El “Mensalao” brasilero lleva a prisión a mano derecho de Lula Da Silva - Runrun
El “Mensalao” brasilero lleva a prisión a mano derecho de Lula Da Silva

LA DECISIÓN DE ENCARCELAR a dos de los más cercanos colaboradores del ex presidente Lula Da Silva acusados de corrupción en lo que se llamó “El Juicio del Siglo” acaparan los titulares de la prensa global.

Comenzamos con Clarin, diario de Argentina, país vecino de Brasil y donde la relación es permanente:

El ex hombre fuerte de Lula irá a la cárcel por corrupción

POR ELEONORA GOSMAN

José Dirceu, ex jefe de la Casa Civil, fue condenado por haber sobornado a diputados para aprobar leyes durante el primer mandato del ex presidente. Fue sentenciado a casi 11 años de prisión.

Quienes deseaban ver al ex ministro José Dirceu detrás de las rejas, es probable que puedan en breve disfrutar del momento. El dirigente histórico del Partido de los Trabajadores, que fue jefe de la Casa Civil (Gabinete) entre 2003 y 2005, fue sentenciado ayer por el Superior Tribunal de Justicia (STJ) a 10 años y 10 meses de prisión .

El voto de los magistrados no fue unánime, como tampoco lo fue su condena ocurrida el 22 de octubre pasado. Hubo magistrados que lo absolvieron y otros que lo consideraron culpable de ser “mandante” de actos de corrupción, consistentes en la compra de adhesiones de los partidos aliados al Partido de los Trabajadores , con el argumento de que en esa época ocupaba un puesto clave en el gobierno de Lula da Silva.

Dirceu, un militante estudiantil de los años 60 y 70 cuya libertad fue canjeada en 1969 por la vida del secuestrado embajador norteamericano Charles Burke Elbrick, fue también acusado del delito de asociación ilícita.

Su compañero de partido, el ex diputado José Genoino y ex asesor del ministerio de Defensa hasta mes y medio atrás, recibió por los mismos cargos una pena menor de 6 años y 11 meses de reclusión que podrá cumplir en el llamado régimen semi abierto, que permite al detenido realizar una vida relativamente normal. Por el momento, no parece ser el caso del ex ministro jefe de la Casa Civil, quien debería en principio ser alojado en una dependencia carcelaria sin derecho a salir para trabajar.

Genoino fue dirigente estudiantil en la misma época que su compañero Dirceu. Pero a diferencia de este último, integró la Guerrilla de Araguaia, que desarrolló acciones de lucha armada en la selvática zona del sur del estado de Pará. Los dos dirigentes, que fueron en distintos períodos presidentes del PT, deben pagar multas importantes. Dirceu deberá enfrentar el pago de poco más de 300 mil dólares , mientras que a Genoino le corresponde saldar una penalidad económica menor (75.000 dólares).

Sustanciado directamente en la Corte Suprema, el proceso, que en algún momento se bautizó como el “juicio del siglo”, es parte de la causa conocida como “mensalao” y que hace referencia a un esquema de soborno de congresistas, de quienes se pretendía obtener fidelidad en las votaciones parlamentarias durante el primer mandato de Lula da Silva.

En total hay 38 reos . Ayer, los juristas indicaron que nadie irá preso por el momento, no al menos hasta que la Corte termine de juzgar y aplicar castigos a la totalidad de los encausados, lo que podrá extenderse hasta los primeros meses de 2013. Los reos podrán presentar recursos contra la decisión del Supremo Tribunal.

Toda la causa del “mensalao” estuvo acompañada por un enorme despliegue periodístico en los principales diarios de Brasil. Incluso, el canal de noticias Globo News del Grupo O Globo , transmitió en tiempo real. Se vio entonces el altercado que envolvió a dos de los magistrados: el relator de la causa, Joaquim Barbosa, y el revisor del proceso Ricardo Lewandowski, quien abandonó la sala. Los dos jueces tuvieron, a lo largo del proceso, posiciones encontradas. Barbosa fue quien promovió la máxima condena; mientras que Lewandowski absolvió a Dirceu y Genoino; una absolución compartida por el juez Antonio Dias Toffoli.

