TelegramWhatsAppFacebookX

A cinco años del primer caso de covid-19 en Venezuela

El viernes 13 de marzo de 2020 quedará en la memoria de los venezolanos como esas fechas que cada tanto alguien se pregunta qué estabas haciendo ese día, porque precisamente hace un lustro la vicepresidenta ejecutiva del gobierno madurista, Delcy Rodríguez, hizo un anuncio que cambió drásticamente la dinámica del pueblo venezolano por años y en cuestión de minutos. 

Después de dilatar lo inevitable, la funcionaria chavista confirmó los dos primeros casos de coronavirus en el país. Venezuela fue la última nación latinoamericana en admitir la presencia de covid-19 en su territorio luego de que esta enfermedad había cobrado la vida de 4.600 personas y contagiado a 125 000 en el mundo, de acuerdo a la BBC.

Se trataba de una mujer de 41 años que llegó a Maiquetía después de haber estado en Italia, España y Estados Unidos y un hombre de 52 que regresó de Madrid.

Los dos pacientes fueron aislados y el resto de pasajeros y tripulación que venía en el avión proveniente del aeropuerto de Barajas. en la capital española entraron, según la empleada pública, en “cuarentena preventiva”.

Nicolás Maduro ya había advertido que el covid-19 “podría llegar en cualquier momento a Venezuela”.

Petra* viajó a Bogotá ese viernes 13 (fecha fatídica en Estados Unidos) para asistir a un concierto de Alejandro Sanz que posteriormente fue suspendido, al igual que los de Juanes y Maroon 5, pautados para efectuarse en la capital colombiana.

“Cuando me monté en el avión iba a una familia extranjera con tapabocas, al lado mío iba un señor que venía de Panamá también con mascarilla y estaba contándole a alguien por teléfono que Panamá había restringido los vuelos por el virus chino, sin embargo, decía que en Venezuela no le estaban parando a eso. Cuando llegué a Bogotá vi gente hablando de un posible cierre del aeropuerto, sintonicé la televisión donde me estaba quedando y en los noticieros advirtieron la restricción de vuelos a Venezuela. Llamé a la agencia y me consiguieron un boleto de regreso para el día siguiente, obvio en el avión de vuelta ya venía todo el mundo con mascarillas, alcohol y todo lo demás”, narró. 

Calixta*, quien hoy en día cursa el 5to año de bachillerato, recuerda que en sexto grado la maestra hizo el anuncio con signos de nerviosismo.

“Algunos niños empezaron a llorar y llamaron a sus padres para que los fueran a buscar”, narró.

Aureliano*, el papa de Calixta*, contó que ese día la salida del colegio era el triple de caótica que de costumbre. 

La gente andaba como enloquecida, carros atravesados en la calle, niños corriendo como si se fuese a acabar el mundo, un caos por algo que pudo hacerse de manera coordinada. Mi hija estaba muy asustada y nerviosa”, mencionó. 

 Cifras dudosas

Después de tres años y más de 1.000 reportes, el Gobierno venezolano a través del vicepresidente de Comunicación, Cultura y Turismo, Freddy Ñañez anunció el cierre del balance diario sobre el covid-19. La cifra “ofical” de infectados quedó en 552.695 y la de fallecidos en 5.856

Desde el anuncio de la cuarentena, voceros como Delcy Rodríguez y su hermano Jorge, entonces ministro de Comunicación e Información y en algunas ocasiones el propio Maduro, aparecían en las noches a una hora indeterminada para dar el parte de decesos y contagios, cifras que no coincidían con las de asociaciones científicas y médicas independientes.

Debido al covid-19 se restringió el tránsito en toda la nación y se implementaron semanas de restricción y flexibles. El Poliedro de Caracas se convirtió en un gran albergue de infectados, la administración chavista llegó a llamar “armas biológicas” a quienes cruzaban las fronteras de Brasil o Colombia hacia Venezuela y en las calles policías detenían a vehículos (algunos con una sola persona a bordo) y los amonestaban porque no llevaban la mascarilla puesta. 

En mi carácter de médico me afectó mucho, sufrí pérdidas cercanas, atendí a muchos pacientes a domicilio, amistades que me pidieron ser atendidos en sus casas porque había esa paranoia de no ir a un centro ambulatorio, a un hospital, ni siquiera a un centro privado, porque sabíamos que en cualquier área podías contaminarte, y más nosotros que estábamos en contacto con muchos pacientes. Aunque hubo gente que usó protección, igualmente hubo decesos”, dijo a Runrun.es un doctor que prefirió no identificarse.

