40 litros de agua (*) - Runrun
Caracas Mi Convive Oct 02, 2020 | Actualizado hace 1 mes
40 litros de agua (*)

@miconvive

40 litros de agua fueron los que violaron mi integridad y dignidad ciudadana, mis derechos. En las últimas 72 horas, esta ha sido toda el agua que he podido utilizar. 20 botellas de refresco para bañarme, cocinar y lavar “alguito” de ropa. Esta experiencia ha sido deprimente, pero al mismo tiempo me motiva a buscar una mejor situación para mí y los venezolanos.

Yo soy de Catia. A lo largo de mi corta vida he dedicado gran parte de mi tiempo a promover y defender los derechos humanos en las comunidades más vulnerables de Caracas. El haber nacido en una de ellas me hace comprender lo terrible que se siente vivir con limitaciones importantes en diferentes aspectos del ser humano.

Actualmente nos encontramos en un contexto aun más complicado del que vivíamos en nuestro país. La pandemia y el confinamiento han empeorado dramáticamente la calidad de vida de mi gente en los barrios caraqueños.

Es irónico: todos vemos y escuchamos en la propaganda oficial -que se encuentra bajo el control del totalitarismo- frases como “lávate las manos”, “la medicina es la prevención”. Ahora, yo me pregunto: ¿Cómo prevengo la covid-19 con 40 litros de agua? Esta pregunta la escucho en cada recorrido que realizo de la mano de mi equipo en Caracas Mi Convive, una organización que busca impulsar el liderazgo local para minimizar, junto con Alimenta la Solidaridad, la violencia y la inseguridad alimentaria en los sectores más populares del municipio Libertador en Caracas.

Mi ración de “patria”

En mi vida me dedico a escuchar, proponer y actuar por los diferentes sectores y problemas causados por las malas políticas públicas y la corrupción. Mi trabajo en los últimos años ha sido promover y proteger, directa e indirectamente, los derechos humanos de nuestros hermanos, fundamentando cada acción a favor de alguna comunidad.

Muchos pensarán que los que hacemos este trabajo escapamos de la realidad solo por ser las caras visibles de las propuestas que ejecutamos. Lamentablemente no es así: en cuanto al servicio de agua potable en donde resido, más allá de algunas fallas, nunca me había dejado de llegar.

Sin embargo, esta vez me tocó mi ración de “patria”: más de 80 días sin el servicio público generó en mí la sensación de tristeza y decepción más profunda que he sentido en lo que va de confinamiento obligatorio.

El joven positivo, trabajador e incansable luchador para que la gente se sume a nuestro trabajo, también se vio vulnerable frente a la crisis generalizada en nuestro país. Esos 40 litros de agua que tuve que cargar para bañarme, lavar “alguito” y cocinar, violaron mi integridad y dignidad ciudadana, mis derechos.

Esto que describo lo sufre la gran parte de los habitantes de Caracas, según los estudios realizados por el Monitor Ciudad. Ahí encontramos que, en promedio, el 49 % de los ciudadanos cargan agua hasta su casa. Además, el 55 % de los encuestados asegura recibir menos de 50 litros semanalmente. Con respecto a las horas promedio en las que las personas reciben agua por tuberías, lo hacen efectivamente solo 46 horas semanales, según el corte del informe de junio del presente año.

Carencias y red de líderes

A través de estos datos, evidenciamos la triste realidad que vive actualmente nuestra ciudad. Saber que esos mismos 40 litros de agua que denigraron mi dignidad ciudadana violentan de la misma forma la integridad del resto de las personas que conforman nuestra sociedad, sin contar lo que ocurre en el interior del país.

Aunque duele mucho ver estas cifras y vivir en carne viva lo que sufre la comunidad de Piso 100 en Propatria (parroquia Sucre, Catia), donde no llega agua desde hace 5 años, puedo afirmar que esta situación solo impulsa mi ánimo y la ganas de seguir trabajando por una Venezuela democrática, solidaria y productiva, donde cada quien cuente con servicios de calidad.

Sin duda, es difícil plantear una solución de inmediato al problema de los servicios públicos en nuestro país. Por eso considero que debemos seguir consolidando nuestro trabajo desde la red de líderes más importante del municipio Libertador y en cada barrio de nuestra capital. Así, sabremos cómo actuar cuando todo este tsunami de ineficiencia y corrupción pase; así, sabremos cómo aportar a la solución de las penurias que vive nuestra gente en la capital y el resto del país.

Solidaridad que redime

El trabajo no es fácil. Crear lazos de confianza no es algo que se logra de inmediato, pero si nos cargamos de proyectos y vamos reconstruyendo el tejido social de manera constante y estratégica, así como cargué esos 40 litros de agua, podemos lograr el capital social necesario para levantar a nuestro país y construir, juntos, la nación que merecemos.

Se trata de ser coherentes, de empatizar con el más o menos vulnerable, se trata de dar una mano. Eso fue lo que hizo mi vecina Ana: a pesar de que sabía que tendría 40 litros menos, me dio de su agua para poder bañarme. Ana fue solidaria y me ayudó, un ejemplo de miles que he visto en mi comunidad.

Hoy, más que nunca, creo en lo que hacemos, defiendo nuestras propuestas y promuevo el respeto y defensa de los derechos humanos en la capital. Cada comedor y cada comunidad de Catia cuenta con nuestro apoyo y esfuerzo. Ellos saben que vamos pa’ lante siempre, por nuestra gente, porque ellos lo merecen, porque  esto es nuestro. Nuestra Caracas.

(*) Artículo dedicado a todas esas personas que hoy deben cargar agua hasta sus casas, a las que creen en nuestro proyecto y a las que se sumen a partir de ahora. Gracias.