Informe sobre el conflicto armado en Colombia: “Vi siete cuerpos en una rueda, y dentro, las cabezas” por Concha Lago para @CentroGumilla - Runrun
Informe sobre el conflicto armado en Colombia: “Vi siete cuerpos en una rueda, y dentro, las cabezas” por Concha Lago para @CentroGumilla

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A la salida de La Hormiga encontramos siete cuerpos. Todos eran hombres jóvenes. Estaban solo con la ropa interior. Los paramilitares habían formado un círculo con los cuerpos, dentro de esa rueda habían dejado sus cabezas”, describe Iribel de la matanza del 9 de enero de 1999 en El Tigre, en Putumayo. El testimonio es una breve pincelada de la memoria del sufrimiento en Colombia que se traduce en 220.000 muertos y más de 25.000 desaparecidos. Es el informe que da a conocer el número de víctimas y detalla el dolor de cinco décadas de conflicto armado con 5,7 millones de desplazados forzosos y casi 30.000 secuestrados. Los datos de la desolación provienen del estudio ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, presentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica. La investigación describe escenas dantescas, el suplicio de los cuerpos, el olor a sangre… “Había gente que era apaleada, torturada…, quedaba molida. Lo único que le quedaba entero era un dedo”.

Anudadas a los mecanismos del terror, las mujeres aparecen siempre como las grandes sufridoras: “Salí con mis siete hijos y cargaba otro en la barriga. A mi esposo lo mataron delante de nosotros. Pero no había tiempo para la tristeza, no podía dejarlos morir de hambre… Tenía que dar pan a los niños”, relata Margoht, una mujer de Córdoba. “Me violaron. Fueron muchos hombres. Después de esa noche cambié mucho. La violación me dejó fracturado el lado izquierdo de la cadera. Me sacaron el útero y mi rostro quedó desfigurado. Durante años no pude salir con nadie”, cuenta Fernanda, del valle de Cauca.

Gonzalo Sánchez, director de Memoria Histórica, asegura que “los principales perpetradores de las masacres fueron los paramilitares, en un 59%, pero eso no nos puede llevar a atenuar los que llevaron a cabo masacres en un menor número. Además, hay que incidir en la importancia de los asesinatos selectivos, se ejecutó a un total de 150.000 personas de forma premeditada. Es necesario conocer estas cifras tan aterradoras para contribuir a la verdad”, subraya. “Es una guerra difícil de medir porque los actores armados usan estrategias para ocultar sus crímenes y porque sus víctimas en ocasiones son adjudicadas a otras modalidades de violencia”, precisa Sánchez.

Por eso, ¡Basta ya! hace un llamamiento para poner fin al conflicto. “Basta ya de tanto lastimarnos. No queremos seguir padeciendo los horrores de esta guerra maldita”, dijo la portavoz de víctimas Esther Polo. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, también intervino porque “debemos reconocer que tocamos fondo y que la guerra nos deshumanizó”, señaló Santos, para quien ha llegado el momento “de construir memoria a partir de la verdad. Y esa responsabilidad no es solo del Gobierno, o de las víctimas y los victimarios. Es de todos”.

Empeñados en la ardua tarea de la reconciliación, se trata, sin dudas, de un estudio que sacude conciencias. “Aspiramos a que la gente, al ver estas dimensiones, entienda por qué es tan importante que toda la sociedad se vuelque en tratar de poner fin al conflicto”, afirma Andrés Suárez, uno de los 18 investigadores que trabajaron durante seis años en el documento. Para ello, la investigación del Centro de Memoria Histórica pone finalmente negro sobre blanco los números de una realidad que se sabía sangrienta, pero que por manifestarse más directa y frecuentemente en las zonas rurales, no siempre era apreciada en toda su crudeza.

Testimonios desgarradores. Además, el informe no solo se ciñe a la estadística, aporta desgarradores testimonios de víctimas de masacres, asesinatos selectivos, violencia sexual, torturas, secuestros y desapariciones. “Empezó un carro blanco a recoger a gente, la Toyota blanca, llevaban a mi hijo encapuchado, todo tapado, luego lo bajaron, él cojeaba, yo sabía que me lo iban a hacer desaparecer…”, relata una madre. Los niños fueron las víctimas más inocentes. “Yo iba en un bus camino de Medellín, pero en un retén los militares pararon el bus y nos bajaron. Adiós hijos, manéjense bien con la mamá, nos dijo nuestro padre cuando se lo llevaron”.

En el informe desfilan los crímenes más graves del Derecho Internacional y los peores horrores. Las 25.000 desapariciones forzadas son más del doble que las de las dictaduras del Cono Sur. Los desplazados casi doblan la población de Uruguay. A duras penas Afganistán exhibe tantas víctimas de minas antipersona. Y es que, hasta hoy, Colombia conocía el número aproximado de muertes violentas en el país desde el inicio del conflicto a la fecha: 600.000. Pero no sabía a ciencia cierta cuántos eran su resultado directo.

De esta galería de dolor surge un patrón macabro porque la violencia contra los civiles se usó de manera deliberada y brutal. Entre 1958 y 2012 el conflicto armado provocó la muerte de, al menos, 177.307 civiles, por apenas 40.787 combatientes. Lo que significa que una de cada tres muertes violentas registradas en el país durante el último medio siglo ha sido exclusivamente consecuencia del conflicto.

La otra memoria

177.307 Civiles muertos.

Además, fallecieron 40.787 combatientes.

Desplazamientos forzados: 5.712.506

Secuestros (1970-2010): 25.077

Víctimas de minas (1985-2010): 10.189

 

Fuente: SIC Semanal