El maracanazo a Dilma por Luis De Lion - Runrun
Sendai Zea Jun 23, 2013 | Actualizado hace 11 años

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A pesar que varias municipalidades decidieron anular la medida de aumento de precio del transporte colectivo, nada deja presagiar que el movimiento que ha sacudido a Brasil en estos últimos quince días vaya a desinflarse rápidamente. Un movimiento que en realidad comenzó hace cuatro meses en Porto Alegre por el alza de 20 céntimos del pasaje y que hoy ha tomado otra dimensión.

«¿Por qué protesto? Necesitamos una reforma política, fiscal, ponerle fin a la corrupción, necesitamos mejores escuelas, medios de transporte” Sabina Santos, 29 años funcionaria de Sao Paulo.

La ira de los manifestantes que en un principio se focalizó en el aumento del precio del transporte, poco a poco fue desbordándose en Sao Paulo y se le fueron agregando recriminaciones por el costo de la organización del Mundial de fútbol 2014, la cual asciende a 12 millardos de Euros.

Que en el país de la religión futbolística, los jóvenes convoquen a través de las redes sociales a protestar contra el costo del Mundial es sin duda una bofetada a todos y cada uno de los discursos políticos no solo del Brasil de Lula y Dilma, sino de la región entera.

Prácticamente en todas las capitales de los Estados federados del Brasil se ha manifestado. Es una organización horizontal, sin etiquetas políticas, ni sindicales, ni líderes claramente visibles. Facebook, Twitter, Flickr, Instagram y YouTube los motores de las protestas. Agruparse y expresarse. Las redes sociales le otorgan a los jóvenes algo que los partidos políticos se niegan a darles. «Estoy aquí para mostrar que Brasil no es solo fiesta y fútbol. Tenemos otras preocupaciones» comentaba Daiana Venancio, 24 años, abogado.

¿Cómo se llegó a ésta situación?

Sin duda, el llamado “milagro” brasileño fue inflado por una opinión pública interna y externa que elevaron a Lula al rango de semidiós, luego que éste sacara de la pobreza crónica a millones de personas con su plan “bolsa familia”. Pero el trabajo había que completarlo y esa «lower class» media creada por Lula, ahora le toca pagar agua, electricidad y transporte costosos. El gigante suramericano había tenido un crecimiento económico de +7,5% en 2010, +2,7% en 2011, +0,9% en 2012 según la OCDE. Actividad agrícola de +9,7% pero su actividad industrial –0,3%. La Bolsa en Brasil perdió 10 puntos en un año, fueron degradadas las notas de los bancos públicos y el consumo se estancó. En los últimos seis meses 13% de inflación solo en los productos de la cesta básica. Brasil ha entrado en una fase económica la cual está relativamente empobreciendo a la clase media. El proteccionismo de Dilma Rousseff entre las razones del frenazo del milagro económico brasileño.

Todo ello a seis meses de un año político crucial. En el 2014 habrá elecciones presidenciales y legislativas. Los manifestantes en su mayoría son de clase media instruida, que no forma parte de la base electoral tradicional del Partido de los Trabajadores hoy en el poder.

«Demostramos que no estamos muertos. Creyeron callarnos con un juego de fútbol pero Brasil no es solo fútbol» comentaba el estudiante Bruno Pastrana.

Sin duda, los jóvenes brasileños le están dando su propio maracanazo a Dilma Rousseff, quien paradójicamente antes de las manifestaciones mantenía unos buenos índices de popularidad.

Hoy la juventud brasileña luce decidida a recuperar la visibilidad de lo posible como activador de exigencias. Un espíritu que muy bien podría propagarse, entre los países vecinos del Brasil.

 

@LDeLION

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