Cabe recordar que Joaquim Barbosa fue el primer negro en llegar a la Corte Suprema y lo hizo de la mano del ex presidente Lula da Silva. Otro tanto ocurrió con el actual presidente del STF, el juez Carlos Ayres Britto.

El caso de Dirceu reviste una particularidad: no hay pruebas de su participación , ni de su gestión en el caso conocido como “mensalao”. Para fundamentar su culpabilidad, el relator del caso, Barbosa, acudió a una figura jurídica del derecho alemán, llamada el “dominio de los hechos”. Presume que por ocupar el vértice en la jerarquía gubernamental (apenas debajo de Lula), el ex ministro era el “jefe” del esquema de corrupción: “Dirceu tenía uno de los más importantes cargos del Estado y usó su gabinete oficial como uno de los locales para desarrollar su práctica delictiva. Y se sirvió del aparato público para ocultar sus acciones”, sostuvo Barbosa.

En una entrevista publicada el domingo pasado por el diario Folha de Sao Paulo , el jurista alemán Claus Roxin, que se especializó en esa teoría del derecho, sostuvo que “la participación en el comando de ese esquema debe ser probado”, con elementos concretos. No fue este el caso.

 

LA NACION de Argentina (www.lanacion.ar) hace la reseña y al final editorializa al colocarlo como ejemplo para la región plagada de gobiernos corruptos:

El juicio del siglo en Brasil / Histórica sentencia contra la corrupción

Duras penas de prisión para la ex cúpula del PT por el caso del «mensalão»

El Supremo Tribunal condenó a casi 11 años de cárcel a José Dirceu y a otros dos ex jerarcas del partido por la red de sobornos que montaron en 2003

Por Alberto Armendariz  | LA NACION

RÍO DE JANEIRO.- En una histórica sentencia anticorrupción, el Supremo Tribunal de Brasil condenó ayer al jefe de gabinete del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, José Dirceu, a casi 11 años de prisión por haber montado entre 2003 y 2005 una extensa red de sobornos mensuales a legisladores opositores en el escándalo bautizado como «mensalão», que involucró a la ex cúpula del oficialista PT e hizo tambalear al gobierno.

«El acusado era detentor de una de las más importantes funciones de la república. Ensució la función y tomó decisiones clave para el éxito de su emprendimiento criminal. Fue un delito de lesión gravísima a la democracia. Afectó pilares importantísimos de la institucionalidad», resaltó el juez instructor del caso, Joaquim Barbosa, al leer la decisión de la máxima corte de Brasil, integrada por diez magistrados.

A Dirceu, de 66 años, ex diputado y miembro fundador del Partido de los Trabajadores (PT), le correspondió una condena de diez años y diez meses (siete años y once meses por corrupción activa, más dos años y 11 meses por asociación ilícita), y una multa de 338.000 dólares. Además de Dirceu, fueron también condenados el ex presidente del PT José Genoino y el ex tesorero del partido Delubio Soares. Los tres conformaban el núcleo político de un sofisticado esquema de pagos que desvió por lo menos 35 millones de dólares de las arcas públicas.

La sentencia acordada para Soares fue de ocho años y once meses de prisión (seis años y ocho meses por corrupción activa; dos años y tres meses por asociación ilícita), más 163.000 dólares, mientras que para Genoino la pena fue de seis años y once meses de cárcel (cuatro años y ocho meses por corrupción activa; dos años y tres meses por asociación ilícita), más 235.000 dólares. Tanto Dirceu como Soares tendrán que cumplir sus castigos en reclusión tras las rejas, mientras que Genoino podrá gozar de un régimen de prisión semiabierto si su conducta lo permite.

