Una división que vencer por Jorge Millán - Runrun
Luisana Solano Jun 19, 2014 | Actualizado hace 10 años

Polarización

 

La división política que ha propiciado la «revolución bolivariana» ha sido construida desde las diferencias que han existido entre las clases sociales que conforman la sociedad venezolana. Estas diferencias se agudizaron debido a  la crisis económica de finales del siglo XX, que  estrechamente vinculada a la  baja de los precios del petróleo, condujo a un incremento de la pobreza. La depauperación de vastos sectores del país dio el espacio para que se exacerbaran las desigualdades y se usará el resentimiento creciente para construir un muro imaginario entre «pobres y ricos», combustible fundamental para el proyecto del socialismo del siglo XXI.

La división político social construida por el chavismo para poder tener acordonado su caudal electoral, ha contado con la ayuda de la herencia que nos dejó el  proceso de crecimiento de nuestras ciudades. El mismo se caracteriza por un flujo de lo rural a lo urbano, signado por el desorden, fruto de la expectativa de hombres y mujeres provenientes del interior del país y en menor medida del extranjero, que veían en las ciudades de este país petrolero la posibilidad de desarrollar su proyecto de vida y de satisfacer su deseo de superación.  El remedio a las penurias que sufren en sus comunidades de origen, es trasladarse a zonas con mejores oportunidades, lo cual provocó una concentración poblacional que no contó con la planificación apropiada, y género frustración para quienes la expectativa de un mejor nivel de vida no se hizo realidad.  El saldo de esta nueva distribución poblacional del país, fue ciudades saturadas y sectores rurales menguados. Ahora bien, este crecimiento significativo produjo tanto espacios para una clase media pujante como para grandes sectores populares. Así se generaron nuevas urbanizaciones privadas y populares con los servicios adecuados, pero por otra parte, barrios con casas auto construidas sin las condiciones adecuadas para una vida con calidad. Esta división entre lo urbano y lo popular-rural junto con la prédica de la lucha de clases ha configurado espacios territoriales con determinadas inclinaciones políticas.

La Venezuela de hoy, polarizada en lo político, ha sido objetó de un intento sistemático por convertir las zonas populares en zonas de intolerancia política reservadas para las ideas y proselitismo oficialista. Este esfuerzo se ha visto acompañado por resultados electorales que visibilizan la división política en un plano territorial. Donde las «quintas y apartamentos» son opositores y los de los «bloques y ranchos» son oficialistas.

Ahora bien cabe preguntarnos, qué se ha hecho para romper esta estrategia que persigue que nos mantengamos divididos mientras unos pocos aprovechan esto para permanecer en el poder y desfalcar el país.

Lo cierto es que el país nunca podrá recomponerse, vencer el odio sembrado y superar el resentimiento si no logramos construir puentes sólidos y perdurables entre estos dos mundos en los cuales se ha querido encasillar a los venezolanos.

Es fundamental para reconstituir la nación comprender que todos nos necesitamos, que sin cooperación y respeto mutuo nunca podremos progresa . Acabar los estigmas, los estereotipos, las clasificaciones prejuiciosas que se han querido achacar a la clase media o a la clase popular es una de las tareas pendientes y más urgentes para que juntos podamos dar al traste con el modelo de miseria en que quieren convertir  a Venezuela.

Hemos realizado una serie de testimoniales que compartiremos con ustedes en los próximos artículos donde miembros de nuestras comunidades populares exponen la situación del país y como la misma nos afecta a todos por igual. Si lográramos hacerle entender a cada venezolano este planteamiento podríamos dar un paso gigantesco en el camino de nuestro reencuentro y la posibilidad de configurar una visión incluyente que nos conduzca a una Venezuela donde unidos saquemos al país de la crisis y avancemos hacia el progreso.