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Runrunes de Bocaranda: MEDIO – ALERTA AZUL O ROJA

ALERTA AZUL O ROJA

El muy ilustrado abogado venezolano Omar Estacio analiza los alegatos que el gobierno de Maduro ha hecho públicos en referencia a la detención de su más conspicuo socio en una múltiple diversidad de renglones: desde las Cajas CLAP de comida, hasta la ilegal exportación del oro, también ilícitamente extraído.

Cito unos de sus párrafos: “En la extradición de Alex Saab que se dirime actualmente, en la República de Cabo Verde, los letrados de la defensa han alegado que, en la fecha en que se produjo su captura, la única medida internacional contra el acusado era un “Alerta Azul”; y que no fue sino hasta el día siguiente cuando las autoridades locales recibieron una segunda notificación de Interpol, esta vez “Alerta Roja”, con pedido expreso de aprehensión de Saab.

Tales circunstancias, según los defensores, viciaría todo el proceso, por lo que la extradición a EE. UU. tendría que ser negada por los tribunales de Cabo Verde. Mutatis mutandi, lo mismo alegaron los defensores, de Ilich Ramírez (a) Carlos el Chacal después de ser capturado en Jartum, Sudán del Norte y, ulteriormente, puesto a la orden de la Justicia francesa.

Pero en aquel, como en el presente caso, rige el principio male captus, bene detentius. La captura, parcialmente defectuosa, o male,  desemboca en detención legítima, o bene, si en esta última se respeta el debido proceso.

El concepto male captus, bene detentius sumó solera y universalidad al ser acogido en la ya mencionada causa contra Ilich Ramírez por la respetable Comisión de DD. HH. de la Unión Europea (Expediente 28.780/95, pronunciamiento del 24 de junio de 1996). Hoy, su aceptación está muy extendida.

La captura, con base en un “Alerta Azul” de Interpol de cualquier persona solicitada por crímenes gravísimos, no configura male captus –lo veremos en los párrafos finales-. Pero aun en ese supuesto negado, al recibirse en Cabo Verde el “Alerta Roja” de Interpol dentro de las 24 horas siguientes a la captura de Saab y ponerlo de inmediato a la orden del juez, quedaron subsanadas las hipotéticas debilidades.

Al día de hoy los “Alertas Azules”, (Reglamento Interpol sobre Tratamiento de Datos, art. 88) pueden conducir de manera obligatoria a las autoridades a que retengan a los individuos peligrosos, como sería el prófugo de la justicia de EE. UU., Alex Saab.

Lucrarse con oro tinto en sangre de los niños del Arco Minero, mercadear comida en mal estado para los sectores más vulnerables de la población, participar en el mayor saqueo de la historia de la Humanidad contra nación alguna, no son minucias o “conchas de ajo” delictuosas.

Entre los Estados que han admitido los “Alertas Azules” como detonantes por sí solos de capturas, se encuentra Venezuela. Lo corroboran las siguientes sentencias de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia: 1) No 214, del 26 de julio de 2018, y 2) No. 365 del 13 de octubre de 2013. Esta última, copiada a la letra, es del tenor siguiente: “La Difusión Internacional Azul (Alerta Azul) que es una solicitud de INTERPOL a las policías de sus países miembros para que proporcionen información sobre el paradero y las actividades de una persona investigada. Algunos países pueden considerar la detención de una persona objeto de una ‘Difusión Azul’, aunque no se haya expedido una orden de detención nacional contra ella”.

¡Quién iba a decirlo! Tan obsecuente el TSJ –lo decimos con dolor-, y dos de sus jurisprudencias penden, en este momento, como guadañas judiciales sobre uno de los más conspicuos personeros de la narcotiranía que asola a Venezuela”. (@omarestacio).

¿NO ME ACUERDO?

Alex Saab ha tenido que sentir la “distancia kilométrica” que algunos personajes -otrora muy cercanos- han interpuesto con él.

El expresidente Juan Manuel Santos tiene el beneficio de la duda de haberlo conocido sorpresivamente en un acto del presidente Chávez, al firmar con Colombia un plan de construcción de viviendas. Y donde por vez primera Alex Saab daba cuenta de sus afanes mercantiles con el gobierno rojo rojito.

No fue lo mismo que lo negara, como una versión colombiana de Judas, la senadora Piedad Córdoba, quien alega no haberlo conocido, cuando fue ella misma la que lo presentó al canciller de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, y con quien compartió un despacho en la sede del Ministerio de Exteriores, cedido por Nicolás.

En esa pequeña oficina también llegó a despachar el novel comerciante colombiano recién aterrizado en Caracas, hoy preso en Cabo Verde esperando el proceso de extradición a los Estados Unidos, que ya fue aprobado por las instancias judiciales del archipiélago africano.