Desde que comenzó, el 2 de agosto pasado, el proceso del «mensalão» mantuvo en vilo a Brasil, donde ha sido apodado «el juicio del siglo». No sólo por el alto perfil político y la cantidad de los acusados -37 políticos y empresarios, de los cuales fueron hallados culpables 25-, sino también porque todo el proceso fue televisado y, como las populares novelas y los partidos de fútbol, atrajo la atención de todo el país.

Dirceu, un ex líder estudiantil que integró grupos guerrilleros para combatir la dictadura (1964-1985), estuvo preso, exiliado y luego se volvió uno de los referentes históricos del PT, había sido acusado por la fiscalía de ser el cerebro de la red de sobornos a través de la cual se quiso asegurar el apoyo de diputados opositores a proyectos del primer gobierno de Lula (2003-2006), que no tenía mayoría en el Congreso. En 2005, cuando un legislador insatisfecho reveló los pagos indebidos, Dirceu se vio obligado a renunciar. Pese al revuelo político, Lula, que se distanció del caso en ese momento y dijo sentirse traicionado por sus compañeros, fue reelegido en los comicios presidenciales de 2006 para un segundo período.

Ayer, Lula -que designó a la mayoría de los jueces que hoy integran el Tribunal- evitó comentar las sentencias contra sus ex aliados y afirmó que no había estado siguiendo el tan aguardado desenlace.

«La pena de 10 años y 10 meses que la Suprema Corte me impuso sólo agrava la infamia y la ignominia de todo este proceso», señaló Dirceu en su blog, donde acusó a los magistrados de haber actuado bajo presión de los medios de comunicación. Su abogado, José Luis de Oliveira Lima, anunció que su cliente no está satisfecho con la decisión del Supremo y que apelará el fallo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Aunque anoche el PT no se había pronunciado sobre la dura sentencia sobre sus ex jerarcas, el líder petista en la Cámara de Diputados, Jilmar Tatto, criticó las sentencias del Supremo Tribunal Federal. «Fue cometida una gran injusticia con estos compañeros. Hay que respetar la decisión del Supremo, pero recibo esta decisión con indignación porque fueron ajusticiados. Fue una condena política», dijo Tatto.

Desde la oposición, en cambio, se festejó el fallo contra Dirceu como un hito que ayuda a poner fin a la impunidad en Brasil.

«Lo que importa es el simbolismo de la pena, que implica prisión. Si él [Dirceu] no fuese condenado a prisión, la población continuaría con la idea de que los poderosos no son castigados; me parece que fue pedagógico», opinó el senador Álvaro Dias, del opositor Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB).

Desde el principio alejada del juicio, la presidenta Dilma Rousseff prefirió no comentar la sentencia. Sin embargo, en sus acciones dio claras señales de que defiende la independencia de la justicia. La mandataria recibió personalmente en el Palacio del Planalto al juez Barbosa, que por la mañana llegó para invitarla al acto de asunción como presidente del Supremo Tribunal Federal, el próximo jueves 22. Se tratará de otro hecho histórico para la justicia brasileña, ya que será la primera vez que la presidencia por turno de la máxima corte del país esté en manos de un magistrado negro. Rousseff confirmó de inmediato su presencia.

Las últimas condenas

Se conocieron ayer las penas a los responsables políticos

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    José Dirceu 
    En una sentencia histórica, el ex jefe de gabinete de Lula fue condenado ayer a 10 años y 10 meses: 7 años y 11 meses son por corrupción activa y 2 años y 11 meses por asociación ilícita. Deberá cumplir por lo menos una sexta parte de la condena tras las rejas. Además, deberá pagar una multa de 338.000 dólares

  • José Genoino 
    El ex presidente del PT fue condenado a 4 años y 8 meses por corrupción activa, y a 2 años y 3 meses por asociación ilícita. Deberá pagar una multa de unos 234.000 dólares. Cumplirá su pena en un régimen semiabierto, que lo obligará a dormir en la prisión durante un tiempo establecido

  • Delubio Soares 
    Al ex tesorero del partido oficialista le corresponderá cumplir una pena de 6 años y 8 meses por corrupción activa, y una de 2 años y 3 meses por asociación ilícita. Deberá hacerlo bajo régimen de reclusión. Además, tendrá que pagar una multa de 162.000 dólares

Del editor: qué significa. 
En una región acosada por el flagelo de la corrupción, la justicia brasileña marca un hito que servirá como espejo a sus vecinos.

