciones han tenido un largo y tortuoso prólogo, toda vez que los dos partidos tradicionales estadounidenses, el Republicano y el Demócrata, se encuentran en proceso de elegir a su candidato desde agosto y octubre del 2015, respectivamente. Adicionalmente, importantes medios de comunicación del norte han sugerido que pudiesen haber candidatos independientes con capacidad de inclinar la balanza electoral. Lo que no es claro es hacia dónde la inclinarían. Este podría ser el caso del ex-alcalde de la ciudad de Nueva York Michael Bloomberg, quien ha militado en las filas de ambos partidos.

A la fecha, de acuerdo con la página www.uspresidentialelectionnews.com, se han llevado a cabo un total de 16 debates televisados de los precandidatos presidenciales, 9 entre los republicanos y 7 entre los demócratas. Si bien el campo de ambos bandos se ha reducido de manera importante, llama la atención que, de un total de 17 precandidatos para el partido del elefante, al momento de escribir estas líneas todavía hayan 6 en la carrera. Sus contrincantes, mientras tanto, se cuestionan si apoyar a la presunta revolución política del Senador socialista de Vermont o si optan por la ex-Secretaria de Estado Hillary R. Clinton. No deja de ser curioso, por cierto, que quien podría ser la primera mujer en llegar a la Oficina Oval de la Casa Blanca sea tildada por muchos de pertenecer al establishment y de no representar los intereses de las minorías (incluyendo los de un porcentaje importante de mujeres).

En los debates hemos podido apreciar las posturas de los precandidatos en temas tan variados como seguridad nacional y relaciones internacionales, economía y comercio, impuestos y la seguridad social, reducción de la pobreza y la inmigración. Temas complejos que suscitan opiniones divergentes, incluso entre los precandidatos de un mismo partido.

Los republicanos tienden a darle prioridad a los temas asociados con la seguridad y el rol de los EEUU en el mundo, afincándose muchos de ellos en la necesidad de invertir en las fuerzas armadas y en los órganos de inteligencia del estado. Los demócratas, por su parte, le apuestan más a la agenda doméstica de reducción de la desigualdad y prefieren destinar el gasto público a programas de índole social. Ambos coinciden, sin embargo, en que los EEUU enfrenta amenazas importantes: se trata de amenazas con origen en el Medio Oriente y Asia. Sin lugar a dudas, el peligroso auge de ISIS y su capacidad de reclutamiento es entendido, por todos los precandidatos presidenciales, como la principal amenaza para los EEUU. También surgen declaraciones asociadas a las ambiciones de la Rusia de Vladimir Putin, los ataques cibernéticos chinos y los infelices ejercicios bélicos dirigidos por Kim Jong-un desde el norte de la península coreana.

Definitivamente los precandidatos de ambos partidos coinciden en que las prioridades geopolíticas se ubican muy lejos de nuestra región. De hecho, América Latina y el Caribe apenas ha sido nombrada en los 16 debates televisados, al punto que los moderadores han preferido formular preguntas a los precandidatos sobre cómo lidiar con los zancudos portadores del virus “Zika” antes que sobre el proceso de paz en Colombia o la apertura de Cuba.

Quizás México es el país que ha recibido más atención de la región, tanto por cuestiones migratorias como comerciales. La promesa de algunos de levantar un muro en la frontera sur de EEUU para impedir la inmigración ilegal probablemente sea la más polémica que ha surgido en esta pre-campaña electoral. Donald Trump, el magnate inmobiliario, ha incluso insistido en que los aztecas correrán con los gastos asociados a la construcción del muro. En cuanto a comercio se refiere, sólo han surgido algunas críticas, propuestas y promesas respecto a Tratados de Libre Comercio con países con costa en el Océano Pacífico. En este sentido, México, Colombia, Perú y Chile podrían ser los países más interesados en dar seguimiento a los debates.

Así las cosas, podemos apreciar que Venezuela no estará entre las prioridades para la política exterior del próximo o próxima Presidente de los EEUU. Aquello seguramente desalentará tanto a los que alimentan su discurso político en la confrontación con el gobierno estadounidense como a los que esperan una posición más firme frente a la precaria situación de Venezuela. No perdamos de vista, sin embargo, que los procesos judiciales y las investigaciones relacionadas a narcotráfico, lavado de dinero y crimen organizado continuarán su curso a pesar del cambio de gobierno.

@FelixQuinteroV

Marco Rubio y el triunfo del tercer lugar por José De Bastos

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La amplísima cantidad de recursos, financieros, de personal y de tiempo, que los aspirantes a la presidencia de Estados Unidos dedican a la elección en el estado de Iowa no se debe a los 52 delegados en disputa en el partido Demócrata (de los 2.382 necesarios para ganar la nominación) ni a los 30 delegados que entrega el partido Republicano (de los 1.237 necesarios para la nominación).

