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Castrismo Cubano

¿Para quién escribió el consejero Abrams? por Armando Martini Pietri

IMAGINEMOS AL EMISARIO ESPECIAL para tratar la situación venezolana Elliott Abrams (político, escritor, diplomático, trabajó para Reagan/Bush, condenado por el escándalo Irán-Contra mientras servía al 40 mandatario, indultado por el 43 presidente), -en la actualidad trabaja en el Consejo en Relaciones Extranjeras-, llegando a su despacho, ordenando a sus colaboradores “por favor escríbeme algo para publicar, salir del paso y no tenga que dar explicaciones”.

El autor prologó inteligente, describió la añorada Venezuela de hace medio siglo, ejemplo de modernidad, partidismo, democracia, moderada justicia, razonable libertad de expresión; resaltando un país atiborrado de recursos, amable y generoso con los migrantes del mundo.

Luego establece el fracaso y negación de lo bueno, se refiere a los chavistas como ángeles caídos del cielo, pero no a todos los venezolanos. Como si no fueran responsables de la tragedia y su peor heredero, la afrenta castro madurista, violadora de los Derechos Humanos, usurpadora del poder, e inescrupulosos para proseguir, con la destrucción y expoliación. No menciona o se olvida la naturaleza delictiva del chavismo madurismo, castro comunismo, que no admite convivencia en la sociedad patibularia en que han convertido el Estado venezolano.

Les habla con dulzura, invita a la reflexión, entre continuar siendo soporte del desastre madurista y a la Asamblea Nacional, la cual califica chavista en vez de Constituyente, solicita se reincorporen en sus asientos de la Asamblea Nacional legítima para luchar democráticamente. ¡Sorprendente ingenuidad! Estamos en una encrucijada de aliados internacionales, temerosos, renuentes a una intervención, no han sabido o querido calibrar la calaña de los que tienen control del territorio. El desafío para explicar las complejidades del problema que enfrentamos, es inmenso. Y, ante el reproche injusto, inhumano, incivil e ignorante, corresponde a los venezolanos resolver asuntos propios, solo un ejemplo; pueblo alemán, segunda guerra mundial.

Reconoce el chavismo acogió en una época, y fue voz, de quienes habían sido excluidos, lo cual es falso y truhana manipulación. Los primitivos comunistas no se integraron a los partidos que construyeron la fortaleza democrática venezolana, no pensaban en más democracia, sino la impuesta por el castrismo cubano. Por eso permanecieron enfurruñados en pequeñas dependencias hambrientas de contribuciones que no llegaban desde cuando fueron derrotados por allá en los años 60/70, dejando de asaltar bancos, trenes, aviones, secuestrar ricos y famosos.

Por eso fueron de ninguna o escasa importancia, sin relevancia -se comentaba con no poca ironía del “permanente 5% de la izquierda”, es decir, de esos partidos castristas unidos, que no se unían, pero delinquían cada uno por su cuenta.

La habilidad de comunistas como Maneiro y Petkoff estuvo en apartarse de la pomposa chulería habanera, fundando movimientos de izquierda con ideologías y objetivos diferentes. El laboralismo industrial guayanés e izquierdismo juvenil, culto, estudiado, profesional pero en redil democrático.

El castrismo venezolano, sus aliados el chavismo-madurismo traspasó todo límite moral, ético y humano en su trato con los ciudadanos, perdieron contacto con la realidad, sus referentes son la inmoralidad que exime cargo de conciencia, única manera de proseguir, sin remilgos, sucios negocios, robo público, violación ciudadana y podredumbre en el actuar. Representan la necesidad existencial de sobrevivencia. ¿Con estos sinvergüenzas se puede negociar un acuerdo para que se vayan? Es decir, se parte de un principio errado, estamos en democracia con demócratas. Sin embargo, el asesor presidencial gringo en nada menciona o hace referencia, al régimen que convida insistente a formar la nueva Venezuela, libere a los diputados perseguidos, políticos exiliados, acosados, asilados y presos torturados.

No se pasearon por la Venezuela del chavismo cubano, pero Elliot Abrams y su escritor lo ignoran. Sólo se preocuparon en repetir lecciones de democracia, lugares comunes, reiterar pendejadas sabidas, remachar enumeración de errores cometidos por la autocracia castrista, llamar a los chavistas a integrarse al movimiento para darle vacaciones al usurpador. El enviado especial, va más allá, reafirma, la necesidad que la crisis se resuelva por la vía electoral y se atreve sin pudor ni rubor a convocar al chavismo para apoyar la transición, garantizando que será un actor relevante en el futuro. ¿Trampa, ignorancia, desconocimiento, estupidez, conveniencia, complicidad o simple sarcasmo?

Para luego, solicitar a los venezolanos se unan en la lucha por la democracia. Eso sí reviste importancia. La oposición tiene años de querella, no puede negársele, sería injusto, mediante un esfuerzo desunido e intereses propios por conservar, sin poder ocultarlo, sucesión de fracasos que hemos visto antes y sufrido reciente; el fiasco del 23F, la estulticia del 30A, la inmensa tontería de Noruega al asistir, reconocen la delincuencia organizada castrista y socios, situándose peligrosamente en paridad moral, inexplicable, dada la eventualidad cierta de un pacto para otra estafa electoral, que hampones, ladrones bolichicos, interesados enchufados, convenientes cohabitantes y los siempre sinvergüenzas anhelan lascivos. Erróneo plantearse la negociación como alternativa a una solución de fuerza, que parece inexorable. El apaciguamiento no resultó con Hitler ni resultará con el fascismo, tampoco con venezolanos y mentores cubanos.

En todo ese lapso, duro, doloroso, sangriento, sólo ha habido una constante, el empeño de Soy Venezuela, María Corina Machado, quienes la acompañan, siguen y se suman a la ruta del coraje, de no dar sus principios a torcer, y una novedad, Juan Guaidó, que aún a su pesar no engaña sino se deja engañar -con su entorno descompuesto- por mucho entusiasmo que genere, y lo genera, pero con cada engaño se erosiona. Quienes deseamos salir de esta ignominia debemos estar genuinamente preocupados.

Los estudios de opinión reflejan números atronadores: la mayoría del presidente interino oscila entre 40% y 45%. Nos enfrentamos a un destino frente a una nación -exagerando- puede dejar de serlo ante el arrase descomunal, grosero y abusivo, que han hecho de las instituciones, normas, principios éticos ciudadanos, valores de convivencia. El estado de alteración, desorganización social y aislamiento por incongruencia combinado con anarquía, es ¿enemigo o peor solución?

 

@ArmandoMartini