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Laureano Márquez P. Feb 12, 2020 | Actualizado hace 1 mes
Ya lo llaman Delcygate

@laureanomar

Como el Watergate, que llevó a Nixon a renunciar a la presidencia de los Estados Unidos, la visita de la segunda a de a bordo se ha convertido en un escándalo que compromete ya a la presidencia de Pedro Sánchez, el primer ministro y casi rey de España. Un velo de misterio se teje sobre las 14 horas que pasó en Madrid la susodicha: que si no bajó del avión, que sí lo hizo pero sin pisar suelo español (quizá el suelo español está en el subsuelo), que si hablaron fue poquito, “que no, !pardiez¡ que fueron 25 minutos”, dicen los contrarios, “pero 24 de un silencio ensordecedor”, argumentan ellos en su defensa. El ministro se esconde, la eurocámara debate el caso. En fin, ella debe estar feliz, en el centro del debate mundial.

En medio de esta empanada gallega en la que se ha metido el nuevo gobierno de España con el tema, se produce una inesperada visita del inefable Rodríguez Zapatero a Venezuela para reunirse con el que te conté y la susodicha. Esto viene a echarle leña al fuego. Sea que Zapataero haya acudido “motu proprio” o enviado por el gobierno de la “mae patria”, esto, como diría Rafael es un escándalo, ¡escandaaaalooo!, por el comprometedor momento en que se produce. Nada es azaroso en relaciones internacionales y si en algo hay cálculo es en la diplomacia, en la diplomacia y en la complicidad. Lo que está claro es que quien tiene aquí la sartén por el mango es la susodicha, porque ella puede chantajear al gobierno de allá diciéndole: “si no hacen tal cosa o tal otra, hablo y lo cuento todo”. Si en algo está clara esta gente es en la cantidad de desprestigio que son capaces de proporcionar, más si el despresitigiable ya de por sí, ayuda. Además, lo que juega a su favor es que ella no tiene por qué decir la verdad -si la hubiere-, puede inventarse que anduvo de paseo por la Gran Vía y hasta mostrar la factura de la compra de una cartera Carolina Herrera en el Corte (que ya no es inglés por lo del Brexit).

El caso es que el parlamento europeo, es decir, la versión contemporánea del Sacro Imperio Romano Germánico, debate hoy si el Delcygate violó las sanciones impuestas por la Comunidad Europea al régimen venezolano. Tremenda complicación para España. Una pregunta inocente surge de todo esto: ¿por qué Sánchez arriesga tanto en la defensa de un régimen que todo el mundo democrático condena de manera unánime? Súmese a lo anterior la negativa de recibir a Guaidó, cuando las principales democracias del mundo lo hacían y él mismo lo había reconocido tiempo ha (que es lo de menos porque parece el presidente español tiene una capacidad de desdecirse que ya hubiese querido aprovechar humorísticamente el gran Gila). Cuando uno medita un poquito en la respuesta, todas las opciones conducen a lo metálico (no hablo del hierro ni del aluminio), porque de otra manera no se explica por qué correr tamaño riesgo, amenazando la estabilidad de su propio gobierno al producir la animadversión del resto de los gobiernos europeos y del de los Estados Unidos. Una causa tiene abierta, por cierto, en España el exembajador de Zapatero por algo relacionado con 38 millones de dólares de PDVSA, solo por comentar. Dicho de otro Morodo, parece que aquí parece que todo el mundo sabe algo de alguien.

Ya lo llaman Delcygate.

La Familia Real de España no viajará gratis en vuelos comerciales ni aceptará regalos excesivos

La Familia Real de España no podrá viajar gratis en vuelos comerciales, aceptar regalos personales

A partir del 1 de enero de 2015, los miembros de la Familia Real no podrán viajar gratis en vuelos comerciales, aceptar regalos personales «que puedan comprometer la dignidad de sus funciones institucionales» ni beneficiarse de favores o servicios ofrecidos en condiciones ventajosas por su mera condición de miembros de la Familia Real, ha anunciado este jueves la Casa del Rey.

Tal y como se comprometió el nuevo equipo de Felipe VI al mes de suproclamación, la Casa del Rey ha elaborado una normativa interna para regular los regalos que se hagan a los miembros de la Familia Real, que en la actualidad ha quedado limitada a los Reyes Don Felipe y Doña Letizia, sus hijas la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía, el Rey Don Juan Carlos y la Reina Doña Sofía.

También ha establecido un código de conducta para todos los empleadosque trabajan para la Casa del Rey, quienes estarán obligados a mantener «un comportamiento ejemplar que contribuya» a que los ciudadanos crean, sientan respeto y confíen en la institución, han explicado en una sesión informativa con medios de comunicación fuentes del Palacio de la Zarzuela.

Sin confesar abiertamente que hasta la fecha miembros de la Familia Real han disfrutado de billetes de avión gratuitos con ciertas aerolíneas comerciales, un portavoz de la Casa ha dejado claro que con la nueva regulación este tipo de ventajas no tendrá cabida.

