El economista y profesor universitario José Guerra nos presenta un análisis de la economía venezolana, en el cual desmenuza en excelente síntesis los procesos económicos que van desde 1999 hasta 2012. No deja piedra sobre piedra en esta rigurosa revisión que se basa en la propia literatura chavista y en las leyes, en especial las habilitantes.

En el capítulo II, titulado El viraje económico, demuestra cómo Chávez venía cambiando de una economía ortodoxa a una de capitalismo de Estado, y luego a una “economía socialista”.

Estos saltos no tenían ninguna fundamentación acertada, digamos para tomar solo un ejemplo, lo que significó la Ley de Tierras y el absurdo de querer aplicar la teoría del valor al sector agroalimentario fundamentándose en el marxismo; resultó todo lo contrario, porque Marx tuvo el cuidado de excluir de sus análisis al sector agroalimentario y minero, ya que estos dependían de características muy particulares del suelo y del subsuelo; por tanto no se les podía aplicar lo de la cantidad de horas de trabajo para determinar su precio; sin embargo Chávez cayó en este disparate.

Declarar la “economía socialista” y “el socialismo del siglo XXI” vienen a constituir la raíz de la crisis económica que estamos viviendo, pues Chávez le declara la guerra a la iniciativa privada, y lo que es peor, se burla de los resultados del referéndum constitucional de diciembre de 2005, cuando son rechazadas todas sus propuestas y en un gesto de soberbia las impone a través de leyes habilitantes, contrariando los resultados de la consulta y colocándose al margen de la Constitución que, como es sabido, diseña un país democrático y una economía mixta que nada tiene que ver con ese “poder comunal” ni con ese “socialismo del XXI”.

Ese capítulo II al que hemos hecho referencia constituye la médula del “Legado de Chávez”, que no es otro que la profunda crisis que estamos viviendo. Estas “teorías” trasnochadas propias del siglo XIX producen un “legado” que Maduro se empeña en profundizar, y allí no ha hecho otra cosa que profundizar la crisis y colocar la situación en términos muy simples: no hay solución a la crisis si no hay un cambio de gobierno y de régimen, y así está planteada la situación venezolana. Ya la economía no resiste “parches”, tiene que haber un cambio de modelo para lo cual se necesita construir las fuerzas alternativas mediante la unidad más amplia. Dicho de otro modo: la unidad nacional.