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Opinión

Putin, un paria planetario

Putin, un paria planetario, por Froilán Barrios Nieves. Foto AP_Francisco Seco
Froilán Barrios Nieves
16/03/2022
Las marchas en rechazo a la guerra de agresión contra Ucrania se multiplican en las capitales del mundo

 

@froilanbarriosf

Al cumplirse tres semanas de guerra salvaje del régimen ruso crece la ira del criminal Putin ante la incontenible conexión emocional de solidaridad global con el pueblo ucraniano y su presidente Volodímir Zelenski. Las marchas en rechazo a la guerra de agresión contra Ucrania se multiplican en las capitales del mundo con centenares de miles de asistentes.

Putin, quien creía asaltar en 2 días a Kiev, pasearse como un césar romano en la céntrica plaza de la Independencia y nombrar un gobierno prorruso, siente en carne propia el desprecio de multitudes. En Rusia han arrestado a más de 18000 manifestantes contra la guerra; en el canal de TV oficial una periodista filtró un cartel el 14/3/2022 denunciando lo prohibido: decir la verdad sobre el conflicto. “No a la guerra, paren la guerra, no crean en la propaganda, aquí les están mintiendo”.

Este rechazo nacional y mundial ha desquiciado al tirano al extremo de imponer una ley en la Duma que condena con penas carcelarias de 15 años y multas de 12.000 dólares a los periodistas que difundan la verdad sobre el frente de guerra en Ucrania. A los ciudadanos que protestan los acusan de traidores a la patria, en este caso a los planes macabros de Putin y sus oligarcas.

Las noticias del holocausto al que ha sometido a Ucrania no son halagadoras. A pesar de haber difundido una vasta campaña de calumnias, acusando al gobierno de Zelenski de “nazis y de agresores al pueblo ruso”, los partes de sus generales, algunos de ellos caídos en combate, anuncian desmoralización de la tropa y desgano en la ofensiva. Lo que explica cómo un ejército de 200 000 soldados requiere contratar a mercenarios sirios para derrotar a un enemigo de menor envergadura.

En una huida hacia adelante, Putin intensifica los bombardeos, el secuestro de alcaldes y personal médico. Un ataque inmisericorde a la población civil con la intención de desmoralizar al pueblo ucraniano.

Por el contrario, este ha respondido con un talante patriótico. Decenas de miles de ciudadanos de 50 nacionalidades han ingresado a territorio ucraniano a incorporarse a los campos de batalla, despertando el sentimiento de nación en la población martirizada. Mientras, en la Unión Europea y EE. UU. han recibido a más de 3 millones de refugiados siendo más de la mitad niños y adultos mayores.

Putin, más solo que Stalin

En la otra baranda, en la acera del dictador, cunde la rabia, el aislamiento y el desconcierto ante las certeras sanciones de EEUU y la UE. Hoy Putin luce más solitario que Stalin antes de su muerte. Ya han abandonado el país más de 200.000 rusos por Finlandia y 20.000 por Georgia, temerosos de que retorne la tenebrosa época de la URSS y el sistema descrito por George Orwell en su famosa novela 1984. Como dato particular, ni siquiera en Moscú ha habido manifestación alguna de apoyo a la invasión, tan solo en la Republicana Centroafricana unos pocos acudieron a solidarizarse con Putin.

En la ofensiva criminal contra Ucrania resalta el pánico del exagente de la KGB al mundo occidental. Y a sus valores: las libertades económicas y sociales y el referente de la democracia que, con todos sus defectos, ha demostrado que la humanidad puede convivir en paz a pesar de las diferencias.

Para Putin, Lukashenko y unos cuantos líderes autoritarios en Oriente y Occidente, estos son conceptos degradantes de las sociedades. Las cuales “requieren mandatarios de mano dura”. Para estos tiranos, las democracias son decadentes, dominadas por la sensiblería de la libertad de expresión, no son viriles y no son capaces de hacer la guerra.

La inmolación de Ucrania

Pretender continuar con el argumento de que la invasión a Ucrania por Rusia ha sido culpa de la OTAN y la UE, con sus pretensiones de extenderse hacia el Este, es una excusa vana y perversa. La última vez que una fuerza extranjera pisó el territorio ruso fue en 1945, al final de la segunda guerra mundial.

Hoy Ucrania se ha inmolado en nombre de la humanidad y no ha sido en vano su sacrificio. Ha convertido a su agresor, el criminal Putin, en un paria planetario, odiado por todo el mundo. No en balde ha sido despreciado en todos los escenarios económicos, sociales, culturales, deportivos, etc.

El heroísmo del pueblo ucraniano deberá ser compensado con el enjuiciamiento del dictador y sus oligarcas en la Corte Penal Internacional como criminales de guerra, tal como fueron tratados los nazis en los juicios de Núremberg. Así también con la reconstrucción del país como tarea de la comunidad internacional, luego de consumada la derrota del invasor.

La osadía de Putin no tiene parangón. No tuvo consideración alguna con los habitantes de este mundo, sobrevivientes de la peor pandemia en los últimos 100 años, quienes tratando de recuperarse en 2022 son sorprendidos ahora por un conflicto de impacto global, producto de una mente torcida solo comparable con la de quienes asolaron al planeta durante el siglo XX.

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*Movimiento Laborista.

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