 

Este recuento es del diario español ABC (www.abc.es):

Presos durante la dictadura, vuelven a la cárcel acusados de corrupción en Brasil

José Dirceu, ex mano derecha de Lula, y José Genoino, expresidente del Partido de los trabajadores, condenados a siete y diez años de prisión en el «juicio del siglo»

VERÓNICA GOYZUETA / CORRESPONSAL EN SAO PAULO

Ellos estuvieron presos por sus ideas durante la dictadura brasileña. Ahora, en plena democracia, deben volver a la cárcel condenados por corrupción. José Dirceu, ex mano derecha de Luiz Inácio Lula da Silva, y José Genoino, expresidente del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), considerados dos héroes de la lucha por la democracia, han sido condenados en uno de los peores escándalos políticos del siglo en Brasil a penas de siete y once años de prisión, respectivamente.

En una decisión inédita en la historia brasileña, resultado del llamado«juicio del siglo», la Corte Suprema ha condenado a Dirceu, Genoino y Delubio Soares, ex tesorero del PT -condenado a nueve años-, por corrupción activa y asociación criminal, dirigir una trama de compra de votos entre parlamentarios aliados al gobierno pagada con recursos públicos, y financiación ilegal de la campaña que eligió a Lula en 2002.

Fundadores del partido más importante del país, el PT, Dirceu y Genoíno -apoyados por la fuerza de sus militantes en redes sociales- niegan su relación con el escándalo y apuntan a una nueva persecución, esta vez promovida por las elites, los medios de comunicación y la oposición.

Dirceu se defiende

En su blog, Dirceu acusa a la Corte de violar principios constitucionales por juzgarlo sin pruebas materiales y sin considerar la presunción de inocencia. Dirceu también afirma que el juicio fue realizado bajo la presión de los medios y coincidiendo con las elecciones municipales del 28 de octubre. «Voy a luchar, incluso cumpliendo la pena. Se lo debo a los que creyeron y lucharon a mi lado en los últimos 45 años», afirmó Dirceu.

En una rueda de prensa con corresponsales extranjeros en Sao Paulo, el actual presidente del PT, Rui Falcão, defendió la tesis del partido de que Dirceu y Genoino fueron acusados sin pruebas, para lo que se recurrió a una teoría jurídica que presume la responsabilidad de quienes están en cargos públicos.

Falcão y los principales dirigentes del PT admiten que esas prácticas de financiación de campañas y compra de votos son realizadas por todos los partidos, entre ellos, el del socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso.

Lecciones del «mensalao»

Las condenas de Dirceu y Genoíno están basadas en la teoría del «Dominio del hecho», una doctrina nacida en Alemania para juzgar crímenes de lesa humanidad, que define que quien no está presente en la escena del crimen, pero dio la orden, es responsable como autor material.

Es la primera vez que la Corte Suprema brasileña recurre a ese argumento para juzgar a altos cargos públicos, empresarios y banqueros, como ha ocurrido en este escándalo, lo que ha creado jurisprudencia para casos similares y que, según los especialistas, debe llevar a políticos y empresarios a actuar con más responsabilidad en cargos de dirección.

El escándalo del «mensalão» (mensualidades) también está agitando un movimiento en la sociedad brasileña por una reforma política, que discuta la financiación pública de campañas y la facilidad con que se crean partidos, que no tienen representatividad ni ideología específica.

Por ejemplo, en las reciente elecciones municipales, treinta partidos tenían autorización legal para elegir candidatos. El Movimiento de Combate a la Corrupción Electoral (MCCE) es una de las iniciativas populares que debe buscar firmas para llevar al Congreso un proyecto de reforma del sistema.

