¿Cuál será el nuevo rumbo del comercio colombo-venezolano? - Runrun
¿Cuál será el nuevo rumbo del comercio colombo-venezolano?
En el comercio colombo-venezolano se registra una historia trágica para nuestra nación, al abandonar la CAN en 2006 por órdenes de Chávez

 

@froilanbarriosf

Recientemente Luis Alberto Russián, presidente ejecutivo de la Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana (CAVECOL), anunció con optimismo su proyección del comercio binacional con Colombia. Según el directivo, este llegaría a los 1200 millones de dólares este año. También hace referencia a 2008, cuando “el comercio recaudó 7000 millones de dólares de intercambio binacional”. Este “disminuyó en 2020 a 224 millones de dólares, debido a los problemas diplomáticos y la pandemia”.

En realidad, cuando hablamos de relaciones comerciales entre naciones, debemos hurgar en el significado de los fríos números. Así conoceremos con precisión cuáles son los beneficios que extrae cada economía en el intercambio acordado; dicho en criollo, cuál es el fiel de la balanza comercial entre los países que participan en acuerdos de libre comercio o de integración.

Nos parece muy bien que fluya el intercambio entre dos países históricamente relacionados, en iguales términos. Es también vital conocer cuáles sectores de la economía venezolana participarían y cuántos empleos directos e indirectos se generarían en el mercado laboral nuestro. Ya que ser solo compradores o, mejor dicho, importadores, en muy poco beneficiará a millones de venezolanos; los de aquí y los que han emigrado en busca de una vida digna. Y solo creará empleos en el país exportador.

Integración pionera

En materia de relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela, en lo que va de siglo XXI, se registra, lamentablemente, una historia trágica para nuestra nación. Sobre todo, al abandonar unilateralmente la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en 2006, siendo el tratado de integración comercial pionero en el planeta, incluso predecesor de la Unión Europea.

En efecto, en la conformación del Pacto Andino, el 26 de mayo de 1969, cinco países sudamericanos (Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú) firmaron el Acuerdo de Cartagena para la integración y la cooperación económica y social. El propósito conjunto fue el de mejorar el nivel de vida de sus habitantes. Luego se adhirió Venezuela, en 1973.

Posteriormente, los cambios en la economía global impactaron el desgastado modelo de “sustitución de importaciones”, predominante en los setenta, que con altos aranceles protegía la industria nacional; luego, a finales de los ochenta, se pasó al modelo abierto. Ello marcó el contexto para reformar el Acuerdo de Cartagena y adaptarlo a los cambios en el escenario internacional, creándose la CAN en 1997.

Liderazgo venezolano

Venezuela asumió el liderazgo económico de la CAN como acuerdo de integración económica, cultural, social, jurídica y académica. Este fue reconocido como modelo a escala mundial, al conformar el Parlamento Andino, Tribunal de Justicia y numerosos acuerdos académicos donde se reconocía el ejercicio profesional de las carreras universitarias en los países andinos. Adicionalmente existía el Consejo Laboral Andino, integrado por 15 centrales sindicales de los países firmantes del acuerdo, vigilantes de las relaciones de trabajo en la región.

En materia económica el intercambio entre Venezuela/Colombia en la CAN registró hacia 2005 un volumen cercano a los 4000 millones de dólares (Beltrán M./Chávez M, 2008); sumándole adicionalmente 1000 millones de dólares con el resto de países integrantes de la CAN. Ello generaba en Venezuela alrededor de 500.000 empleos, entre directos e indirectos. 

Chávez, el Atila del comercio colombo-venezolano

Toda esta estructura de relaciones de integración se vino al piso con la decisión del entonces presidente, Hugo Chávez, de retirar a Venezuela de la CAN en 2006. Aducía que la firma de los tratados de libre comercio firmados por Colombia y Perú con EE. UU. eran una «puñalada trapera a la CAN». Semejante capricho “lo adornó” enviando tropas y armamento a la frontera andina y zuliana para combatir al neoliberalismo del presidente colombiano Álvaro Uribe. Recordemos que envió unos tanques de guerra que no pasaron de Carora por el mal mantenimiento en los cuarteles.

Como un Atila del siglo XXI, redujo al mínimo la zona industrial de Ureña en el Táchira y el comercio por la frontera con Maicao. Como trágico corolario, la producción de SIDOR y empresas básicas de Guayana, la industria automotriz, las autopartes, entre otros rubros, perdieron un mercado importante.

La debacle no se detuvo allí. Por el contrario, se acentuó más con los decretos de emergencia emitidos por Maduro que redujeron el comercio por la frontera zuliana entre 2015 y 2018 a niveles de trueque, contrabando y marginalidad. Este perfeccionó la gestión destructora al eliminar definitivamente el comercio con el cierre de embajadas desde 2019 hasta el sol de hoy. En esa oportunidad la “batalla” era contra el presidente colombiano Iván Duque.

En resumen, la mención que hace CAVECOL a los 7000 millones de dólares de 2008 es referente a la deuda originada en su mayor parte por la exportación de alimentos de Colombia hacia Venezuela en esos años.

Por tanto, esperamos que esa relación no vaya a ser igual a la que se anuncia con la llegada de Gustavo Petro al poder el próximo agosto 2022.

Conociendo la estirpe de Maduro, quien conjuntamente con su predecesor Chávez no les importó fulminar cientos de miles de empleos y quebrar sectores de la economía en función de una pose ideológica que ha llevado a la ruina a Venezuela, veremos una nueva versión de la economía de bodegones. Esa que en nada ha mejorado la condición de vida de la precaria población venezolana.

*Movimiento Laborista.

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