Feliz día de los que trabajan "gratis"
Feliz día de los que trabajan «gratis»
Trabajar por vocación de servicio es la realidad de muchos profesionales venezolanos, especialmente en oficios clave como la medicina y la docencia
Ganan entre 1.000.000 y 3.200.000 de bolívares mensuales y aseguran que trabajan por vocación de servicio

 

@LuisiSolano

52.000.000 BOLÍVARES ERA EL COSTO de la canasta alimentaria en el mes de marzo de 2018, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas). Ayer el gobierno de Nicolás Maduro anunció un aumento del salario mínimo de 392.646 bolívares a 1.000.000 de bolívares, más 1.550.000 bolívares en ticket alimentación. La cuenta es sencilla: el saldo es negativo. Si se le suma el 62% de inflación que calculó Asamblea Nacional para el mismo mes de marzo, la situación se torna crítica.

El Día del Trabajador en Venezuela es recordado por tradicionalmente ser un día de aumento salarial. Este año se adelantó 24 horas y el presidente Maduro, en plena campaña electoral, anunció un incremento de 95%. Con este, sería el anuncio número 26 de esta naturaleza desde que llegó al poder. Para ese momento, abril de 2013, el ingreso mínimo integral del venezolano era de 3.634 bolívares.

Todos estos aumentos no han significado una mejora en el poder adquisitivo de los venezolanos. Tal es la situación que los profesionales de la salud, educación o incluso los encargado de responder a las emergencias, como policías y bomberos, actualmente trabajan más por vocación que por un ingreso.

Estas son algunas de sus historias:

«Ni un kilo de detergente»

*Lorenzo, de 28 años, es médico internista y se está formando en otra especialización. Asegura que no ha hecho más que preparase académicamente, pero parte de los últimos seis años de su vida ha trabajado en hospitales públicos en varios estados del país.

Cuando llegó Maduro, recuerda que mensualmente ganaba entre 15.000 y 20.000 bolívares. “Alcanzaba hasta para ahorrar”, asegura. Desde el 2015, empezó a sentir el cambio. Sin embargo, agrega, hasta el año pasado podía hacer mercado.

El día que runrun.es habló con él, le depositaron la quincena de 510.000 bolívares. Saca la cuenta y concluye que actualmente gana 2.000.000 bolívares al mes, aproximadamente. “El dinero no corresponde con la tasa inflacionaria … Ni un kilo de detergente”.

Asegura que quienes aún están estudiando, cuentan con sus familiares para poder mantenerse. “Estamos, básicamente, formándonos. A la expectativa de lo que pueda pasar en el país”. Sin embargo, explica que él estudió medicina por vocación y que le apuesta “siempre a Venezuela”.

Al preguntarle por el tradicional aumento del 1ro de mayo, afirma que no sabe qué pensar. “El salario no es algo con el que uno cuenta para cubrir sus necesidades básicas”. El aumento, indica, no significa ningún tipo de cambio acorde con la inflación.

Bombero y mototaxista

19. Esa es la cantidad de años que *Ángel lleva trabajando como bombero en el Área Metropolitana de Caracas. Cabeza de una familia de cinco, asegura que la carrera, como la mayoría de los que trabajan en su campo, la hace por vocación. «Nació en mí porque soy muy servicial”.

Haciendo el respectivo ejercicio de memoria, Ángel afirma que hace cinco años ganaba 13.000 bolívares. Con ese ingreso, asegura, podía salir, mantener a su familia y comprar las cosas de la casa.

Actualmente su sueldo base mensual como bombero es de 1.300.000 bolívares. Indica que el de otros compañeros puede ser de 800.000. Los diferencia un título académico. “El sueldo se volvió agua”, sentencia el bombero.

A esa situación, dice Ángel, se le suma que por trabajar bajo el formato 48 x 24, dos días de trabajo y uno libre, antes tenían las comidas aseguradas. Ahora las tienen que traer de sus casas.

Es por ello que hace tres años decidió empezar a trabajar como mototaxista. Y no es el único en su unidad que decidió diversificarse. Afirma que entre sus compañeros también hay pasteleros, mensajeros y algunos se dedican a la construcción.

Sobre el aumento del 1ro de mayo, afirma que no le “alegra en lo absoluto porque no hay un control de la economía”. Explica que después de ese anuncio, todo sube . “Un kilo de queso y medio kilo de carne … ¿dónde queda lo demás?”.

Maestras en resistir

“Yo trabajo por vocación, no por lo que gano”. Esa frase pudiese ser de más de un profesional venezolano, pero es de Gabriela Contreras, psicopedagoga y actualmente maestra de los primeros años de Educación Básica.

Contreras relata que en el 2013, cuando le ofrecieron la suplencia en un colegio, estaba dedicada a su hogar pero le “encantó volver” y decidió quedarse. En ese momento su sueldo era de 10.000 bolívares. Con tres hijos, el sueldo le alcanzaba para pagar el condominio y los gastos del día a día.

Actualmente, trabaja en un colegio privado de la capital donde su salario base es de 3.200.000 bolívares. Con su ingreso paga el mismo condominio y una que otra eventualidad dentro del colegio. “Con eso yo no hago nada”.

De este incremento del 1ro de mayo, Contreras asegura que no espera nada. “Cada vez que hablan de aumento, es peor” pues, agrega, por mayor que sea el incremento “no alcanza para más que un mercado”.

La psicopedagoga utiliza sus fines de semana para colaborar en la Casa Hogar “Santa Teresita”, en Baruta. Con toda esta situación, afirma que está pensando de verdad trabajar ad honorem y dedicarse a la comunidad.

Otro caso en el gremio académico es el de los profesores universitarios. Luisa Torrealba es docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV) desde 2004 y forma parte del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO), centro que es referencia internacional en su área.

Para 2013, según la tabla salarial, un Instructor, primer escalón en la carrera académica, podía ganar entre 5.000 y 8.000 bolívares, dependiendo de la especialización. Torrealba recuerda que en ese momento ese ingreso servía para cubrir parcialmente las necesidades básicas, es decir, los alimentos y las medicinas.

Hoy en día, su salario no llega a 2.000.000 de bolívares. “Vegetales y algo de verduras”, fue lo que logró comprar con su último sueldo. “Cada quincena es una incertidumbre”, afirma la también periodista y explica que la mayoría de las veces no sabe si ese mes le van a pagar con el aumento, los retroactivos o el bono que le deban.

Y el salario, confiesa, no es lo peor de toda esta situación. Torrealba explica que en las universidades públicas se creaba una comisión mixta entre el gremio y el gobierno para poder acordar el salario. En los últimos años, ha sido el gobierno el que ha impuesto la tabla salarial. A esta imposición, se une la falta de presupuesto para otros gastos más allá de la nómina, como la actualización de biblioteca o el comedor, y la pérdida de incentivos como un buen seguro.

Sobre el incremento del sueldo mínimo, asegura que no tiene “grandes expectativas”, pero se apresura en apuntar que a pesar de eso, ella y sus colegas sienten vocación de servicio y de educación. Están convencidos de seguir trabajando por el país.

*: nombre creado para proteger identidad de la persona