La inflexión o, más bien, la “sin flexión”

Ilustración de Alexander Almarza, @almarzaale
Recuerdo que cuando emprendí este maravilloso camino que es la comedia, mi mentor, el gran Reuben Morales, me comentó que esto era como un apostolado, que muchas veces tendría que hacer sacrificios por el oficio. La verdad, hasta ahora no había entendido las cosas terribles que uno debe hacer a veces en nombre del humor.
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Ilustración de Alexander Almarza, @almarzaale @SoyJuanette Recuerdo que cuando emprendí este maravilloso camino que es la…
Todo comenzó hace algunas semanas, cuando mi buen amigo Alex Almarza, quien tiene a bien ilustrar mis columnas, me hiciera una petición. Debo aclarar que, si hubiese escrito estas líneas unos meses atrás, habría escrito “quien ilustra mis columnas sin esperar nada a cambio…” Pero justamente pasó lo contrario: ¡Sí esperaba algo a cambio!
Lo que comenzó como un simple reto en redes sociales y en una broma entre amigos (al menos eso creía yo), se transformó en una de las cosas más terribles de mi vida, porque Alex, quien yo pensaba era uno de mis mejores amigos, me pidió algo terrible, inimaginable, una cosa que marcaría no solo nuestra amistad sino mi vida para siempre: que hiciera 25 flexiones de pecho… no una sino 25.
Recuerdo perfectamente aquel 6 de octubre, día de la muerte del cantante Eddie Van Halen. Yo me estaba levantando, y luego de cambiarme el pijama de dormir, y ponerme el pijama de trabajar, abrí las redes sociales y leí esa frase lapidaria donde, quien hasta ahora pensé era mi amigo, me hacía un reto público: “nomino a mi #hermano de la #CadenaCapriles @soyjuanette a que haga 25 flexiones de pecho. Lúcete #pequeñoJuan”.
Corté la comunicación, pues pensé que tal vez lo olvidaría pasado un par de días, pero esta terrible persona me llamó por teléfono, se me apareció en forma de correo y además siguió retándome en las redes sociales. Debo confesar que pensé que Alex capaz lo dejaría pasar, pero hay un problema con los amigos y es que conocen tus puntos débiles.
Aquel viernes amaneció lloviendo terriblemente en Buenos Aires, hasta granizó, lo que vaticinó el desastre que se venía: al abrir mi correo vi un mail de Alex con el asunto “ULTIMATUM”, y cuando comencé a leer me quedé congelado, pues nunca pensé que esta persona era tan cruel.
El tipo escribió lo siguiente: “Si quieres que siga ilustrando tus columnas de humor, tendrás que hacer las 25 flexiones”. Posdata: ¿O te paso mi tarifa semanal por ilustración? Ahí me di cuenta lo frío y calculador que puede ser este señor para cumplir sus objetivos; debo quitarme el sombrero, es un enemigo terrible porque realmente me conoce bien: hay una sola cosa que odio más que el ejercicio, y eso es desprenderme de mi dinero.
Así que acá estoy, escribiendo acostado en el piso de mi departamento. Quiero aclarar que no estoy haciendo meditación o yoga, sino que quise cumplir el reto de Alexander porque no quiero perder su amistad (y tampoco sus ilustraciones).
¿Pero qué hago acá tirado entonces? Bueno traté de cumplir el reto y pude hacer dos flexiones de pecho, obviamente con las rodillas flexionadas. Pero bueno, como estoy un poco oxidado, me quedé duro, es decir, el lumbago vino a visitarme.
Pero no deben preocuparse, porque soy una persona que conoce sus limitaciones, así que antes de tratar de hacer las flexiones, puse a mi alrededor el computador, el celular, el cargador del celular (y el de la compu, obvio), comida para dos semanas, algunos libros, una linterna, velas, el botiquín de primeros auxilios, mi almohada, en fin, todo lo que necesito.
¿Que si pasé el reto o no? Si ve esta columna ilustrada, entonces Alex se compadeció y seguimos adelante… Ahora, si este escrito no tiene una caricatura, entonces hubo una inflexión: o más bien una “sin flexión” en nuestra amistad.
Seguiremos informando…
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