La principal lección de este episodio histórico ha sido para el propio PT, antiguo abanderado de la ética que de repente se convirtió para los electores en un partido igual que a los demás.

De la mano de Lula, su principal líder, que fue hábilmente distanciado del escándalo por el propio partido, el grupo viene renovándose con figuras políticas que tienen una buena trayectoria técnica y un historial sin antecedentes de corrupción.

Lula da Silva consiguió elegir a su sucesora, Dilma Rousseff, a partir de esa estrategia de renovación, que recientemente llevó al desconocidoFernando Haddad a la alcaldía de São Paulo, uno de los bastiones de la política brasileña.

Una prueba del éxito de esa estrategia es que tanto Rousseff como Haddad han sido desvinculados de ese escándalo ante la opinión pública y que el propio Lula sigue siendo favorito para las próximas presidenciales.

 

EL DIARIO EL PAÍS DE MADRID (www.elpais.com) TAMBIÉN REFLEJA EL CASO DIRCEU CON LA NOTA EN LA QUE “AHORA” SE FIJA EN LO MALO DEL SISTEMA CARCELARIO DE SU PAÍS:

El ministro de Justicia de Brasil: “Antes muerto, que en una de nuestras cárceles”

«Tenemos un sistema carcelario medieval, que no respeta los derechos humanos», afirma

24 horas antes, José Dirceu fue condenado a prisión

 

 Río de Janeiro

El ministro de Justicia de Brasil, Eduardo Cardozo, una de las figuras más respetadas del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y del Partido de los Trabajadores (PT), ha hecho una revelación que ha sorprendido: “Preferiría morir que pasar muchos años en una de nuestras cárceles”, dijo este martes a un grupo de empresarios.

Los comentarios del ministro de Justicia tuvieron un eco especial porque los hizo 24 horas después de que tres líderes históricos de su partido, José Dirceu, José Genoino y Delubio Soares fueran condenados por el Supremo a varios años de cárcel en el proceso de corrupción conocidocomo del mensalão. Cardozo prefirió no pronunciarse sobre las condenas y señaló que como ministro no debe comentar “ninguna acción de la Justicia”.

Según el ministro responsable del medio millón de presos que se hacinan en las prisiones del país, las condiciones de los presidios “generan violaciones a los derechos humanos y la pena de muerte no sería eficaz para evitar la violencia”.

Cardozo hizo un retrato demoledor de esas prisiones que son muchas veces escenario de rebeliones violentas con ejecuciones sumarias entre los mismos presos y desde las que comandos de narcotraficantes ordenan las muertes de policías, jueces y civiles como está ocurriendo en Sâo Paulo, donde los asesinatos ya superan los 200 en menos de un mes.

“Tenemos un sistema carcelario medieval, que no respeta los derechos humanos y no posibilita la reinserción de los presos en la sociedad”, afirmó el ministro, aunque añadió que hablaba como ciudadano y no como Gobierno.

Cardozo se declaró contrario tanto a la pena de muerte como a la cadena perpetua y fue en ese contexto en el que llegó a afirmar que personalmente preferiría la muerte a muchos años de cárcel en Brasil.

El juez instructor del proceso ya ha advertido que los políticos, banqueros y empresarios condenados por el Supremo tendrán que cumplir su pena en cárceles comunes y no especiales. Y es eso quizás lo que más está preocupando a los 25 condenados por el tribunal, incluidos el empresario Marcos Valerio, con una pena de 40 años de cárcel, o la dueña del Banco Rural, Katia Ravello, con 16 años de prisión.

Una preocupación de dichos condenados más que justificada si hasta el ministro de Justicia ha llegado a afirmar que prefiere perder la vida a caer en una de esas cárceles.

La única esperanza es que si el ministro responsable inmediato de las cárceles afirma que son medievales y que en ellas se violan los derechos humanos deba estar pensando en una reforma a fondo de las mismas para que, como mínimo, sean dignas de acoger a seres humanos por criminales que sean.