¡Vamos a consultar otra vez! - Runrun
Armando Martini Pietri Oct 22, 2020 | Actualizado hace 1 mes
¡Vamos a consultar otra vez!

@ArmandoMartini

A sectores de la oposición el ciudadano le cree tan poco como al palabrerío del régimen que se hace llamar “gobierno”. Preocupa la insistencia de unos cuantos proponiendo ¡otra vez!, una consulta popular. ¿Qué será lo que quieren saber? Porque si aspiran a conocer si queremos que Maduro siga en la desmadejada regencia, la respuesta es “No”. Y si la interrogante es ¿creen en la oposición G4? la contestación es la misma: “No”.

Una propuesta inconveniente por inoportuna y destiempo. La genuina, legítima consulta del 16J-2017 está aún vigente. Aprobada por unanimidad en la Asamblea Nacional, traicionada esa misma noche por la mayoría de los proponentes, que ahora de nuevo proyectan desconocerla, en un plagio que solo contribuirá a oxigenar al castrismo. Iniciativa interesada, conveniente, avalada únicamente por el cohabitacionismo colaboracionista del G4.

Si quieren estar al tanto de qué espera la inmensa mayoría, tanto chavistas, castro-iraníes y opositores, la respuesta sería la frase “¡que se vayan todos!”, como pedían los argentinos amontonados y desesperados frente a la Casa Rosada.

A estas alturas, poca duda puede haber de los culpables. Invasiones abusadoras, ladronas de cubano-castristas y fanáticos iraníes. Desconcierto e indiferencia del mundo diplomático, y la habladera europea que nunca ha sido generosa ni solidaria; desde tiempos de las incursiones de ellos mismos, siempre discutiendo sobre lo que están de acuerdo.

Los primeros responsables, venezolanos con derecho al sufragio, nos equivocamos y elegimos como representantes a los que piensan menos, prometen más o, aun peor, creemos se parecen al pueblo; viciosos del “salto atrás” que caminan en retroceso y de espaldas a la realidad:

1. Militares con el cuento de disciplinas, líneas de mando y demás violaciones potenciales, protegen al que paga o hace regalos.

2. La élite venezolana, empresarios, profesionales, políticos, comunicadores e intelectuales que se volcaron a defender al ya preso Hugo Chávez, convirtiendo al soldadesco derrotado y mediocre pelotero en esperanza popular.

3. Finalmente, al populismo socialista como el sonriente Obama, que con misteriosa ingenuidad actuando en la televisión cubana, creyó ponía a los Castro contra la pared.

Con el apoyo castrense jugando con trastos obsoletos que vendió la Rusia de Putin, con apariencia de líder industrial incapaz de fabricar un pequeño portaaviones; la complicidad de serviles y la delincuencia desperdigada, el castro-chavismo ha dominado por años prometiendo democracia, libertad y bienestar. Pero el chavismo es ya un cascarón vacío y nada representa.

El descaro de ciertos diputados jactándose, presumiendo de representantes del pueblo, ostentosos lo vociferan cuando conviene a sus intereses políticos, partidistas y propios, pero cuando toca escurrir el bulto, hacerse los locos, encubrir errores y fracasadas acciones, se resguardan en el siempre beneficioso pretexto de que la soberanía reside en el pueblo. Característica de la viveza politiquera criolla.

Se glorifica a la Asamblea Nacional por haber atendido el planteamiento de la Consulta popular. Un sinsentido adular a perjuros que irrespetaron la voluntad de más de 7 millones de ciudadanos el 16J. Expresan sin rubor que la consulta no es receta mágica, no es el final de una lucha que se nos ha hecho larga, es una herramienta ciudadana poderosa. Tienen años diciendo lo mismo, engañando. Lo peor, es que preparan el terreno para culpar al ciudadano de su inminente fracaso.

La subrayan como último recurso pacífico, democrático, electoral que queda en la Constitución. Y, aseguran, la comunidad internacional exige el cumplimento de este mecanismo cívico; añadiendo que «no podemos solos». Verdades y mentiras a medias, manipuladas a conveniencia, tratan de justificar la ineptitud o culillo parlamentario al negarse en su momento a activar el TIAR, R2P. Y y se niegan en aprobar el 187.11, la excusa: es el pueblo quien decide.

Destacan el resultado como fundamental para solucionar la desdicha y malaventura que padece y vive Venezuela. Embuste, no crean cantos de sirena; lo mismo decían el 16J. Y ratifican que consultar al pueblo no puede generar en ningún momento duda ni oposición, que sería como negar la Constitución y los procesos democráticos. Pero no mencionan ni explican que traicionarla es desleal, impúdico y criminal.

La ciudadanía se ha expresado en múltiples oportunidades. Anhela una conducción determinante, coherente, decidida; un estadista que asuma con valentía, lealtad, coraje y responsabilidad el reto de enfrentar el castrismo. Sin hacerle concesiones. La consulta banaliza la tragedia ciudadana, lacerada por la represión, el hambre y la miseria.

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