¡Las pesadillas de ser feliz!, por Carlos Dorado - Runrun
¡Las pesadillas de ser feliz!, por Carlos Dorado

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Sin duda alguna, que la vida en sus orígenes, fue muy dura para los humanos, y la misma ha venido mejorando poco a poco con el pasar de los tiempos, hasta llegar a un estado de bienestar casi ideal, en una buena mayoría de los países del mundo. 

Hace diez mil años, el Hombre de Cromañón, luego de haber pasado todo el día buscando a un animal para cazarlo y poder alimentarse, quizás a último momento tuvo que abandonar la tarea, y salir corriendo ante la presencia de algún tigre “dientes de sable” que veía en él, su propia comida.

Hace unos dos mil años, algún soldado Romano, perdido en el medio de las montañas de Mongolia, con frío, hambre, cansado y desnutrido, sólo tenía una aspiración: Poder regresar vivo a casa en sus últimos años (en cuya época, la expectativa de vida no pasaba de los cuarenta años).

Hace unos quinientos años, en medio del Atlántico, y tras muchos meses navegando sin destino cierto, y a manos de un italiano loco que decía poder llegar a India por el otro lado, muchos de los ex-prisioneros españoles vivían durante meses, en condiciones inhumanas en una total incertidumbre.

Hace  apenas unos ochenta años, en medio de algún cruce de fuego en plena Siberia; algún alemán, consciente de que la batalla estaba perdida, y arrepentido de seguir los ideales de un demente, sólo aspiraba poder volver a vivir en paz.

Hoy en día, a pesar de que no tenemos que luchar contra otros depredadores para poder comer, o en una guerra en la dura Siberia; los habitantes del mundo occidental, que es la zona de mayor riqueza económica y bienestar económico, están siendo atacados por una enfermedad que se ha propagado a un ritmo alarmante: ¡La depresión!

Únicamente en los últimos veinte años, el índice de suicidios en esta zona se ha incrementado un 30%, y aunque no tenemos la estadística del hombre de Cromañón, ni de la población romana, o el de las naves conquistadoras, o las guerras mundiales; estoy seguro de que no barajaban el suicidio como opción, ni ello les pasaba tanto por la cabeza ¡Al revés, la lucha era por sobrevivir, y no por morir voluntariamente!

¿A qué se puede atribuir el hecho de que en teoría estamos pasando por uno de los momentos de mayor bienestar en la historia de la humanidad; pero sin embargo, somos una de las generaciones más infelices?

Quizás la respuesta esté en el hecho de que tenemos tantos medios y tanta tecnología para facilitarnos la vida, que terminan haciéndonos el efecto contrario: ¡Complicándonosla!; a través de una gran vitrina del mundo: Las Redes Sociales.

Donde la gran mayoría, en la desenfrenada búsqueda de una mayor cantidad de amigos, de “likes”, de “followers”, etc.; le van consumiendo su tiempo, y  donde la vida normal y social, es sustituida por la “vida virtual social”, sobresaturándose de “información basura”, rápida, desechable, sin contenido, ni calidad; pero sobre todo empujando a que la gente esconda “su realidad y verdadera personalidad” para que aflore ese otro “yo social virtual”, que pueda garantizarle esos números que lo conviertan en un fenómeno en las redes sociales.

Un fenómeno, que afronta su cruda realidad, cuando apoya la cabeza en la almohada, y en esos minutos antes de dormir se percata de que logró engañar a todo el mundo, sin darse cuenta de que terminaron engañándole a él mismo; al hacerle creer que está siendo feliz.

Pero cada vez, más y más noches dejan de ser de sueños, para irse convirtiendo poco a poco en noches de pesadillas.

cdoradof@hotmail.com