El SARS COVID-2 fue una evidencia de la debilidad que tenemos como seres humanos. Desde el punto de vista médico nos tomó por sorpresa, pero además fue una muestra también de nuestra vulnerabilidad como profesionales, en el sentido de que no teníamos la menor idea de lo que estaba pasando. Todo fue experimental, todo fue sobre la marcha. Y eso nos afectó muchísimo, muchísimo como médicos a todos”, agregó la anestesióloga Ana Domínguez.

Domínguez manifestó que no había un patrón para atender a pacientes con otras patologías. 

No se sabía qué protocolo tomar con diabéticos, hipertensos, asmáticos…  Afortunadamente, la niñez fue la menos afectada. Ese yo diría que es uno de los consuelos que podemos tener”, agregó.

El médico que prefirió el anonimato indicó que con el coronavirus el mundo cambió de manera radical. “Todavía se desconocen las causas, hay muchas conjeturas, que si vino de un laboratorio chino o no. Lo verdadero fue la mortandad que existió y, en nuestro país, por supuesto fue enorme. No se ha determinado la cantidad exacta de fallecidos”, refirió. 

El galeno sostuvo que la primera medida fue el aislamiento total por la alta transmisibilidad del virus.

“La letalidad respondía a que había un descenso de la capacidad respiratoria y de la oxigenación pulmonar. El 60% de los casos hospitalizados, tanto en instituciones públicas como en privadas, fallecieron. A los anestesiólogos nos tocó hacer los procedimientos de intubación y reanimación”, aseveró Domínguez.

La galena contó que, desde el punto de vista personal, fue un giro de 180 grados en su dinámica de vida.

“Yo soy médico y músico y el 14 de marzo teníamos un concierto que no se sabía si se iba a cancelar o no, finalmente se dio. El lunes 16 tenía quirófano y no se canceló la cirugía porque había algunas operaciones que eran de relativa emergencia, pero cuando me dirigía a la clínica, me monté en mi carro y me encontré con una autopista Prados del Este desierta, eso para mí fue impresionante”, recordó. 

La expectativa de “volver diferentes”

En esos días mucho se hablaba de que la pandemia nos haría diferentes.  A pesar de la tragedia y la incertidumbre surgieron muestras de  empatía que hacían pensar que podía ser así. A juicio de Domínguez, el covid despertó mucha solidaridad entre los venezolanos.

”Nos mostró el lado bueno de las personas, apoyándonos bien sea económicamente o encontrando alguna medicinas, los médicos apoyando de una u otra forma a nuestro entorno. Y también nos mostró la resiliencia, que somos fuertes, que podemos salir adelante ante las adversidades. Entonces, no todo fue malo. Yo creo que a esta generación que nos tocó pasar por eso y a las que nos tocó tener la responsabilidad sobre nuestros  padres, hijos y personas enfermas, nos fortaleció. Aprendimos mucho. Considero que hay que  tomar lo mejor de esto y por supuesto recordar a nuestros deudos, a las personas que perdieron la vida”, opinó. 

El médico  aseguró que en su entorno laboral perdió a cuatro médicos residentes de posgrado y a tres especialistas. 

“Ojalá no volvamos a pasar por eso, pero uno no sabe. Hay virus más agresivos, ahora hay guerras biológicas. Mucha gente quedó con secuelas, comprometidas desde el punto de vista respiratorio y cardiológico”, lamentó. 

El médico lamentó que, debido a la crisis sanitaria venezolana, el colapso hospitalario fue total.

“La inversión hospitalaria a nivel de red primaria en salud es nula. No hubo controles de insumos, habilitaban áreas para atender a 40 pacientes y apenas había tres enfermeras, muchas de ellas cayeron enfermas. El personal de salud arriesgó su vida por un sueldo ínfimo, no hubo relevo, reemplazo, ni retribución adecuada”.

El especialista indicó que mientras las personas se preocupan por el regreso de una pandemia, se olvidan de otras que están en el ambiente y son igualmente peligrosas.

Han pasado 5 años y las mascarillas que en un momento se hicieron parte de nuestras vidas ya son un recuerdo nebuloso. El confinamiento, el distanciamiento social, los límites de capacidad de los establecimientos son cosas de las que nadie habla y hemos vuelto a la misma normalidad caótica que reinaba antes de la pandemia, que se agudiza mucho más en el sector sanitario.

En Venezuela se calcula que hay 5000 personas infectadas con HIV y, por cada persona diagnosticada, pueden haber 10 más que no lo saben. Hay una subregistr que nos está matando, nadie le presta atención y no hay una vacuna, el SIDA también es una pandemia letal y muy silenciosa”, concluyó el médico que declaró para la elaboración de esta nota.

 

*Nombres cambiados a petición de los entrevistados 

 

 *El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.

