Entre vacas flacas y esperanzas por Oscar Arnal
Ene 05, 2015 | Actualizado hace 9 años
Entre vacas flacas y esperanzas por Oscar Arnal

bolívares

El año 2015 será un año muy difícil para los venezolanos. El periodo de las vacas gordas se evaporó después de década y media de altos precios del petróleo. De siete dólares el barril en 1998, último año de la administración Caldera, llegó a promediar alrededor de cien. Ahora cuando vuelven las vacas flacas con el desplome del crudo somos más dependientes del rentismo petrolero.

Si algo afectó la «República Civil», donde por primera vez en la historia y durante 40 años se alternaron a través del sufragio presidentes electos por el pueblo, fue la «montaña rusa de los precios petroleros», que subieron y bajaron de manera súbita en múltiples oportunidades.

Antes de la aparición del petróleo, Venezuela fue uno de los países más pobres de la América Latina, a tal punto que a principios del siglo XX no se pudieron pagar las deudas y nuestras aduanas fueron asaltadas por las potencias europeas.

El oficialismo gastó más de la cuenta para asegurar los comicios presidenciales y municipales del 2012 y 2013. Y no ha habido correctivos. El 2014 sin evento electoral alguno era ideal para tomar las medidas indispensables en función de sincerar la economía. Sin embargo, se perdió la oportunidad.

Los ajustes para corregir los males que nos azotan: inflación, escasez y pérdida del valor adquisitivo de la moneda, entre otros, podrían hacer reflotar la economía en el mediano y largo plazo. Aunque ahora será mucho más difícil implementarlos con la caída de hasta 40% de la factura petrolera. Sin el carisma inconmensurable del finado y con el costo político en año electoral.

De alguna manera, se repite la fábula de la gallina de los huevos de oro. El dueño del animal, en vez de cuidar y alimentar a la gallina, que le ponía un huevo todos los días, terminó con su vida, pensando sacaría todos los huevos de una sola vez. Es lo que también ha pasado con el incremento del clientelismo y el gasto, llegándose a límites insostenibles. El cortoplacismo electoral acaba con el largo plazo. Hay que cuidar aquello de que «después de mí, el diluvio».

Las dos potencias económicas del planeta, EEUU y China, han demostrado que para que exista crecimiento debe haber una economía abierta y con seguridad jurídica. En América Latina, Chile y México, con más de 80 tratados de libre comercio, están entre los que más avanzan. A tal punto que en el país azteca ahora abren las puertas a las inversiones hasta en la estatal industria petrolera.

Un viraje de 180 grados en Venezuela derrotaría a quienes especulan contra la moneda y se aprovechan para apalancar ganancias. Desde que se inauguraron los controles de cambio el centro de la corrupción gira en torno a los dólares preferenciales. Con el consecuente círculo vicioso. Paradójicamente para acabar con el problema monetario e inflacionario habría que liberar el uso de otras monedas o adoptar alguna o algunas distintas al bolívar sin necesidad de eliminarlo.

Investigaciones rebelan que los países sujetos al derecho de origen anglosajón han progresado más. Entre otras razones debido a que lo que está en el subsuelo pertenece a los particulares. Hay más estabilidad. A que la influencia del calvinismo apuntala una moral que castiga la impunidad.

La estatización y las múltiples expropiaciones, en las más distintas áreas de la economía la han colapsado. Han aumentado la ineficacia y la corrupción. Fue lo que sucedió en Perú, en la época de Velasco Alvarado. Lo que provocó su caída, la del muro de Berlín y del modelo marxista. Rectificar y devolver estas propiedades al sector empresarial podría atraer las inversiones que el país está necesitando y empezar a generar confianza. El gobierno debería salir de las empresas que le son deficitarias y que desangran el patrimonio. Es la mejor manera de reducir gastos y generar nuevos ingresos con su venta y los impuestos que empezarán a producir sus ganancias. Una forma de dinamizar la economía. Que tendría que complementarse con la eliminación de subsidios no indispensables, la unificación cambiaría y la reducción al mínimo de las dádivas petroleras. Solo manteniéndolas a aquellos países donde el estado de la economía y la pobreza estén en peores condiciones que la nuestra.

Las cifras del Latinobarómetro de América indican que 80% de la población, proyecta un peor 2015. Lo que indica que las expectativas están muy bajas. El gobierno tomando las previsiones anunció que se reserva la publicación de las cifras económicas.

En el 2015 tendremos elecciones parlamentarias. A pesar de la desconfianza que existe con relación al CNE no hay que sembrar aún más dudas. Una parte de quienes no votan, no concurren por el argumento del fraude. Si la alternativa democrática participa de manera masiva logrará la mayoría. La oposición debe unirse, llamar a votar y no caer en la trampa de la violencia.

@OscarArnal

osarnalg@ucab.edu.ve