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Runrunes de Bocaranda: MEDIO – LA GUERRA Y LOS CRÍMENES RUSOS
El desparpajo del jefe ruso ha sido grosero e inhumano. Bombardea hospitales, refugios, escuelas, edificios y casas 

 

LA GUERRA Y LOS CRÍMENES RUSOS

Ante el descaro de Vladimir Putin con la sangrienta invasión de Ucrania no les ha quedado otra alternativa a decenas de países sino condenar tal acción unilateral, sangrienta y manipulada por los medios de comunicación sometidos al Kremlin.

El desparpajo del jefe ruso ha sido grosero e inhumano. Bombardear hospitales, refugios, escuelas, edificios y casas le ha importado poco a quien tiene la obsesión de reinstaurar en el territorio europeo lo que alguna vez fue parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS por sus siglas). Los riesgos para el mundo entero son enormes de sentirse Putin triunfador en esta locura, de la que dice tener razones suficientes para ejecutarla. Escuchando, viendo y leyendo los cientos de informaciones que por distintas vías salen a diario en los medios globales, quedan claros sus propósitos. Putin ha sabido escalar su posición guerrerista e imperialista en las últimas dos décadas, mientras el mundo, la ONU, la OTAN y la Unión Europea no se percataban de los falsos montajes desde Moscú para querer anexarse no solo el territorio de Ucrania sino de otros países que antes fueron parte de la llamada “Cortina de Hierro”.

¿RAZONES CRIMINALES?

En la web hay demasiadas fuentes de información con analistas, escritores, historiadores y periodistas que, a diario, cada minuto, publican sus informaciones sobre esta peligrosa invasión que nos tiene al borde de una Tercera Guerra Mundial. Y que contempla el añadido de que sea la primera guerra nuclear con consecuencias que −al día de hoy− son imprevisibles.

Una nota de The New York Times hizo referencia sobre la guerra de Siria, apoyada por Rusia principalmente, cuyo legado se cierne sobre Ucrania y le ofrece potenciales lecciones a Putin de cómo actuar con impunidad. En otro documento leo que Putin viene pensando su estrategia desde la guerra de los Balcanes.

En varias ocasiones se ha referido al hecho de que el 24 de marzo de 1999, la OTAN lanzó una campaña de bombardeos aéreos contra Yugoslavia, compuesta entonces por Serbia y Montenegro, para poner fin a la represión de los kosovares albaneses, una acción sin precedentes contra un estado soberano en sus 50 años de existencia.

Y para Putin, el que no se hubiera sancionado a la OTAN ni a los gobiernos del mundo que apoyaron ese ataque para lograr sacar al llamado “carnicero de los Balcanes”, el dictador Slobodan Milosevic, le dio ánimo para él hacer lo mismo. Recordemos que Milosevic “condujo con mano de hierro el destino de Serbia. Dispuesto a exterminar por cuestiones raciales a los pueblos de los demás países balcánicos, se convirtió en un émulo de Hitler, un despiadado asesino de métodos brutales. Murió mientras lo juzgaban en La Haya por sus crímenes”.

A principios de los 90, el populista ‘Slobo’ inició la sangrienta desintegración de Yugoslavia. Nacionalista radical —inventó el lema «allá donde hay un solo serbio está Serbia»-, exacerbó el oculto nacionalismo de su pueblo emprendiendo la espeluznante guerra en Bosnia, tres años de limpieza étnica con 250.000 civiles muertos, miles de desaparecidos y al menos 12.000 violaciones consumadas ante la permisiva actitud de Europa.

Para contactarnos con la realidad actual en Ucrania y su parecido a Kosovo, la actual presidenta Vjosa Osmani estuvo el pasado 1/3/22 en Ankara, donde conversó con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y luego declaró a la prensa que “los objetivos de Rusia son claros; no se dirigen solo a Ucrania», sino también a desestabilizar los Balcanes occidentales, por lo que pidió el apoyo de Turquía para el reconocimiento internacional de Kosovo y su ingreso en la OTAN.

En una rueda de prensa conjunta con el presidente turco, la mandataria kosovar dijo que «ha llegado el momento de que Kosovo entre en la OTAN. El papel de Turquía en este asunto es muy importante». Añadió que los objetivos de Rusia incluyen «crear inestabilidad en los Balcanes occidentales”. Mientras tanto, la Rusia de Putin apoya directamente a Serbia, país del que se separó Kosovo unilateralmente en 2008.

PELIGROS

Ya varios países europeos, y de todo el globo, han alertado sobre el desenlace del conflicto si lo gana Rusia. Temen que, sintiéndose Vladimir Putin el nuevo zar ruso, siga avanzando con sus invasiones y guerras tanto en Europa como en Asia, en los territorios que él piense deben ser parte o que fueron de Rusia alguna vez en el tiempo.

Exacerbarle su ego, aplaudir sus desplantes, permitirle impunemente sus avances geográficos, como pasó el año 2014 cuando Crimea se convirtió en el foco de una de las peores crisis entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría. Es un enclave estratégico en el mar Negro con menos de 2 millones de habitantes y está casi completamente rodeado por el mar. Aunque la disputa por este territorio no es nueva, la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 encendió una mecha que, más que apagarse, se ha extendido a toda Ucrania.

Pero tampoco con esa anexión la respuesta de la OTAN, Europa y los Estados Unidos fue categórica. Putin se sintió fuerte y se confió en que si se anexaba Ucrania no recibiría ningún tipo de sanciones. Rusia considera que el sur es vital en la invasión de Ucrania. Ha sitiado varias ciudades en esa franja y ha capturado la planta de energía nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. La operación en el sur se lanzó desde Crimea, que fue anexada por Rusia en 2014 y alberga una importante presencia militar rusa.