Dos son las claves para tal atención. Por una parte está el juego de expectativas, de ilusión, de ‘moméntum’, que buscan ganar los candidatos picando adelante en la primera elección dentro de un largo calendario. Por otro lado, está la lucha por no quedar eliminado, o mal herido, en las primeras de cambio. Como se dice dentro del mundo político estadounidense, Iowa no elige candidatos, pero sí elimina a unos cuantos. Mike Huckabee, Martin O´Malley y Rand Paul fueron víctimas directas de esto último.

En tal sentido es que se puede declarar a Marco Rubio como el gran ganador de la noche del lunes. El joven Senador de Florida llegó a la primera parada de las primarias intentando saltar del segundo grupo de aspirantes al primero, con una intención de voto en las encuestas más cercana al 10% que al 20%, y generando todavía mucho recelo entre el liderazgo del partido Republicano, que se niega a verlo como el candidato del “establishment”.

Su impulso de última hora y los 23,1% de votos que recibió, muy cerca del gran protagonista en los medios de comunicación Donald Trump, convirtieron a Rubio en el centro de la atención el día después de la elección, superando todas las expectativas, y creando la narrativa de que viene ganando fuerza con el paso de los días, algo que le puede dar más alegrías en New Hampshire. Además, el resultado acabó con cualquier duda de que el hijo de inmigrantes cubanos pertenece al primer lote de aspirantes y no al segundo, que cada vez se hace más pequeño. Iowa legitimó las posibilidades de Rubio.

Por supuesto que Ted Cruz quedó en el primer lugar, pero también es verdad que en 2008 y 2012, los que finalizaron primeros en Iowa (Huckabee y Rick Santorum) tuvieron poco éxito en el resto de la lucha por la nominación y, al igual que Cruz, se adaptaban perfectamente al votante más conservador y más cristiano de Iowa.

El triunfo de Rubio, sin embargo, debe confirmarse en New Hampshire el próximo martes 9 de febrero. De momento se espera que Trump se lleve la victoria (dada la amplia ventaja que muestra en todas las encuestas), por lo que la lucha por la percepción y las expectativas está en quedar en el segundo lugar. Antes del “caucus” en Iowa, Rubio aparecía en las encuestas en medio de una cerrada pelea con Cruz, Jeb Bush y John Kasich, en torno al 10%.

Bush, Kasich y Chris Christie se juegan sus últimas cartas en la entidad al noreste de Estados Unidos. Se trata de un territorio de pensamiento más moderado, donde la fe pesa menos y el pragmatismo más. La meta de los tres es finalizar de primero en esa mini-elección, e intentar superar a Rubio o a Cruz, algo que hasta hace unos días parecía viable.

Kasich y Christie no sobrevivirán si no logran tal objetivo, y Bush quedará muy golpeado si queda por detrás de Rubio. La campaña del hijo y hermano de ex presidentes tiene mucho dinero y respaldos predeterminados desde hace meses, pero ha ido en picada desde la aparición intempestiva de Donald Trump. Es muy probable que, de ser derrotado por su pupilo, la presión para que Jeb se retire sea monumental.

Por eso es que Rubio ganó el lunes en Iowa y confirmaría su victoria el martes quedando segundo en New Hampshire. Porque el 10 de febrero se habría consolidado como la opción pragmática del partido Republicano, la opción preferida por el liderazgo y, sobre todo, la única opción para detener a Donald Trump y Ted Cruz en su camino a la nominación. Todo esto sin mencionar que es el Republicano que mejor aparece en las encuestas para la elección general, que habla español, que es joven y que viene de un estado fundamental para ganar en noviembre.

Entre los Demócratas, la elección en Iowa sólo confirmó que Hillary Clinton tendrá que esforzarse mucho más de lo esperado para poder ganarse la nominación de su partido. Más allá de las siempre mencionadas particularidades de los votantes en Iowa (pocos afroamericanos, pocos latinos, más progresistas del lado Demócrata y más conservadores del lado Republicano), lo cierto es que Bernie Sanders obtuvo 84% de respaldo de parte de los menores de 30 años, según las encuestas previas a los “caucus”.

Lo que se pensaba que podía ser una lucha entre géneros, ha terminado siendo una lucha generacional, con mujeres jóvenes decantándose por el Senador socialdemócrata y los hombres mayores por la ex Secretaria de Estado. En New Hampshire se espera que se imponga Sanders, pero Clinton debe luchar por reducir una ventaja que, en las encuestas, es de más de 25 puntos en favor del dirigente político de Vermont.

@JDeBastosH