«Los miembros de la Familia Real no podrán aceptar regalos que por su alto valor económico, finalidad o interés comercial o publicitario, o por la propia naturaleza del obsequio, puedan comprometer la dignidad de las funciones institucionales que tengan o les sean atribuidas», reza uno de los principios generales de la normativa.

Con este nuevo régimen de regalos, Felipe VI no podría aceptar como obsequio, por ejemplo, un coche de lujo como los dos Ferrari que el primer ministro emiratí y jeque de Dubai, Mohamed bin Rashid Al Maktum, regaló alRey Don Juan Carlos a finales de 2011 en el marco de una visita privada. El monarca cedió los coches a Patrimonio Nacional -que van a subastars–, pero en un supuesto similar con la nueva regulación no se aceptaría ese regalo y así se comunicaría a quien pretende hacer el obsequio, han puesto como ejemplo las citadas fuentes.

La Reina Sofía prueba su coche eléctrico durante sus vacaciones en Mallorca en agosto de 2012. (EFE)La Reina Sofía prueba su coche eléctrico durante sus vacaciones en Mallorca en agosto de 2012. (EFE)

La nueva norma impedirá asimismo, por citar otro ejemplo, que los miembros de la Familia Real disfruten para su uso particular de vehículos que les haya cedido alguna marca de automoción, como fue el caso del coche eléctrico queMitsubishi dejó probar durante un mes a la Reina Doña Sofía durante sus vacaciones en Mallorca en 2010. «No habrá servicios prestados a la Casa Real que no tengan su correspondiente retribución económica», ha insistido un portavoz de Zarzuela.

Así las cosas, la Familia Real solo podrá aceptar regalos institucionales (los que conceden autoridades nacionales o extranjeras en el marco de visitas oficiales) o personales, siempre y cuando no excedan «los usos habituales, sociales o de cortesía», que es el límite que introduce la Ley de Transparencia, que entrará completamente en vigor el próximo 10 de diciembre, para los miembros del Gobierno y altos cargos de la Administración General del Estado.

Publicidad de los regalos

Todos los regalos institucionales pasarán a pertenecer a Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de la Presidencia. Casa Real publicará en su página web la relación de regalos institucionales recibidos con periodicidad anual.

Cuando los regalos personales excedan dichos usos, pero se considere que pueden ser aceptados, pasarán a tener el mismo tratamiento que los regalos institucionales «o bien serán cedidos a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general». La Casa del Rey no dará publicidad a los regalos personales aceptados ni a aquellos cedidos a alguna entidad sin ánimo de lucro.

Será una comisión formada por altos cargos de la Casa del Rey la que valorará cada regalo -teniendo en cuenta su valor histórico, estético o económico- y propondrá su calificación como institucional o personal. En el caso de los obsequios personales que no vayan a disfrutar los miembros de la Familia Real, la Casa del Rey decidirá si los cede a Patrimonio Nacional o a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general.

El nuevo régimen de regalos impedirá asimismo a la Familia Real aceptar «préstamos sin interés o con interés inferior al normal del mercado». Tampoco podrán quedarse regalos en metálico. En este último caso, lo devolverán o lo donarán a una «entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general».

La norma detalla incluso qué ocurre en el caso de que reciban premios o reconocimientos que comprendan una dotación económica. «Deberá procederse a ceder su importe a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general», establece el régimen. Menciona también el caso de aniversarios o celebraciones de carácter singular de algún miembro de la Familia Real en los que se presuma que darán lugar al ofrecimiento de regalos. Cuando se dé esta situación, «se establecerá un régimen propio que será objeto de información pública», promete la norma.

Los Reyes de España, Felipe VI y Doña Letizia. (EFE)Los Reyes de España, Felipe VI y Doña Letizia. (EFE)

Aborda asimismo las eventuales herencias que dejen en favor de algún miembro de la Familia Real personas que no tengan una relación familiar con ellos, como fue el caso del legado del empresario menorquín Juan Ignacio Balada. «Podrán ser aceptadas cuando así se considere procedente», dice la norma. Eso sí, los bienes «deberán incorporarse a Patrimonio Nacional o ser entregadas a instituciones públicas o entidades sin ánimo de lucro para la consecución de fines de interés general, salvo que las disposiciones incluyan un destino o finalidad específica cuyo cumplimiento se requiere para su aceptación».

Al margen del régimen de regalos, la Casa del Rey ha elaborado un código de conducta para todos sus empleados, tanto los altos cargos como el resto del personal cuyas nóminas pagan otros Ministerios pero que están destacados en la Casa. Estos trabajadores deberán abstenerse de comportamientos que «puedan afectar negativamente a la imagen y prestigio de la Casa»; no podrán intervenir en operaciones financieras o negocios jurídicos con personas o entidades cuando pueda suponer un conflicto de intereses con las obligaciones de su puesto en la Casa y no podrán «prevalerse de su condición de miembro de la Casa para obtener alguna ventaja en beneficio propio o de terceros, ni aceptar trato de favor o situación que implique privilegio o ventaja injustificada».

Estas son algunas de las 20 normas de conducta que establece el código, que no especifica sanciones en caso de incumplimiento.