La consigna de los aficionados peruanos: dormir es para los débiles #Rusia2018 - Runrun
La consigna de los aficionados peruanos: dormir es para los débiles #Rusia2018

Por Gonzalo Rodriguez Barboza

@rodriguezbar7

La Pizarra del DT

@LaPizarraDelDT_

“Fuimos visitantes. Nunca, en toda mi vida escuche un himno nacional que se cantara tan fuerte”. El delantero francés Olivier Giroud sintetizó, mediante una sola frase, el reconocimiento mundial que recibió la afición de la selección peruana. Si ocho horas de adelanto con respecto a Perú provocan la sensación de que se vive en el futuro, pues 10 pueden aparentar que la realidad ha superado la ficción.

Entre el domingo 17 de junio y el miércoles 20, una ya conquistada Moscú presenció cómo el número de tropas peruanas se había retirado de su territorio. Dispersos por todo el sector occidental del país federado, los que visten de blanco y rojo consiguieron distraer por unos cuantos días a quienes los admiraron previamente.

Sin embargo, después de visitar las zonas más atractivas rusas, como, por ejemplo, la bella San Petesburgo o la periferia moscovita, Perú concentró fuerzas en la tercera ciudad más importante, en el límite que separa Europa de Asia: Ekaterimburgo; justamente, con el fin de ampliar su misión imperialista.

Y vaya que se superaron a sí mismos. Los viajes en tren o bus de 12 a 14 horas quedaron atrás como un récord fácil de superar. Esta vez, las incansables gargantas y las desgastadas palmas dejaron su huella (acústica también) a lo largo de 25 y 30 horas invertidas en trayectos vía tren o bus.

Nunca antes en toda la historia de los rieles de metro moscovitas (cuyo origen se remonta a 1935) se oyó que chirriaran como lo hicieron cuando transportaron a los peruanos. Los saltos espontáneamente coordinados junto a los golpes a cualquier material noble provocaron que, en lugar de un tren, los rieles sintieran que pasaban tres a la vez.

En este caso, Ekaterimburgo sí contaba con un aeropuerto, por lo que los sectores burgueses del ejército blanquirrojo hicieron su arribo en solo cuatro horas. Pero el dinero no significó un gasto verdadero en este caso, pues el avisoramiento aéreo para determinar el número de soldados visitantes no era un dato menor.

Una gran ciudad para una gran afición

“Una vez más, seremos locales fuera de nuestro continente. Hay franceses contados con los dedos de una mano”, señalaban algunas voces de fanáticos. Lo cierto, no obstante, es que los galos solo colocaron 5000 hinchas en el Arena Ekaterimburgo, mientras que los peruanos superaron a los 26000.

A diferencia de la pequeña Saransk (314000 de habitantes), la ciudad del centro-oeste es la cuarta más poblada de Rusia con 1.3 millones de personas, por lo que, tras lo mostrado en la primera, los habitantes se prepararon y salieron a las calles para filmar todo lo que ocurriera. La afición peruana había sentado un precedente: el público foráneo quería verla, en vivo y en directo.

Ni siquiera una fuerte lluvia, de casi 30 minutos de duración a falta de solo dos horas para que iniciara el feroz encuentro, pudo frenar a los incaicos. Disfrazados con impermeables o protegidos bajo el cobijo de un paraguas, grupo tras grupo de hinchas llegaron al estadio, reflejando un fiel símil de lo que fue la Selección peruana en las eliminatorias. Es decir, listos para superar cualquier adversidad.

Admirados por la valentía de su equipo, los peruanos armaron una ceremonia que, por razones deportivas, no pudo terminar en fiesta. Aún con el resultado en contra, y con el ingrediente extra de que la posibilidad de revertirlo estuvo siempre latente. La ensordecedora muchedumbre peruana se llevó los elogios del mundo, de su rival y de de su líder: Ricardo Gareca.