El ataque a la laicidad por Luis DE LION
Luis De Lión Ene 18, 2015 | Actualizado hace 9 años
El ataque a la laicidad por Luis DE LION

Francia#11EEFE

 

La clase política y la opinión pública francesas, comprendieron rápidamente que los ataques terroristas del 7 de enero en París, no fueron solo contra la libertad de prensa. Se trataba de una certera embestida, a una de las bases, a una de las estructuras republicanas, como lo es la laicidad.

Ese sacrosanto principio de la separación entre lo religioso y el Estado, que en Francia lo consagró la ley de 1905 y luego se hizo constitucional en 1946. En la práctica se trata de la unidad entre los ciudadanos de diferentes religiones dentro de una misma sociedad, tal y como lo definió, Jean Baubérot : « la laicidad, es a la vez un reglamento jurídico y el arte de vivir juntos ».

Los ataques del 11 septiembre en New York, fueron contra el capitalismo y sus símbolos. Los ataques del 7 de enero en París, fueron contra laicidad y sus símbolos.

Por ello fue tan rápida, contundente y multitudinaria la reacción de los ciudadanos franceses, al ser convocados a la calle por su presidente, el pasado fin de semana.

La República laica es aquélla en la que las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión determinada, ni las creencias religiosas influyen sobre la política nacional. Algo inaceptable para el fundamentalismo islámico y totalitario de los yihadistas. Para esos bárbaros, es inadmisible la separación entre la sociedad civil y la sociedad religiosa.

Pero vivimos tiempos convulsos, en el que algunos consideran a la laicidad como un asunto antiguo que habría que cambiar. No tardarán otros en decir que, la Declaración Universal de los Derechos Humanos es, un principio arcaico, que habrá que adaptar.

La laicidad como un principio eminentemente europeo podría servir para justificar la ausencia de Obama en París, cuando más de 50 jefes de Estado dijeron presente y marcharon en paralelo a millones de ciudadanos. También fue tímida, la reacción de los gobiernos de América Latina, los cuales en su mayoría, dirigen Repúblicas laicas.

El caso venezolano es aún más grave.  Entre consideraciones electoralistas y pereza intelectual, se ha olvidado que Venezuela es – aunque cada vez menos – una República laica. Ni los tiempos de Dios, tan consumidos por un díscolo líder opositor. Ni la religión bolivariana que, tanto utiliza la dictadura, constituyen una garantía republicana, tan amplia y sólida como lo es el principio de laicidad.

“Le tengo menos miedo a los extremistas religiosos, que a los laicos que guardan silencio” Stéphane Charbonnier, Charb

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