Resurgimiento del cine carcelario - Runrun
Carlos Nieto Palma Dic 04, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Resurgimiento del cine carcelario

El cine carcelario resurge con La causa, donde el cineasta Andrés Figuereo desvela la trágica vida presidiaria en Venezuela. Foto en Infobae

@cnietopalma

Son las 5 de la mañana de un martes en Caracas. Una tarea pendiente no me dejaba dormir y era expresar mi beneplácito por el resurgimiento del cine carcelario en Venezuela. No tenía idea de cuán largo sería este escrito. Mis amigos saben que no me gusta hablar de boberías.

Ha nacido una nueva película del cine penitenciario llamada La causa (*), un documental dirigido por el joven cineasta Andrés Figueredo. Tras una década de grabación encubierta en las cárceles más peligrosas de Venezuela (11 en total, en las que obtuvo más de 400 horas de material audiovisual), el filme nos revela la compleja realidad vivida en el submundo venezolano del crimen.

Este documental nos transporta a una verdadera distopía en la cual los presos tomaron el control de los centros penitenciarios, establecieron sus propias leyes y organizaron sus ejércitos, creando Estados paralelos que han agravado la crisis humanitaria que experimenta la nación sudamericana. 

Muchas veces hemos hablado del caos de las cárceles del país sin que el Estado Venezolano jamás haya hecho el mínimo caso. Porque los presos son los hijos de nadie, nunca se les hace caso.

La situación de Venezuela es grave en materia carcelaria, aquí se  vive una eutanasia carcelaria. Y hacer cine para mostrar este horror es cosa de valientes.

Realmente felicito a sus realizadores, a la gente que dio su alma para “enseñarle al mundo lo que estaba pasando en las cárceles”, como dice Figueredo que se prometió hace 11 años, al visitar -invitado por Gilbert Caro, la cárcel El Rodeo. Allí quedó espantado al ver lo que parecía ser un esqueleto tirado en una esquina de la enfermería del presidio, hasta que de repente se movió… era un preso wayúu con una tuberculosis terminal. Por eso quiero agradecer a todo el equipo de Gran de Cine, a su director Bernardo Rotundo y a Beatriz Freire, que me metió en este lío.

Por último, quiero recalcar que en Venezuela se ha hecho cine en las cárceles; cine de excelente calidad rodado por presos, por allá en los años 90. O tal vez algunos años más, cuando una soñadora del país, de esas que marcan épocas, y cuyo nombre es Livia Montes, creó el Cine Club Waleker, una organización totalmente altruista para impulsar esta especie de locura que es el cine penitenciario. Y lo hizo en varias cárceles venezolanas. Fue una idea utópica de una mujer que murió hace tres años, el 25 de julio de 2017, pero que su corazón y legado permanecen con nosotros; una amiga fiel y querida y que desde el más allá, seguro aplaude estas líneas. Livia, no sabes cuánto te extraño, después escribiré más de eso y de nuestros pasteles de chucho y pisillos de chigüire.

Gracias a Andrés Figueredo, aún hay una tarea pendiente: crear la Escuela de Cine Penitenciario Livia Montes. Eso es contigo, Bernardo Rotundo; cuento con tu apoyo.

(*) La causa. Guion: José Cheo Ostos y Andrés Figueredo. Producción: Andrés Figueredo – Capitolio. Fotografía: Andrés Figueredo, Julio César Castro, José Cheo Ostos, Óscar Castillo. Montaje: José Cheo Ostos. Música: Armando Añez y Leo Aldrey.

cnietopalma@gmail.com

Tráiler de La causa, en el canal de Journeyman Documentaries de Youtube.

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