Venezuela sigue a la cabeza de los casos de malaria en el continente - Runrun
Venezuela sigue a la cabeza de los casos de malaria en el continente
Las cifras de la OMS precisan que 35% de todos los casos de malaria notificados en el continente proceden de Venezuela. Le siguen Brasil, con 26% de los casos- y Colombia, con 16%.
El presidente de la  Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Enrique Figuera, explicó que el resurgimiento de la malaria en Venezuela tiene relación con la «minería ecocida criminal» en Bolívar
Insiste en en que el Estado tiene del deber de publicar el boletín epidemiológico semanal, lo cual no se hace desde el año 2016

 

 

Este 25 de abril se celebra el Día Mundial del Paludismo con un llamado desde la Organización Panamericana de la Salud a  intensificar los esfuerzos para abordar la malaria en la región. En Venezuela, el Ministerio de Salud reportó una supuesta disminución de 56,93% de nuevos casos entre 2018 y 2021.

Aún así, expertos en el área de la salud reiteran que desde 2016 no se publica el boletín epidemiológico nacional que, semana a semana,  debería orientar sobre lo que ocurre en el país, sobre todo en lo que respecta a las enfermedades de notificación obligatoria.

«Estamos a ciegas al respecto. Pero lo que sí sabemos es que Venezuela es el país con más casos de malaria desde el punto de vista continental», declaró a Runrunes el presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Enrique Figuera. 

 

El más reciente Informe Mundial sobre Paludismo de la Organización Mundial de la Salud (diciembre de 2021)  destacó que el progreso de la lucha contra la malaria en la región se ha visto impactado por el «gran aumento» de la enfermedad en Venezuela. 

La OMS precisó en este reporte que Venezuela tenía alrededor de 35.500 casos de  malaria en el año 2000 y que, en 2019, el número de casos llegó hasta 467.0000.

Mientras que en el primer año de la pandemia (2020) los casos se redujeron a 232.000, lo que atribuyen a las «restricciones de movimiento durante la pandemia de COVID-19 y la escasez de combustible que afectó a la industria minera, que  es el principal contribuyente al reciente aumento de la malaria en el país».

Según la OMS, estas restricciones también afectaron el acceso a la atención y redujeron los casos reportados desde los establecimientos de salud.

Las cifras de la organización precisan que 35% de todos los casos de malaria notificados en el continente proceden de Venezuela. Le siguen Brasil, con 26% de los casos, y Colombia, con 16%.

Hasta la semana epidemiológica 40  de 2021, la OPS recibió notificación de  66.002 casos diagnosticados de malaria en Venezuela, la mayoría también en Bolívar y unos 4.116 casos en Anzoátegui. 

La malaria es una enfermedad febril aguda causada por el parásito Plasmodium, que se transmite por la picadura de un mosquito Anopheles hembra infectado.

Los síntomas son fiebre, dolor de cabeza y escalofríos y generalmente aparecen entre 10 y 15 días después de la picadura. Si no se trata, la malaria puede progresar a una enfermedad grave y causar la muerte.

 

El Estado perdió su capacidad de actuar

De acuerdo con datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitaria (OCHA) hasta la semana epidemiológica 2  del año 2022 (entre el 9 y 15 de enero) se reportaron 2.796 casos de malaria en el país. Los municipios que concentran la mayor cantidad de casos están en Bolívar: Sifontes (1.113), Angostura (378), Caroní (453) y Piar (248)», añadió.

Manuel Enrique Figuera destaca que, en medio de una pandemia que mantuvo a la gente confinada y en la que los servicios de salud no funcionaban adecuadamente, se evidenció un subregistro en los casos de malaria.

Pero enfatizó que el hecho de que no se reporten los casos no significa que el problema no esté vigente. 

Además de recordar que el Estado tiene la obligación constitucional de retomar la publicación del boletín epidemiológico nacional, insistió en el que el resurgimiento de la malaria en Venezuela tiene relación con la «minería ecocida criminal» en el estado Bolívar.

«El daño de estas actividades no es solo desde el punto de vista ecológico, sino también social y humano. Muchas personas se trasladan a esas zonas para obtener recursos y no consiguen ese progreso económico, sino enfermedades que siguen diseminándose por el resto del país. Viven en esas zonas, terminan enfermándose y diseminando a otras regiones la enfermedad».

Opinó Figuera que el trabajo para controlar la malaria que durante décadas adelantó el doctor Arnoldo Gabaldón y su equipo  «se perdió». 

«Si una persona viaja al municipio Sifontes, contrae malaria y no es diagnosticada ni tratada a tiempo, y regresa a otro estado como Vargas, o a cualquier otro estado  sin altura importante,  diseminará el problema a las otras regiones. El mosquito está presente en toda Venezuela, excepto en sitios altos como zona metropolitana de Caracas y Los Andes, pero en el resto del país se ha diseminado, lamentablemente por la actividad humana y el  deterioro y destrucción de sistemas sanitarios», abunda Figuera. 

Sumó también que los programas de prevención de la malaria fueron abandonados y que no se buscó garantizar la permanencia de personal experto: «Los que más saben terminan jubilados, desincorporados, buscando oportunidades en otros países».

El médico infectólogo destacó que, en los últimos años, el control de la malaria en el país ha sido gracias a la OPS y a la labor de agencias internacionales, como Médicos sin Fronteras y que no ha sido un trabajo del Estado porque este ha perdido «su capacidad de actuar».

«En Venezuela los tratamientos contra la malaria, tuberculosos y VIH han llegado por el mecanismo del plan maestro (…) Las agencias internacionales reconocieron que el problema político, social y económico es muy profundo. Presionadas por los distintos países vecinos, la OPS y otras agencias han buscado apoyar más a Venezuela y ellos han buscado capacitar a ciertos equipos de salud, disponer de microscopios, pruebas rápidas para detectar malaria, y a través del plan maestro, traer los tratamientos», detalló Figuera.

¿Cómo erradicar la malaria?

A juicio del máximo representante de la SVI, las soluciones son más sencillas de lo que se piensa. 

«Si en un país rural se redujo en 80% la malaria, hoy en día es posible hacerlo, cesando las acciones  como la minería, el arco minero, fortaleciendo los sistemas de salud desde el punto de vista diagnóstico y tratando a las personas con pruebas positivas».

El médico también hizo sus votos para que se actúe contra las «mafias mineras» que terminan interviniendo en el mercado de las pruebas diagnósticas y los tratamientos. 

«Con un tratamiento adecuado, las personas con síntomas o pruebas positivas, mejoran. El problema es que repite. Y mientras haya humanos enfermos no habrá forma de controlar el problema. Es importante  identificar a los enfermos y tratarlos de manera masiva, para así controlar el problema como se hizo en el pasado», concluyó Figuera.