La economía en 2024: crecimiento sobre un piso de anime
El ablandamiento de las sanciones permite proyectar un año de crecimiento centrado en el comercio. La enorme desigualdad, la falta de inversión y el poco crédito seguirán presentes
Por: @vsalmeron
Tras la flexibilización de las sanciones de Estados Unidos, la economía venezolana recibirá un impulso extra en 2024 que la ayudará a crecer; no obstante, los problemas estructurales persisten y el país está lejos de iniciar una recuperación vigorosa.
El principal impacto de la flexibilización de las sanciones es que la administración de Nicolás Maduro podrá vender petróleo a precios de mercado y no a través de intermediarios que aplican un descuento de hasta 40% para colocarlo en Asia.
Estados Unidos junto a una larga lista de países consideró fraudulentas las elecciones con las que Nicolás Maduro se reeligió en 2018 y aplicó sanciones, pero Washington dio un giro emitiendo licencias temporales.
Las licencias vencen el 18 de abril de 2024 y en teoría serán renovadas si Maduro da pasos concretos para permitir unas elecciones presidenciales competitivas.
La consultora Síntesis Financiera contempla que los barriles vendidos sin descuento aumentarán gradualmente y “esto implica ingresos adicionales por 1.400 millones de dólares en los primeros seis meses” y otros 1.900 millones si se renueva la licencia.
Otro factor a tomar en cuenta es que la flexibilización de las sanciones permitirá que empresas como Chevron, Maurel & Prom, Repsol y ENI incrementen su actividad e impulsen una lenta recuperación de la producción petrolera que aumentaría desde 750 mil barriles diarios hasta 900 mil a finales de año.
Los escenarios
El ingreso extra implica que Nicolás Maduro tendrá más recursos y podrá aumentar el gasto antes de las elecciones presidenciales a realizarse en el segundo semestre de 2024. Lo previsible es que esto se traduzca en bonos a los trabajadores y pensionados.
Esta inyección de recursos impulsará el consumo que a su vez recibirá el estímulo de incrementos en el sector privado. Un estudio de la consultora Mercer indica que en promedio la porción en dólares del ingreso de los trabajadores del sector privado aumentará 23% el próximo año.
Al mismo tiempo, el aumento en la producción petrolera tendría un efecto, aunque discreto, en un sector fundamental para la economía venezolana.
Daniel Cadenas, director de Oikos Research, estima que, de revertirse la flexibilización de las sanciones, la economía crecería 4%; si se mantiene la flexibilización el crecimiento será de 8% como máximo.
Por su parte Ecoanalítica proyecta que, de mantenerse la flexibilización de las sanciones todo el año, la economía crecería 10%, y 5% si las nuevas licencias no se renuevan después de abril.
Dólar e inflación
El incremento del gasto del gobierno, dependiendo del monto y la manera en que fluya, tendrá un mayor o menor efecto sobre la inflación y la cotización del dólar.
Técnicos del Banco Central explican que con el mayor ingreso de dólares, gracias a la flexibilización de las sanciones sobre el negocio petrolero, el gobierno tendrá margen de maniobra para gastar sin acelerar en gran medida la inflación o disparar al dólar.
Actualmente parte del gasto del gobierno se cubre con bolívares que crea el Banco Central y cuando este dinero ingresa a la economía crea presión inflacionaria porque se traduce en más bolívares detrás de pocos productos, o en un incremento de la demanda de dólares que impulsa el tipo de cambio.
Una vez el gobierno tenga más dólares en la caja podrá disminuir la cantidad de bolívares que crea el Banco Central y pagarles a sus proveedores en dólares, con lo que el gasto no se traduciría en mayor demanda de divisas.
Además. podrá vender más dólares en el mercado cambiario a fin contener al tipo de cambio y obtener bolívares para pagar parte de los sueldos, pensiones o bonos.
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De esta forma, consideran en el Banco Central, habría un efecto inflacionario menos intenso porque no se estaría emitiendo más dinero: los bolívares, en este caso, ya están en la economía depositados en cuentas de la banca pública y privada.
Si bien podría haber menos creación de bolívares por parte del Banco Central para cubrir gasto del gobierno, los precios seguirán aumentando a un ritmo elevado porque hay otros elementos que inciden en la inflación, como el aumento en el precio de los productos importados, la depreciación de la moneda y la inercia.
Oikos Research contempla dos escenarios dependiendo de cuánto aumente el gasto público, la recaudación de impuestos y la presión electoral en 2024. En el primer escenario, la inflación es de 150% y en el segundo de 300%. El Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) proyecta 230%.
En el caso de la inflación en dólares Oikos Research proyecta 35% para el próximo año y en el tipo de cambio un escenario base en el que culmina en 171 bolívares por dólar. La consultora Dinámica contempla 170 bolívares para el tipo de cambio oficial y 175 para el tipo de cambio paralelo.
La fragilidad
El Banco Central oculta las cifras oficiales pero existe consenso en que la economía venezolana perdió tres cuartas partes de su tamaño durante la larga recesión de 2014-2021 y la virulenta hiperinflación de 2017-2021.
Ante el fracaso del socialismo y el impacto de las sanciones, el gobierno eliminó el control de precios, abrió las puertas de la importación y permitió la libre circulación del dólar dando pie a un incipiente crecimiento centrado en el comercio y el consumo de productos básicos que comenzó a perder empuje este año.
Omar Zambrano, director de la consultora Anova, describe el proceso como una recuperación “no productiva” donde principalmente “crece el comercio, el sector de más baja productividad y menor valor agregado”.
Añade que otra característica del comercio es que ofrece los menores salarios y emplea a personas jóvenes “de baja calificación y poca experiencia”.
“La recuperación está concentrada en ciudades y ciertas zonas de esas ciudades, hay extensas zonas del país que no ha visto la recuperación, por eso hay una desigualdad enorme. Se han abierto grandes brechas entre los que tienen y los que no tienen, entre los que pueden consumir y los que no pueden consumir” dice Omar Zambrano.
Otro aspecto a evaluar es que la recuperación no tiene la palanca del crédito. El gobierno obliga a la banca a mantener como reserva más de dos tercios del dinero que gestiona a fin de contraer el crédito porque la estrategia consiste en lograr que haya la menor cantidad de bolívares disponibles para comprar dólares.
Cifras oficiales indican que el portafolio de préstamos de la banca equivale a 1.300 millones de dólares, una cifra que representa 1,3% del PIB. Hermes Pérez, economista y profesor de la Universidad Metropolitana, escribe en un análisis que “en condiciones normales, el crédito debería ser 25% del PIB”.
La administración de Nicolás Maduro cuenta con poca credibilidad para atraer inversión extranjera salvo las limitadas muestras en el sector petrolero o gas, carece de acceso al financiamiento internacional y tiene una enorme deuda en dólares que no ha podido reestructurar.
Además el Estado perdió capacidad y hay fallas constantes en servicios esenciales para sostener el crecimiento como electricidad, agua y gasolina.
Asumiendo que la economía se redujo en tres cuartas partes, si a partir de 2024 la economía creciera 7% cada año Venezuela recuperaría el PIB de 2013 en 2043.
“Lo peor que puede pasarle a una economía que está experimentando los primeros síntomas de recuperación es la complacencia del sobreoptimismo. Hay que tener claro el camino. Venezuela necesita crecimiento fuerte, vigoroso de 15 o 20 años para recuperar lo perdido”, dice Omar Zambrano.
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