CORRÍA EL AÑO 1963 y yo trabajaba en Venevisión como jefe de promociones de prensa bajo la dirección de Oscar Yanes. Me tocó recibir y entrevistar a Simón Díaz, para ese entonces “el hermano de Joselo”, quien ingresaba al canal para comenzar su nuevo proyecto “La Quinta de Simón”.
De inmediato arrancó una amistad que permaneció incólume y agrandada cada año más con el creativo artista llanero y el amado esposo de Betty y padre de una familia ejemplar. Varias veces lo invité a la casa de mis padres donde siempre dio muestras de su verbo creativo improvisando coplas, contrapunteando o haciendo chistes con la voz de un campesino más criollo que la arepa. Fue a los 100 años de mi abuelita Adela a la que siempre le dedicaba sus versos cargados de amor e y humor. Recuerdos de espacios como “Reina por un Día” o “El show de Joselo y Simón” llenan su álbum del ingenio popular venezolano.
De sus programas en el canal hay memorias que no se acaban. Lo recibí en Nueva York años después y volvimos a trabajar juntos en VTV cuando arrancaba “Contesta con Tío Simón”. Un programa creado por él para “educar a los muchachitos”. Cátedra de Venezuela y sus costumbres además de los conocimientos muy diversos que repartía con sus afinadas respuestas. Fue allí en VTV que Coquito, Zurima, Teresita y Chusmita, lo convirtieron en el “tío” de una nación completa.
Copio de Ilan Chester su definición del legado de Simón Narciso Díaz Márquez: “El significado de la vida de Simón va más allá de sus canciones… Simón representa a esa Venezuela orgánica y hermosa que, a través del canto, nos recuerda el llano; representa a esa Venezuela sensible y bella… Es el padre cultural de Venezuela”.
Simón que fue tan versátil también se metió “de asomado” decía él en algunas películas venezolanas. Ellas fueron: Cuentos para mayores (Román Chalbaud, 1963), Isla de Sal (Clemente de la Cerda, 1964), El Reportero (Rafael Beledón, 1966), La Bomba (Julio César Mármol, 1975) ,Fiebre (Juan Santana, 1976), La Invasión (Julio César Mármol, 1977) y La empresa perdona un momento de locura (Mauricio Wallerstein, 1978).
Buen momento éste para insistir en mantener vivo su legado con los micro programas de su hija Betzimar titulado “Todo sobre mi Padre” y el de dibujos animados “Contesta por Tío Simón”.
Su aporte al gentilicio venezolano es invaluable.
Paz a su alma y abrazos a Betty, hijos y nietos.