Carta de Don Quijote a Nicolás por Orlando Viera-Blanco
Carta de Don Quijote a Nicolás por Orlando Viera-Blanco

Carta

 

«Por eso os digo: contra el indefenso, !jamás Nicolás! Tampoco invocar a Dios. Eso es no temer a su justeza. Has de temer a Dios, siempre. En temerle está la sabiduría…»

«Cuando esperaba oír nuevas de tus descuidos e impertinencias, di gracias particulares al cielo, el cual del estiércol sabe levantar los pobres. Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras, has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos; y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos, que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que la hambre y la carestía » (Carta de Don Quijote al gobernador de Ínsula Barataria, Sancho Panza). ¿Qué le hubiese escrito Don Quijote a Nicolás? Ensayemos…

Apreciado Gobernador: Una de las anécdotas más hermosas de mi vida, por sabia-no por victoriosa-  fue mi sandio enfrentamiento a los yangüeses en las colinas de la Mancha. Como he dicho, la experiencia es sabiduría misma, por ser la madre de todas las ciencias». Aquella mañana frente a los  aldeanos, sentí que la soberbia se apoderó de mi caballeresco linaje. Éramos Sancho, Rocinante y yo, pastando en el valle de Córdoba. Ordenó la suerte y el diablo-que no todas las veces duerme-que por aquel valle, una manada de arrieros yangüeses le hicieran pasar-a mi manso y poco rijoso alazán-un mal siniestro. Sucedió pues que Rocinante, saliendo de su natural paso y costumbre, sin pedirme licencia, tomó un trotillo…Aquellos arrieros recibiéronle con herraduras y con los dientes, y  le dieron de tantas estacas, palos y patadas, que le derribaron mal parado y jadeante al suelo. Al ver semejante despropósito,sumido en un intenso y aberrante dolor, sentencié en honor de mi ultrajado jamelgo:  «Sancho bien me puedes ayudar a tomar debida venganza del agravio que delante de nuestros ojos, le han hecho a Rocinante. Sancho ripostó. ¿Qué diablos de venganza hemos de tomar, si éstos son más de veinte y nosotros no más uno y medio? Yo valgo por ciento, respondí. Y sin hacer más discursos, eché mano a mi espada y arremetí. Los yangüeses acudieron a sus estacas, y cogiendo a entrambos, comenzaron a menudear sobre nosotros con grande ahínco y vehemencia. La paliza fue brutal.

El tema  es Nicolás, al decir del manco de Lepanto-albacea de mis aventuras-(¿lo conocéis?, buen chico este Cervantes), Sancho para que lo entendáis bien que metí la pata. No por ser nosotros uno y medio y ellos más de veinte, sino por violar el principio de la esencia. Por querer ser y tener, lo que no soy (potestad) o lo que es lo mismo, dejar de ser quien soy, caballero (que lo es todo Presidente). Sancho con voz enferma y lastimada dijo:»¡Ah, Señor Don Quijote!. Querría si fuese posible me dijera, ¿en cuánto le parece a vuestra merced que podremos mover los pies?. Contesté: «De mi sé que no había de poner mano a la espada contra hombres que no fuesen armados caballeros como yo. Así creo, que en pena de haber pasado las leyes de la caballería, ha permitido el dios de las batallas que se me diese este castigo (…)» Por eso os digo: contra el indefenso, !jamás Nicolás! Tampoco invocar a Dios en una batalla así. Eso es no temer a su justeza. Has de temer a Dios, siempre. En temerle está la sabiduría…No utilicéis armas sí desarmado va el enemigo, porque de resultar muerto un herido, no hay bulas (bulas significa en mis tiempos, decreto, ley, Resolución) que lo valide. No por el uso progresivo y diferenciado de la fuerza-como lo postula la bula 008610-reinarás más. Es con modestia- madre de todas las virtudes-como se gobierna. Tener en cuenta tus capacidades y oportunidades. Dad crédito a las obras, no a las palabras. Equidad, siempre equidad, sin acritud Nicolás. No es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Tener misericordia por si doblares la vara de la justicia, porque la venganza no es la mejor manera de proceder ante los enemigos, si es que lo son (un lugareño de una misma aldea, no es un extraño). La temeridad no es cobardía y retirarse no es huir. Temer a vuestra propia arrogancia como ejercicio de humildad, y que no os ciegue la pasión cuando sucediere juzgar algún pleito de algún enemigo. Actuar siempre con la verdad por delante, que comporta mesura sin represalias. Y nunca os creáis mejor que los demás, lo cual no-es bueno. Una cosa más: jamás os pongáis a disputar linajes porque del que abatieres serás aborrecido…

FEDOR DOSTOIEVSKI (Diario de un escritor 1873-76), escribió: «No hay obra más profunda y fuerte que Don Quijote. Representa la suprema expresión del pensamiento humano, la más amarga ironía que pueda formular el hombre y, si se acabase el mundo y alguien preguntase a los hombres: «Veamos, ¿qué habéis sacado en limpio de vuestra vida y qué conclusión definitiva habéis deducido de ella?», podrían los hombres mostrar en silencio el Quijote y decir luego: «Ésta es mi conclusión sobre la vida. ¿Podríais condenarme por ella?»

El Quijote finalizó su carta a Sancho Panza, diciendo:»Amicus Plato, sed magis amica veritas» [Aristóteles]. Soy amigo de Platón pero lo soy más de la verdad. Dígote esto en latín porque me doy a entender que después que eres gobernador lo habrás aprendido. Y a Dios, el cual te guarde de que ninguno te tenga lástima…».

 

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