 

 

La Conversa |  No hay escapatoria a más pobreza con salida de Chevron

El viernes 13 de marzo de 2020 quedará en la memoria de los venezolanos como…

TelegramWhatsAppFacebookX

El viernes 13 de marzo de 2020 quedará en la memoria de los venezolanos como esas fechas que cada tanto alguien se pregunta qué estabas haciendo ese día, porque precisamente hace un lustro la vicepresidenta ejecutiva del gobierno madurista, Delcy Rodríguez, hizo un anuncio que cambió drásticamente la dinámica del pueblo venezolano por años y en cuestión de minutos. 

Después de dilatar lo inevitable, la funcionaria chavista confirmó los dos primeros casos de coronavirus en el país. Venezuela fue la última nación latinoamericana en admitir la presencia de covid-19 en su territorio luego de que esta enfermedad había cobrado la vida de 4.600 personas y contagiado a 125 000 en el mundo, de acuerdo a la BBC.

Se trataba de una mujer de 41 años que llegó a Maiquetía después de haber estado en Italia, España y Estados Unidos y un hombre de 52 que regresó de Madrid.

Los dos pacientes fueron aislados y el resto de pasajeros y tripulación que venía en el avión proveniente del aeropuerto de Barajas. en la capital española entraron, según la empleada pública, en “cuarentena preventiva”.

Nicolás Maduro ya había advertido que el covid-19 “podría llegar en cualquier momento a Venezuela”.

Petra* viajó a Bogotá ese viernes 13 (fecha fatídica en Estados Unidos) para asistir a un concierto de Alejandro Sanz que posteriormente fue suspendido, al igual que los de Juanes y Maroon 5, pautados para efectuarse en la capital colombiana.

“Cuando me monté en el avión iba a una familia extranjera con tapabocas, al lado mío iba un señor que venía de Panamá también con mascarilla y estaba contándole a alguien por teléfono que Panamá había restringido los vuelos por el virus chino, sin embargo, decía que en Venezuela no le estaban parando a eso. Cuando llegué a Bogotá vi gente hablando de un posible cierre del aeropuerto, sintonicé la televisión donde me estaba quedando y en los noticieros advirtieron la restricción de vuelos a Venezuela. Llamé a la agencia y me consiguieron un boleto de regreso para el día siguiente, obvio en el avión de vuelta ya venía todo el mundo con mascarillas, alcohol y todo lo demás”, narró. 

Calixta*, quien hoy en día cursa el 5to año de bachillerato, recuerda que en sexto grado la maestra hizo el anuncio con signos de nerviosismo.

“Algunos niños empezaron a llorar y llamaron a sus padres para que los fueran a buscar”, narró.

Aureliano*, el papa de Calixta*, contó que ese día la salida del colegio era el triple de caótica que de costumbre. 

La gente andaba como enloquecida, carros atravesados en la calle, niños corriendo como si se fuese a acabar el mundo, un caos por algo que pudo hacerse de manera coordinada. Mi hija estaba muy asustada y nerviosa”, mencionó. 

 Cifras dudosas

Después de tres años y más de 1.000 reportes, el Gobierno venezolano a través del vicepresidente de Comunicación, Cultura y Turismo, Freddy Ñañez anunció el cierre del balance diario sobre el covid-19. La cifra “ofical” de infectados quedó en 552.695 y la de fallecidos en 5.856

Desde el anuncio de la cuarentena, voceros como Delcy Rodríguez y su hermano Jorge, entonces ministro de Comunicación e Información y en algunas ocasiones el propio Maduro, aparecían en las noches a una hora indeterminada para dar el parte de decesos y contagios, cifras que no coincidían con las de asociaciones científicas y médicas independientes.

Debido al covid-19 se restringió el tránsito en toda la nación y se implementaron semanas de restricción y flexibles. El Poliedro de Caracas se convirtió en un gran albergue de infectados, la administración chavista llegó a llamar “armas biológicas” a quienes cruzaban las fronteras de Brasil o Colombia hacia Venezuela y en las calles policías detenían a vehículos (algunos con una sola persona a bordo) y los amonestaban porque no llevaban la mascarilla puesta. 

En mi carácter de médico me afectó mucho, sufrí pérdidas cercanas, atendí a muchos pacientes a domicilio, amistades que me pidieron ser atendidos en sus casas porque había esa paranoia de no ir a un centro ambulatorio, a un hospital, ni siquiera a un centro privado, porque sabíamos que en cualquier área podías contaminarte, y más nosotros que estábamos en contacto con muchos pacientes. Aunque hubo gente que usó protección, igualmente hubo decesos”, dijo a Runrun.es un doctor que prefirió no identificarse.

