Cuñado del “Inca” Valero asegura diploma olímpico
Cuñado del “Inca” Valero asegura diploma olímpico

yoel finol

Foto: AFP

Muhammed Alí no pudo con el merideño Yoel Finol. No fue, obviamente, el que volaba como una mariposa y picaba como una abeja, sino su homónimo británico, un jovencito de 20 años que este lunes sucumbió ante el criollo que asegura el diploma olímpico número  siete para Venezuela en Río 2016, en un jornada en la que Nercely Soto avanzó a la semifinal de los 200 m y Yulimar Rojas recibió su medalla de plata en el salto triple

 

Eumar Esaá

@eumaresaa

 

Yoel Finol tenía 13 años cuando el campeón mundial súper pluma de la AMB y ligero del CMB, Edwin “Inca” Valero, asesinó a su esposa Carolina, luego de un largo historial de violencia doméstica que trascendió incluso a los medios y a la fiscalía. Carolina era su hermana, el Inca era su mentor, el hombre que lo había iniciado en el boxeo a los nueve años. Ese niño que aprendió a perdonar, y que hoy se hace cargo de los hijos de la pareja, es el ganador del séptimo diploma olímpico de Venezuela en los Juegos de Río 2016.

Finol venció en los octavos de final de los 52 kgs a un peleador cuyo nombre tiene mucho significado en el boxeo, Muhammad Alí, un jovencito de 20 años representante de Gran Bretaña, al que derrotó con la segunda decisión unánime a su favor en estos Juegos, y ahora tendrá que vérselas, el miércoles, con el argelino Mohamed Flissi, en un combate que de ganar le permitiría asegurar como mínimo medalla de bronce.

El día incluyó el esperado momento de la entrega de la presea de plata del salto triple a Yulimar Rojas, la primera prueba de la historia de los Juegos Olímpicos, en cualquier deporte, que arroja un 1-2 sudamericano, con el triunfo de la colombiana Caterine Ibargüen.

Rosa Rodríguez compitió en la final del lanzamiento de martillo, muy por debajo de sus marcas, con un 69,29 que no le permitió pasar el corte de las ocho que siguen en combate tras el tercer lanzamiento, a pesar de que se había clasificado tercera en la eliminatoria. Una marca similar a su récord nacional de 73,64 le hubiera permitido terminar quinta. Las medallas eran una meta más cuesta arriba, pues la polaca Anita Wlodarczyk se impuso con récord mundial de 82,29 m.

José Peña, que quedó  un paso de la final en Londres 2012 y luego en el Mundial de Moscú 2013, no pudo esta vez en los 3000 m con obstáculos, donde fue noveno en su serie y 22º en la general, con tiempo de 8:32.38,  12 segundos por encima de su récord nacional.

La alegría del atletismo la dio Nercely Soto, que clasificó segunda en su serie y 22ª en total a la semifinal de los 200 m, con un tiempo de 22.89 segundos que constituye su mejor registro de la temporada. Este martes buscará el pase a la final en la que puede ser la serie más rápida de las tres, con la subcampeona de los 100 m Tori Bowie y la marfileña Murielle Ahouré en contienda.

La jornada incluyó un oro con el que Brasil ni siquiera se había atrevido a soñar, el de Thiago Da Silva en el salto con garrocha, sobre el plusmarquista y campeón mundial, el francés Renaud Lavillenie. Thiago tuvo que hacer un récord olímpico de 6,03 m, para dejar atrás al galo, con 5,98 m. Las otras coronas del día en pista y campo fueron las esperadas: la del keniano David Lekuta Rudisha en los 800 m y la de la bahameña Shaunae Miller en 400 m planos.

Cuba ganó su segunda dorada de los Juegos, de nuevo en la lucha, por intermedio de su abanderado Mijaín López en los 130 kgs del estilo grecorromano, superando en la final al turco Kayaalp Riza, el hombre que había eliminado por superioridad técnica al venezolano Erwin Caraballo en la primera ronda y que venía de vencer al propio López en la final del Mundial de Las Vegas el año pasado. Fue el tercer oro consecutivo del cubano en Juegos Olímpicos, una hazaña que iguala la gesta del mítico ruso Alexander Karelin, leyenda del estilo grecorromano.

El escándalo se apoderó del boxeo, con la decisión de los jueces a favor del ruso Evgueny Tishchenko en los 91 kgs del boxeo sobre el kazajo Vasily Levit, cuya ceremonia de medallas se realizó en medio de pitas, luego de un combate en el que éste último había sido claramente superior. Ni siquiera los gestos de Levit pidiendo silencio y respeto para su rival lograron acallar los abucheos del público.

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