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Salir de hiperinflación mediante el genocidio salarial

Imagen: fragmento de la obra sin título (1956) de Zdzisław Beksiński, publicada en la cuenta @ArtistBeksinski, de Twitter

Es remarcable que los sesudos análisis de economistas nacionales y extranjeros no resalten la implacable política salarial de la dictadura

 

@froilanbarriosf

Según el reportaje Cómo salió Venezuela de la hiperinflación y qué significa para la golpeada economía del país (11/1/2022), de BBC Mundo,  Venezuela «Cuatro años y dos reconversiones monetarias después, Venezuela sale del ciclo de hiperinflación en el que se encontraba desde 2017. El Banco Central de Venezuela (BCV), la institución público bancaria del país, dio a conocer el sábado las cifras de inflación: según el Índice Nacional de Precios al Consumidor, la variación intermensual de precios en diciembre fue del 7,6 %. Esto significa que Venezuela ha cumplido exactamente doce meses con una variación por debajo del 50 %, considerado por los expertos como el umbral de la hiperinflación».

Esta afirmación es secundada por algunos expertos economistas locales, quienes no dudan en afirmar que el fin del ciclo hiperinflacionario representa una “excelente noticia”, al acumularse para 2021 una inflación cercana al 862,6 %.

¿Será cierto que la cordura de la disciplina fiscal penetró la ideologizada y disparatada política económica del tirano? No lo creo así. Devela su objetivo de mostrarle al mundo una “economía estabilizada” pese a las “sanciones imperiales”. Aun cuando la procesión vaya por dentro ante la realidad que sufren diariamente los venezolanos. Los mismos que, no siendo expertos en indicadores económicos, conocen el calvario diario de la subsistencia y la farsa de la recuperación del modo de vida de la población.

Crecimiento vs salarios miserables

Por tanto, es remarcable que los sesudos análisis de economistas nacionales y extranjeros no resalten la implacable política salarial que ha congelado a niveles ridículos los montos de salarios, pensiones y jubilaciones de los trabajadores venezolanos.

A esta política criminal del autonombrado “presidente obrero” se debe agregar el congelamiento de las partidas presupuestarias de salud, educación e infraestructura vial. Así como de los situados constitucionales de los estados y municipios; al abandono de las empresas estatales sin mantenimiento y convertidas en chatarra por la desidia gubernamental. 

Tomemos como muestra las universidades autónomas tomadas como blanco del desprecio del Ejecutivo nacional. Vemos cómo las han reducido a la inopia y a la mendicidad para luego aparecerse como samaritanos protectores de instituciones incluso consagradas como patrimonio de la humanidad, como la UCV. Hoy todas condicionadas por la tiranía a la ruina y al quebranto con presupuestos exiguos.

El doble rostro de la dictadura

La dictadura muestra doble rostro. A las instituciones heredadas de la democracia las maltrata y hostiga con asignaciones miserables; mientras que impone políticas de recaudación onerosas como es el caso de notarías y registros, cuyas tarifas inconstitucionales las aplican en petros, con costos desmedidos; aun cuando los venezolanos ganan en bolívares y utilizan los dólares como transacción en una economía devaluada.

Cómo no le van a cuadrar las cuentas a un régimen que condena a 8 millones de trabajadores del sector público (activos, jubilados y pensionados) a 7 bolívares, es decir 1,7 dólares mensuales. Con asignaciones adicionales bajo la figura de bonos y cesta alimentaria, sin ninguna incidencia salarial y entregadas discrecionalmente en montos cercanos a los 2 y 3 dólares. 

El dictador complementa este infernal genocidio salarial con la anulación de la contratación colectiva y la libertad sindical en el sector público; las reduce a caricatura cuando publicita la firma de algún convenio impuesto desde el Ministerio del Trabajo

Ni la China del capitalismo salvaje de Xi Jinping goza de tales prerrogativas para su disciplina fiscal en materia de personal y social. En nuestro caso la distancia sideral se manifiesta entre una canasta alimentaria cuyo monto es de 370 dólares y la risible paga del sector público. 

Apartheid salarial y diáspora

En nuestro país quienes escapan de los efectos de este apartheid salarial son quienes laboran en el sector privado, los que complementan sus ingresos con las remesas del extranjero y quienes se multiplican en jornadas de 12 y 15 horas diarias en variadas labores para subsistir. El otro grupo es el resto de venezolanos obstinados de la barbarie y aquellos que partieron en la diáspora a buscar otros escenarios en búsqueda de un mejor vivir.

Valdría la pena hurgar también en estas áreas de la realidad socioeconómica a la hora de pontificar sobre la condición de vida de la población venezolana. Y no detenerse solo en los fríos indicadores de la política fiscal y monetaria de la dictadura madurista, empeñada en anunciar un bienestar que no existe y traducido en desgracia nacional.

*Movimiento Laborista.

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