El SARS COVID-2 fue una evidencia de la debilidad que tenemos como seres humanos. Desde el punto de vista médico nos tomó por sorpresa, pero además fue una muestra también de nuestra vulnerabilidad como profesionales, en el sentido de que no teníamos la menor idea de lo que estaba pasando. Todo fue experimental, todo fue sobre la marcha. Y eso nos afectó muchísimo, muchísimo como médicos a todos”, agregó la anestesióloga Ana Domínguez.

Domínguez manifestó que no había un patrón para atender a pacientes con otras patologías. 

No se sabía qué protocolo tomar con diabéticos, hipertensos, asmáticos…  Afortunadamente, la niñez fue la menos afectada. Ese yo diría que es uno de los consuelos que podemos tener”, agregó.

El médico que prefirió el anonimato indicó que con el coronavirus el mundo cambió de manera radical. “Todavía se desconocen las causas, hay muchas conjeturas, que si vino de un laboratorio chino o no. Lo verdadero fue la mortandad que existió y, en nuestro país, por supuesto fue enorme. No se ha determinado la cantidad exacta de fallecidos”, refirió. 

El galeno sostuvo que la primera medida fue el aislamiento total por la alta transmisibilidad del virus.

“La letalidad respondía a que había un descenso de la capacidad respiratoria y de la oxigenación pulmonar. El 60% de los casos hospitalizados, tanto en instituciones públicas como en privadas, fallecieron. A los anestesiólogos nos tocó hacer los procedimientos de intubación y reanimación”, aseveró Domínguez.

La galena contó que, desde el punto de vista personal, fue un giro de 180 grados en su dinámica de vida.

“Yo soy médico y músico y el 14 de marzo teníamos un concierto que no se sabía si se iba a cancelar o no, finalmente se dio. El lunes 16 tenía quirófano y no se canceló la cirugía porque había algunas operaciones que eran de relativa emergencia, pero cuando me dirigía a la clínica, me monté en mi carro y me encontré con una autopista Prados del Este desierta, eso para mí fue impresionante”, recordó. 

La expectativa de “volver diferentes”

En esos días mucho se hablaba de que la pandemia nos haría diferentes.  A pesar de la tragedia y la incertidumbre surgieron muestras de  empatía que hacían pensar que podía ser así. A juicio de Domínguez, el covid despertó mucha solidaridad entre los venezolanos.

”Nos mostró el lado bueno de las personas, apoyándonos bien sea económicamente o encontrando alguna medicinas, los médicos apoyando de una u otra forma a nuestro entorno. Y también nos mostró la resiliencia, que somos fuertes, que podemos salir adelante ante las adversidades. Entonces, no todo fue malo. Yo creo que a esta generación que nos tocó pasar por eso y a las que nos tocó tener la responsabilidad sobre nuestros  padres, hijos y personas enfermas, nos fortaleció. Aprendimos mucho. Considero que hay que  tomar lo mejor de esto y por supuesto recordar a nuestros deudos, a las personas que perdieron la vida”, opinó. 

El médico  aseguró que en su entorno laboral perdió a cuatro médicos residentes de posgrado y a tres especialistas. 

“Ojalá no volvamos a pasar por eso, pero uno no sabe. Hay virus más agresivos, ahora hay guerras biológicas. Mucha gente quedó con secuelas, comprometidas desde el punto de vista respiratorio y cardiológico”, lamentó. 

El médico lamentó que, debido a la crisis sanitaria venezolana, el colapso hospitalario fue total.

“La inversión hospitalaria a nivel de red primaria en salud es nula. No hubo controles de insumos, habilitaban áreas para atender a 40 pacientes y apenas había tres enfermeras, muchas de ellas cayeron enfermas. El personal de salud arriesgó su vida por un sueldo ínfimo, no hubo relevo, reemplazo, ni retribución adecuada”.

El especialista indicó que mientras las personas se preocupan por el regreso de una pandemia, se olvidan de otras que están en el ambiente y son igualmente peligrosas.

Han pasado 5 años y las mascarillas que en un momento se hicieron parte de nuestras vidas ya son un recuerdo nebuloso. El confinamiento, el distanciamiento social, los límites de capacidad de los establecimientos son cosas de las que nadie habla y hemos vuelto a la misma normalidad caótica que reinaba antes de la pandemia, que se agudiza mucho más en el sector sanitario.

En Venezuela se calcula que hay 5000 personas infectadas con HIV y, por cada persona diagnosticada, pueden haber 10 más que no lo saben. Hay una subregistr que nos está matando, nadie le presta atención y no hay una vacuna, el SIDA también es una pandemia letal y muy silenciosa”, concluyó el médico que declaró para la elaboración de esta nota.

 

*Nombres cambiados a petición de los entrevistados 

 

 *El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.

 

 

La Conversa |  No hay escapatoria a más pobreza con salida de Chevron

El viernes 13 de marzo de 2020 quedará en la memoria de los venezolanos como…

Todavia hay más
Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.